Cronograma de un genocidio científico
Las muertes por vacunación que se registran por doquier son la penúltima etapa de un genocidio científico de alcances nunca vistos.
A diferencia de otras matanzas en la historia, los verdugos no están separados claramente de las víctimas. No se trata de grupos étnicos distintos, ni distribuidos en territorios diferentes. Ejecutores y ejecutados conviven, en general, en el mismo espacio, sin conciencia plena sobre la conspiración que los divide en bandos enfrentados.
A diferencia de otros genocidios, la violencia no proviene de armas de fuego, de machetes o de bombardeos. Es una violencia psicológica, subliminal, que utiliza el propio poder de las masas para neutralizarlas, desarmarlas y exterminarlas por etapas, gradual y selectivamente. Es una violencia tecnológicamente de avanzada, desconocida para la inmensa mayoría.
A diferencia de otras agresiones contra la población, este procedimiento parece asegurarse la impunidad por su carácter invisible e inadvertido para casi todos. También se asegura la colaboración de las víctimas, que trabajan arduamente para enterrar sus muertos, y combaten con ferocidad a los pocos que ofrecen resistencia.
A continuación, una descripción sumaria de este diseño: el cronograma de una demolición controlada de la civilización. Una versión del capitalismo del desastre a escala planetaria.
Muertes por vacunación: Táctica y estrategia de un genocidio científico
El concepto tóxico de los humanos “biológicamente peligrosos”
La antesala de este operativo son décadas de bombardeo en torno a la teoría del contagio. La aceptación masiva, COMO HECHO COMPROBADO, de que las enfermedades se transmiten de persona a persona, es el punto de partida de una operación de manipulación masiva.1
El núcleo del engaño es un concepto tóxico, políticamente motivado: los seres humanos son biológicamente peligrosos, la interacción social es malsana, se propagan patógenos a través del tacto y la respiración.
Pero la teoría del contagio jamás ha logrado probar sus postulados teóricos. Y en la práctica, la experiencia de millones de personas durante un año y medio desmienten que el contagio sea un fenómeno verificable, mucho menos lineal y mecánico, en la vida de todas las personas.2
La noción de contagio es una operación psicológica, un caballo de Troya dentro de las sociedades humanas. Coordinada con acontecimientos que le otorgan verosimilitud, se vuelve creíble. Es cuando dinamita los lazos que conforman el tejido social, familiar y comunitario.
El “contagio” y la propagación de un virus que “se escapó por el mundo” son los conceptos clave de la narrativa. En adelante, los sucesos de cada etapa son presentados como la confirmación de esta matriz de pensamiento, atrapando cada vez más factores dentro de una telaraña de significados engañosos.
1: ALERTA SANITARIA
La imposición de un marco interpretativo universal
El operativo comienza con una intensa campaña de propaganda planetaria: una alerta sanitaria. Impone una forma de pensamiento único, un marco interpretativo universal para los acontecimientos. El coronavirus y toda la fraseología asociada se convierte en la referencia indiscutida para explicar enfermedad y muerte. El dogma reza así:
«Hay un virus nuevo que está provocando una nueva enfermedad. Es extremadamente contagioso, y lo transmiten las personas por simple contacto o cercanía, incluso si están sanas. Se detecta con un test PCR. Como no hay tratamiento ni cura, la única solución es el uso obligatorio de cubrebocas, confinamiento forzoso de la población, normas de distanciamiento social y vacunación masiva».
Esta campaña tiene su correlato en otros niveles:
- El accionar de los gobiernos, cuyas políticas de “sanidad pública” ponen al coronavirus en el centro de todos sus esfuerzos.
- La OMS, que prohíbe medicinas efectivas (hidroxicloroquina, invermectina, dióxido de cloro), y promueve tratamientos mortales (respiradores).
- Los protocolos médicos, que son modificados para que reflejen una estadística falseada y alarmante, que combina víctimas de diferentes dolencias bajo una etiqueta única.
- La ciencia y la academia oficial, que acepta esta narrativa y se suma desde diferentes vertientes: aceptando no investigar ni hacer autopsias, validando cuarentenas y uso de cubrebocas, etc.
La presunta “unanimidad de criterios” de instituciones supranacionales, autoridades médicas, corporaciones noticiosas y gobiernos, genera un efecto de “verdad universal”. Se sientan los cimientos de la credibilidad del dogma.
2: CUARENTENA INTERMINABLE
Encierro, paralización social y culpabilización de la población
El impacto de las cuarentenas y el distanciamiento social debilitan el tejido social. Aleja familias, desintegra comunidades y grupos de amigos. La cercanía física y afectiva se convierte en una conducta políticamente incorrecta.
