Informe de defensa ruso: Escudo antimisiles de Rusia
El 4 de marzo fue el 55 aniversario de la primera interceptación exitosa de misiles anti-balísticos realizada por un sistema defensivo soviético, el Sistema A, que usaba los anti-misiles V-1000 equipados con una ojiva explosiva de fragmentación convencional, para destruir la cabeza de guerra lanzada por un misil R-12 balístico de alcance intermedio.
Este experimento inicial condujo al último desarrollo y despliegue del sistema MAB Amur A-135 en torno a Moscú, como permitió el tratado sobre MAB de 1972 (MAB, Misiles Anti-Balísticos). El sistema empleado, 32 interceptores anti-misiles de largo alcance modelo Azov 51T6 (que actualmente no están en servicio), y 68 interceptores anti-misiles de corto alcance modelo 53T6. Según el tratado sobre MAB que permitía tener en un único lugar, no más de 100 misiles, el modelo A-135 fue desplegado para proteger Moscú contra ataques nucleares. Ninguno de estos misiles fue jamás usado en combate, y esperemos que jamás tenga que usarse, ni tampoco el modelo de corto alcance 53T6, que pueden interceptar cabezas nucleares que llegan entre 45 y 60 km de altitud, y que porten una cabeza nuclear de 10 kilotones.
Ahora, el tratado MAB no está en vigor desde que Estados Unidos lo derogó en 1972, y los sistemas de misiles anti-balísticos de los EEUU y la OTAN están moviéndose sigilosamente hacia las fronteras de Rusia, tanto en Europa como en Asia, aparentemente para tratar con la más bien imaginaria amenaza de Irán y Corea del Norte, esto naturalmente levanta la cuestión sobre si los esfuerzos de EEUU para poner en peligro la viabilidad del arsenal nuclear de Rusia producirá una respuesta simétrica, además de mejorar la capacidad de los sistemas ofensivos para sobrepasar las defensas.
La industria de defensa de Rusia no se ha puesto frente a la expansión MAB de la OTAN. Los sistemas defensa aérea de largo alcance como el S-300, S-400, y la próxima S-500 tienen una capacidad considerable para destruir amenazas balísticas, aunque ninguno de ellos ha sido testado contra los extremadamente rápidos vehículos de re-entrada de los ICBM que son mucho más difíciles de vencer que los misiles balísticos de rango corto y medio. Es posible, sin embargo, que pudieran ser efectivos en la así denominada “fase de impulso” de la interceptación contra misiles que justo acaben de salir de sus lanzaderas, que es mucho más fácil de realizar que una interceptación contra una cabeza nuclear muy pequeña y rápida.
Además, Rusia está trabajando en el sucesor del A-135, el A-235 que usará igualmente múltiples tipos de misiles para proporcionar una capacidad de destruir cabezas de misiles que lleguen desde larga distancia y en alturas extremadamente altas, rayando lo orbital. Sin embargo, el A-235, cuyo desarrollo ha estado altamente clasificado, hasta el punto de que hay muy poca información a través de fuentes abiertas, tendrá un par de diferencias importantes respecto del A-135.
La primera es que se usarán cabezas de guerra convencionales altamente explosivas y energía cinética, más que las nucleares. Este hecho reducirá en mucho el coste del sistema y la complejidad, y también la infraestructura asociada necesaria que nunca más tendrá que asegurar su propia seguridad para sus municiones nucleares. La segunda y relacionada diferencia es que el A-235 será móvil. Una serie de dibujos conceptuales publicados del A-235 muestran un transporte móvil y vehículo de lanzamiento similar a lo que se es usado por el S-400. Significa que el A-235 tendrá un nivel de flexibilidad que no tiene el A-135 de sitio fijo en silo.
La movilidad del A-235 significa que no solamente puede ser desplegado en cualquier ubicación dentro del territorio de Rusia sino también fuera de sus fronteras, incluyendo el territorio de países amigos. La geopolítica actual sugiere tales ubicaciones que podrían incluir no solamente las islas y archipiélagos del Ártico (donde un sistema MAB podría derribar fácilmente los misiles lanzados por submarinos de la OTAN en su fase de impulso), sino también, países amigos tales como Siria, Egipto, Irán, posiblemente Vietnam y otros, con el “premio” ultimo de ser, por supuesto, Cuba, donde un sistema MAB ruso invalida fácilmente cualquier ventaja del estacionamiento comparables a los sistemas de EEUU en Polonia y Rumanía.
Tanto si tales despliegues tienen lugar en gran parte como si no, dependen del futuro de las relaciones Rusia-OTAN. La única razón por la que el tratado de MAB fue firmado y ratificado, se debió a la capacidad demostrada de la URSS para desplegar efectivos sistemas MAB. La retirada de los EEUU del tratado fue impulsada por la suposición arrogante de sus líderes, por la cual los EEUU podrían lanzarse a una carrera de armas nucleares que ningún país contrarrestaría. Una vez que Rusia demuestre su capacidad en el campo de la próxima generación de sistemas anti-balísticos estratégicos, puede que las grandes potencias del mundo de nuevo, regresen a la mesa de negociación.