Consecuencias para España del acoso estadounidense a Venezuela (I)

Mientras muchos de los opositores al Gobierno venezolano de Nicolás Maduro, dentro y fuera de sus fronteras, rechazan el acoso a su país, el Gobierno de España toma decisiones perjudiciales para los intereses españoles, algunas de legalidad dudosa, obedeciendo a los dictados de Washington D.C. La intervención del Banco Madrid (actualmente filial de la Banca Privada de Andorra) y las actuaciones al respecto del Banco de España y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, al parecer espoleada desde Norteamérica, se llevó por delante el procedimiento contra dicho banco iniciado ya hace meses por el Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención de Blanqueo de Capitales (SEPBLAC) del Ministerio de Economía de España. ¿Consecuencias? Un corralito contra los intereses legítimos de los clientes de Banco Madrid y de la Banca Privada de Andorra, a quienes se ha limitado el acceso a sus fondos, y el desprestigio internacional del sector bancario español. Los muy débiles indicios de blanqueo de capitales alegados por los estadounidenses no justificarían en ningún caso las medidas adoptadas ni la inmediatez de las mismas.

De las reacciones en toda el área hispanoamericana (no sólo de los países del ALBA) puede decirse con seguridad que predomina el rechazo de la agresión estadounidense contra Venezuela. El Gobierno de España pierde otra oportunidad para recuperar posiciones allí: ni siquiera ha habido por su parte (tampoco por la de la Jefatura del Estado) una declaración verbal, un recurso a la retórica de la Hispanidad o de los pueblos hermanos, que pudiera suavizar los efectos negativos de su obediencia estadounidense. Al contrario: el gabinete de Rajoy parece regocijarse en la provocación antivenezolana, sin importarle las posibles consecuencias para las empresas españolas al alcance del Gobierno de Maduro: Meliá, REPSOL, Telefónica, MAPFRE, Iberia, Air Europa, BBVA y un largo etcétera. Medios españoles citan a fuentes de dichas empresas que expresan indignación contra el Gobierno español.

Es inevitable recordar que en el momento más duro de bloqueo norteamericano a la Cuba de Fidel Castro, el Gobierno español de entonces, encabezado por el General Franco (oficialmente el más anticomunista de los mandatarios mundiales en las décadas de 1950 y 1960) se negó a secundarlo, llegando a producirse incidentes navales entre españoles y estadounidenses, pues España siguió manteniendo relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba.