Irán en el foco (parte 1)
Introducción
Pasé el último mes de verano, además de los dos primeros meses del otoño de 2015 en Irán. Habiendo examinado y estudiado de cerca la sociedad iraní durante los pasados 25 años, ¡este fue mi primer viaje al viejo hogar en 31 años! He publicado unos comentarios sobre mi primer viaje después de 31 años de ausencia en Irán, titulado “Iran, Back in Context” (“Irán, tras el contexto”), en un intento para exponer algunas de las realidades detrás del bombo y propaganda que saturan los medios occidentales con relación a la república islámica de Irán.
Desde entonces, he estado involucrado en varios “think tanks” iraníes, nuevos espacios 24/7 en lengua inglesa sobre Irán, prensa televisiva, así como siendo destacado en varios documentales ampliamente mostrados en el canal 1 de Irán, además de conceder regularmente entrevistas televisivas (en persa) a varios canales iraníes.
Esta experiencia es una experiencia bastante educativa y que abre los ojos para cualquier observador interesado, mi objetivo (de aquí en adelante) es visitar Irán con más frecuencia y participar en conferencias globales clave, realizadas en Teherán, tales como la Conferencia de Nuevos Horizontes, por ejemplo. Más necesita ser clarificado por la niebla de desinformación y deformación que ha estado enmascarando las realidades sobre el terreno, así como de algunos puntos relevantes de discusión entre Irán y los Estados Unidos. Intento ser una parte integral para alcanzar esta misión académica y humanitaria.
Mi viaje coincidió con la finalización de las intensas negociaciones entre Irán y los representantes de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania, mejor conocido como “P5+1”, en intentos para resolver el asunto de las preocupaciones occidentales sobre las ambiciones nucleares de Irán, tratando también sobre las sanciones económicas cada vez más draconianas impuestas contra Irán, e incluso conectándose con la situación explosiva actual en la vecina Siria, donde Irán está involucrada activamente en el apoyo del legítimo gobierno del Presidente Bashar al-Assad. Ciertamente estos fueron, momentos agitados y al rojo vivo, ofreciendo una rara oportunidad para el reencuentro entre antagonistas de hace décadas, los Estados Unidos y la República Islámica de Irán. ¡O así todos nos lo supusimos en creer!
Como esperaba, fui preguntado por amigos, conocidos y colegas, tanto en Teherán y otras ciudades donde viajé, acerca de si había alguna perspectiva realista para un descongelamiento en las relaciones Irán/EEUU, y un posible alivio de las sanciones que han causado dificultades incrementales para el público. Muchos recordaron mis pronósticos y predicciones en 2013 –bien entrados en el segundo y final mandato del presidente Obama, y con las elecciones presidenciales de Irán- marcarían un punto de inflexión hacia la disminución de las tensiones y una reaproximación potencial.
La cuestión básica fue: ¿Las cosas están yendo a ser mejor para nosotros?
Parte 1: Percepciones e incomprensiones
Hice un buen uso de tiempo verbalizando mis puntos de vista personales y análisis académicos en encuentros amistosos y cenas familiares, la mayoría, gente de las capas más educadas quienes pueden apreciar mejor algunas de las sutilezas de la política internacional y la economía política internacional, mis áreas de experiencia. Hay muchos gustos aquí, tenemos a los habituales conservadores duros, los liberales progresistas que no están al corriente, y los siempre escépticos, así como otros que caen en algún lugar, entre los caminos de la vida.
Hay un consenso general entre la clase media y alta iraní de que los Estados Unidos, con sus vastos recursos económicos, militares y diplomáticos, está intentando promover su influencia hegemónica sobre el ancho de la región, especialmente en Asia occidental y oriente medio, cuando pueden perseguir sus propios intereses monstruosos, sin importar el daño agregado que han causado por la violación de los derechos humanos y la dignidad, y la prevención de movimientos democráticos, independencia y progreso económico en la región. Se cree también que Israel, así como los corruptos estados árabes de los jeques, son representantes de América en la región que ayudan a promover y apoyar los planes hegemónicos de América para su propio, respectivo y nefasto beneficio.
También es creencia general que la resistencia de la República Islámica de Irán contra las presiones de América, y el rechazo a capitular bajo amenazas de ataque y sanciones debería mantenerse a cualquier coste sin importar las dificultades que la nación deba resistir para permanecer independiente.
Hay también algunos iraníes que culpan a su propio gobierno de muchas cosas, incluyendo la mala gestión de la economía, corrupción a todos los niveles, malversación de fondos, poder e influencia informal de la “Sepah” o Cuerpo de Guardias de la Revolución Iraní (CGRI), etc. Tales críticas o culpas se expresan abiertamente. Observé abundante libertad de expresión.
