La cuestión ucraniana y la administración Trump
Cuando decimos que la totalidad de Ucrania debería formar parte de un espacio ruso unificado no estamos exigiendo algo descabellado, tampoco estamos siendo maximalistas. La Ucrania actual es incompatible con la existencia de Rusia y si decidimos aplazar la resolución de este problema, incluso incluyendo a los nuevos territorios dentro de nuestro sistema administrativo, no seremos capaces de resolver este problema. Únicamente veremos cómo se rearmarán y volverán a atacarnos en el futuro. Nadie nos puede dar garantías de que no lo harán. Tampoco nadie va hacer una propuesta de alto al fuego por nosotros.
Por lo tanto, las negociaciones con Trump sobre Ucrania deberán llevarse a cabo de la siguiente manera: Ucrania es nuestra, todo lo demás es negociable. ¿Aceptas? Por supuesto, no nos van a regalar nada, porque tendremos que luchar por ello. Liberaremos a Ucrania por nuestra cuenta y usando nuestra fuerza. La única cuestión es si seremos capaces de evitar una guerra nuclear siguiendo este camino o, en el peor de los casos, no. El mejor escenario sería que no llegáramos a estos extremos, pero, de lo contrario, debemos estar preparados para todo. No se trata de una hipótesis, sino de un hecho.
Resulta inquietante que nadie en Occidente comprenda la gravedad de nuestra situación. Los globalistas de Biden han conseguido deformar tanto la ventana de Overton que en lo único que piensan en Occidente es en infligirle una derrota estratégica a Rusia, incluso llegando al punto de que esto se ha convertido en el eje central de su política. Los que son más razonables y más cercanos a Rusia dicen: “tal vez no deberíamos derrotar a Rusia, porque nos saldrá muy caro”. Mientras tanto, quienes son nuestros acérrimos enemigos y propagan la rusofobia proclaman: “inflijamos una derrota estratégica a Rusia, son incapaces de lanzar un ataque nuclear, no se atreverán”. Aunque todo quede claro cuando sea demasiado tarde.
Pero tal mentalidad supone una seria amenaza para la administración Trump en las relaciones con Rusia: la hipnosis de la rusofobia es demasiado fuerte y eficaz. Ese es el cálculo. Trump, con la mejor de las intenciones, puede decir: “Moscú, toma lo que tienes y nada más. ¿Trato hecho?” Pero eso es inaceptable para nosotros, pues puede llevarnos a otra guerra que muy probablemente cause el colapso de Rusia, ya que es una derrota en todos los sentidos del término. Puede parecer que Trump nos da lo que queremos, pero para nosotros será un desafío, un chantaje y un llamado a la rendición. Es una situación muy peligrosa en la que chocan realidades geopolíticas y clichés mentales artificiales que crean una disonancia cognitiva extremadamente peligrosa. Tenemos que hacer que Washington se dé cuenta de que Rusia necesita ocupar toda Ucrania y punto. Y luego diremos «camaradas, las armas nucleares».
Está mal empezar un diálogo con la nueva administración estadounidense, enemiga del globalismo y los valores antitradicionales, aferrándonos a estas ideas. Esta es otra trampa dejada por los globalistas que es probable que Trump no entienda. Nosotros, maniobrando de todas las formas posibles en el plano diplomático, no nos atrevemos a llamar a las cosas por su nombre. Sin embargo, es mejor que hablemos sin rodeos con Trump. (Toda) Ucrania es nuestra y eso no se discute. Seguiremos luchando con armas convencionales hasta alcanzar la Victoria. Los sacrificios que hagamos son nuestro problema y debemos rendir cuentas.
Puede que no se levanten las sanciones, puede que no se renueven las relaciones. Tendremos que discutir eso más adelante. Si quieren, levanten las sanciones, pero toda Ucrania será nuestra, pase lo que pase. Porque sin ella, moriremos. Y no queremos morir. Si tenemos que morir, entonces todos morirán.
De nuevo, esto no es una forma de extremismo, sino únicamente las frías leyes de la geopolítica, claramente descritas por nosotros y por Brzezinski. En general, la separación de Ucrania de Rusia es un imperativo de toda la geopolítica atlantista desde su fundación, desde Mackinder (e incluso desde antes). Se trata de una ley. Para la escuela euroasiática, el axioma opuesto es verdadero: Ucrania será rusa o no existirán ni Ucrania ni Rusia y quizás nadie más.
Ahora está surgiendo una situación muy sutil y delicada. Todo estaba claro con Biden y los fanáticos globalistas. Nos planteaban exigencias inaceptables y a ellos nuestras exigencias les parecían inaceptables. Con Trump, la cosa cambia. Lo que parece un «regalo» a sus ojos será una declaración de guerra contra nosotros. Por eso es muy importante explicarle esto a Trump con claridad y nitidez, sin patetismo ni emoción. Si dejamos que nuestra sexta columna siga el camino de la negociación, entonces cederá todo. Creo que todo esto es claro para nuestra gente, en cambio, en Washington, la nueva administración Trump, que ni siquiera teóricamente puede estar libre de la influencia de los neoconservadores o representantes del Estado Profundo, bien puede tomar todo esto por lo que no es.
Creo que la solución más directa a toda esta situación sería anunciar justo ahora, mientras se prepara la futura toma de posesión de Washington, cuáles son los verdaderos planes de Rusia para Ucrania. Rusia sólo se detendrá después de que Kiev capitule incondicionalmente y tome el control total de su territorio. Ucrania es Rusia. Este es nuestro punto de vista.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera