Dos hombres misteriosos: Raymond Abellio y Jean Parvulesco
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Raymond Abellio y Jean Parvulesco fueron dos conocidos esoteristas franceses que intentaron crear y poner en práctica su visión de cómo debería ser Europa, junto con el resto del mundo occidental. Es precisamente en la ambición de hacer realidad este futuro que la idea del Priorato de Sion cobra sentido.
Raymond Abellio afirmaba que el ocultista flamenco S.U. Zanne, el seudónimo de Auguste Van de Kerckhove (1838-1923), fue uno de los más grandes iniciados de nuestro tiempo. Pero casi nadie sabía quién era Zanne. Muchos consideran que Abellio era muy parecido; la mayoría de la gente no sabe quién es. Y aquellos que conocieron a Abellio llegaron a la conclusión de que era un fascista francés interesado en el esoterismo.
¿Realmente lo era? El problema radica en que los escritos de Abellio, como los de otros alquimistas, necesitan de una llave. Gran parte de sus escritos están codificados, sin hablar de que el mismo Abellio solía reírse del hecho de que las llaves de la mayoría de las personas “solo abren sus propias puertas”, pero no sus escritos. ¿Quién era realmente Abellio y cuáles eran sus verdaderos objetivos políticos?
Raymond Abellio es el seudónimo de Georges Soulès (1907-1986), quien se hizo famoso en Francia durante la Segunda Guerra Mundial por haberse convertido en el secretario general del MSR (Mouvement Social Révolutionnaire) en 1942. Abellio se unió a esta organización debido a una invitación que le hizo nada menos que Eugène Schueller, propietario del gigante de los cosméticos L'Oréal. Como dice el investigador británico Guy Patton, autor de Masters of Deception: “Este grupo surgió del siniestro Comité Secret d’Action Revolutionaire (CSAR), también conocido como Cagoule. Soulès conoció a Eugène Deloncle, jefe del ala política del movimiento que se dedicaba al secreto y a las acciones directas y violentas”.
Unas líneas después, Patton agrega que: “Aquí tenemos a un socialista convertido en fascista y que luego se vio involucrado en varios movimientos políticos que colaboraron activamente con el gobierno de Vichy. A lo largo de sus actividades políticas, Soulès trabajaría con Eugène Deloncle, quien […] conocía a un ingeniero, François Plantard, cuya sobrina se casó con el hermano del [presidente francés François] Mitterrand, Robert”.
Aunque esto nunca fue confirmado oficialmente, se dice que Abellio participó en la editorial Bélisane, la cual fue fundada en 1973. Bélisane publicó varios libros sobre Rennes-le-Château, un pueblo que se encuentra íntimamente relacionado con el Priorato de Sion. Joscelyn Godwin dice en su libro Arktos que Raymond Abellio también usaba el seudónimo de “Bélisane”. Guy Patton sostiene que Abellio hace parte de una red que intentó crear una Nueva Europa gobernada por un sacerdote-rey y fundada sobre varios mitos modernos, como los del Priorato de Sion. Estos mitos buscaban promover en el Occidente actual un retorno a las tradiciones sagradas y formas de gobierno anteriores, parecidas en muchas cosas a los mitos del Rey Arturo, lo que creaba una dimensión surrealista dentro de la política europea que parecía regresar a la época medieval.
Por esa razón muchas de las opiniones políticas de Abellio han sido descritas como utópicas y se sospecha que tenía marcadas inclinaciones sinarquistas, es decir, creía en que los verdaderos líderes del mundo se encuentran ocultos y que los políticos no son sino simples títeres. Pero Abellio tenía una imagen muy nítida de cómo debería ser el cambio social. Cuando se trazaron los planes de batalla de la Guerra Fría después de la Segunda Guerra Mundial, Abellio trató de encontrar lo mejor que existía dentro de estos dos campos y esperaba poder unirlos. ¿Por qué? Porque deseaba crear una especie de Imperio euroasiático que se extendiera desde el Atlántico hasta Japón. Esta idea fue retomada posteriormente por su amigo Jean Parvulesco, un novelista y teórico conocido.
Jean Parvulesco, un esoterista francés
"Parvu" es el responsable de haber dado a conocer al gran público las ideas de Abellio, aunque existe un debate que aún no se ha cerrado de si Abellio fue una persona real o fue un personaje creado por Parvulesco. Guy Patton considera que las ideas de Abellio son “muy comunes entre los esoteristas de extrema derecha, ya que tienen como objetivo ‘renovar la tradición occidental’. Abellio quería reemplazar el famoso lema republicano, ‘Libertad, Igualdad, Fraternidad’, por el de ‘Oración, Guerra, Trabajo’, con tal de construir una nueva sociedad fundada en una jerarquía absoluta que sería dirigida por un rey-sacerdote”.
Sin embargo, muchas de las personas que estaban involucradas en semejante actividad no se dedicaban a la espiritualidad esotérica y simplemente usaban esta última como una máscara para ganar dinero, adquirir poder e impulsar una agenda de extrema derecha. Y aunque muchos de los involucrados en este proyecto pudieran ser considerados de este modo, podemos decir que, al interior de esta mixtura de personas poderosas y/o hambrientas de dinero, todos estaban de acuerdo en que Abellio era un hombre “espiritual”. Se le atribuye al profesor Pierre de Combas la transformación del político Georges Soulès en el visionario Abellio (el Apolo pirenaico). Pierre Combas convirtió a Abellio no solo en un “hombre de poder”, sino también en un “hombre de conocimiento”, ¿un iniciado?
Si queremos entender esto, debemos en primer lugar comprender que el sistema de Abellio, como ya dijimos, necesita una llave, mientras no tengamos esa llave, será imposible comprenderla; de ahí el por qué a menudo se malinterpretan sus ideas. En segundo lugar, su sistema es complejo y difícil de resumir en pocas palabras, por lo que es mejor enumerar algunos ejemplos.
Abellio quería “des-ocultar” lo oculto (ver su libro El fin del esoterismo, 1973), y esperaba que la ciencia lo ayudara en esta tarea. Su conocimiento de la ciencia, que adquirió como estudiante de un politécnico, significaba que podía crear puentes entre estas dos materias, por ejemplo, entre los 64 hexagramas del I-Ching y los 64 codones del ADN, o trazar correspondencias entre los números del alfabeto hebreo y los polígonos que se pueden inscribir dentro de un círculo.
La más famosa de esas obras es La estructura absoluta (1965), la cual lo llevó a ser considerado como el heredero del filósofo Edmund Husserl. Por supuesto, tales obras no se convirtieron en bestsellers, pero son el tipo de estudio que se espera de un verdadero alquimista.
Su búsqueda de una “estructura absoluta” es un componente vital de su idea de una “Asunción de Europa”, es decir, del destino de Europa: “Creemos que Europa no es sólo un intervalo que separa las masas opuestas de Oriente y Occidente, sino que es el lugar donde se produce las transformaciones dialécticas más importantes de la actualidad”. Abellio no creía en la dualidad sujeto-objeto que sigue presente en la mayoría de la propaganda de los políticos que se inspira en el miedo y en tácticas sucias empleadas por todos los de su calaña, sino que prefería un modelo más complejo, centrado en la Conciencia (es decir, el punto cero) que había evolucionado desde lo horizontal de la Cantidad (ciencia) hacia la verticalidad de la Cualidad (conocimiento), todo esto daba como resultado una cruz de seis brazos. Se trata de la cruz “hiper-cúbica”, como la llamaba Salvador Dalí, un hombre que también llegó plantear la idea de la “Asunción de Europa” en sus cuadros. La “cruz hiper-cúbica” le permitió a Abellio expresar todos los problemas ontológicos y espirituales por medio de términos dinámicos; por supuesto, para expresar esas ideas usó un vocabulario muy complejo que hacía muy difícil comprender cual era su pensamiento, razón por la cual se le malinterpreta con facilidad y que muchos consideraran que todo ello era pura palabrería o descuido.
