Terrorismo híbrido en Europa
Los ataques terroristas en Bruselas el 22 de marzo mostraron una nueva etapa en el desarrollo del terrorismo. Los ataques no eran acciones de lobos solitarios o acciones conspirativas de una rama de Al-Qaeda. Además, no se parecen a los ataques terroristas políticos clásicos típicos de la segunda mitad del siglo XX ,o a los servicios especiales de la operación Gladio. Si ISIS pretende ser una especie de "Estado", sus acciones también deben ser del estilo de un cuasi-estado. Un nuevo tipo de terrorismo híbrido tiene elementos de todas estas categorías, pero está enmarcado por la nihilista propaganda posmoderna y liberal.
Prehistoria
Como instrumento de la política del Estado, el terror se convirtió en una práctica ampliamente utilizada como producto de la Ilustración. Institucionalizado en Francia a finales del siglo XVIII, se extendió por toda Europa y se convirtió en una herramienta fiable para los gobiernos. Sólo más tarde se entendió como terroristas a las personas y las organizaciones que buscan objetivos políticos mediante el uso de la violencia, incluso contra ciudadanos inocentes. Originalmente, este método era una herramienta eficaz para las operaciones internacionales y nacionales. Es bastante lógico que los herederos de esos profesores y de los dueños de esclavos occidentales, representados por la democracia liberal estadounidense, todavía utilicen este método como una política a largo plazo.
Por ejemplo, el conocido teórico geopolítico Colin Gray, en una serie de publicaciones que siguieron a los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001, indicó que, en primer lugar, los Estados Unidos necesitaban definir claramente el propósito de Al-Qaeda (lo que se hizo sólo con la Estrategia de Seguridad Nacional de la nueva administración de Obama), ya que el concepto de "terrorismo internacional" es demasiado ambiguo y provoca una amplia variedad de especulaciones. En segundo lugar, durante las operaciones especiales, las tropas estadounidenses pueden actuar ellas mismos como terroristas, algo que ha sido expuesto por muchas personas de muchos países que han criticado la invasión estadounidense de Afganistán e Irak.
Terrorismo estratégico
El terrorismo es una forma especial de guerra psicológica, una batalla por la mente a través de la voluntad [1]. Por ejemplo, el nivel de los asesinatos patrocinados por los EE.UU. en otros países es ocultado cuidadosamente a la opinión pública, mientras que los reporteros que viajan con las unidades militares estadounidenses es un equipo psicológico que describe las hazañas míticas y el heroísmo de los soldados para elevar su moral y para fortalecer el patriotismo en casa.
Por otro lado, la percepción de la presencia de constantes amenazas de las organizaciones terroristas ha obligado a una serie de gobiernos a formar estrategias [2] para luchar contra el terrorismo, que afectan a países, regiones, gobiernos, organizaciones, religiones, grupos étnicos y compañías de negocios. Si antes el terrorismo era considerado como una cierta desviación de las formas estándar de violencia que están reguladas por la ley internacional y todo tipo de convenciones, ahora se cree que es la nueva norma, que debe ser entendida y tratada.
P. Neumann y M.L.R. Smith (del Departamento de Estudios de Guerra del King's College de Londres) insisten en que nuestra contienda con el terrorismo - incluso el de la variedad supuestamente "nihilista" - no necesariamente cae dentro del ámbito de lo anormal. En su lugar, el terrorismo debe ser visto más apropiadamente como una estrategia militar [3].
Los autores son de la opinión de que sólo mediante el examen de la dinámica del terrorismo estratégico, es posible crear la base conceptual necesaria desde la cual llegar a una comprensión más completa del papel jugado por la violencia terrorista en las campañas de algunos de los grupos que han ido más allá del uso del terrorismo estratégico en la promoción de sus objetivos.
Si el terrorismo se entiende como una estrategia militar, automáticamente se convertirá en una herramienta para lograr objetivos políticos, no sólo por parte de grupos radicales, sino también por parte de agentes estatales.
El terrorismo puede ser descrito como la creación deliberada de miedo, por lo general con el uso o la amenaza de actos simbólicos de violencia física que se utilizan para influir en el comportamiento político del grupo objetivo seleccionado. Esta definición se basa en la obra de T. P. Thornton [4], cuyos estudios representan algunos de los análisis del terrorismo más detallados e informativos.
Los tres aspectos de este fenómeno que se destacan son:
- La calidad violenta de la mayoría de los actos terroristas, lo que distingue el programa del terror de otras formas de activismo no violentas, como las manifestaciones de masas, los folletos, etc. De hecho, aunque a veces la gente tiene miedo y ansiedad, incluso sin la amenaza de violencia física, evidentemente, los medios más comunes para causar terror viene en forma de violencia física.
- La naturaleza de la violencia. Thornton llama a esto "extra-normal", lo que significa que un cierto nivel de violencia política organizada, más allá de las normas de la agitación política violenta que son aceptadas en una sociedad dada, debe ser llamado terrorismo.
