Rusia e Irán: Nueva era de cooperación militar

05.05.2016

Originalmente apareció en Rusplt, traducido al inglés por Theo N. Kaufman para Southfront, y traducido al español para Katehon.

Desde el 27 al 28 de abril, Moscú acogió la quinta Conferencia Internacional sobre Seguridad, a la que acudieron 500 representantes de departamentos militares desde más de 80 países, así como miembros de organizaciones tales como ONU, OSCE, CEI, OTSC, y la CICR. Los principales temas fueron la lucha contra el terrorismo, la seguridad en la región Asia-pacífico, las relaciones de Rusia y Europa, y la cooperación militar.

La república islámica de Irán estaba representada por el ministro de defensa y logística de las fuerzas armadas, Hossein Dehghan, quien llegó en una visita de un día a la invitación del ministro de defensa ruso, Sergei Shoigú. Tras el mensaje de bienvenida del presidente Vladimir Putin y el discurso de Shoigú, los directores de la delegación invitada presentaron la posición de su país sobre temas regionales e internacionales, que fue también el caso del ministro de defensa iraní.

La retórica iraní durante años permanece sin cambios. Dehgan acusó a las autoridades de países regionales y extra-regionales de proporcionar financiación, asistencia logística, y técnico-militar a terroristas y grupos radicales que operan en Afganistán, Irak, Siria, Líbano, Libia, Yemen. En particular, Irán acusó a los Estados Unidos, “el régimen sionista” (Israel) y arabia saudí en facilitar el terrorismo.

Por un lado, puede verse que Dehgan no dijo nada nuevo y sensacional. Pero por otro lado, quizá es la posición constructiva y consistente de Teherán que es la clave del éxito de la política exterior de Irán en la región y alrededor del mundo. Desde el principio de la “primavera árabe” y la guerra en Siria, Irán acusó a los mismos países de ayudar y apostar por el terrorismo, mientras que Occidente (EEUU y Europa), y las monarquías árabes acusaron a Irán de financiar el terrorismo, de tener un plan para crear una bomba nuclear, y de interferir en los asuntos internacionales de otros estados. Pero, tras varios años, presentó al mundo, la irrefutable evidencia de las armas proporcionadas por occidente a la denominada oposición armada en Siria, debido a la actividad económica del daesh en el sector del petróleo y la venta de caras antigüedades de Siria a anticuarios y museos. La misma posición se mantiene en el caso de Yemen, donde hay una guerra, que permanece en las sombras del conflicto sirio.

Durante la presidencia de Mahmoud Ahmadinejad, Irán mantuvo la misma política, pero su retórica aguda y visión de principios de occidente, creó la imagen de un Irán agresivo. Después de su elección, Hassan Rouhani, cambió la retórica dura y tomó pasos para la solución de los conflictos, pero la posición de Teherán sobre los temas de seguridad sigue igual, al contrario que occidente. A lo largo del periodo de caos en oriente medio, los Estados Unidos, anualmente cambiaron su posición. Washington vio un enemigo en Irán, en Rusia, en Bashar al-Assad y, finalmente el daesh.

Gracias a la posición consistente de Irán en el tema del contra-terrorismo y seguridad en oriente medio, que generalmente coincide con la posición de Moscú, Vladimir Putin, en abril del pasado año firmó un decreto sobre la reanudación del abastecimiento de sistemas de misiles anti-aéreos S-300 a Irán.

Inicialmente, Irán necesitaba los S-300 para proteger sus instalaciones nucleares en Natanz, Bushehr, Arak, porque el en el espacio aéreo sobre estas instalaciones, Irán tuvo que derribar múltiples drones israelíes (HAROP, así denominados, como autodestructivos, o “dones kamikaze”, con una bomba fijada a ellos), que había sido usado sobre la frontera de Irán con Azerbaiyán en la “guerra de cuatro días” contra la república de Nagorno-Karabaj, desde el 2 al 5 de abril. Hoy, el rango de amenazas se ha expandido considerablemente, dado los éxitos de la involucración de Irán en el conflicto en Siria, Irak, Yemen, esto demostró que irrita a occidente y los países del golfo pérsico; esto es, a los estados miembro del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), EAU, Qatar y Arabia Saudí.