El ciudadano iraní medio ha aprendido a poder con el statu quo, mientras que los miembros más ruidosos de las capas más altas simplemente no dejan de exhibir su total frustración sobre los temas socioeconómicos. Aquellos involucrados en la gran escala de manufactura y comercio se quejan sobre el flujo de dinero en efectivo y la dificultad de importar los suministros y el equipamiento necesario, así como sobre las limitaciones creadas por las sanciones impuestas desde EEUU sobre la exportación de sus productos.
La inflación anual ahora se calcula que está cerca del 30%, y está afectando también a los asuntos del día a día de la gente común. El taxista que me llevó desde el parque del fuego y el agua (Park-eh Ab ‘O Atash) en el norte-centro de Teherán estaba quejándose sobre el tráfico caótico al que él personalmente estaba contribuyendo sumamente bien, y mencionó que tenía que mantener dos trabajos para llegar a fin de mes. Los huevos, dijo, ahora están costándole 600 tomanes, equivalente de unos 20 cents. Americanos, cada uno. Sugerí en broma, “si la gente no puede permitirse la compra de huevos nunca más, las gallinas deberían entonces instruirse para dejar de poner huevos que nadie compra; se pudrirían o se desaprovecharían”. O bien, ¿tú crees que los ricos teheranís del norte y los “Aghayoon” (la palabra significa “la pequeña nobleza”, usada sarcásticamente para referirse a los hijos de los nuevos ricos del poder clerical gobernante) están ahora consumiendo todos estos huevos que la gente común no se puede permitir la compra? “No señor”, respondió, “los Aghayoon saben que comer demasiados huevos es malo para su colesterol. Pero nosotros tenemos que trabajar horas extra para ganar suficiente para comprar los mismos huevos que consumimos, al igual que con la carne, fruta y vegetales – nos las arreglamos”. Terminé por comentar “Así que, tú eres capaz de poder con esto; ¿tú no ves realmente a alguien muriendo o pidiendo comida en todas partes o sí?”. “No, realmente no”, dijo.
Cuando transitábamos con el coche, pasamos por algunas carreteras en progreso. Estaban cavando en el asfalto para poner tuberías o conductos eléctricos. Me fijé, como había observado antes, que muchos trabajadores eran claramente trabajadores inmigrantes de Afganistán, muchos con rasgos obvios de uzbekos, turkmenistanos, o tayikos. El taxista confirmó que prácticamente todos los trabajadores de la construcción empleados en proyectos gubernamentales y privados son de Afganistán. Había observado la misma cosa incluso en las áreas más remotas del país, trabajando como granjeros, mineros u obreros de industria, haciendo el trabajo más duro, que los nativos simplemente rechazan hacerlo por el tipo de pago.
Me encontré con dos colegas para la comida en el parque del Fuego y el Agua, (así nombrado por las espectaculares muestras nocturnas) en un más bien lujoso restaurante abarrotado de hombres y mujeres jóvenes exquisitamente vestidos y llevando un maquillaje bastante provocativo, con total comodidad y naturalidad. Tenía que darme un pellizco para despertarme ante el hecho de que estaba en Teherán, en la República Islámica de Irán y no en algún lujoso café en Los Ángeles. No había “policía de la moralidad” en ningún lado para investigar a las “elegantes” mujeres en sus conjuntos de moda, para ver si su pelo estaba mostrándose bajo sus coloridos pañuelos.
Mis colegas hicieron ronda de críticas a la economía, el desempleo, las dificultades bajo las que estaba toda la nación, la falta de progreso, y también el gobierno por todos sus defectos. La cosa en su totalidad era bastante irónica: Mis colegas estaban teniendo un maravilloso momento en un café lujoso en un encantador emplazamiento, y no sentían ningún dolor mientras se quejaban sobre todas las cosas.
Más tarde aquel día, cuando expresé a algunos de mis conocidos, mi total asombro en los varios cientos de acres de espacios verdes bien cuidados con todo su estado de las instalaciones artísticas, incluyendo una “cúpula celeste” y el jardín botánico abierto al público, en lo que solían ser las áridas colinas de Abbas Abad, la respuesta también estuvo llena de sarcasmo. El parque está aquí, dijeron, “porque los contratistas bien conectados que compartieron sus beneficios con el poder establecido necesitaban hacer más dinero. Ellos compran esos Porsche y Lamborghini del millón de dólares, o envían su riqueza al extranjero para mantenerla segura”.
Hay numerosos espacios verdes o parques públicos en Teherán, algunos bastante elaborados y mantenidos, y todos mostrando hileras de equipamiento de ejercicios colorido al aire libre, para los entusiastas que actualmente les ponen en buen uso. Estos espacios verdes son un alivio, proporcionando algo de aire fresco y respirable en una ciudad con alta polución. En el parque –tras un corto paseo desde el piso de mi tía- observé dos jóvenes, una mujer y un hombre, ejercitándose con energía en los equipamientos para ejercicios, o corriendo durante las primeras horas de la mañana. Los viejos lugareños simplemente estaban caminando o sentados en bancos de acero, hablando o fumando, incluso aunque hubiera carteles de “prohibido fumar”, puestos a lo largo del parque.
En realidad estuve sorprendido de ver los parques de la ciudad, bien mantenidos y equipados, con hileras de equipamiento para ejercicio, en incluso las ciudades más pequeñas que visité, incluyendo la ciudad minera de Sangaan, cerca de la frontera afgana. Cuando expresé mi sorpresa y admiración a algunos colegas, la respuesta estuvo, de nuevo, cargada también con todo el típico cinismo: “Si, estos proyectos significan más dinero para el Aghayoon”.
Un joven estudiante universitario especializándose en ciencia política se aproximó a mí en una cena festiva en Teherán. Cuando él descubrió que yo era un visitante erudito de los Estados Unidos, con trasfondo en economía política internacional, tomó un especial cariño hacia mí. Me explicó cuan harto estaba de que la persona que se sentaba junto a él en la universidad era el hijo de un veterano que sirve ahora en la Sepah (CGRI). La queja era que “este tipo no tuvo las calificaciones académicas requeridas para haber pasado los estrictos exámenes de entrada” como él tuvo que hacer. También se quejaba sobre la falta de ciertas libertades liberales para la juventud que él había visto en los programas de televisión extranjeros, tales como la BBC-Persian, Voice of America, o el canal Manoto emplazado en Londres, producido por la antigua superestrella iraní, Googoosh. Estaba especialmente enfadado con las restricciones y filtrado de estos y algunos otros programas extranjeros y acceso a internet para ciertos sitios. Dijo que su ambición era ir a Noruega y desde ahí posiblemente a los Estados Unidos en busca de una vida mejor. Su plan sonaba más sencillo de alcanzar que intentar crear una mejor atmósfera y vida aquí en el hogar. “Cualquier gato casero y caprichoso haría la misma cosa si la casa del vecino le proporciona mejor comida y refugio. Cuan curioso, pues los perros no hacen esto; imagino que ellos son más leales”. Me pregunté si él tenía algunas sugerencias o soluciones, por ejemplo, para las condiciones de tráfico caótico y sin reglas en Teherán o su horrible polución del aire. Le pregunté lo que él sugeriría si fuera nombrado consejero del alcalde de Teherán. Su contestación tras una pausa corta fue, “le diría que organice las cosas; que el pagó generosamente para hacer esto”.
Hice un viaje bastante largo. En una ocasión conducimos a través del prohibido desierto del Kavir, todo el trayecto hasta la frontera afgana, visitando pequeñas ciudades, pueblos y campos mineros junto al camino. También estuvimos planeando un viaje adicional hacia el sur, a la provincia de Sistán-Baluchistán y la región Jaaz Muriaan en la esquina sureste de Irán. Sin embargo, un ataque terrorista por un grupo desde el lado pakistaní de la frontera que resultó en la masacre de varias docenas de guardias fronterizos iraníes cambió nuestros planes.
Mientras visitamos las canteras de piedra de la región de Mahallat en el centro de irán, fui invitado a una comida en el hogar del hijo más joven de uno de mis antiguos colegas que había fallecido 5 años atrás. También estuvieron presentes su abuela de 81 años, su hermana profesora de escuela y un hermano, un sobrino, y su joven hijo. Este joven trabaja como analista de marketing para una empresa de manufactura de coches y está haciendo su doctorado en administración de negocios en la universidad local, todo mientras su hijo de 17 años crece como un estudiante modelo. Habiendo crecido en un pueblo pequeño y polvoriento cerca de Delijan antes de la revolución, sus descendientes ahora incluyen a un cirujano plástico en Teherán, muy exitoso y educado en Inglaterra, y un ingeniero de minas con un grado maestro operando su propia cantera de piedras cerca.