- El carácter simbólico de un acto de violencia. Un ataque terrorista tendrá un significado mayor que sus consecuencias inmediatas, es decir, daños, muertes y lesiones causadas por el mismo, que tienen una conexión limitada al mensaje político que los terroristas utilizan para establecer la comunicación. Por esta razón, un ataque terrorista sólo puede entenderse en la evaluación de su contenido simbólico o "mensaje".
Además, una campaña terrorista planificada tiene ciertas etapas de desarrollo.
La desorientación es un objetivo importante y constituye la primera etapa de una campaña terrorista. Los terroristas creen que sus acciones van a alejar a las autoridades de la población, haciéndolas incapaces de proteger a sus ciudadanos. Para alcanzar este nivel, es necesario romper las interacciones sociales normales, llevando la escalada de la violencia hasta el punto en el que se hace evidente que las autoridades no son capaces de prevenir la propagación del caos [5].
Una cierta paradoja hay que señalar aquí: mientras que los terroristas están interesados en obtener el apoyo de las masas, es necesario continuar con la violencia. Para ello, llevan a cabo los llamados ataques no discretos, y definen sus objetivos como legítimos e ilegítimos. Objetivos legítimos, por regla general, son los representantes del Estado: los políticos, los funcionarios, soldados, jueces, policías, etc., que son vistos como agentes de un régimen represivo.
La segunda etapa es la respuesta: N. Berry sugiere que los terroristas tratan de manipular las posibles acciones de su enemigo, lo que tiene varias variantes [6].
Una de ellas implica un número excesivo o incluso aleatorio de objetivos, que es una parte esencial del proceso de desorientación. Los terroristas quieren provocar al gobierno a trabajar fuera de la ley y a utilizar medidas extra-legales. Como resultado, los ataques terroristas a menudo se llevarán a cabo con el objetivo explícito de incitar una dura represión, la cual es más probable sea ilegal [7].
La deflación del poder es lo opuesto a ese "concepto de blanco excesivo". Este es el escenario cuando el grupo objetivo (el gobierno) pierde el apoyo de la sociedad, ya que es incapaz de hacer frente adecuadamente a la amenaza terrorista. El gobierno cree que carece del consenso público para una política contra el terrorismo, ya que las negociaciones son consideradas como un truco, una amenaza, o incluso la transferencia de una cierta legitimidad. Como ha demostrado la historia, este escenario se convierte en un problema clásico para muchos regímenes, especialmente en el marco de los valores democráticos liberales.
Otro tipo de respuesta es la represión equivocada de la oposición moderada, ya que el gobierno puede comenzar a suprimir a la oposición moderada que no utiliza la violencia. La prohibición de partidos políticos, cierres de periódicos, detenciones y secuestros son partes constitutivas de esta actividad gubernamental. La explicación racional para tal acción es que podría haber conexión entre los terroristas y la oposición moderada, y la posibilidad de que trabajen juntos. Por ejemplo, el Ejército Republicano Irlandés tiene una estructura legal, el Sinn Fein, que es su ala derecha, y la ETA, los separatistas vascos tenían un brazo político llamado Herri Batasuna. El ejemplo de la Revolución Islámica en Irán muestra que la represión equivocada sólo puede acelerar la caída del gobierno. Además, los terroristas pueden actuar en nombre del gobierno para tales fines (utilizando documentos falsos, uniformes o agentes dentro de las estructuras de gobierno) para desacreditarlo.
La tercera etapa es la adquisición de legitimidad: se logra ya sea por medio de una hábil manipulación a través de los medios de comunicación, o por medio de la agitación política, creando una conexión interactiva con las masas. Ahora, Internet es una herramienta para tal comunicación que puede ser muy eficaz, como muestra el ejemplo yihadista islamista. La consecución de legitimidad depende en gran medida de la cultura de la sociedad en la que actúan los terroristas, y de la ética dada de la sociedad respecto a la violencia y la muerte.
Existe un trabajo de investigación contra el terrorismo [8] que tiene una estadística interesante, que compara números de muertes. Observó que solo en 2011, 1.400 personas murieron en accidentes de tráfico, 1.700 personas murieron de SIDA en los Estados Unidos, mientras que en el mundo entero en el mismo periodo, 29.757 personas murieron en accidentes de tráfico, 14.612 fueron asesinados, y 494 personas murieron en accidentes de avión. A modo de comparación, 2.996 murieron como resultado de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el bombardeo nuclear de Hiroshima se llevó 90.000 vidas, y el tsunami en el Océano Índico en 2004 costó 230.000 víctimas. La cuestión a plantearse es si el ataque terrorista individual es peor desde un punto de vista moral que los incidentes causados por el hombre o por causas naturales, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que el bombardeo nuclear de las ciudades japonesas era un acto innecesario de intimidación por parte de los Estados Unidos, dirigido tanto a sus enemigos como a sus aliados.
El experimentado científico del Council on Foreign Relations [Consejo de Relaciones Exteriores], Walter Russell Mead, afirmó categóricamente incluso que "Bambi es peor que Bin Laden" [9], al referirse a los estudios estadísticos del Profesor John Mueller, de la Universidad de Ohio, quien estimó que la caída de rayos, los ciervos, y los cacahuetes son más mortales que los terroristas.
