Geopolítica de la batalla de Kosovo

01.07.2016

En 1389, los turcos querían celebrar de forma magnificente los primeros 100 años de su imperio otomano, que tenía un sultanato en aquel tiempo. Su plan era ir a la guerra, conquistar el imperio serbio y derrotar a su ejército en Kosovo, y marcar el aniversario de un modo glorioso. Los turcos partieron desde anatolia y marcharon hacia los Balcanes a través de Kosovo, Belgrado y después sobre Drina, remontando el río Sava, después al sur hacia el mar adriático y entonces, regresar a casa vía Zeta y Raška. Querían hacer que su sultanato fuera un imperio intercontinental. La batalla contra los serbios en el campo de Kosovo se suponía que sería el momento cumbre de su celebración. Los turcos llegaron a Kosovo el 27 de junio, el día antes del gran e importante día para los serbios: Vidovdan. Para los serbios, el dios eslavo Vid era la conexión con las antiguas raíces nacionales, la tierra de la ancestral nación. Después de convertirse en cristianos ortodoxos, los serbios incorporaron la antigua tradición eslava en la ortodoxia cristiana, y continuó siendo uno de los pilares de la nación y el estado serbio.

La intención de los turcos era romper el culto al dios Vid junto con la celebración de la herencia de la vieja y ancestral religión (el dios Vid se considera que está conectado con la creación de la nación serbia – él es el dios eslavo de la luz, la bravura o la guerra). Aparte de romper el culto de la tradición, el objetivo de los turcos era romper también la ortodoxia y la caballería serbia. La batalla en el gran día serbio sería una derrota serbia más grande y una victoria de los otomanos más gloriosa.

Los serbios se estuvieron preparando para la batalla. Las batallas previas con los turcos acaecieron en Niš, Pločnik… Aquellas fueron solo la preparación para la más grande. Tres años antes de la batalla de Kosovo, los serbios habían comprado 6 cañones de Venecia (en términos actuales, sería como si los serbios hubieran tenido S-300 en 1999). El Tzar serbio, Lazar, se estaba preparando para la batalla.

La batalla ocurrió, ambos líderes, el serbio y el turco fueron asesinados. Tras la batalla de Kosovo, los turcos abandonaron su plan para ir más allá de Kosovo. Abandonaron su plan para una gloriosa celebración de los primeros 100 años del imperio otomano. Europa declaró la victoria del ejército serbio. Los turcos abandonaron Kosovo. Los serbios estuvieron allí durante los siguientes tres meses. En aquel tiempo, los Ugars (Húngaros) atacaron Serbia desde el norte. Cuando llegaron cerca del río Morava, Milica, la mujer de Lazar pidió a Bayazit (hijo de Murat) que protegiera Serbia del ataque de los Ugars y a cambio ofreció el vasallaje serbio al imperio Otomano de Šumadija y partes norteñas que estaban bajo su control. Pero, Vuk Branković y el rey Tvrtko no aceptaron el vasallaje.

Tampoco puede ser cierto que todo el ejército serbio y toda su nobleza murieran en la batalla de Kosovo; si fuera verdad, no hubiera sido posible que Serbia tuviera 5.000 caballeros armados, tres años después de la batalla de Kosovo, bajo el mando de Stefan Lazarević, que fueron desplegados más tarde en batallas en el bando del imperio otomano y le ayudó mucho para ganar experiencia bélica. El imperio otomano estaba en guerra con los países occidentales de aquel tiempo.

La interpretación de la batalla de Kosovo como una derrota serbia empieza a aparecer tras la caída de Serbia bajo el déspota Stefan Lazarević y después en el siglo 16.

¿Fue la historia de la derrota una de las narrativas creadas durante el gobierno turco sobre los serbios? ¿Cómo el pueblo serbio estuvo manteniendo y preservando su cultura y tradición durante 500 años bajo el gobierno turco?

La batalla de Kosovo dio forma a la nación a través de los siglos. El implacable imperio otomano estaban marchando a Europa y los serbios fueron arrollados. Aunque los datos históricos y diferentes fuentes históricas son confrontadas completamente: Quién ganó, quién hizo qué, quién fue el ganador moral y quién fue el ganador real de la batalla – la línea siguiente es: Kosovo es la tierra sagrada serbia y nada puede cambiarlo. Antes de los turcos, bajo los turcos, tras los turcos, en el renacer de la monarquía serbia, en Yugoslavia y ahora, de nuevo, cuando Serbia está ocupada por los Estados Unidos, Gran Bretaña, la UE, y la OTAN. Cuando el único modo para separar Kosovo de Serbia fue a través de una guerra ilegal con la maquinaria bélica más poderosa en el mundo, se mostró de nuevo que Kosovo y Metohija es la tierra sagrada serbia, y que incluso la OTAN y su robusto complejo militar no podría derrotar al ejército serbio en Kosovo. Puede que lo derrotasen de algún modo en Bosnia y Croacia, pero no en Kosovo.

Kosovo es la tierra sagrada serbia no solo por la presencia de la Iglesia Ortodoxa Serbia y su sede en el patriarcado de Peć, o porque los serbios sacrificaron a los mejores de ellos en aquel tiempo para preservar al estado, la tradición de los ancestros, la religión, y por tanto, la vida del ser nacional. Y, no solo debido al hecho que la nación serbia y la iglesia ortodoxa serbia sean inseparables, entonces y ahora: Se mantienen respectivamente en Kosovo. Y, aquellos 500 años bajo los turcos mostraron de nuevo que Serbia, los serbios, y Kosovo son inseparables. Desde el Gran Zar Dušan a los héroes de la batalla de Košare y hasta todos aquellos que viven ahora, los serbios han estado mostrando que Kosovo yace en las profundas raíces del ser nacional, religioso y social de Serbia. Tanto en la épica, la historia o cualquier otra forma. 

Incluso Bondsteel no funcionó. Ahora los atlantistas tienen una nueva estrategia para derrotar a Serbia en Kosovo: Meterse a hurtadillas en el sistema educativo serbio y presentar la historia en algún nuevo sentido, y usar la educación, tal cual hacen en los EEUU, como herramienta geopolítica. Las nuevas generaciones de estudiantes serbios, habrán de aprender que los albaneses siempre estuvieron viviendo en Kosovo y después llegaron los serbios. Puede que la nueva designación como Jefe del consejo parlamentario para la educación, Moamer Zukorlić, tendrá intención directa para sentar esta desgraciada tendencia de los atlantistas, y tendrá mayor control de lo que está en el programa de las escuelas estatales.