ESTAMOS EN EL EJE CENTRAL DE LA REVUELTA
El libro "Optimismo escatológico" se compone de los textos de los discursos, emisiones, conferencias y disertaciones de Daria. Para nosotros, como padres, era difícil darnos cuenta a corta distancia de que una filósofa se estaba formando cerca de nosotros. Mirábamos al futuro y creíamos que su crecimiento y florecimiento aún estaban por delante, pero ahora podemos ver que lo que ha escrito es un libro filosófico, con pensamientos, ideas y conceptos originales sobre los que se puede reflexionar y seguir desarrollando.
En su diario electrónico "Las alturas y las alturas de mi corazón", Dasha escribió: "Estamos abandonados en este mundo..... Tenemos un deber y una misión... Necesitamos una revolución interior, una revolución del Espíritu...", y que "Estamos en el eje central de la rebelión vertical".
Dasha era ante todo una filósofa tradicionalista. Platón y la teología cristiana fueron su principal plataforma ideológica. Dasha era un platonista ortodoxo con una identidad propia. El tradicionalismo ve el movimiento histórico no como un progreso unilineal, sino como una serie de ciclos con fases de degradación y regresión. En la perspectiva tradicionalista, la Nueva Era de Europa Occidental aparecía para Dasha como un proceso de fuerte declive del pensamiento, en comparación con la Antigüedad y la Edad Media, de alejamiento del hombre del sentido y de pérdida de finalidad, mientras que el Postmodernismo aparecía como un final natural de la degeneración de la civilización, pasó un año de prácticas en Burdeos, Francia, y nos contó que en la Francia contemporánea, como en el resto del mundo, las órbitas del pensamiento se van estrechando poco a poco, las "grandes narraciones" son objeto de críticas peyorativas y la filosofía se convierte deliberadamente en un examen técnico de detalles microscópicos. Se desaconsejan las grandes generalizaciones y sólo se permiten a filósofos institucionalizados de cierto rango. El curso de filosofía de un año en la Universidad de Burdeos que siguió consistía principalmente en la lectura del diálogo El Estado de Platón, donde la mayor parte del tiempo se dedicaba a diseccionar los matices de un tema interesante pero muy estrecho como "El problema de la "línea dividida" en el diálogo El Estado de Platón".
Pero no es sólo la ruptura de intereses y la atención al detalle sin tener en cuenta los patrones generales lo que caracteriza a la posmodernidad. La posmodernidad parece haber transgredido ya las prohibiciones sobre la cultura, sobre las ideas, sobre los filósofos, sobre el pensamiento como tal. Los principios básicos de la posmodernidad se han convertido en "rizoma" y "meseta", símbolos de ontología plana, antijerarquía, ausencia de centro, desintegración del individuo en partes. Siendo totalmente fiel a Platón, Dasha se interesó por estas ontologías distorsionadas y trastocadas del Postmodernismo, intentando comprender sus falsificaciones, descifrar su ironía y entender cómo se organizan estas falsas, pero en cierto modo hipnóticamente atractivas, construcciones teóricas basadas en escapes irónicos, desplazamientos y transgresiones.
Observando los productos típicos de la Postmodernidad en su generación, en su entorno, entre sus conocidos, Daria intentó relacionar estas entidades deliberadamente fragmentarias y fractales con sus ideas de una personalidad platónica completa. Y a pesar de las dificultades de esta idea, nunca se rindió, llevando la filosofía a las relaciones y situaciones humanas más ordinarias, a veces mundanas.
Al crecer en una familia filosófica, Dasha consideraba el pensamiento, la mente, el Logos como lo principal de la vida humana y creía que la filosofía debía ser vital, apasionada, con un ligero poder transformador. El Logos debe estar conectado con la vida del alma. El pensamiento debe ir de la mano del sentimiento, de los acontecimientos vivos, debe estar conectado con el entendimiento, con la hermenéutica, con el filosofar en círculos hermenéuticos. La filosofía es una especie de unión y transformación alquímica de los fragmentos de la vida cotidiana, una transmutación de elementos, una infusión alquímica en la que chocan capas de realidad, tesis y antítesis y se realiza la síntesis de conceptos, nociones, nodos de pensamiento que organizan y mantienen el orden de la realidad. Ella creía que el verdadero pensamiento es una especie de producción y desarrollo de conceptos vivos, estos conceptos deben primero ser pescados del turbio flujo de impresiones y luego revividos, acentuados, convertidos en el punto de ensamblaje, cristalización y consolidación de la Mente y las mentes. Dasha ha encontrado varios de estos puntos brillantes: conceptos interesantes, voluminosos e incluso hipnóticamente reveladores.
Uno de estos conceptos es el "Optimismo Escatológico".