Y, en el lado opuesto del espectro está alguien que yo conocía en mi pasado distante. Ella no tiene estudios, ahora está en los 60 pero parece más vieja, nuestra antigua canguro que yo descubrí que también cuida de dos medio hermanos, uno en Teherán y otro en Sabzevar, a unas 300 millas al este de Teherán, yendo y volviendo en autobús una vez al mes. Ambos son víctimas de la guerra Irán-Irak, uno dañado permanentemente por los efectos del gas mostaza de Saddam Hussein, y el otro con neurosis de guerra, psicosis, y dentro y fuera de rehabilitación, intentando recuperarse de las adicciones a las drogas. Como veteranos de guerra, ellos reciben subsidios del gobierno y asistencia médica. Hice un esfuerzo para verla y preguntarla sobre su propia condición. Ella nunca se quejó de sus problemas o dificultades financieras, solo sobre su artritis reumatoide. Como mujer sola, se beneficia de la política del seguro de salud de su padre recientemente fallecido y de la pensión de jubilación; ella era barrendera en la calle antes de la revolución, y se ha retirado debido a la enfermedad antes mencionada. Hay muchas en circunstancias similares que tienen que luchar para estar a flote, pero raramente las oyes quejarse o pedir ayuda.
El hermano de uno de mis colegas de universidad también es un veterano de guerra que tenía sus propias batallas con la desorientación, adicción y pérdida de auto-confianza, resultando en el distanciamiento de su mujer y sus dos hijos por más de 15 años. Ellos se han gestionado de alguna manera sin su ayuda a través de los tiempos difíciles. Su hijo mayor ahora está en segundo año de carrera en la universidad de Kashan, estudiando ingeniería eléctrica y el hijo más joven está terminando el instituto.
Apenas hay familias en Irán que no hayan perdido a un miembro o hayan sido directamente tocadas por la guerra que ellos marcan correctamente como “la guerra impuesta” (“Jang-eh tahmeelee” en persa), o si no como “la sagrada defensa” (“Defa-eh Moghadas” en persa). Las heridas son profundas y la nación tiene su orgullo en los sacrificios hechos por sus héroes caídos y heridos, los veteranos de la Sagrada Defensa, que este joven estudiante de la universidad con que me encontré en aquella cena tiene problema en reconocer.
Octubre de 2015 también coincidió con Moharram, el mes lunar durante el cual, el tercer santo chií, el Imam Hussein, nieto del profeta Mahoma, fue martirizado en el siglo 7 en la llanura árida de Karbala, situada en el actual Irak. Estos rituales de duelo anuales eclipsan todos los demás acontecimientos sociales a lo largo del país. El 4 de noviembre también marcó el aniversario de la toma de la embajada americana en 1979. Desfiles en las calles y una muestra de solidaridad contra el “Gran Satán” (EEUU) se esperaba para la ocasión. Estaba en Press TV, participando en la cobertura en directo de las manifestaciones anti-imperialistas que tuvieron lugar en todo el país.
En 2015, sin embargo, las cosas parecían diferentes. Los medios oficiales del gobierno, periódicos diarios y programas de televisión, estaban pasando un duro momento para ajustarse a la rápida evolución de los desarrollos políticos. Había un fuerte, y algunas veces incluso hostil, cambio retórico entre los partidarios más duros del poder establecido por un lado, y algunos de los descendientes del Ayatolá Jomeini, el fundador de la Revolución Islámica, también apoyado por el antiguo presidente Rafsanjani, por el otro. El debate era sobre las declaraciones del Imam Jomeini con respecto a las relaciones con Estados Unidos. La información que estaba empezando a filtrarse, señalaba que el Ayatolá no había aprobado inicialmente la toma de la embajada americana por bandas izquierdistas radicales en 1979, y de hecho, había ordenado la eliminación de los que tomaron a los rehenes de las oficinas, pero fue en vano. También se reveló que, antes de su muerte, el hizo ciertos comentarios, tales como la declaración de que la república islámica no tenía nada contra América como nación, sino que tenía objeciones contra las políticas de los Estados Unidos. También estaba publicándose que el fundador de la república islámica pensaba que el lema, “Muerte a América”, debería ponerse a descansar en su debido tiempo.
Estas revelaciones se encontraron con la enconada oposición y denuncia por los miembros ultraconservadores del parlamento y algunos clérigos de alto rango, que acusaron de rebelión al antiguo presidente Rafsanjani y a la propia familia del Imam, demandando sus disculpas para las familias de los mártires de la revolución islámica. Estas discusiones continúan mientras la posición oficial del gobierno parece ser un discreto esperar y ver. Después de todo, una potencial nueva apertura al oeste no debería ser ignorada o puesta en riesgo.
Una repentina aparición y una desaparición bastante precipitada de carteles junto a los pasos elevados de las autopistas tenían escrito, “Confianza: Estilo americano”, era bastante remarcable. ¡Los carteles de gran colorido mostraban a un negociador americano sentado en una mesa al otro lado de su contraparte iraní mientras mantenía una pistola debajo de la mesa apuntada hacia el iraní!
