Rebelión Contra el Mundo Moderno

20.12.2020

EL NEO-EURASIANISMO DE ALEXANDER DUGIN

Alexander Dugin es uno de los filósofos rusos contemporáneos más importantes, es el ideólogo del “neoeurasianismo”, un políglota y autor de numerosos libros, que van desde libros de texto universitarios como el de Fundamentos de Geopolítica hasta obras enfocadas en abordar las ideas conceptuales más importantes que pueden ser expuestas por un profesional acerca del desarrollo político, económico y espiritual de la sociedad.

A mediados de la década de 1970, fue miembro del llamado “Círculo Yuzhinsky”, un club moscovita de literatura y ocultismo que tenía un carácter informal, en el que colaboró estrechamente con Geidar Dzhemal. A mediados de la década de 1990 hizo parte del NBP junto con Eduard Limonov y fue uno de los líderes e ideólogos de este partido, pero a principios de la década del 2000 dejó el campo de la oposición y pasó a unirse a las filas de los pensadores que eran fieles a las autoridades.

Dugin suele ser llamado la eminencia gris del actual gobierno ruso, insinuándose con ello que sus ideas y consejos son escuchados frecuentemente por los altos cargos del gobierno. Dugin ha sido el asesor particular de Vladislav Surkov durante muchos años. Desde el 2016 al 2017, Dugin trabajó como el editor en jefe del canal de televisión Tsargrad. Hoy día, este filósofo, junto con el escritor Zakhar Prilepin, se encuentra incorporado al equipo de dirección artística del Teatro de Arte de Moscú a cargo de Gorky Eduard Boyakov, quien se está esforzando por crear un nuevo teatro moderno donde se expresen posiciones abiertamente patrióticas.

– Alexander Guélievich, el 2020 es, en cierto sentido, un año que ha hecho historia: es uno de los años más inusuales de todos, al menos entre los más recientes. ¿Crees que el coronavirus es alguna clase de operación especial, algún tipo de accidente o parte de la providencia divina?

– Creo que para una persona religiosa (y yo lo soy) todo lo que acontece, por supuesto, tiene un sentido y esta relacionado con la providencia divina. Sin embargo, esto no excluye que cada evento, catástrofe o, por el contrario, un suceso feliz, posea una cierta razón histórica profunda. La existencia de una causa material no anula de ningún modo una causa superior. Todo se encuentra relacionado con la providencia divina. La única pregunta que tenemos que hacernos es cómo descubrir ese sentido, cómo reconstruir esa explicación que conecta los eventos en los que participamos con las causas y significados que tienen unos orígenes espirituales más profundos.

No creo que valga la pena que nos opongamos, por ejemplo, a la Providencia de Dios y a lo que ocurre por sí mismo, porque nada ocurre sin ningún motivo. Todas las cosas tienen un fundamento profundo. Pero en algunos casos, como en este 2020, estoy de acuerdo con lo que dices: los eventos que suceden hoy son tan fundamentales que requerimos, hoy más que nunca, volvernos hacia la providencia divina… Y esto lo digo tanto para los que creen como para los que no creen. Hoy, muchísimas personas, incluso las más agnósticas, comienzan a darse cuenta de que algo anda mal, todo está sucediendo de una manera demasiado inesperada y abrupta. La Divina Providencia está en todas partes, pero no siempre la vemos. Hoy es muy difícil no hacerle caso… Es mucho más difícil que nunca…

Por lo tanto, explicar la pandemia como “la copa que derrama la ira de Dios, que es sostenida por un ángel, esa copa que propaga úlceras a toda la humanidad”, no contradice para nada alguna otra explicación mucho más “racional”. Estas son dos formas de causalidad paralelas: una de carácter superior y otra de carácter inferior…

Con respecto al coronavirus, en mi opinión, es difícil decir si la pandemia fue provocada o no por el ser humano. No soy capaz de dar una respuesta inequívoca. Todos somos testigos de las medidas que se están tomando hoy entre los círculos globalistas para hacer frente al coronavirus, según las tres “B”: Building Back Better (reconstruirlo todo mucho mejor). Es el Great Reset: que significa el “gran reinicio”, con lo que nos dicen que “restauraremos todo mediante la obtención de mayores intereses”, “todo será mejor que antes”. Y de repente, de forma simultánea, Joe Biden, Boris Johnson y todos los globalistas europeos comienzan a decir: “Reconstruiremos todo y lo haremos mejor que nunca”. También lo será el Great Reset (el gran reinicio), el New World Order (Nuevo Orden Mundial): estas frases son contraseñas que hoy se escuchan por doquier. Como ellos dicen, el coronavirus es una new opportunity, una nueva oportunidad, una ocasión nueva. Es difícil no sospechar que existe una especie de “conspiración globalista” detrás de esta clase de “coincidencias”.

Mirándolo bien, pareciera ser que el coronavirus resulto ser beneficioso para ciertas personas. Pero, nuevamente, no quiero decir con esto que estoy aseverando algo… Quizás estemos hablando de una especie de apropiación ideológica de esta catástrofe a gran escala. Existe una pandemia, un ataque a la salud de toda la humanidad debido al coronavirus y los globalistas simplemente la están usando para sus propios fines. Habrían terminado por exprimir a los suyos si el virus no hubiera existido… Y una crisis financiera, junto con una epidemia y un bloqueo, se convertirían en un motivo para el fortalecimiento de su agenda y de su propaganda globalista. Es decir, la ausencia de esta epidemia podría convertirse en el incentivo para intensificar su política, en particular, su lucha contra Donald Trump…

Por lo tanto, es difícil decir si deliberadamente soltaron el virus o simplemente se están aprovechando de él. No podemos descartar ambas hipótesis. No lo sabemos con certeza y apenas podemos suponerlo. Sin embargo, me inclino todavía por la hipótesis de que los globalistas únicamente están usando el coronavirus para su propio beneficio. Incluso, a pesar de la crisis del globalismo por la que están pasando ahora, dicen: “No importa, nos recuperaremos y todo será aun mejor”. El bloqueo es la medida anti-globalista más inimaginable, es cuando todo el mundo cierra sus fronteras, detiene el comercio internacional, corta todas las comunicaciones, todas las personas se centran en sus problemas domésticos y en las economías nacionales. Y por ello los globalistas deberían gritar: “¡Oh no, todo se está derrumbando!” Y, en vez de ello, nos dicen: “No, todo será mucho mejor”.

El arte de la navegación consiste no solo en navegar con el viento, sino también contra el viento. Mientras haya viento, a la derecha, a la izquierda, por atrás o por delante, cualquier navegante puede salir a flote. Solo en el caso de una completa calma, el yate se detiene. Los globalistas son como los navegantes: están listos para usar cualquier situación, ya sea que este a su favor o en su contra, mientras esta pueda proporcionarles algún movimiento, mientras sea dinámica. Por lo tanto, no podemos descartar la manipulación de esta epidemia emergente, espontánea o que incluso se encuentra fuera de control, para que los globalistas consigan sus fines.

El tercer punto es importante. No podemos descartar el hecho de que se trate de una fuga de armas biológicas.

– ¿Así que, después de todo, se trata de una fuga?

– Desde mi punto de vista, se trata de la filtración de un arma. Me centro sobre todo en la manera como reaccionaron los diferentes Estados y gobiernos frente al coronavirus. Es extraño que se introdujera un bloqueo tan severo ante un virus común, con una mortalidad no muy alta. Esto sólo podría suceder si los gobiernos supieran algo más de lo que nos dicen. Lo más probable es que haya algún problema con este virus. En mi opinión, hoy todos han llegado a la conclusión de que este no es un virus común. Quienes saben cuan peligroso es realmente están tratando de reducir de alguna manera la intensidad de los daños y dicen: “Está bien, no pasa nada, lograremos superarlo de alguna manera”. Pero se trata nada menos que de un consuelo y eso solo está justificado parcialmente.

Sin embargo, aun así, existen toda una serie de pruebas indirectas de que estamos hablando de un arma biológica. Primero, existen toda clase de cadenas artificiales obvias en la estructura del virus. Y se parecen extrañamente a las del VIH.

En segundo lugar, están intentando convencernos de que no hay casos repetitivos de la enfermedad, aunque ya resulta obvio que sí los hay.

– Sí, estos casos de una nueva infección ya han comenzado a aparecer.

– Es imposible seguir ocultándolo. Aquellos que iniciaron el primer encierro lo sabían. Pero temían que comenzará el pánico si a la gente se le decía la verdad sobre el coronavirus. Desde mi punto de vista, los gobiernos y las organizaciones internacionales sabían a qué se estaban enfrentando, por lo que trataron de hacerle frente a ese peligro del modo menos violento posible. Hicieron lo que pudieron, tratando de evitar el pánico haciendo uso de todos los medios disponibles. Y la verdad sobre el covid podría conducir fácilmente a un gran pánico, especialmente durante sus inicios.

Poco a poco, se hace evidente que no existe la inmunidad contra el virus. La Herd immunity, la inmunidad colectiva no es posible. Poco a poco, tanto nuestras autoridades como las autoridades europeas, comienzan a hablar abiertamente sobre ello. Simplemente, la inmunidad colectiva no puede existir si se trata de un arma biológica.

– Todavía se está hablando sobre la vacuna.

