Macri baila con los buitres: la trama oculta del acuerdo con el gobierno de Argentina
Paul Singer eligió como artífices al primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, y al precandidato a presidente de EE UU, Marco Rubio, para forzar a la Argentina a pagar. Los intereses que explican el peso de los bancos JP Morgan y Deutsche Bank en la negociación que el ministro Alfonso Prat-Gay mantuvo con los holdouts.
La negociación del gobierno con los fondos buitre corrió por dos carriles paralelos. Por un lado, el secretario de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, se sentó en reuniones formales con Elliott Management, Aurelius Capital Management y los holdouts, y, por el otro, toda una agenda de negociaciones con emisarios políticos, lobbyistas y banqueros que establecieron las condiciones encubiertas del acuerdo.
A la hora de la negociación, el dinero de Wall Street fue más importante que la capacidad de negociación en el juzgado de Thomas Griesa y en la mesa del mediador Daniel Pollack. Paul Singer, titular del principal fondo buitre que litiga contra la República Argentina, movió sus contactos desde Manhattan hacia Washington y de allí a Jerusalem para mover las fichas de sus aliados políticos a los fines de alinear sus dos intereses: cobrar la extraordinaria cifra de 1200% de rentabilidad y alinear el tablero geopolítico contra los demócratas y contra Irán en Medio Oriente.Uno de los principales alfiles de Singer, un miembro prominente de la comunidad judía en EE UU, es Benyamin Netanyahu, primer ministro israelí, ya que financió su campaña a través de varios superPACs contra Irán.
El legislador Gustavo Vera, perteneciente a la agrupación La Alameda, explicó que uno de los intereses del establishment financiero en los Estados Unidos es reactivar el complejo militar-industrial, para lo cual necesitan continuar con las guerras en Medio Oriente.
"Es público que Singer entregó dinero a Netanyahu y que financia a Marco Rubio, a Ted Cruz y al partido Republicano en general. Ellos necesitan que se caiga el acuerdo con Irán, y que el mundo tenga una política más hostil hacia Medio Oriente, porque significaría que la política más pacifista de Obama de negociar con los iraníes, que se extiende a lo que el Papa hizo para frenar la invasión en Siria, es un fracaso."
El premier israelí se reunió por primera vez con el actual presidente de los argentinos el 18 de junio de 2014, a dos días de que la Corte Suprema devolviera a Griesa el litigio con los fondos buitre para que bloqueara el pago a los bonistas del canje.
Netanyahu hizo hincapié, en esa reunión, en la necesidad de derogar el acuerdo con Irán y el pago de la sentencia con un 1600% de ganancias.
"Todavía estamos asumiendo el fallo. Entiendo que el gobierno se va a sentar a negociar con Griesa para buscar la mejor solución. Sería muy malo para el país, que ya tiene problemas graves como la inflación, volver a caer en default", le contestó Macri.
Al día siguiente proclamó ante las cámaras de televisión que "ahora hay que ir, sentarse en el tribunal de Griesa y lo que él termine diciendo, hay que hacerlo. Ahora ya nos ejecutaron. Tenemos que ir y pagar.
El 21 de enero, en el marco del Foro de Davos, Macri se reunió por segunda vez con Netanyahu, luego de haber desactivado el llamado pacto con Irán. Para Macri, el encuentro fue de extrema prioridad, a tal punto de que lo realizó antes de encontrarse con el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Netanyahu, junto con el candidato a presidente de los EE UU por el partido Republicano, Marco Rubio, fueron negociadores cruciales del acuerdo buitre y del cambio de la orientación exterior.
De acuerdo a fuentes consultadas por Tiempo, algunos representantes de ambos líderes terciaron en la negociación para alcanzar un acuerdo que permita a la Argentina conseguir acceso al crédito pagándoles a los buitres, y manifestando una política que defienda los intereses de EE UU e Israel en Medio Oriente a cambio.
El lobby llega al propio gobierno macrista, dado que Patricia Bullrich y Laura Alonso pertenecen a la ONG Vital Voices, financiada por el propio Singer.
Quizás por esto el periodista de la BBC de Londres, Greg Palace, consideró que "Hillary Clinton, como Secretaria de Estado, intentó frenar el acto predatorio de Singer, pero este respondió utilizando su dinero para ayudar a elegir a un nuevo Presidente en la Argentina que salte a su llamado y le pague miles de millones".
El legislador agregó que "Singer no quería sólo un acuerdo económico, sino imponer condiciones políticas. Quería que la Argentina se convirtiera en una agencia de propaganda del Likud (Partido del premier Israelí) y eventualmente de los Republicanos". En este sentido, agregó que "lo de Rubio es bochornoso: fue a presentarse en el Departamento de Estado para exigir sanciones a la Argentina por no pagar a buitres y por no cooperar militarmente".
El secretario del Tesoro de EE UU, Jack Lew, también dio gestos favorables hacia la gestión de Macri cuando se reunió en la Cumbre del G-20 en China.
Lew destacó "los continuos esfuerzos de la Argentina para resolver esta larga disputa", y condicionó el otorgamiento de avales y créditos por parte de los organismos multilaterales de crédito, como el Fondo Monetario, el Banco Mundial o el BID al avance en las negociaciones.
Los bancos internacionales son la tercera pata del acuerdo, porque se han convertido en los garantes del endeudamiento necesario que permitirá que el gobierno le pague a los fondos buitre al contado. Los bancos que apoyarían la emisión de títulos serán prácticamente los mismos que accedieron al préstamo garantizado (conocido como repo) al Banco Central de la Argentina (BCRA) por U$S 5000 millones: JP Morgan, Deutsche Bank, HSBC, BBVA, Citi y UBS.
Los dos primeros tienen un triple objetivo: por un lado, destrabar los litigios pendientes en las cortes neoyorquinas, en los que los buitres los acusan de colaborar en la emisión de Bonar 2024 de abril de 2015.
Por otro lado, quieren cobrar las abundantes comisiones, de entre U$S 200 y U$S 300 millones más la ganancia de capital, y en tercer lugar comenzar una comunidad de negocios con el secretario de Finanzas.
Caputo, y el ministro de Hacienda, Prat Gay, que trabajaron en dichos bancos de inversión, con el objetivo de aprovechar una nueva fase de endeudamiento.
Las consecuencias geopolíticas y de endeudamiento de la Argentina no están aisladas. En un contexto en que la Reseva Federal de Estados Unidos comienza a subir las tasa de interés, y los países emergentes experimentan salidas de capitales, el gobierno de Mauricio Macri necesita cada vez más ser considerado como el mejor alumno por EE UU y el Fondo Monetario, para conseguir tasas accesibles en el mercado financiero para avanzar hacia un megaendeudamiento.