Para entender la terminología de Abellio debemos saber que la Biblia fue uno de los libros más consultados por él, especialmente porque describía las etapas de la evolución de las civilizaciones en términos cristianos: nacimiento, bautismo, comunión, etc. Por eso Abellio creía que la siguiente etapa de la historia de Europa era imitar la Asunción, término que esta específicamente relacionado con la Virgen María. Abellio consideraba que ella desempeñaría un papel fundamental en el futuro de Europa. La Virgen es, por supuesto, un ser sobrenatural que apareció en numerosas ocasiones para guiar a la Europa cristiana sobre qué dirección seguir, como sucede con los “secretos” de Fátima en 1917, que tienen una importante carga política.
En 1947, Abellio publicó “Hacia una nueva forma de profecía, un ensayo sobre la idea política de lo sagrado y la acción de Lucifer en el mundo moderno”, y continua: “como cualquier otro ser, el hombre no es más que una adición, una yuxtaposición de Espíritu y Materia, pero que acumula y transforma la energía, la potencia variable según el individuo, ya que es capaz de trasladar su cantidad energética de un nivel cualitativo a otro superior o inferior”. Es una combinación entre la escatología cristiana con las profecías y doctrinas gnósticas sobre el verdadero fin del ser humano.
Abellio también fue astrólogo. Predijo la caída de la Unión Soviética en 1989 y el ascenso de China. Decía que su marxismo era “luciferino”, pero esto no debe interpretarse en un sentido moral. Además, consideraba que el materialismo chino tenía que integrarse como una Estructura Absoluta opuesta al materialismo individualista y “satánico” de los Estados Unidos.
Era la tarea de los luchadores por la libertad occidentales – ¿terroristas? – lograr semejante cambio. Estas “heroicas” batallas cobraron vida en sus novelas. En retrospectiva, dijo que sus tres primeras novelas fueron una forma de “aprendizaje” donde sus héroes evolucionaban, mientras que su última novela, Caras inmóviles (1986), publicada 24 años después de la primera, El pozo de Babel (1962) fue “la de un discípulo que trataba de convertirse en maestro”.
Sin embargo, muchos consideran que El pozo de Babel es su mejor obra, ya que trata de intelectuales que están desvinculados de cualquier clase de ideología y que no tienen escrúpulos a la hora de realizar actividades terroristas. La trama de Caras inmóviles gira alrededor de cómo el personaje principal intenta envenenar a toda la población de Nueva York ignorado por completo los métodos sencillos, en vez de eso utiliza la creación de un arquitecto brillante que había construido un tipo de “contra-estructura” debajo de Manhattan, la cual estaba reservada exclusivamente para la élite como si fuera una especie de Agartha urbano.
La heroína de su última novela se llama Helena, que no por casualidad es el nombre de la compañera de Simón el Mago. Al final de la novela Helena muere y es llevada al centro de la tierra por un arroyo subterráneo que se encuentra debajo de Manhattan. El Simón el Mago histórico decía que Helena era la personificación de la Luz que había quedado prisionera dentro de la materia. Abellio eligió este nombre porque se identificaba personalmente con Apolo, otra deidad relacionada con la luz, y las iniciales de Raymond Abellio, RA, hacían referencia al dios sol egipcio.
Abellio nunca conoció a su “mujer suprema”, a pesar de que la buscó mucho. Tal vez fue Sunsiaré de Larcone, una escritora de fantasías y modelo, que murió a la edad de 27 años en un accidente automovilístico en 1962. Ella se consideraba su discípula. Otras mujeres igualmente hermosas lo habían pretendido y lo siguieron pretendiendo, pero aparentemente nadie fue digno de ser “su” mujer. En su tumba existe un espacio vacío reservado para su “Dama”.