El dogma de la “salud como religión de Estado” contiene en sí mismo las semillas de la destrucción social. Una vez aceptado, conduce ineludiblemente hacia el debilitamiento de la salud colectiva.
Los postulados del dogma despiertan escepticismo y denuncia entre sectores de la población. Sin embargo, la propaganda divide a la sociedad en múltiples tribus enfrentadas, e impide la creación de acciones defensivas consensuadas. La sobreabundancia de información contradictoria, la supresión de información válida, y el manejo centralizado de medios masivos, redes sociales y buscadores agrava la atomización de opiniones.
En esta etapa, el cierre de empresas, comercios y escuelas debilita al tejido productivo: antesala de otra crisis planificada.
La cuarentena se extiende, y no hay críticas a las autoridades porque las políticas implementadas no funcionan. Por el contrario, la narrativa oficial de la crisis SIEMPRE se despliega con un tono acusatorio hacia la población.
En este pre-calentamiento de la guerra entre semejantes, la prolongación de las restricciones y la extensión de la “crisis sanitaria” es atribuida a los infractores del encierro y las restricciones: organizadores de reuniones caseras, corredores al aire libre y personas libres de cubrebocas son denunciadas y estigmatizadas como los “enemigos del pueblo”.
El aumento de enfermos y muertes en las noticias opera como una confirmación de la alarma sanitaria. Como las políticas de aislamiento social son imposibles de cumplir, se responsabiliza a la gente, a aquellos que “irresponsablemente violan las normativas”, por la continuidad de la crisis.
3: VACUNACIÓN MASIVA
Retorno a la normalidad engañoso
Con el inicio de las campañas de “vacunación” se abre un pasaje de “retorno a la normalidad”, engañoso y precario. El aflojamiento de las restricciones está caracterizado por una amenaza subyacente:
- Se institucionaliza una actividad económica intermitente, con un retorno periódico de las restricciones según “indicadores sanitarios” falsos y manipulables: “semáforos epidemiológicos”, ocupación de camas en hospitales, casos “Covid” contabilizados, etc.
- Se autoriza el retorno a la escuela presencial, pero bajo la amenaza de nuevas suspensiones si se “detectan” casos Covid, con uso obligatorio de mascarillas, “protocolos de sanitización” y otras aberraciones.
- En algunos países se levanta la obligatoriedad del uso de mascarillas en lugares abiertos, y se flexibilizan ciertas restricciones a la movilidad.
- Al mismo tiempo, se “vacuna” masivamente a la población con sustancias experimentales. A las pocas semanas, suben los enfermos y los hospitalizados, y la suma de muertos: la mayor parte de ellos vacunados. Se atribuye el fenómeno a “rebrotes” y “nuevas variantes”.
Esta etapa es la que atraviesan la mayor parte de los países en la actualidad. Hay un incremento de enfermos y muertes a medida que avanza la vacunación. La propaganda oculta las víctimas y elude interrogantes en torno a la eficacia de la vacunación. En cambio persuade a mucha gente de que el problema es una vacunación tardía e insuficiente, y hay que dar más dosis.
Se sume a la población en la confusión. La permanente presión para que los ciudadanos se vacunen (con pasaportes sanitarios, estigmatización de los no vacunados y otras estrategias) empuja a más personas a someterse a las inyecciones tóxicas. Se engorda el saldo de enfermos y muertos.
MÁS DATOS: Muertes por vacunación e impacto de la inoculación Covid en el mundo
Conclusión: La flexibilización de las restricciones, seguida del agravamiento de la “situación sanitaria”, opera como una reafirmación del dogma:
- Convence a más gente de que las “medidas de contención” (uso de cubrebocas, cierre de escuelas y establecimientos comerciales, vacunación masiva) deben pasar a ser permanentes.
- Contribuye a persuadir a los dudosos, y a criminalizar a los defensores de la verdad, que quedan “descalificados por los hechos”.
4: COLAPSO PROGRAMADO
Vacunados versus no vacunados en un escenario de desastre
En la etapa que se despliega, las muertes por vacunación son resignificadas para ser convertidas en estandarte del operativo. Al mismo tiempo que miles de científicos y personalidades demandan un cese de la campaña por los desastrosos resultados a la vista, la propaganda oficial realiza varias operaciones de inversión del sentido:
- Se niega la vinculación de la vacunación con numerosas muertes, con el concurso de “especialistas médicos” que certifican la no relación del evento con la inoculación. También se obstaculizan las autopsias y el reporte de eventos mortales o efectos adversos en los sistemas oficiales.
