Elecciones en Jordania: Convergencia de islamismo, nacionalismo y tribalismo

22.09.2024
Las elecciones parlamentarias jordanas han desencadenado un profundo cambio político que ha inquietado a la monarquía, poniendo de manifiesto la creciente resistencia a su frágil paz con Israel y la creciente influencia que estas fuerzas pueden ejercer sobre la futura dirección del reino.

El primer ministro jordano, Bisher al-Jasawneh, presentó la dimisión de su gobierno al rey Abdalá II pocos días después de las elecciones parlamentarias del 10 de septiembre, después de que el opositor Frente de Acción Islámica (FAI) obtuviera importantes escaños en la legislatura.

Como telón de fondo de los resultados oficiales de las elecciones, dos escenas fundamentales revelan las realidades más profundas de los retos a los que se enfrenta hoy la monarquía jordana. La primera tiene que ver con Ahmad al Daqamseh, soldado jordano excarcelado tras cumplir una condena de 20 años por matar a siete mujeres israelíes en 1997 cerca de la frontera jordano-israelí.

Daqamseh fue visto asistiendo a la tienda de luto de Maher al-Jazi, el camionero y ex soldado que llevó a cabo la operación del cruce de Karameh contra personal fronterizo israelí a principios de este mes.

La segunda escena muestra a seguidores jubilosos del Frente de Acción Islámica, el partido que obtuvo el mayor número de escaños en las elecciones parlamentarias, celebrando cánticos que alababan a Abu Obeida, portavoz militar del brazo armado de Hamás en Gaza.

Estos dos momentos encapsulan las cambiantes corrientes subyacentes de la realidad política de Jordania, donde las narrativas tradicionales y las estadísticas oficiales han dado paso a un panorama mucho más complejo e incierto.

Elecciones extraordinarias

Los resultados electorales en Jordania distaron mucho de ser ordinarios. La preocupación del gobierno por el creciente malestar en Gaza y Cisjordania ocupada, exacerbado por los crímenes de guerra de Israel, parece ahora cada vez más relevante tras la reciente operación de resistencia y el ascenso islamista en Jordania.

El protagonismo de las fuerzas islamistas, muchas de ellas estrechamente vinculadas a los Hermanos Musulmanes, ha suscitado cuestiones que van mucho más allá de las urnas. Desde 2016, los jordanos han visto cómo el Gobierno cerraba sedes de los Hermanos Musulmanes en varias ciudades, desde Ammán hasta Madaba.

A pesar de esta represión, el ala política de la Hermandad, el FAI, ha pasado a controlar 31 escaños en el Parlamento, un bloque significativo que constituye el 22% de la asamblea. Aunque esto no equivale a una mayoría dominante, representa un cambio significativo en el equilibrio político de Jordania.

Una fuente jordana que se describe a sí misma como independiente dice a The Cradle que las preocupaciones a las que se enfrentaba la monarquía jordana en la era de la Primavera Árabe son bastante diferentes de las actuales.

La fuente, que pidió permanecer en el anonimato, explica que si bien la Hermandad ha estado autorizada oficialmente en Jordania desde la época del primer rey Abdullah en 1946, las convulsiones de la Primavera Árabe suscitaron temores internos sobre el potencial del grupo para desestabilizar el reino, especialmente dada la implicación del movimiento en protestas y violencia en Egipto, Siria y Libia.

Por ello, el rey Abdullah II vio la oportunidad de reducir la influencia de la Hermandad. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del gobierno por contener al grupo, la Hermandad ha resurgido como un actor importante en la política jordana, especialmente a través del FAI.

El auge islamista y la postura de Ammán

La aprobación por parte del gobierno jordano de nuevas leyes electorales en 2022, cuyo objetivo era reforzar la representación de los partidos políticos en el parlamento, se introdujo antes de la actual ola de tensiones regionales.

Un analista jordano informa a La Cuna de que la estrategia de Ammán había sido mantener el control del Parlamento reforzando la influencia de los representantes tribales, tradicionalmente leales al trono, y promoviendo al mismo tiempo a los diputados moderados y centristas.

Sin embargo, el resultado electoral desafió estas expectativas. En las elecciones, el FAI logró la mayor victoria de un grupo islamista desde la vuelta al trabajo parlamentario en 1989, triplicando su representación respecto al parlamento anterior.

Este inesperado éxito ha desconcertado a los observadores, sobre todo teniendo en cuenta que el sistema electoral se diseñó deliberadamente para favorecer a las zonas rurales y tribales en detrimento de las ciudades, donde los jordanos de origen palestino -que suelen ser más activos políticamente y apoyan más al movimiento islámico- constituyen una gran parte de la población.

La capacidad del FAI para obtener escaños en estos distritos tradicionalmente tribales pone de relieve un cambio irónico. A pesar de los esfuerzos por marginar su influencia, los islamistas consiguieron introducirse en zonas que antes les estaban casi vedadas, incluidas las dominadas por afiliaciones tribales.