En el día de la conmemoración de la toma de la embajada iraní, notable por los grupos que marchaban y cantaban, “muerte a américa”, la atmósfera era visiblemente tensa. Había unas advertencias semi-oficiales de que tales lemas no serían permitidos a lo largo del país. No podía parar de reírme ante tales gestos pueriles de autoridad por pensar que un odio enconado de 30 años podría extinguirse en un instante, como si se tratara con niños de guardería. Tales cosas se toman su tiempo, las heridas con profundas raíces se curan lentamente. Vi grupos escoltados por la policía, marchando con pancartas de “muerte a américa” en un par de pequeñas ciudades por las que atravesamos el 4 de noviembre cuando nos dirigíamos fuera de Teherán. Se dijo que aquellas manifestaciones fueron mucho más pequeñas aquel año, particularmente en Teherán y otras áreas metropolitanas importantes.
Todos sabíamos que las ventanas del cambio ya estaban abiertas por el aire. Un año antes, el líder supremo, Ayatolá Jamenei, hizo una declaración pública bastante importante, como el efecto este que algunas veces, como en un combate de lucha, tienes que mostrar la flexibilidad heroica o parecer suave para ganar ventaja. Esto fue en reacción a las críticas de los partidarios de la línea dura contra la delegación iraní en la cumbre nuclear por supuestamente ir demasiado lejos y dar demasiado al otro lado.
Pero quitar los enormes carteles antiamericanos y cubrir los murales laterales de los altos edificios llevará algún tiempo. También lleva su tiempo para una nación, el apreciar y aceptar que el pueblo puede, de hecho, compartir intereses comunes y cooperar pacíficamente sin formar una relación de cariño.
Mi llegada al Aeropuerto Internacional Imam Jomeni de Teherán (AIIJ), así como mi marcha tres meses después, fueron bastante agradables, en comparación con el caos y el sobre-celo de los procedimientos de seguridad en Dubái, EAU, e incluso la sobre-precaución, y yo personalmente creo, el despilfarrador, innecesario y arduo proceso de re-entrada en los Estados Unidos, tanto si uno lleva pasaporte americano como si no.
Justo antes de que me marchase del aeropuerto internacional de Los Ángeles a bordo de la Aerolínea de los emiratos hacia Teherán, leí un artículo sobre los horrores de las draconianas sanciones impuestas a Irán y los efectos que estas sanciones estaban teniendo en las vidas del ciudadano medio iraní: Escasez de medicinas vitales y alimentos básicos necesarios, y la inflación galopante causada por las limitaciones del cambio extranjero o ingresos por exportaciones incluyendo los pagos por el principal artículo de exportación iraní: El petróleo; un dibujo bastante atemorizador, que no es necesario decir.
Estaba esperando ver lo peor, pero aquello no es lo que vi. Sí, sanciones y escasez están golpeando y golpeando duro, pero la vida parece continuar sin interrupción a pesar de todas las dificultades que la gente tiene que aguantar. En una cafetería cerca del piso de mis tíos en el distrito de Kamranieh donde estuve alojado, pedí dos cafés normales y uno cappuccino para mí y los otros dos colegas, y le di a la cajera un azulado billete de 100.000 riales (10,000 tomanes), unos tres dólares americanos, esperando algunas monedas de cambio. ¡Me avergoncé bastante cuando la cajera me dijo que necesitaba darle otro de esos billetes azulados para tener algún tipo de cambio! Estaba sorprendido; pensaba que los precios del Starbucks solo eran exorbitantes aquí en los Estados Unidos. Mientras estaba sentado ahí en la cafetería, vi muchas parejas jóvenes caminando, sentándose mientras continuaban chateando en sus teléfonos móviles, encargando sus placeres “regulares” y no teniendo problemas para pagarlos. Ellos, ciertamente no eran alienígenas de otro planeta visitando Teherán.
Si alguien cree que las denominadas sanciones draconianas, tan duras como son, y tan fuerte como golpean, y están arrodillando a la nación iraní, deberían pensarlo dos veces. Solo con estudiar la larga historia iraní, se ve que los iraníes son como una planta resistente, como hojas de hierba que se doblan con la brisa y aguantan incluso las tormentas más fuertes, para crecer y elevarse más alto cuando pasa la tormenta. Sufrirían cualquier dificultad para preservar su sentido del honor y la dignidad. ¿Orgullosos y altivos? Puede que sí, pero es lo que ellos son. Una cosa es segura: Ellos son mucho mejores como amigos que como enemigos.
Continuará…