¿De qué se trata? Es una ética heroica del fin, de la finitud de la existencia humana. Es la comprensión de que nos enfrentamos a nuestro fin, a la muerte del hombre y de la humanidad. Y esta comprensión no se desvanece con el tiempo, sino que se afina y se supera por la acción trascendente del Espíritu. El optimismo escatológico es otro nombre de lo trágico en la Antigüedad, cuando el héroe condenado entabla una lucha con el destino y pierde, pero el hecho mismo de su rebelión da sentido a la existencia. En la derrota está contenida la dignidad del hombre como especie. El optimismo escatológico no es la expectativa de una recompensa, de un premio a la acción, sino la acción misma, el acto mismo de rebelarse, contra viento y marea.
Otro concepto que la escritora ha apuntado y subrayado, profundizado y poderoso, es el de la Frontera. El tercer libro de Dasha, ya preparado para su publicación, se titula Frontera rusa. Frontir es un territorio volumétrico, espacial, un área, un lugar, un topos, casi sagrado, donde se destruyen viejas formas y se crean otras nuevas. En contraste con las fronteras como líneas delimitadoras y prohibitivas, las fronteras son más bien espacios conectores y permisivos. La frontera es un lugar especial donde se está creando el contorno del destino futuro de la nación, donde se está dibujando el boceto de nuestro futuro ruso. En la frontera, la razón se nubla, la verdad se desordena, la belleza se cuestiona, pero es allí donde las guerras y las revoluciones acaban reformando la historia, dando nacimiento a nuevas épocas con sus mitos, ideologías y cosmovisiones clave. La frontera es al principio confusión e incertidumbre, un tiempo en el que no está claro si Dios y la verdad existen, es una zona gris con rastros de dioses, con guardianes del umbral -como si todo el mundo abandonara sus feudos terrenales, y las cosas sublunares cayeran en el caos y empezaran a cambiar de forma y de nombre, sin prestarnos atención a nosotros, los testigos.
Dasha percibió que los planes pasados y presentes de la trayectoria vital de nuestra patria no se han realizado plenamente, y hoy nos encontramos en una encrucijada, quizá en una especie de interregno. En marzo de 2024 se publicará el libro de Dasha "Frontera rusa", en el que se explorará este aspecto.
Otro tema que Dasha ha desarrollado cuidadosamente en su investigación es el del "sujeto débil" en la filosofía rusa. Dasha utiliza la imagen del "sujeto pobre" para describir las peculiaridades de la identidad rusa. Esta "pobreza" o "debilidad", en su opinión, no es sólo una desventaja -carecer de una racionalidad rígida y una voluntad fuerte-, sino también una virtud. El corazón ruso es capaz de sentir compasión y empatía hacia las personas y el mundo, absorbiendo en su totalidad la humanidad del ser. A diferencia del sujeto occidental que ataca a la naturaleza en el espíritu de Francis Bacon o compite con otros sujetos en el espíritu del "hombre lobo" de Hobbes, el sujeto ruso hace de su debilidad su fuerza, reconecta el mundo, lo hace completo, cura sus heridas.
La vida de Dasha se vio truncada por un atentado terrorista organizado por los servicios de seguridad ucranianos. Pero el verdadero instigador del asesinato de nuestra hija fue el espíritu caído de la civilización occidental con su ideología específica -el liberalismo- y los valores derivados de ella -individualismo, consumismo, pragmatismo, unidimensionalidad, una concepción pervertida del hombre y de su significado-. Dasha sólo pretendía oponerse a este discurso totalitario, que pretende ser un globalismo sin alternativas.
Cuando Cicerón perdió a su hija Tulia, se fue a provincias y escribió cartas de consuelo. Mi lamento filosófico por su hija y las vicisitudes de su destino es inagotable, pero me gusta pensar que mis palabras sobre Dasha no son sólo "palabras de consuelo", y que no se trata sólo de nuestra tragedia familiar personal, sino que la pasión de Dasha por la vida y el pensamiento, su deseo de perfección y belleza, de espíritu y poesía no dejarán indiferentes a muchas personas, y cautivarán sus mentes, sentimientos y pensamientos. ¡Se apoderará de todos nosotros como espíritus de lo Alto y lo Sublime! Y que podemos esperar una respuesta anímica de nuestros contemporáneos, especialmente de los jóvenes, en el entusiasmo intelectual, en la pasión intelectual, en la empatía, en la solidaridad de los que pensarán en sí mismos, en la Patria, en el sentido de la vida, en la felicidad, en la voluntad, en su propia autenticidad, en la brecha entre el comienzo terrenal de la vida y su fin terrenal, en el eurasianismo, en la guerra, en la elección del camino de nuestra Patria y de la Victoria.
Traducción de Enrique Refoyo.