John Mueller, que es bien conocido por estudiar la opinión pública estadounidense sobre la guerra, también ha analizado recientemente la crítica a los políticos que han declarado y aún declaran que los terroristas islámicos están cerca de crear armas de destrucción masiva. Mueller, basado en numerosos estudios e informes de inteligencia, apunta al hecho de que Al-Qaeda estaba lejos de crear u obtener armas nucleares. Además, añadió que "fuera de las zonas de guerra, la cantidad de asesinatos llevados a cabo por Al Qaeda, sus vínculos, y quizás, los imitadores, a lo largo de todo el mundo desde el 9/11 alcanza tal vez unos pocos cientos al año. Eso es unos pocos cientos demasiados, por supuesto, pero no creo que se le pueda llamar una amenaza existencial, elefantiásica. Y la probabilidad de que un estadounidense sea asesinado por un terrorista de cualquier calaña se sitúa en una de cada 3,5 millones por año, incluso con el 11S incluido" [10].
Los críticos de la política exterior de los EE.UU. también afirman que la muerte de un sinnúmero de civiles en Irak durante la invasión de Estados Unidos (según Physicians for Social Responsibility, Physicians for Global Survival y la International Physicians for the Prevention of Nuclear War, en Iraq, durante la invasión de los EE.UU. y Gran Bretaña, 1.300 mil personas murieron) son desproporcionadas en relación a los casos concretos de ataques terroristas contra los Estados Unidos, incluso si trazamos un paralelo entre el Islam y el "terrorismo islámico". Esto demuestra el fracaso de la anterior estrategia de los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, y refuerza las acusaciones dirigidas a Washington respecto al uso de métodos terroristas para llevar a cabo las políticas.
Aunque, por el momento, Occidente tiene el estereotipo de que el terrorismo más peligroso en su naturaleza es la variante islámica, cabe señalar que la situación actual del terrorismo yihadista internacional se caracteriza por tres tendencias relacionadas entre sí: la descentralización, la localización y la individualización. Estas tendencias son en parte una respuesta al éxito de la lucha contra el terrorismo desde 2001, pero también reflejan los cambios en los patrones de diversificación geográfica y étnica, así como el debate ideológico en curso dentro de los movimientos yihadistas, entre los que están por la yihad organizada (yihad Tanzim) y los que se centran en la yihad individual (yihad fardiyah) [11].
Mientras tanto, la pregunta sigue siendo: ¿quién está detrás de muchos de los ataques y de tales organizaciones radicales? Los terroristas, sobre todo si son parte de una extensa red internacional, pueden ser utilizados como una unidad autorizada para llevar a cabo la guerra, mientras que el cliente o el beneficiario de estas operaciones sigue estando oculto. Esta técnica de utilizar un tercero, que puede ser un estado o un grupo de militantes, se llama guerra subsidiaria [proxy war]. Siria, tal vez, es un lúcido ejemplo, ya que hay varios estados que tienen cada uno de ellos sus propios intereses en la región y, por lo tanto, apoyan y entrenan a los terroristas, dirigiéndolos contra el gobierno legítimo. Por supuesto, no podemos olvidarnos del terrorismo de Estado en sí mismo, que es el más fácilmente realizado en la dimensión estratégica, especialmente si un grupo de estados está involucrado en perpetrar el terror.
[1] Chaliand, Gerard . Terrorism: From Popular Struggle to Media Spectacle, London: Saqi Books, 1987.
[2] National Strategy for Combating Terrorism. February 2003. https://www.cia.gov/fr/cia-the-war-on-terrorism/Counter_Terrorism_Strate...
[3] Neumann, Peter R. & M. L. R. Smith. Strategic terrorism: The framework and its fallacies. Journal of Strategic Studies, 2005, 28: 4, 571 — 595.
[4] Thornton, T.P. "Terror as a Weapon of Political Agitation" in Harry Eckstein (ed.), Internal War: Problems and Approaches, New York: Free Press, 1964, pp.71–99.
[5] Knauss, Peter and D.A. Strickland, ‘Political Disintegration and Latent Terror’, in Michael Stohl (ed.), The Politics of Terrorism, New York: Marcel Dekker, 1979, p.77.
[6] Berry, N.O. ‘Theories on the Efficacy of Terrorism’, in Paul Wilkinson and A.M. Stewart (eds), Contemporary Research on Terrorism, Aberdeen: Aberdeen UP, 1987, pp.293–304.
[7] Wilkinson, Paul. Terrorism and the Liberal State, London: Macmillan, 1986, p.296.
[8] Myhrvold, Nathan. Strategic Terrorism. A Call to Аction. Research paper NO. 2 – 2013.
[9] Etzioni A. From Empire to Community: A New Approach to International Relations. 2004.
[10] Mueller, John. The Truth About al Qaeda. Foreign Affairs. August 2, 2011. http://www.foreignaffairs.com/articles/68012/john-mueller/the-truth-abou...
[11] Ungerer, Carl. Beyond bin Laden. Future trends in terrorism. ASPI, Dec. 2011, P. 17