El ojo eléctrico y el panóptico

22.03.2016

Hoy nos levantamos con otro atentado terrorista en Europa. Decenas de muertos, y todavía más decenas de heridos en dos atentados en Bruselas (en un aeropuerto y en una estación de metro). Y como no podía faltar, se habla de nuevo de cómo reforzar la seguridad para vigilar y controlar a los posibles terroristas. Como siempre, nos dicen lo mismo para mayor tranquilidad general. Pero echemos un ojo tras el telón del espectáculo televisivo.

En 1982, el grupo de rock británico, Judas Priest, publicó una canción titulada “electric eye” (el ojo eléctrico), que ya entonces se referían a la vigilancia por videocámaras que han convertido a Londres en la ciudad del panóptico, sin poder moverse libremente sin la vigilancia de aquel ojo de metal, que estaba en todas partes y lo veía todo. Panóptico significa “quien todo lo ve”, y también proviene de una idea de otro británico, el filósofo Jeremy Bentham, que en el siglo XVIII ideó una arquitectura carcelaria para vigilar y controlar a los presos de la forma más sencilla posible.

Su idea era una cárcel circular con una torre en el centro desde la cual los vigilantes podían ver a los presos, pero los presos nunca podían saber si los vigilantes estaban mirándoles o no. Y debido a que los presos no podían comunicarse entre sí, sino solamente, estar individualmente frente a la torre de los vigilantes, los presos tendían a comportarse según como le impusieran los vigilantes porque no sabían si estaban mirando o no, y por tanto, mejor sería comportarse bien para no ser reprendidos o castigados.

El ojo eléctrico nos trae a esa idea, ya modernizada, del panóptico. Tenemos algo que todo lo ve, algo que puede controlar e interceptar todas las comunicaciones de las personas, y no sólo las que se realizan a través de las nuevas tecnologías, sino las que se hacen personalmente. La privacidad ya no existe. Y no sólo porque las personas cada vez más ponen su vida en las redes sociales, de forma gratuita y en muchos casos de forma orgullosa, en busca de fama o reconocimiento; también ahora las nuevas tecnologías pueden espiar a las personas en cualquier lugar, a cualquier hora.

Desde luego que suena muy encomiable la misión de vigilar, controlar y prevenir a posibles terroristas. Evitar las tragedias como la sucedida esta mañana en Bélgica, pero, también estos desgraciados sucesos han servido de trasfondo para adoptar medidas más controladoras del ciberespacio. La urgencia de la crisis parece que lo justifica todo: Hay que controlar a los “malos”. Pero también controlan a la población, a toda la población, y más la controlarán cuanto más ofrezcan su vida en el ciberespacio.

Y no se trata de que sólo tengan miedo de ser vigiladas y castigadas aquellas personas que tengan intenciones delictivas, sino también el control de toda la población, mediante el análisis de “big data”, es decir, de todos los datos sobre usuarios que se generan en internet. Nadie tiene que preguntar a cada una de las personas sobre lo que cree o lo que opina, o incluso sobre algo que quiera protestar o defender, pues los agentes del sistema lo podrán predecir mediante el análisis de los datos que las mismas personas les dejan en internet.

El panóptico, el ojo eléctrico, ahora dan paso a “la nube”, a ese vigilante que está por encima de todos, día y noche, que no parece alcanzable por las personas. Una nube que cuando lo desea, se precipita sobre uno u otro lugar. De modo que, tras los buenos motivos para prevenir tragedias, también están las acciones para legalizar y perfeccionar las armas de control masivo de información. Ante una sociedad Europea que cada vez más se parece a la representada en la novela de Fahrenheit 451, la población en general ya no vive su vida, sino la vida que aparece en los medios de comunicación.

Tal vez este sea el momento de desconectarse de la red, de separarse de lo virtual y recuperar el valor de lo real. Los medios de comunicación a los que tenemos acceso, son la mayor herramienta comunicativa que se conoce en toda la historia, pero también, toda herramienta se puede usar en muchos sentidos. Por un lado nos puede servir para comunicarnos con amigos y seres queridos a diario, pero también nos puede servir para separarnos de la realidad y vivir una vida virtual mientras se desprecian las interacciones reales, y además, una vida virtual abierta al control y examen de aquellos que controlen los soportes del ciberespacio.

El control del terrorismo no puede ser a cualquier precio, y sobre todo, no puede controlarse las consecuencias del terrorismo, sino que se debe hablar de las causas de ese terrorismo, y precisamente eso no aparecerá en los medios de comunicación oficiales, pues el mismo sistema que financia a esos medios, también financia al terrorismo, que en unos lugares dice ser islamista y en otros lugares dice ser de alguna ideología, pero siempre es terrorismo al servicio del capitalismo y la explotación de todos los pueblos y países del punto que pongan en su mira.