El hundimiento del submarino ARA San Juan y la decapitación del poder militar argentino (2ª parte)
En nuestro artículo sobre la desaparición y el hundimiento del ARA San Juan, escribimos:
"Precisamente ése es el tipo de auxilio -ayuda rusa- que se necesitaba desde el inicio de la búsqueda y no el show que se montó en torno al infortunio de los 44 submarinistas y el dolor de sus familias."1
La Armada Argentina confirma que terminó la búsqueda de los tripulantes del ARA San Juan, mientras que se anuncia la llegada de aparatos y tecnologías de mayor envergadura para tratar de dar con el submarino. Contra toda propaganda, cuando mencionamos la palabra "infortunio", nos referíamos a la muerte de los militares argentinos y cuando dijimos que se debía aplicar otro tipo de tecnología -diferente de la que se utilizaba- hicimos referencia a los equipos rusos y estadounidenses que llegarán a partir del próximo sábado.
De igual modo que no se descarta el factor interno como causante del hundimiento del ARA San Juan, tampoco puede soslayarse la hipótesis de un posible ataque externo por más que voceros militares, traductores políticos y difusores periodísticos enfaticen lo contrario.
En efecto, es altamente probable que un problema interno del navío haya generado la tragedia, pero hay que considerar en todo momento que la Armada y el Estado argentinos no poseen el submarino para hacerle las pericias correspondientes y que gran parte de la información sensible que ambos actores procesan y transmiten al público-para su conocimiento y análisis- proviene de las fuentes anglo-norteamericanas.
Mientras no se encuentre el submarino (o múltiples partes del mismo) para someterlo a minuciosa investigación, todas las hipótesis están abiertas y cualquier país con el perfil de potencia marítima que cuente con registros históricos de presencia, permanente o temporal, y haya participado en actos de incursión ilegal, agresión y enfrentamiento armado en esa zona es susceptible de responsabilidad en la desaparición y en el hundimiento del submarino argentino. Todos los expertos que hablan únicamente del factor interno, lo hacen en teoría sin contar con el examen riguroso del estado actual del submarino.
Ni la oligarquía política, ni el alto mando militar del país, tienen la capacidad suficiente, ni la autonomía operativa imprescindible para verificar y comunicar a su pueblo, independientemente de las centrales de determinados poderes internacionales, un ataque externo en caso de que éste haya sucedido. Argentina perdió 44 militares, un submarino de guerra hundido (quizás para siempre) y resalta la evidencia inequívoca de la poca capacidad significativa de defensa nacional militar que tiene, lo que transforma al país en un objetivo fácil para el despliegue estratégico de las potencias mundiales realmente existentes.
Entiéndase bien: por la complejidad del caso y por la falta de elementos objetivos, concluyentes y excluyentes, en el asunto que nos ocupa y preocupa, no rechazamos ninguna posible razón motivante, tampoco desechamos ningún escenario, ni mucho menos nos cerramos en la negación de una factible injerencia externa. El ARA San Juan fue hundido, ya sea por factores endógenos o por factores exógenos, y sus tripulantes son víctimas de la traición y la indiferencia de las respectivas autoridades desde la derrota de Malvinas. La fidelidad patria queda para los 44 tripulantes del ARA San Juan, el dolor para el pueblo argentino y la traición para todos aquellos que eligieron tenerla como profesión.
Nota: