Los Balcanes y oriente medio: Herencia bizantina y realismo

05.04.2016

Entendiendo el mercado actual o las condiciones económicas y los intereses de varios competidores, no es suficiente para comprender adecuadamente los procesos geopolíticos en marcha. Esto es especialmente cierto para oriente medio y los Balcanes. Un análisis profundo y la reconstrucción de los sistemas regionales existentes son necesarios para identificar elementos de interdependencia y posibles desarrollos que responden a todo tipo de desafíos.

¿Qué une y qué divide a oriente medio y los Balcanes? No solamente hay conflicto de largo entre actores cristianos y musulmanes por una parte, pero, por la otra, también hay una coexistencia sincrética de islam y cristiandad desarrollada en el marco de la influencia mutua de las culturas de varios pueblos. Esto no es solamente una cuestión de proximidad o distancia. Uno puede mirar a estas regiones desde diferentes ángulos dependiendo de la posición aventajada elegida.

En la opinión del autor, necesita ponerse atención seria en dos cosas. En primer lugar, hay un sistema de influencias externas que fue establecido bajo ambas regiones y que continúa afectada por ello. El segundo factor es la herencia histórica y política común que, cuando se apela a esta, ofrece soluciones para los temas modernos.

En la discusión del impacto de estos factores, es necesario empezar con los procesos de imaginación política que los estrategas británicos emplearon cuando establecieron el proyecto de oriente medio y que han impuesto al resto del mundo. Esta teoría y su implementación práctica es conocida como “orientalismo” que Edward Said describe con detalle en su libro. El imperio británico justificó su control de la región bajo el pretexto de transferir los conceptos occidentales de gobernanza política a los pueblos de otros países como el único camino correcto y aceptable. Así empezó la política expansionista del oeste. Ralph Peters bastante razonablemente se fijó que cuando los Estados Unidos persiguen sus objetivos políticos externos, primero envían hamburguesas del McDonalds y producciones cinemáticas de Hollywood a otros países. Sólo entonces, si es necesario, hacen que las balas y bombas se conviertan en las armas de la política exterior.

En cualquier confrontación geopolítica, la consideración más seria debería darse para la auto-conciencia de las naciones y sus élites. Esta observación bastante común demuestra cómo la geografía política domina otras ideas. En esta región, oriente medio, comprendida por las naciones del golfo pérsico y el mar rojo como el “este”, ¿por qué los países ricos del golfo pérsico no se enfrentaron a procesos de descolonización como ocurrieron en India?

Aunque la ley islámica y una jerarquía especial de poder predomina en la región, esto no impide a muchos países árabes de estar integrados en el sistema global general organizado según los ingleses, o más bien las ideas del liberalismo escocés.

Otro elemento explícito de occidentalismo puede encontrarse en la compleja ciencia de la geopolítica. Los autores clásicos de la geopolítica insistían que existe la Isla Mundial (World Island) con el Corazón de la Tierra (Heartland) en el centro, y la “media luna interior” (Inner crescent) delineando las fronteras, conocida como tierra costera (Rimland), que incluye a los Balcanes y oriente medio. La isla mundial como conjunto está rodeado por la “media luna exterior” (Outer crescent).

Nicolas Spykman, en revisión de las principales posiciones de Mackinder, creía que la tierra costera es más importante que el corazón de la tierra dada su naturaleza ambivalente: Esta zona costera se enfrenta al continente euroasiático, pero está igualmente abierta a los mares exteriores.

Zbigniew Brzezinski continuó esta línea mediante la demonización de la región bajo la consideración, transformando el arco euroasiático de inestabilidad, empezando en los Balcanes y terminando en las montañas de China. En el gran tablero de ajedrez, Brzezinski también analiza el factor islámico que está conectado directamente con los problemas de este arco, viendo cuanta parte de los Balcanes, Cáucaso y Asia Central hasta la región autónoma Uigur de Xinjiang están pobladas por naciones musulmanas. 

¿Hay aquí algún rastro de Samuel Huntington y su concepto de choque de civilizaciones evidente? Si es así, entonces en este caso, los tipos de civilizaciones presentadas por él, sostienen unas connotaciones claramente religiosas. Así, el modelo de Westfalia, basado en la separación del poder secular y religioso, es una farsa. Por tanto, los resultados de la ilustración deberían ser cuestionados y revisados.

Mientras tanto, una de las teorías convencionales del mundo de las relaciones internacionales, el realismo, es también producto de la temprana ilustración italiana. El padre fundador de esta teoría y la noción de “interés nacional” se considera que es Nicolás Maquiavelo, el cual promovió estas ideas en su libro “El Príncipe”. ¿Pero son auténticas estas visiones? Maquiavelo derivó muchas de estas del trabajo bizantino “Strategikon” cuyo autor es conocido como Mauricio. No es importante si este trabajo perteneció al emperador Mauricio o a uno de sus generales. Lo que es importante es que esta interesante teoría bizantina del realismo guio a los poderes que encabezan el mundo. El imperio bizantino una vez que cubrió un área considerable y prosiguió con políticas bastante exitosas. Es más, la confrontación de Bizancio con guerras, conflictos religiosos, contradicciones internas y la gran migración, pueden ser comparadas con la crisis actual, especialmente la crisis de inmigración en Europa.

La herencia bizantina puede ayudar seriamente a encontrar una política apropiada para solventar muchos problemas y desafíos existentes. Esto no solamente se reduce a la escuela neoplatónica cristiana que desarrolló doctrinas metafísicas superando temas de administración y gestión. Es también inevitable ver la filosofía islámica en aislamiento del imperio bizantino. Aunque el islam místico y sus escuelas legales han experimentado serios cambios, una serie de reconocidos eruditos, tales como Ibn al-Arabi, han utilizado y desarrollado muchas ideas neoplatónicas. La doctrina de Ibdn al-Arabi sobre la unicidad del ser (waḥdat al-wujūd) se dirigía no solamente a los místicos, sino también a los juristas musulmanes y teólogos, esto es, aquellos que de hecho trabajaban sobre temas de políticas públicas y relaciones internacionales.

Aquellos que, sin importar su origen cristiano o musulmán, son maestros trabajando con teología apofática, los atributos, nombres y características de Dios, y los procesos eternos de teofanía y el fenómeno de la pre-eternidad estará en última instancia mejor equipados para entender los intereses y necesidades del otro lado que aquellos que reciben una educación en Oxford o Harvard según las plantillas anglo-sajonas de la tradición liberal que es esencialmente anti-religiosa.