Jean Parvulesco estudió detalladamente la novela de Caras inmóviles en su libro El sol rojo de Raymond Abellio, obra publicada en 1987. Parvu fue un novelista al mismo tiempo cercano y lejano a Abellio. Cercano, porque compartía su visión del “Gran Imperio Euroasiático del Fin”. Parvulesco también fue iniciado y se consideraba el heredero de la “Escuela Tradicionalista” fundada por René Guénon y Julius Evola, a quienes conoció en los años sesenta. Parvu estaba preocupado sobre todo por el “no-ser”, las fuerzas del caos, siendo una especie de dualista o gnóstico. Además, Parvu retomó la idea de Evola de que debía llevarse a cabo una batalla final en contra de las fuerzas contra-iniciáticas y subversivas (el no ser), sin hablar que, al igual que Evola, también estaba interesado en el tantrismo.
Parvulesco utiliza a menudo el término “Polar” en referencia a las “fraternidades polares” a las cuales estaba asociado Guénon. Consideraba que estas fraternidades eran instrumentos esenciales para la creación de una Nueva Europa. También usó este término para referirse a los orígenes hiperbóreos del actual ciclo que está atravesando la humanidad y sostenía que pronto se produciría una inversión polar. En este sentido se encuentra muy cerca de Guénon, pero muy lejos del pensamiento de Abellio, que tenía una visión mucho más optimista del futuro. Así que, a pesar de que pensaban muy parecido y compartían un mismo objetivo, no estaban de acuerdo en cómo crear la Nueva Europa.
Parvulesco ha sido muy citado por autores europeos de extrema derecha. Algunos de ellos lo consideran como uno de los suyos, pero está claro que ningún escritor puede vedar quién y cómo se usa su nombre.
A principios de la década de 1960, Parvu estuvo asociado con la OEA (Organización Armée Secrète), un grupo terrorista francés que se oponía a la independencia de Argelia. Lo que lo convertía en un enemigo de De Gaulle. Sin embargo, Parvulesco afirmaba ser un partidario De Gaulle. Todo ello hace muy difícil que se lo pueda ubicar dentro del espectro político, por lo que resulta mejor no ubicarlo en ningún lado. De hecho, lo que distingue a Parvulesco y a Abellio es en gran medida que tenían una visión del futuro que era muy independiente de la política. Ambos se dieron cuenta de que el mundo estaba cambiando de forma radical y, aunque al final sus planes podrían ser imposibles de poner en práctica o ser irrealizables, eso no niega el hecho de que fueran pensadores muy innovadores.
Es Parvulesco quien traza una imagen muy detallada de cómo sería la Nueva Europa y por qué, específicamente, era necesario que un rey-sacerdote fuera su gobernante. En la antigüedad, estos gobernantes eran considerados como los habitantes de ambos mundos, los mediadores entre nuestra realidad y el reino divino. Parvulesco deja claro que “el más allá” está guiando el destino de Europa y el papel de los líderes europeos es, ante todo, interpretar correctamente los signos, en lugar de inventar objetivos o metas.
Puertas inter-dimensionales
Ciertos temas son muy constantes en los escritos de Parvu, uno de ellos son las puertas que conectan a otras dimensiones. En sus novelas, siempre que aparecen personajes históricos (la mayoría de las veces políticos), no son como los políticos que conocemos, sino dobles suyos que evolucionan dentro de nuestra dimensión, pero también en otra. Por lo tanto, las novelas de Parvulesco son vistas como una especie de “presente eterno” o “noveno día”.
Rendez-vous au manoir du Lac transcurre en un escenario extraño donde hay una puerta que lleva al cielo, a Venus, donde, según Parvulesco, solo algunos elegidos tienen permitido ir. En attendant la junction de Vénus, repite tal escenario, pero esta vez vinculado al presidente francés François Mitterrand y específicamente con el Axe Majeur de Cergy-Pontoise, una construcción que se encuentra cerca de París. Esta construcción fue creada por el artista Dani Karavan como el “alma” de esa nueva ciudad. Se extiende por tres kilómetros y si alguna vez los arqueólogos se toparan con sus restos en siglos futuros, lo clasificarían como una especie de línea ley. Aunque el proyecto comenzó mucho antes de que Mitterrand fuera presidente, fue durante su mandato que tal línea fue definida y trazada correctamente. Al día de hoy, es vista en Francia como una obra enigmática, mucho más extraña que la Pirámide del Louvre o el Arche de la Défense, que ha llevado a escritores como Dan Brown y Robert Bauval a cuestionar las razones detrás de tales proyectos. Sin embargo, Axe Majeur fue un proyecto mucho más ambicioso, grande y enigmático. Ya que Abellio estaba asociado a la familia Mitterrand, podemos intuir que quizás participó en tal proyecto.