El fin de las sanciones económicas contra Teherán permitió expandir la cooperación técnico-militar, que ambos ministros de defensa de Irán y Rusia subrayaron. Las partes acentuaron la importancia del fortalecimiento y desarrollo de cooperación técnico-militar entre los dos estados y para intensificar en el futuro la lucha contra el terrorismo. Dehgan llamó a la cooperación militar entre Irán y la Federación de Rusia como un “modelo exitoso” de relaciones. La visita del poder iraní ha sido caracterizada como el comienzo de una “nueva era” de cooperación militar. Los prerrequisitos para esto que el viaje de Sergei Shoigú a Teherán el pasado año, y la visita del secretario del consejo supremo de seguridad nacional, Ali Shamjani, a Moscú, y por supuesto, el suministro de los S-300.

A este respecto, surgen una serie de preguntas. ¿Por qué al hacer este apoyo militar poderoso de la Federación de Rusia, no contribuye al acceso de Irán a la OTSC? O quizá ¿hay una oportunidad para crear una nueva organización? Puede que, ¿Irán sea capaz de actuar como garante de la seguridad en oriente medio? Estas cuestiones son respondidas por el experto sobre Irán y oriente medio, el profesor Anton Evstratov:

“La OTSC estaba dominada por Rusia, pero el principal problema de la inclusión de Irán en esta organización, era su estatus como estado paria tras las sanciones de 2012, y en un sentido más amplio, tras la revolución de 1979. Irán no tiene permitido comprar ciertos tipos de armas, algunos políticos y militares están en la lista de las sanciones de la ONU y no pueden abandonar oficialmente las fronteras de su propio país. ¿Qué es entonces de un potencial de cooperación militar dentro del marco de los bloques político-militares? Pero, al mismo tiempo, Rusia empezó el proceso de actualización de la cooperación militar con Teherán – en parte para incrementar su popularidad en la República Islámica de Irán, como parte de la lucha para salir del aislamiento y buscar las cosquillas al oeste, en un puesto, el paisaje geopolítico del conflicto ucraniano.

Otra cuestión, es la cooperación en oriente medio, particularmente en Siria. Allí, Irán necesita a Rusia, era Rusia quien envió el máximo número de consejeros militares, fue su tropa quien estaba realizando las operaciones más complejas y también proporciona los generales – también incrementaron la baja preparación de combate de las fuerzas armadas sirias. Ahí, formaron de facto un bloque militar, para el que, además de Irán, se unió “Hezbolá” y –con algunas reservas- también el gobierno iraquí. En el futuro, podemos hablar sobre el acceso a este bloque de asociaciones Kurdas (YPG), esto, sin embargo, depende de la posición de Damasco. Irán, está teniendo un gran impacto sobre la población del área chií de Irak, Siria, Líbano, Yemen, y estados del golfo, está intentando lograr la estabilidad en la región, especialmente tras la retirada de las tropas de EEUU de Irak. La República Islámica de Irán está intentando resolver los problemas económicos y sociales de aquellos países, realizando modernizaciones, no solo interesados en los conflictos en sus fronteras y en su esfera de influencia, sino que en este momento es forzada, aunque sin éxito, a luchar. Quizás la cooperación con Rusia- es la clave para la solución gradual de los objetivos de Irán, pero deberíamos entender, que luchar juntos contra la amenaza salafista y la confrontación a los Estados Unidos son un objetivo común, pero globalmente Teherán y Moscú todavía tienen diferentes intereses en la región. La búsqueda para el compromiso a largo plazo – es necesario para ambos países y ambos desean alcanzar seria cooperación, pero, sabiendo de sus diferencias pasadas en temas económicos, todavía hay un viaje con muchos baches por delante”.

La guerra que fue impuesta sobre Irán, la guerra Irán-Irak, de 1980-1988, y las siguientes décadas han mostrado que Teherán es capaz de proporcionar seguridad no solo para sí misma, sino para toda la región. Hoy está involucrada en casi todos los conflictos regionales, e incluso ofrece mediar en alguno de los más difíciles – el conflicto de Karabaj (entre Azerbaiyán y Armenia). Teniendo un aliado, que tiene una clara posición, y que no puede ser subyugado a la presión de estados más poderosos – es una ventaja para cualquier país.