Los ángeles franceses que dan la espalda al Elíseo
No todos los europeos que se encuentran en Siria son combatientes extranjeros. Hay una masa de inadaptados que se escapa de la miseria interior portando un Kalashnikov con el logotipo del Califato estampado, pero también hay un ejército de ángeles que busca el heroísmo en las cosas pequeñas. Se llaman Sos Chrétiens d'Orient (SOS Cristianos de Oriente) y están viviendo en Damasco desde hace más de un año.
Siembran la vida, porque desprecian la muerte. Son un grupo de voluntarios franceses, con la oposición del Elíseo que optó por ponerse del lado de los terroristas, desplegados entre la capital, Alepo, Maaloula, Latakia y Homs, al lado del pueblo sirio golpeado por la guerra. Reconstruyen las casas destruidas por las bombas, enseñan en la escuela, juegan con los niños en los orfanatos, donan artículos de primera necesidad a las familias necesitadas, ayudan a la comunidad cristiana a permanecer en la tierra que sus padres, desde hace dos milenios, han forjado.
Nos encontramos en Damasco con Benjamin Blanchard, co-fundador de la organización, para hablar de todo el proyecto. "Charles De Meyer y yo ideamos Sos Chrétiens d'Orient en septiembre de 2013, en ese momento Francia y los EE.UU. querían bombardear Siria, y mientras Maaloula, un pueblo cristiano donde todavía se habla arameo, fue conquistado por los yihadistas del Frente al Nusra, la rama siria de Al Qaeda. Nos dijimos que no podíamos sentarnos allí sin hacer nada, y que los sirios no podían recordar nuestro país, Francia, sólo por las bombas y los yihadistas", dice Benjamin Blanchard.
"Está el aspecto humanitario, pero por encima de todo en la base de nuestra idea está el intercambio - y añade - porque no nos contentamos con enviar artículos de primera necesidad, nosotros queremos estar entre las personas". La organización no está presente sólo en Siria, sino también en Jordania, Egipto, Irak y el Líbano. Y no ayuda sólo a los cristianos, sino a todos los habitantes de esta región. "No pedimos el certificado de bautismo", dice Blanchard "pero creemos que los cristianos son un componente importante de la riqueza de Oriente Próximo y Oriente Medio, y les ayudamos a quedarse y no a escapar".
Francia, al igual que muchos otros países occidentales, eligiendo estar en contra de Bashar Al Assad, ha sacrificado las comunidades cristianas (armenios, greco-melquita, etc.) en el altar de la geopolítica del choque de civilizaciones. Si antes del conflicto los seguidores de Cristo con hábito oriental estaban perfectamente integrados y profesaban libremente su fe, ahora no les queda más que escapar de la violencia, someterse a la ley de terroristas o permanecer, resistir y convivir con los golpes de mortero en la esperanza de que la vida vuelva a la normalidad.
No siempre las decisiones de la élite representan la expresión popular. Y desde Europa sólo hay una manera de defender el mosaico étnico y religioso de Siria: alistarse como voluntario en el ámbito civil y permanecer al lado de la población, porque el ejército regular no acepta combatientes extranjeros a menos que sean parte de las unidades especializadas encuadradas de una nación aliada (ver la milicia chií libanesa de Hezbolá, los Specnaz rusos o los Pasdaran iraníes). Tal y como han hecho los voluntarios franceses de Sos Chrétiens d'Orient, que sin financiación del Estado fueron capaces de levantar una estructura humanitaria consolidada y en continuo desarrollo.
"Hacemos lo que el gobierno francés se ha negado a hacer, a saber, apoyar a las minorías religiosas, en particular a los cristianos en Oriente Medio. Nuestro lema es 'Juntos por Siria', porque queremos dejar claro a los sirios que no estamos aquí sólo para ayudar a los cristianos, sino que tratamos de proteger todos los componentes étnicos y religiosos presentes en este país. Nuestro objetivo es proteger el mosaico sirio por medio de los cristianos orientales. Y apoyar a los cristianos significa para nosotros defender la unidad, la identidad y el nacionalismo árabe sirio, ya que este último representa históricamente los precursores y la columna vertebral de la Siria contemporánea. Y no olvidemos que son cristianos los que han combatido, sea al Imperio Otomano, sea a los franceses durante la ocupación", explica Alexandre Goodarzy, jefe de la misión.
"Lo que otros quieren dividir, nosotros tratamos de coserlo, yo lo llamo una forma de heroísmo alternativa a la Yihad, porque no es fácil hacer lo que hacemos mientras que los medios de comunicación occidentales ofrecen una visión oscura de Siria", continúa, y hace un llamamiento a voluntarios que quieran unirse a sus proyectos: "Creo que somos muy coherentes, no ayudamos a la gente a escapar, sino a arraigarse en esta tierra donde conviven pacíficamente desde hace siglos cristianos y musulmanes. Y los sirios, de todas las confesiones, aprecian lo que hacemos porque ven que no todos los franceses están del lado de sus representantes, que han participado en la destrucción de este país", concluye Goodarzy. Ahora que el Quay d'Orsay (nuestro Farnesina) ha cerrado la Embajada de Francia, ellos son los que reparan las relaciones diplomáticas con Siria y sus instancias religiosas (no sólo cristianas).