Siria: crisis de poder y estabilidad

10.12.2024

El 27 de noviembre, los grupos armados de la oposición lanzaron una ofensiva a gran escala contra las posiciones del ejército sirio en las provincias de Alepo e Idlib. En la noche del 7 de diciembre, se habían hecho con el control de varias ciudades importantes, como Alepo, Deraa, Hama y Homs, y entraron en Damasco en la mañana del 8 de diciembre, tras lo cual unidades del ejército abandonaron la capital. El jefe del gobierno sirio, Mohammed Ghazi al Jalali, dijo que estaba dispuesto a entregar el poder pacíficamente. Bashar al-Assad abandonó la presidencia y el país tras conversaciones intrasirias.

En la ofensiva participaron el Frente de Liberación Nacional, grupo rebelde islamista sirio, así como el llamado Ejército Nacional Sirio, que representa a las fuerzas de la oposición. Los países occidentales apoyaron abiertamente a estas formaciones, como confirman las declaraciones de Estados Unidos, Reino Unido, Turquía, Francia y varios otros Estados. Al mismo tiempo, Rusia apoyó a las fuerzas gubernamentales sirias, ayudando al ejército.

La ofensiva rebelde que comenzó el 27 de noviembre fue la mayor de los últimos años, y las ciudades de Alepo, Hama y Homs fueron capturadas en pocos días, ya que el ejército sirio optó esencialmente por rendirse sin oponer una resistencia seria. Muchos creen que esta ofensiva no habría sido posible sin la «aprobación» de Turquía. Si bien es cierto que Ankara ha prestado apoyo a determinados grupos rebeldes sirios, ha negado toda ayuda a Hayat Tahrir al-Sham (prohibido en Rusia). Recep Tayyip Erdogan ha insistido recientemente en la necesidad de entablar conversaciones con Assad para encontrar una solución diplomática al conflicto que permita a los refugiados sirios regresar a sus hogares. Al menos tres millones de ellos se encuentran en Turquía, una cuestión muy sensible para la población local.

Turquía, que ya atraviesa dificultades debido a la elevada inflación y la recesión económica, podría beneficiarse del restablecimiento de unas relaciones comerciales y empresariales plenas a lo largo de los 900 kilómetros de frontera sirio-turca. Su sector de la construcción podría recibir grandes pedidos como parte de un proyecto de reconstrucción que se espera que cueste cientos de miles de millones de dólares. Sin embargo, la paz y la estabilidad siguen en entredicho, y sigue siendo posible que una nueva ronda de conflictos provoque un aumento del número de refugiados que tratan de cruzar la frontera hacia Turquía.

Ya se ha señalado anteriormente que la situación en Siria ha alimentado las ambiciones de muchas potencias regionales que buscan el control del país, siendo Turquía una de ellas. Aprovechando el cambio en el equilibrio de poder en Siria como una oportunidad conveniente para dirigir los acontecimientos a su favor, los dirigentes turcos trataron de eliminar por completo la administración autónoma del noreste del país.

Aún no está claro cómo evolucionará la situación en Siria. Ninguna de las fuerzas políticas del país es capaz de establecer por sí sola un nuevo equilibrio y lograr la paz rápidamente, lo que augura un largo periodo de agitación social. Kurdos, chiíes, suníes y cristianos deben llegar a un acuerdo sobre la federalización del Estado. Sólo esta vía evitará los conflictos sectarios y garantizará la estabilidad.

El politólogo chino Li Xinggang subrayó que la oposición siria utilizó hábilmente la situación con los conflictos palestino-israelí y ruso-ucraniano como telón de fondo. Como resultado, el régimen de Assad no pudo obtener «suficiente apoyo» de sus aliados.

Los expertos afirman que el futuro de Siria es «altamente impredecible», ya que una nueva guerra civil puede resultar inevitable si los grupos armados del país no llegan a un acuerdo. Destacan la importancia de la coordinación entre los principales actores, señalando que las milicias kurdas e Israel también podrían influir en la evolución de los acontecimientos.

El analista militar chino Song Zhongping cree que, en el entorno actual, los grupos terroristas «pueden pescar en aguas revueltas»: «Ahora disponen de armas y recursos abandonados por las fuerzas gubernamentales sirias, lo que potencialmente les permite lanzar nuevos ataques tanto en la región como fuera de ella». Según Sun Junping, se necesita desesperadamente un acuerdo tanto nacional como internacional para que Siria restablezca la paz.

Esta situación podría tener consecuencias negativas para Irán, ya que Siria bajo Assad ha desempeñado un importante papel de enlace entre los iraníes y Hezbolá, proporcionando suministros clave de armas y municiones al grupo. Para Israel, esta evolución en la región puede considerarse favorable, ya que percibe a Irán como una grave amenaza.

Además, las tropas estadounidenses siguen controlando algunos de los campos petrolíferos y rutas de transporte estratégicamente importantes de Siria, «causando un daño significativo al proceso de reconstrucción y a su economía». El vicesecretario de Defensa estadounidense, Daniel Shapiro, afirmó que Estados Unidos mantendrá su presencia en el este de Siria y tomará las medidas necesarias para impedir el regreso del «Estado Islámico» (organización terrorista prohibida en Rusia).

Al mismo tiempo, la oposiciónarmadaen Siria participa activamente en la creación de un órgano de gobierno de transición, al tiempo que ofrece garantías de seguridad a las misiones diplomáticas en Damasco, así como a las bases militares rusas: «Funcionarios rusos están en contacto con representantes de la oposición armada siria, cuyos líderes han garantizado la seguridad de las bases militares rusas y de las instituciones diplomáticas en Siria»,declaró a TASS una fuente del gobierno ruso .

En la noche del 8 de diciembre, el presidente estadounidense pronunció un discurso. Biden declaró la disposición de Estados Unidos a cooperar con la oposición en Siria en el marco del traspaso de poderes. Sin embargo, ese «apoyo» se manifestó de forma excesivamente agresiva. Estados Unidos lanzó ataques en el territorio de Siria, alcanzando unos 75 lugares, incluidos campamentos y militantes del grupo ISIS (prohibido en Rusia).

Los países de Oriente Próximo también han expresado su postura. Qatar declaró que seguía de cerca los acontecimientos en Siria y subrayó la importancia de preservar las instituciones nacionales y la unidad del país para evitar que caiga en el caos. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar hizo un llamamiento a todas las comunidades sirias para que «entablen un diálogo sin derramamiento de sangre, preserven las instituciones del Estado, garanticen un futuro mejor para el pueblo sirio y hagan realidad sus aspiraciones de progreso, estabilidad y justicia». La autoridad también reafirmó su «apoyo inquebrantable al pueblo sirio y a sus elecciones.»

Las autoridades saudíes también hicieron sus comentarios. Hicieron un llamamiento a la comunidad internacional para que apoye a Siria y se abstenga de interferir en los asuntos internos del país. El Ministerio de Asuntos Exteriores saudí señaló la importancia de comprometerse con el pueblo sirio para abordar cuestiones clave que afectan a los intereses del país y de sus ciudadanos.

Qatar, Arabia Saudí y otros Estados apoyaron a grupos armados opuestos al gobierno sirio durante el conflicto. Posteriormente, algunos países, como Bahréin, EAU y Arabia Saudí, restablecieron relaciones diplomáticas con la República y reabrieron sus embajadas en Damasco.

¿Qué ha podido provocar esta evolución? Según Grigory Lukyanov, investigador del Instituto de Estudios Orientales de la Academia Rusa de Ciencias, el principal error de Bashar al Assad fue su inacción después de 2015, cuando la situación regional se estabilizó con el apoyo de Rusia. Assad no inició ninguna reforma, lo que provocó el deterioro de la situación económica y el debilitamiento del ejército sirio. Como resultado, fue incapaz de enfrentarse a las fuerzas organizadas de la oposición apoyadas por militantes extremistas.