- Se oculta en los medios masivos que la mayoría de los hospitalizados son personas vacunadas. Cuando fallecen celebridades poco tiempo después de su vacunación, se anuncia su muerte “por coronavirus” ignorando el dato esencial de que habían sido “inmunizados” poco tiempo antes.
- Se promueven las “interpretaciones benignas” sobre el efecto de las vacunas. Ejemplo: “Sigue muriendo gente, pero sin las vacunas sería mucho peor”. Estas ideas operan como una “manifestación de fe” y son la directa consecuencia de la imposición del coronavirus como un marco interpretativo universal.
- Se agitan consignas que tienden a generar bandos enfrentados: vacunados versus no vacunados, una nueva versión de guerra híbrida que, a medida que aumente el balance de víctimas mortales, puede convertir a la violencia entre semejantes en una catástrofe en sí misma.
Las muertes por vacunación permiten acelerar la imposición del dogma. Se achacan los “nuevos brotes” a los no vacunados; Convocan a inocular terceras dosis, a vacunar a toda la población, y a extender la campaña a jóvenes y niños. Preparan centros de aislamiento forzoso. Este círculo vicioso proyecta un escenario de colapso y ensañamiento.
¿QUÉ ESPERAR?
Balance y perspectivas de una emboscada global
Un enorme porcentaje de la humanidad ha caído en una emboscada, víctima de su buena fe. La creencia en la bondad del sistema médico, la sapiencia de las autoridades y la veracidad de las noticias ha permitido llegar a una situación de peligro extremo:
- Los pronósticos de los más renombrados científicos, que resume Vladimir Zelenko en su memorable exposición ante rabinos israelíes, anticipan millones de muertes por vacunación en los próximos años.
- Los cálculos del gobierno británico, que según Dolores Cahill prevé millones de decesos en el futuro próximo, lo confirman.
- Un análisis de Deagel.com, con datos militares estratégicos, publicó cifras de extraordinaria mortalidad para el año 2025.
- Los vaticinios sombríos del fraile Alexis Bugnolo incorporan al análisis el impacto que puede tener la desintegración de la organización social y el desplome de la economía, otro factor cuidadosamente cultivado por los arquitectos de la pandemia.
Video: El fraile Alexis Bugnolo y la antesala de un genocidio científico
Si las muertes por vacunación continúan su marcha ascendente, en los próximos meses podremos estar en el escenario “profetizado” por Evento 201, donde los cerebros de la plutocracia global anticiparon que el segundo año de la pandemia es catastrófico, con millones de muertos, protestas violentas en las principales ciudades, imposición de ley marcial, etc.
Estamos en la antesala de ese escenario, con los medios agitando el miedo y la acusación contra los no vacunados.
Odio en Twitter contra los no vacunados: "Los quiero a todos muertos, con un agujero de bala entre sus ojos!" Al parecer, este tipo de manifestaciones NO contradicen las reglas comunitarias de las redes sociales.[/caption]
Este fomento del “odio sanitario” converge con una serie de líneas de colisión y destrucción que se cultivan paralelamente:
- Incesante despliegue de una nueva capa de contaminación electromagnética (5G).
- Vertido de sustancias tóxicas desde el cielo (geoingeniería del clima).
- Inflación, desabasto de mercaderías y debilitamiento de la producción.
- Choques entre colectivos a raíz de la propaganda tóxica que enfrenta a hombres y mujeres, negros y blancos, migrantes y nativos.
- Eventos climáticos catastróficos.
Todo parece conducir a la demolición controlada de la civilización, una instancia anhelada por el club Building Back Better. Es el escenario para erigir sobre los escombros una completa reingeniería social: el Nuevo Orden Mundial que impulsan los dueños del mundo.
¿Hay alternativas? ¿Tiene futuro la humanidad que conocemos? El diseño parece un laberinto sin salida, un problema sin solución incruenta.
En la segunda parte de este trabajo, un análisis de los desvíos y giros inesperados que pueden salvar a la humanidad del primer genocidio científico de la historia.
PRÓXIMA ENTREGA
Cómo la humanidad puede escapar de la mayor matanza de la historia
1 Un siglo de oscurantismo médico en torno al tema impide a las audiencias hacerse preguntas lógicas: ¿Por qué la naturaleza de una especie habría de atentar contra sí misma? ¿No existen otras maneras (toxicidad, deficiencia) de explicar la propagación de una enfermedad?
2 Más bien lo que hay es una idea que funciona para “explicar mágicamente” por qué una persona se enfermó (“se ha contagiado”). Pero no funciona para explicar por qué otras personas no se han enfermado (o “contagiado”). Para una revisión sistemática sobre las falacias de la teoría del contagio, ver el libro de Thomas Cowan y Sally Fallon “The Contagion Myth”.