Axe Majeur es uno de esos proyectos donde la política y el esoterismo se unen tanto en esta dimensión como en el reino divino. Abellio esperaba que de tal unión surgiera una nueva forma de hacer política y una Nueva Europa. Y es aquí donde debemos analizar el rol del Priorato de Sion, no tanto – como suponen Dan Brown y a otros – por ser los defensores de algún antiguo linaje sagrado, sino como una especie de sacerdocio que mezcla la política con el esoterismo para crear, como decía Abellio, una forma de gobernar la Nueva Europa.
Aunque a menudo se describe a Abellio y Parvulesco como sinarquistas, ellos se consideraban más bien como luchadores por la libertad que querían crear las bases de un Nuevo Mundo. Los agentes del poder no siempre son titiriteros ocultos, ya que un día serán la vanguardia que asumirá el puesto de los reyes-sacerdotes. Por lo tanto, tales pensadores creían que Francia había estado muy cerca de alcanzar este objetivo bajo De Gaulle, o que la “Gran Obra” de Mitterrand iba en esta misma línea, aunque claramente no cumplió con sus expectativas.
Por lo tanto, Abellio y Parvulesco querían construir los cimientos de una Nueva Era, “Una era de Acuario”. Sin embargo, no se centraron en la transformación individual, sino en la transformación social. Se podría decir que Parvulesco parece operar como el típico autor de los “thrillers esotéricos”, como sucede con La novena puerta de Roman Polanski o El péndulo de Foucault de Umberto Eco. Pero ambas obras tienen grandes dificultades a la hora de integrar dentro de su trama la “puerta hacia otro mundo”, lo que a menudo deja al lector/espectador insatisfecho o finalmente no lo convence para nada. Lovecraft ha sido mucho mejor en esto. Por otro lado, hay quienes dicen que Parvulesco, debido a la influencia de Abellio y Dominique de Roux, fue quien llegó más lejos y creo las mejores tramas novelísticas. Pero el punto es que sus thrillers esotéricos no solo iban a abrir una “puerta inter-dimensional” para una sola persona, sino para toda una sociedad como lo es Europa.
De Roux (1935-1977) inspiró a muchos autores que posteriormente crearon “novelas acerca del fin”, pero que en el fondo hablaban de la transformación de Europa. De hecho, Parvulesco inició su carrera literaria en la revista Exil publicada por de Roux. De Roux viajó mucho y en 1974 escribió El Quinto Imperio, que trataba sobre las luchas de independencia de las colonias portuguesas. La novela trata sobre cuál sería el futuro de Portugal. El título de El Quinto Imperio es una alusión a un mito portugués muy conocido sobre un rey desaparecido. Se dice que el rey portugués Don Sebastián, al igual que el Rey Arturo, volverá un día para hacer que su pueblo cumpla con su destino que, como se puede entender dentro del contexto ideológico de Abellio y Parvulesco, no necesariamente sucede en este plano de la realidad. Citando al poeta y ocultista portugués Fernando Pessoa (amigo de Aleister Crowley): “Ya hemos conquistado el mar, solo nos queda conquistar el cielo y dejar la tierra a otros”.