Assad hizo caso omiso de las recomendaciones de Rusia y otros líderes mundiales para que aplicara reformas en los ámbitos social y económico, entre otros. La falta de cambios hizo que el país dependiera de la ayuda exterior, pero los recursos militares rusos no fueron suficientes para derrotar finalmente a los opositores de Assad, sobre todo teniendo en cuenta su apoyo por parte de Estados Unidos, Turquía y las monarquías árabes. Así pues, el principal factor de la caída del régimen de Bashar al Assad fue la falta de una solución política al conflicto sirio.

Irán ya ha reconocido el golpe de Estado en Siria como un hecho consumado y ha pedido a las nuevas autoridades que mantengan unas relaciones irano-sirias positivas. Los representantes iraníes subrayaron que sólo el pueblo sirio tiene derecho a determinar el destino de su país y que los actores externos no deben interferir en este proceso. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní declaró oficialmente que Teherán no tiene intención de interferir en los asuntos internos de Siria y está dispuesto a respetar cualquier decisión de sus ciudadanos. Al mismo tiempo, Irán sigue comprometido con los principios de unidad, soberanía e integridad territorial de Siria. También es importante que el nuevo gobierno de oposición sirio exprese su preocupación por la situación en Palestina, que coincide con los intereses de Irán.

Estados Unidos pretende excluir la influencia de Irán en Siria y evitar que su territorio se utilice para suministrar armas al grupo militante Hezbolá en Líbano. Según la parte estadounidense, esto podría provocar cambios significativos en Oriente Próximo. Sin embargo, existe un escenario alternativo: si Siria o gran parte de ella cae bajo el control de grupos islamistas hostiles a Occidente, o el país se desintegra por completo, podría aumentar el caos en una región ya de por sí inestable.

La mayor atención prestada a la cuestión palestina y la creciente antipatía hacia Occidente que se observa en el mundo árabe a medida que se agrava el conflicto brindan a las fuerzas islamistas la oportunidad de reforzar su posición y perseguir sus propios objetivos. Esto preocupa a algunos países de la región árabe. Arabia Saudí y los EAU temen que los islamistas puedan aprovechar la situación actual para iniciar una nueva Primavera Árabe.

Tras el cambio de poder en Siria, el futuro del país sigue siendo incierto. Existe la posibilidad de que el vacío de poder sea ocupado por fuerzas extremistas, lo que preocupa seriamente a la comunidad internacional. Se calcula que hasta 1,5 millones de personas podrían huir de la zona de conflicto. Esto agrava la crisis migratoria en la Unión Europea. Ya ahora Alemania y Austria han suspendido temporalmente el examen de las solicitudes de asilo de refugiados sirios, lo que fue confirmado por fuentes de los organismos gubernamentales de ambos países.

La situación es alarmante en el contexto de anteriores oleadas migratorias. Cabe recordar la crisis de los refugiados ucranianos, que creó importantes dificultades a varios países europeos, especialmente Alemania. El flujo continuo de migrantes podría provocar un descontento creciente entre las poblaciones de los países de acogida, como ya ha ocurrido en el pasado.

La situación en Siria es un complejo entramado de factores internos y externos que condujeron a la caída del régimen de Bashar al Assad y al agravamiento de la crisis. La falta de reformas desde 2015, el deterioro de la situación económica y el debilitamiento del ejército han hecho que el gobierno sirio sea incapaz de hacer frente a las fuerzas de la oposición apoyadas desde el exterior. Al mismo tiempo, los limitados recursos de aliados como Rusia e Irán, así como la intervención de los países occidentales, Turquía y las monarquías árabes, agravaron la situación al aumentar la influencia de los grupos islamistas. La caída de Assad ha creado un vacío de poder que amenaza con ser ocupado por fuerzas extremistas, lo que resulta preocupante. El desarrollo del conflicto amenaza con desestabilizar toda la región, aumentar la crisis migratoria y reforzar la influencia de las fuerzas radicales, lo que podría dar lugar a nuevos desafíos para el mundo árabe.

Traducción al español para Geopolitika.ru
por el Dr. Enrique Refoyo