¿Qué es la IV Revolución Industrial?

09.04.2018

En estos tiempos de postmodernidad un nuevo paradigma se alza sobre la humanidad amenazando la vida del hombre, la cultura del trabajo, y el orden natural tal como se lo conoce hasta el presente.

Tal amenaza lleva el nombre de IV Revolución Industrial. La misma fue pergeñada desde lo más concentrado del supracapitalismo financiero, como lo es el Foro de Davos. Y respondió a las exigencias de estos mismos poderes de acrecentar sus ganancias en el mercado toda vez que debían reducir el costo del trabajo. Así se llegó a la conclusión que la mejor manera de lograrlo era reemplazar la mano de obra del hombre por la inteligencia artificial de la robótica. Dichos robots no cobrarían sueldos, ni cargas sociales, ni se enfermarían, ni se afiliarían a los “peligrosos” sindicatos y, lo más importante, mantendrían constante la línea de producción. De esta manera se reducirían los costos y se maximizaría las ganancias con productos que inundarían el mercado. Sus impulsores serían el “big data”, “la internet de las cosas”, “las impresoras 3D”, “la inteligencia artificial”, “los vehículos autónomos”, “la ingeniería genética”, entre otros.

Desde esta columna queremos denunciar que este modelo ya está en marcha en el mundo entero y traerá según estimaciones de expertos entre un 30 y un 45% de pérdida de empleos a nivel global. Por lo tanto generará más hambre y desocupación. Por el desigual desarrollo entre los países centrales y los periféricos se incrementará la brecha social entre ricos y pobres toda vez que tendrá lugar una transferencia de tecnología entre aquellos que la producen y los que simplemente la consumen; lo cual incrementará la dependencia de estos últimos. Al menos cuatro generaciones de seres humanos quedarán al margen de esta sociedad tecnológica por la simple razón de no poder adaptarse psíquicamente a los vertiginosos y radicales cambios que la misma acarrea. Habrá un peligroso cambio filosófico, o más aún, teológico donde el hombre creerá tener el poder de ser Dios, creando vida de manera artificial, eligiendo -mediante la manipulación genética- los rasgos del futuro ser, en suma, la sublimación del “homo deus”, tal y como lo proclama Yuval Noah Harar, autor del libro homónimo.

IV Revolución Industrial, Renta Básica Universal y el relato del “homo deus” son las tres patas de un sistema plutocrático y tecnoctrónico que promueve como señala el Papa Francisco en su “Laudatio Si”, la “cultura del descarte que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura”. (P.19-20).

Por nuestro carácter de peronistas, sostenemos nuestra cosmovisión humanista y cristiana, que no puede más que oponerse a este nuevo golpe al hombre como hijo de Dios y que desvirtúa su papel en la tierra. Jamás en post del crecimiento material puede vulnerarse la dignidad del hombre ya que como magistralmente señala el Santo Padre: “Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación. No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal. En este sentido, ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo. Pero la orientación de la economía ha propiciado un tipo de avance tecnológico para reducir costos de producción en razón de la disminución de los puestos de trabajo, que se reemplazan por máquinas. Es un modo más como la acción del ser humano puede volverse en contra de él mismo”.