Barcos soviéticos en la colonia de Gibraltar

Martes, 10 Mayo, 2016 - 12:00

Parece que los Servicios de Inteligencia británicos esperan que la Sra Federica Mogherini (Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE) defienda los intereses británicos en Gibraltar en perjuicio de España, cosa que por su cargo no puede hacer.

Hace unas semanas, un grupo de once parlamentarios europeos preguntó a Mogherini si es consciente de las escalas que buques de la Marina rusa hacen en Ceuta. Les atribuyen un carácter fundamental para el mantenimiento de las posiciones rusas en Ucrania y le preguntan si suponen una violación –por parte de España- de las sanciones impuestas a Rusia por la anexión de Crimea. Entre los once se encuentra un español, de Convergencia Democrática de Cataluña, partido con inclinaciones conocidas hacia los intereses británicos en Gibraltar. El resto son tres lituanos, dos letones, un estonio, dos polacos, un belga y un danés. Creemos que la SraMogherini no se dejará enredar por las incoherencias británicas que, en este caso, se remontan a casi 50 años atrás.

En efecto, a mediados del siglo pasado, los expertos en Agricultura soviéticos llegaron a la conclusión de que la harina de pescado era el mejor fertilizante para sus campos. Para conseguir las ingentes cantidades que necesitaban construyeron grandes flotas pesqueras. Las que navegaban por estas aguas salían de Odesa, faenaban en el Banco Sahariano (frente a Canarias) y volvían a la URSS. Un viaje muy largo así que esas flotas pesqueras hacían escala en Gibraltar, aunque se trataba de los peores tiempos de la Guerra Fría.  Eran barcos erizados de antenas, normalmente acompañados de dos o tres buques factoría. Durante esos años, también entraban en Gibraltar barcos soviéticos dedicados al seguimiento de satélites, con dos o tres grandes antenas parabólicas en su cubierta. Gibraltar los acogía con interés, seguramente por el dinero que dejaban, pese a ser una base naval de un país de la OTAN y sede de un Mando aliado, enfrentado con el Pacto de Varsovia.

Los soviéticos se dieron cuenta de que el viaje de ida y vuelta les salía muy caro. Era mejor tener una base en Canarias enviando a los relevos en avión mientras los barcos permanecían en Las Palmas, en donde también podían hacer sus mantenimientos. Para conseguirla, se pusieron en contacto con la Subsecretaría de la Marina Mercante española y empezaron a negociar un acuerdo, aunque no existían relaciones diplomáticas entre España y la URSS.

Las negociaciones se desarrollaron en Madrid y eran sobre todo técnicas, con las delegaciones integradas por personas relacionadas con la pesca. En un momento determinado, incluyeron a sendos diplomáticos. Por parte soviética fue Serguéi Bogomólov, años después embajador de la URSS en Madrid. En la delegación española estaba Fernando Olivié, Director General para Europa, que luego sería embajador de España en varios países.

El 11 de febrero de 1969, años antes de la muerte de Franco, se firmó el acuerdo entre España y la URSS por el que se estableció en Canarias una base para su flota pesquera. Como contrapartida política los soviéticos se comprometieron a no entrar en Gibraltar haciéndolo en su lugar en Ceuta. La OTAN no pudo decir nada porque en esas fechas España no estaba en ella; el veto británico se lo impedía. Tuvieron que levantarlo en 1982 cuando pidieron ayuda a los EEUU para recuperar las Malvinas.

Unos 47 años después de la firma del acuerdo hispano-soviético, ya no existe la URSS ni el Pacto de Varsovia, desintegrados en 1991. Tanto han cambiado las cosas que Rusia tiene en Bruselas una Misión Permanente ante la OTAN. Además del personal diplomático incluye a dos generales, tres coroneles, dos capitanes de navío y un teniente coronel.

Ya no hay flotas pesqueras soviéticas en Canarias pero España y Rusia siguen cumpliendo lo acordado y se permite la entrada en Ceuta de barcos rusos. Cuando se firmó el acuerdo, no existían las empresas privadas en la URSS por lo que todos los barcos soviéticos eran de Estado, incluyendo los que hasta entonces entraban en Gibraltar. Ahora, ocasionalmente, entran en Ceuta buques de guerra rusos. Esto provoca el escándalo entre los círculos interesados británicos aunque Ceuta nunca ha sido ni es una base naval como Gibraltar.

Es bien conocido el afán secular británico –y en especial el de sus Servicios- por enredar en los asuntos internos de España, mucho más si se trata del área del Estrecho. También es conocida su afición al teatro. En consecuencia, han puesto en danza a sus conocidos actores dedicados a obras relacionadas con Gibraltar. Todos ellos siguen el mismo texto escrito por una persona no identificada; lo interpretan en Londres, Washington, Gibraltar y como vemos, también en Bruselas. La calidad de las interpretaciones de los actores británicos podemos calificarla de mediana pero la de los españoles y especialmente la del norteamericano resultan patéticas.

Se olvidan de que mientras nos vetaban la entrada en la OTAN, sí que admitían las escalas de barcos soviéticos –cargados de antenas- en Gibraltar, en plena Guerra Fría.

Está claro que lo que entonces era pésimo para España era bueno para el Reino Unido.

Ángel Liberal Fernández, Capitán de Navío (R) - El Espía Digital

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