La muerte de Karimov abre el camino para el ISIS
Solamente un sucesor fuerte puede proteger al país del colapso
Islam Karimov es una de los dos jefes de los antiguos estados soviéticos que había estado gobernando el país desde la independencia en 1991. El otro es el presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbayev (de 76 años). Tras la muerte de Karimov, un país donde el poder estaba centralizado en un hombre, corre el riesgo de caer en la desestabilización.
Uzbekistán y Occidente
Uzbekistán ha estado largo tiempo bajo la atenta mirada de los EEUU. Muchos expertos coinciden en que el país ha estado en la lista de las revoluciones de color del departamento de Estado durante muchos años. El deterioro más importante en las relaciones con los “socios occidentales” tuvo lugar en 2005, después de los denominados acontecimientos de Andiján. Entonces, durante el juicio de un empresario local que fue acusado de participación en una secta islámica radical prohibida, la ciudad de Andiján, empezó una protesta que se transformó en disturbios con situación de rehenes. La supresión de los disturbios por las tropas gubernamentales mató a unas 187 personas. En el juicio, después de los disturbios se alegó que los manifestantes llamaban a la yihad, al derrocamiento del gobierno, y al establecimiento de un califato islámico.
Todas estas consideraciones no fueron tomadas en cuenta por occidente. Islam Karimov fue proclamado como un dictador sangriento, y las sanciones fueron impuestas contra el país. Una respuesta fue que las bases de la OTAN fueron quitadas del territorio de Uzbekistán. Fue tras los eventos de Andiján cuando Karimov empezó la reconciliación con Rusia, pues él previamente siempre había intentado mantener una distancia, y miró hacia la revitalización en la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Sin embargo, los EEUU no perdieron la esperanza de que pudieran recuperar sus activos en Uzbekistán, al mismo tiempo tienen una clara comprensión de que es imposible mientras Karimov esté en el poder. Así, la eliminación de Karimov o su sucesor es altamente ventajosa para los EEUU.
Estado islámico
El punto débil principal de Uzbekistán es la estructura estatal, firmemente controlada por una persona durante 25 años. Las elecciones, mantenidas en Uzbekistán, tradicionalmente mostraron un nivel de apoyo para el líder nacional de entorno al 86-90%. De hecho, todo el sistema de control estaba mantenido exclusivamente por Islam Karimov, que fue capaz de construir el equilibrio necesario de las élites nacionales y lazos extranjeros.
Sin embargo, bajo la cobertura del control externo, una monstruosa red de extremismo islámico estuvo fraguándose durante largo tiempo. Uzbekistán es considerada como uno de los canales del tráfico de drogas subterráneo desde Afganistán a Europa y Asia. Al mismo tiempo, los talibán han encontrado terreno fértil para expandir sus bases de entrenamiento y redes de influencia. Por desgracia, bajo Karimov, la población sufría de pobreza total. Falta de trabajos, gas, e incluso electricidad en las áreas más pobladas, contribuyó al crecimiento del descontento y la radicalización entre la población.
Ahí están las células de al-Qaeda y los Talibán, el movimiento islámico de Uzbekistán y Hizb ut-Tahrir, así como muchos grupos islámicos radicales más pequeños que reclutan activamente a nuevos partidarios.
La muerte de Karimov abre las puertas para que el ISIS empiece a trabajar en Uzbekistán. El país se convertirá en un semillero de inestabilidad y uno de los puntos de referencia del estado islámico, si las élites fracasan en acordar un fuerte sucesor.
Los sucesores de Karimov
Islam Karimov no nombró a su sucesor. No podía ser reemplazado por un hijo, porque el líder uzbeko sólo tuvo dos hijas, una de las cuales está acusada de corrupción y abuso de poder. Gulnara Karimova de 44 años, la hija mayor del presidente, tiene varios cientos de millones de dólares, ella tomó varios puestos del gobierno, y es posible que pueda presentarse a la presidencia.
Sin embargo, los expertos dudan eso. La famosa mujer es improbable que una a los clanes, prevenga la lucha y rechace a los islamistas radicales. Entre los contendientes reales para el puesto de jefe de Uzbekistán está el “verdadero” primer ministro (así se denomina él mismo), Shavkat Mirziyoyev. Siendo el representante de Karimov, se probó a sí mismo como un gerente efectivo, que realmente controla todas las estructuras estatales de poder. El jefe del Servicio de Seguridad Nacional, Rustam Inoyatov, es el segundo posible sucesor, pero es un político de 72 años no es muy fuerte, aunque tiene alguna influencia. El viceprimer ministro, Rustam Azimov, también puede unirse a la lucha por el puesto máximo. El político está considerado que tiene orientación pro-occidental.
No obstante, en cualquier caso, los próximos tres meses, el jefe del parlamento, Nigmatilu Yuldashev estará en el poder según la constitución. Es posible que el político intente usurpar la presidencia. Sin embargo, la situación puede desarrollarse rápidamente, como en Turkmenistán, donde según la constitución, tras la muerte de Saparmurat Niyazov, el presidente de los Majlis tenía que encabezar al país, pero fue iniciado un caso criminal contra él; Gurbanguly Berdimuhamedov se convirtió en el presidente interino.
Cómo se desarrollen los acontecimientos en Uzbekistán será visto en el futuro próximo. Sigan nuestros informes para estar conectado con el desarrollo de estos acontecimientos.