El control mediático en Serbia

19.05.2016

Según el informe del consejo contra la corrupción de Serbia, fechado el 18 de diciembre de 2015, “en Serbia los medios de comunicación están bajo poderosas presiones políticas y están, como resultado, bajo control total” (página 9). La ausencia de condiciones en esta desoladora evaluación envía un fuerte mensaje que está ampliamente documentado en la página 141 del informe del Consejo. El hecho de que “asaltantes desconocidos” atacasen a un funcionario de alto rango del Consejo, sirve solamente para reforzar la autenticidad de sus conclusiones.

En su informe, el Consejo continúa diciendo que “hemos llegado a la conclusión de que no hay ni una organización mediática [en Serbia] que ofrezca a los ciudadanos una información completa y objetiva. Bajo fuerte presión de los círculos políticos, los medios de comunicación ignoran acontecimientos o informan sobre ellos de forma inadecuada”.

El Consejo dedica una parte importante de su atención analítica a una forma de control gubernamental indirecto que es particularmente susceptible a la corrupción: La compra de espacio publicitario en los medios impresos y digitales. Para demostrar como las agencias de gobierno atraen a los medios de comunicación para seguir (literalmente) la línea políticamente correcta, el Consejo analizó a 50 importantes organizaciones mediáticas serbias, que se han beneficiado del presupuesto gubernamental de varias formas. Entre las fuentes de este gasto gubernamental dirigido a los medios de comunicación estaban todos gabinetes ministeriales, empresas públicas (esto es, de propiedad gubernamental), organizaciones municipales, agencias públicas, y otras agencias de gobierno relacionadas.

En un informe previo emitido en febrero de 2015, el Consejo contra la corrupción de Serbia se enfocó en la estructura de propietarios de los medios de comunicación serbios en relación al tema central del control. Los problemas más importantes  que el Consejo identificó fueron:

1) Falta de transparencia en la propiedad mediática,

2) Falta de transparencia en la financiación mediática y ejercicio de presión económica a través de los pagos presupuestarios, beneficios impositivos, y otros esquemas indirectos de financiación mediática basados en el uso corrupto de fondos públicos, y

3) La censura y autocensura que surge de las reticencias de muchos editores en ser privados del estatus de beneficiarios financieros de este sistema. La conclusión fundamental que el Consejo alcanzó es que en Serbia “no son los medios de comunicación los que controlan a las autoridades y sus acciones sino, por el contrario, son las autoridades las que controlan los medios de comunicación”.

Siguiendo al análisis estructural de la propiedad de 50 agencias mediáticas serbias de cabecera, en su informe del 20 de febrero de 2015, el Consejo concluyó que en al menos 27 de las organizaciones mediáticas importantes de Serbia,  la propiedad no era transparente o fácilmente discernible. Como resultado, la conclusión que se extrajo fue que “en más de la mitad de los medios más influyentes de Serbia, el propietario último, o uno de los propietarios, es una compañía registrada en el extranjero. Entre los propietarios de los medios de comunicación serbios, hemos identificado entidades corporativas desde Chipre, Holanda, Islas vírgenes, Islas Caimán, Luxemburgo, Austria, Rusia, Alemania, y Suiza” (página 12, informe del 20 de febrero de 2015).

En su análisis específico de la estructura de propietarios de los importantes canales de televisión B92 y Prva TV, el Consejo ha encontrado lo siguiente:

Con respecto a B92 (una organización mediática que data desde la década de los 1990 y fue establecida con dinero desde Open Society y otras grupos con sede occidental para desafiar políticamente al gobierno del presidente Slobodan Milosevic), el Consejo ha encontrado una tela de propietarios bastante enmarañada que difiere del dibujo proyectado por la agencia de retransmisiones de propiedad gubernamental (Radiodifuzna agencija). Uno de los hechos que el Consejo descubrió es que el Reiffeisenbank con sede en Austra, es a día de hoy, el propietario con mayoría abosuta de B92, con el 73,62 de las acciones.

Con respecto a Prva TV, ambas entidades corporativas propietarias están registradas en Chipre. Antenna Stream TV Ltd. es el propietario del 51% de las acciones, mientras que el 49% restante pertenece a Warranter Ltd., también registrada en Chipre.

Otro de los canales más importantes en Serbia con relación a su compleja estructura de propiedad, que en última instancia conduce al extranjero es TV H1. Fue ostensiblemente organizada en octubre de 2014 como un competidor balcánico a Al Jazeera. El propietario formas es un grupo registrado en Belgrado con el nombre de Adria News a.d., que es propiedad del grupo con nombre idéntico de Adria News S.a.r.l. de Luxemburgo.

Los principales inversores financieros en H1 son United Group BV de Holanda, que tiene un acuerdo de cooperación con Turner Broadcasting, propietario de la CNN.

Desde marzo de 2014, el propietario de United Group fue el KKR Group (Kohlberg Kravis Roberts & Co.), una multinacional de los EEUU con sede en Nueva York. Un consejero del grupo KKR es Michael Petraeus – General de los EEUU y director retirado de la CIA.

Cameron Manter, Embajador de los EEUU en Serbia entre 2007 y 2009, es un consejero del United Group Board of Directors.

Con respecto a los medios impresos serbios, uno de los jugadores más influyentes es el Ringier Axel Springer Group que es propietario de la mayoría de las acciones en las publicaciones diarias y semanales Blic (diaria), Alo (diaria) y NIN (semanal).

En julio de 2012, el diario más antiguo y más respetado de Serbia, Politika, casi imperceptiblemente cambió de propietarios y se convirtió en propiedad del misterioso East Media Group registrado en Moscú, sobre el que no hay información detallada disponible. Su propietario anterior era el conglomerado alemán VAC.