En la segunda circunscripción de Ammán, los candidatos del FAI consiguieron varios escaños, entre ellos un candidato cristiano, Jihad Madanat, y una mujer, Rakeen Abu Haniyeh. Este hecho ilustra cómo los islamistas han logrado mezclarse con los elementos tribales y otros elementos tradicionales de la sociedad jordana de una forma que habría sido impensable hace tan sólo unos años.

Para ilustrar mejor este cambio político, la visita de la delegación de la FAI a la tienda de luto del clan Jazi tuvo profundas connotaciones políticas. Un observador árabe de los asuntos jordanos explica a The Cradle que esa visita de los dirigentes del movimiento islámico a la tribu huweitat, a la que pertenece el Jazi, representa la convergencia de las fuerzas nacionalistas e islamistas en torno a la causa palestina.

Esta convergencia ha creado entre los jordanos la creciente creencia de que los resultados de las elecciones fueron un claro respaldo a la resistencia palestina. Partidarios o no de los Hermanos Musulmanes, muchos jordanos ven ahora la victoria electoral islamista como un voto a favor de la resistencia contra la agresión del Estado ocupante en Gaza y Cisjordania.

No es algo que augure nada bueno para la desafiante postura del rey Abdallah de mantener los lazos oficiales con Israel.

Jordania es lo primero

Más allá de esto, los resultados de las elecciones apuntan a una preocupación aún más amplia. Una fuente jordana independiente sugiere que muchos jordanos consideran que la amenaza israelí se extiende más allá de los territorios palestinos y supone un peligro directo para la propia Jordania.

En este contexto, el voto no fue sólo un gesto simbólico, sino un rotundo mensaje político dirigido a proteger la soberanía jordana. Esta perspectiva se ha hecho cada vez más común a medida que el FAI pide la congelación de los acuerdos comerciales y de seguridad con Tel Aviv, incluido el controvertido Tratado de Wadi Araba, que normalizó las relaciones entre Jordania e Israel en 1994 bajo el mandato del difunto rey Hussein.

Mientras Ammán lidia con las implicaciones de estos resultados electorales, la monarquía jordana se encuentra ante una serie de nuevas realidades políticas. El rey puede verse obligado a reconocer la creciente convergencia entre las fuerzas tribales e islamistas, lo que repercutirá en las relaciones con Israel.

Aunque el rey Abdullah II conserva amplios poderes, incluida la capacidad de disolver el parlamento, cada vez es más probable que los islamistas tengan un papel más importante en la formación del próximo gobierno. Algunas fuentes especulan con la posibilidad de que el rey se vea incluso obligado a nombrar a figuras de la corriente islámica para puestos ministeriales.

Sin embargo, a pesar de los importantes avances electorales del FAI, los 31 escaños del partido no le otorgan un poder abrumador en el Parlamento de 138 escaños. Además, el sistema político jordano sigue estando firmemente en manos de la monarquía, que conserva la última palabra en la mayoría de los asuntos de política nacional.

Llenar el vacío

Varios factores contribuyeron al éxito electoral del FAI. Los observadores señalan que la ley electoral se diseñó deliberadamente para impedir que un solo partido, incluidos los islamistas, obtuviera la mayoría. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, los votantes recompensaron al movimiento islamista por su constante presencia en las calles, en particular por encabezar las protestas ante la embajada israelí en solidaridad con Gaza.

Mientras tanto, los partidos tradicionales de izquierda y nacionalistas jordanos no lograron comprometerse con el público de forma eficaz ni atender sus necesidades, dejando un vacío que los islamistas no tardaron en llenar.

El martirio de Jazi, cuya tienda funeraria se convirtió en un santuario simbólico para muchos jordanos, también influyó en el resultado electoral. La presencia de líderes islámicos en la tienda de luto en vísperas de la jornada electoral envió un claro mensaje de solidaridad con Palestina, al tiempo que reforzaba el alineamiento más amplio entre la tribu huweitat y el movimiento islamista.

Mientras el gobierno jordano reflexiona sobre el resultado de las elecciones, puede intentar utilizar el ascenso islamista en su beneficio presentándolo como una advertencia a los aliados occidentales, en particular a Estados Unidos. Ammán podría argumentar que la guerra en curso en Gaza ha creado una nueva realidad política en Jordania, que debe tomarse en serio.

Para muchos jordanos, sin embargo, los resultados de las elecciones reflejan una creciente sensación de que la situación en la orilla oriental del río Jordán está cambiando. El gobierno extremista de extrema derecha de Israel, que muchos creen que pretende desencadenar una nueva Nakba contra los palestinos de Cisjordania, se enfrenta a una creciente amenaza a su seguridad desde el otro lado de la frontera jordana.

Es probable que la voz jordana que se opone a las políticas israelíes y a la presencia militar estadounidense se haga cada vez más fuerte. Las elecciones han revelado mucho más que un mero cambio de escaños parlamentarios: han desvelado una nueva realidad política que la monarquía jordana no puede permitirse ignorar.

Traducción al español para Geopolitika.ru
por el Dr. Enrique Refoyo