Rusia, Putin y la Nueva Europa
Si Abellio apoyó a Argelia y a De Gaulle, mientras que De Roux se interesó por Portugal, entonces Parvulesco se decantó por la Rusia de Putin. Abellio escribe en el prefacio de El Quinto Imperio una nota interesante que nos da el contexto y la “llave” para acceder a sus obras: “Aquellos que otorgan un significado profundo a las coincidencias no pueden pasar por alto que el último mensaje de Fátima fue entregado en octubre de 1917, en el momento en que comenzaba la Revolución Bolchevique. ¿Qué vínculo sutil e invisible une estos dos extremos de Europa?”
Los esoteristas piensan que nuestra dimensión es influida por un plano superior, por lo que las apariciones de la Virgen María en Fátima y sus mensajes claramente políticos acerca del futuro de Rusia y de que se debe recurrir a la Virgen María, son una epifanía sobre el nacimiento de este Gran Imperio. No es una simple ambición política, sino un llamado a que los “políticos reales” deben aliarse con los “habitantes del otro mundo” para lograr la Asunción de Europa. Por esa razón Parvulesco depositó su fe en la Rusia de Putin. Y por eso Abellio también intentó entrar en contacto con los soviéticos con tal de crear una Nueva Europa, la cual ha ido surgiendo en gran parte gracias a la ayuda de Putin.
Como dijimos antes, el autor británico Guy Patton consideraba que Abellio y Parvulesco era fascistas franceses que abusaron de ciertos mitos modernos como el Priorato de Sion con tal de aumentar su influencia, poder y riqueza. Pero esta es una interpretación muy simple. Si analizamos la literatura sobre el Priorato de Sion y también a su creador, Pierre Plantard, pronto nos damos cuenta de que este último era muy cercano al régimen de De Gaulle. De hecho, Plantard dirigió algunos de las “células terroristas” que trabajaban para De Gaulle en París cuando este último luchaba por el poder. Plantard utilizó el Priorato con tal de crear una ideología que llevará a la creación de una Europa unificada que se extendiera de Oriente a Occidente. Es obvio que los involucrados en el mito del Priorato de Sion hablaron después de la importancia de François Mitterrand.
El Priorato es de hecho un mito inventado, una sociedad secreta que no existe. Pero es igualmente claro que los involucrados (Plantard) y quienes estaban vinculados a él (Abellio, y, hasta cierto punto, Parvulesco), de verdad creían que Europa debía unificarse en el futuro. Su interés por las apariciones marianas también era genuino y las veían como una guía divina que Europa debía recorrer en el futuro y preparar la siguiente etapa, la Asunción. Parvulesco decía que tales ideas dependen de si crees o no en las coincidencias. Si uno no cree en ellas, simplemente dirá que los acontecimientos políticos más importantes del siglo pasado están relacionados muy tangencialmente con los mensajes de las apariciones marianas. Si uno cree realmente en tales coincidencias, entonces se hace claro que una Nueva Europa está emergiendo lentamente gracias a esos mensajes.
En la década de 1980, Parvulesco reseñó una extraña novela, La boucane contre l’Ordre Noir, ou le renversement, de un tal Padre Martin, que había publicado anteriormente Livre des Compagnons secrets. L’enseignement secret du Général de Gaulle. Para un gaullista como Parvu, tales ideas eran encantadoras. La novela en sí tiene ciertos puntos en común con uno de los volúmenes de la tetralogía de Robert Chotard, Le grand test secret de Jules Verne. Ambos libros hablan de una “región inaccesible” del Canadá donde se lleva a cabo una conspiración secreta que tiene como objetivo cambiar el clima del mundo. Esta región es controlada por la siniestra “Orden Negra” y busca invertir los polos, un tema que fue explorado por Julio Verne. Solo podemos preguntarnos si las historias de HAARP, que suceden en las fronteras con Alaska, están inspiradas en estas historias. Pero es aquí donde nos damos cuenta del verdadero sentido político de las mismas: no se trata tanto de un deseo o un anhelo, sino de una auténtica lucha entre el bien contra el mal, en caso de que no se produzca el nacimiento de la Nueva Europa, la “Orden Negra” ganará. Por lo que Abellio y Parvulesco deben ser considerados como caballeros modernos que luchan por Europa, por una Nueva Europa.