En cuanto al importante diario de la tarde, Vechernje Novosti, la parcela de control es propiedad de Trimax Investments y Ardos Holding de Austria (con el 25% cada una) y Karamat Holdings con sede en Chipre (y con el 12,55%). El equilibrio de las acciones pertenece al gobierno de Serbia y al Fondo de Pensiones Serbio.

Para complicar el esquema de propiedad en Vechernje Novosti, en 2010, el controvertido empresario serbio, Milan Beko, declaró que él era, de hecho, el propietario real de las tres compañías extranjeras citadas anteriormente. Beko es un oligarca con estrechos lazos con todas las coaliciones políticas que en las pasadas décadas han gobernado Serbia.

El conglomerado corporativo previamente mencionado KKR Group, también ha logrado mayoría absoluta de control sobre el operador de cable más grande de Serbia, el SBB. Que permite que los intereses americanos ejerzan control importante sobre los flujos de información y ejerce igualmente una importante influencia sobre amplios segmentos del público a través del control sobre la programación que retransmitirán, e igualmente importante, la que no retransmitirán. 

El profesor de economía de la Universidad de Belgrado, Ljubodrag Savic destaca que, aparte los temas del monopolio mediático y la censura, esto no conviene a Serbia entregar tales segmentos beneficiosos de su economía a extranjeros:

“El KKR Group americano persigue negocios que suponen grandes beneficios. Un interés colateral ha de ejercer una influencia considerable en esta región de Europa. No es bueno para nuestro país que hayamos vendido tal importante operador por cable [SBB] o que la venta de la compañía de comunicaciones Telekom también estuvo activamente bajo consideración. ¿Qué quedará bajo nuestra propiedad? ¿Nos convertiremos en esclavos en nuestro propio país?”

Añadió que la competición por el espacio mediático no es un simple tema político, sino que es un asunto de enormes beneficios. En Serbia, los anunciadores gastan casi 90 millones de euros al año en publicidad televisiva.

El alcance de la “tela de araña” de los EEUU que controlan los medios de comunicación serbio, y la importancia adjunta a ello, puede verse en los siguientes hechos:

En octubre de 2013, el KKR Group pagó al Fondo de Inversiones MEP la enorme suma de 1.200 millones de euros para adquirir la red de cable SBB.

Unos meses más tarde, en febrero de 2014, el KKR Group (con el que está asociado el ex-director de la CIA, Petraeus), compró un 51% del gigante del entretenimiento serbio “Grand Productions”. El precio nunca fue publicado oficialmente, pero según a información que circula de forma informal, los anteriores propietarios de “Grand”, la familia Popovic, recibieron 15 millones de euros.

En octubre de 2014, los intereses americanos se lanzaron sobre TV H1, cuya propiedad es rastreable en última instancia hasta la CNN.

En el verano de 2014, el KKR Group, compró un paquete de participaciones en la compañía suiza Ringier Digital AG. El KKR tomó sobre el 49% de las participaciones en Ringier que, a través de compañías asociadas, controla una serie de espacios mediáticos serbios, incluyendo el influyente sitio web “Blic”.

Resulta que, además de numerosas “ONG”, una serie de espacios mediáticos serbios también son beneficiarios de esta forma de asistencia financiera.

Según los datos proporcionados por el Fountation Center de EEUU [http://foundationcenter.org/], unas organizaciones que reciben financiación desde fundaciones “filantrópicas” americanas en el extranjero, son las ONG serbias (por definición están orientadas al occidente en las posiciones que defienden) y en los últimos 10 años han recibido sobre 35 millones de dólares desde 39 fundaciones de los EEUU. Estos fondos fueron depositados en las cuentas de 295 organizaciones serbias de este carácter, y esto excluye apoyo financiero de otros donantes, más “oficiales”, tales como USAID y la embajada de EEUU en Belgrado. 

Según los datos del Foundation Center, el donante “privado” más importante para la “sociedad civil” serbia es la Charles Stuart Mott Foundation, la Open Society de Soros, y el Fondo Rockefeller Brothers. Importantes destinatarios en Serbia fueron: El Fondo de Derecho Hhumanitario (encabezado por Natasa Kandic) con 3,78 millones de dólares, la rama de Belgrado del fondo Open Society (3,72 millones de dólares), y la Fundación Trag [https://www.tragfondacija.org/pages/en/home.php?lang=EN] un grupo descrito a sí mismo como “filantrópico” pero promueve causas agradables a occidente, y muestra en su página web que también recibe financiación desde USAID hasta una suma de 3,33 millones de dólares.

Específicamente, con respecto a los medios de comunicación serbios, los datos del Foundation Center muestran que los mayores donantes de EEUU fueron el NED (National Endowment for Democracy) y el Fondo Rockefeller Brothers. La mayor parte de su financiación estaba destinada a sitios web tales como Autonomija (promoviendo el separatismo en la provincia serbia de Vojvodina), los sitios web “anti-corrupción” Cenzolovka e Istinomer, y los escándalos a menudo vulgares y provocadores del ahora afortunadamente clausurado, “E-Novine”.

Un beneficiario favorecido por la financiación en el mundo mediático serbio es la “Asociación de Periodistas Independientes de Vojvodina” [NDNV]. Entre 2012 y 2014 esta asociación recibió 242.000 dólares desde NED. Los fondos fueron destinados para “organizar diálogo público sobre la descentralización”, una palabra en clave de las organizaciones pro-occidentales en Serbia para crear un clima propicio para el separatismo en las regiones serbias de Vojvodina y Sandzak.

El objetivo del gasto de los fondos en Serbia, tanto en la esfera de las “ONG” como en la mediática, sugiere unas intenciones geopolíticas bastante fuertes que yacen tras estas inversiones.