– Estamos apenas probando la vacuna. Desde mi punto de vista, el tema de la inmunidad colectiva desapareció, ya que existe el peligro de la reinfección. Recientemente, Vladimir Zhirinovsky (que a menudo dice cosas importantes) en uno de sus programas de radio, dijo en vivo que muchos diputados del LDPR (1) habían estado enfermos de coronavirus dos veces. “La tercera vez”, dijo, “morirán”. No es el típico humor negro de Zhirinovsky, con el que suele decir de manera graciosa lo que realmente esta pasando.

En parte, lo que hacen los políticos es adaptarse a los intereses de las autoridades y en parte se inclinan hacia el populismo. Por eso ya no pueden ocultar al día de hoy el hecho de que es muy probable que uno se enferme nuevamente debido al coronavirus. Lo que significa que la enfermedad no causa ninguna inmunidad debido a que el virus mutó o porque este fue creado originalmente así.

El otro punto que necesitamos tener en cuenta es el de que no conocemos las consecuencias reales del virus. Los médicos reconocen a ciencia cierta que un gran número de muertes se debe a que afecta los pulmones o el estómago, especialmente esto sucede entre los ancianos y las personas que tienen ciertas enfermedades. Pero este no es el principal problema. Es muy probable que el virus golpee el sistema nervioso central y provoque una destrucción que no se percibe de inmediato. Esto no significa que quienes padecen la enfermedad de forma asintomática adquieran de repente resistencia e inmunidad, como es el caso de las gripes estacionales u otras enfermedades virales. Es un golpe muy grave para el sistema nervioso central y sus consecuencias puede que se descubran posteriormente. Por ejemplo, en China ya se ha publicado una avalancha de informes que sostienen que el virus afecta las funciones reproductivas.

– Dicen que sobre todo los hombres sufren el comienzo de una alta infertilidad.

– Es mucho peor. Hasta el momento no tenemos ni idea de cuál es su efecto en las funciones reproductivas femeninas. Quizás no tenga ninguno, o quizás…

Pero eso no es todo, ya que las sorpresas que nos ira revelando el coronavirus se irán haciendo cada vez más patentes.

Si fuera un arma biológica, entonces no sería capaz de provocar un número tan bajo de muertes. Esto significa que estamos hablando de algo más, lo que resulta aún más significativo. Quizás es algo que se ha pospuesto… En cuyo caso, su resultado debe aplicarse a gran escala, de lo contrario: ¿de qué tipo de arma se trata…?

– Un efecto retardado.

– Sí, es la reaparición del virus.

Al parecer, estamos ante lo que los globalistas han estado discutiendo desde hace mucho tiempo: imponerle límites al crecimiento (demográfico, económico, de los recursos naturales), es la necesidad de reducir la población mundial, principalmente a los ancianos, lograr un cambio en el equilibrio de la producción y el consumo (algo que ninguna industria está en condiciones de gestionar ni tiene los suficientes recursos para hacerlo), es la necesidad de implementar un control completo sobre las personas, incluido el control mental, la fusión entre el hombre y la máquina, etc.

Y para eso se requiere simplemente de una serie de desastres o de la disminución vertiginosa de la población mundial.

– En el Club de Roma vienen hablando de esto desde la década de 1960. Así es, ellos argumentan que un mayor aumento de la población provocará no solo la superpoblación del planeta, sino también una crisis de la económica, de los recursos, de la sociedad y de la política. El coronavirus es la forma ideal de regular la población de la Tierra mediante el exterminio y el genocidio de una considerable porción de la misma. Resulta imposible que lo admitan abiertamente, ya que se daría inicio a un pánico general, seguido de protestas, levantamientos, el caos…

Sin embargo, no insistiré en ello… no conozco la verdad, estas son únicamente hipótesis mías…. No quiero aseverar nada, para mí no se trata de una cuestión de fe, solo trato de analizar de forma lógica lo que está pasando. No soy ni un médico ni un virólogo, me dedico a leer mucho la prensa, como todos los demás. No quiero comprometerme ni trató de acusar o condenar a alguien, solo estoy presentando los hechos. Quizás los esté ordenando de manera incorrecta, pero estas son solo conclusiones mías.

Si quienes están en el poder no supieran que se trata de un arma biológica, difícilmente estarían de acuerdo con semejante cierre, que ha golpeado muy fuertemente a la economía. Al fin y al cabo, todo restaurante o punto de comida representa un beneficio que no solo se reparte entre todos los que componen el Estado, es decir, en nuestro caso, se trata del bienestar y la salud de todos los países que existen en Occidente y Oriente.

– Todos actuaron como si hubieran recibido una orden.

– Por supuesto. Nadie habría aceptado tantos sacrificios y pérdidas si no hubiera habido detrás de todo ello una razón lo suficientemente grave.

– ¿Por qué al día de hoy Rusia no volvió a cerrar las fronteras de nuevo? Europa lo hizo, pero nosotros no.

– Se decidió culpar a la población, ya que ella camina sin usar máscaras. Creo que se dieron cuenta de que la gente estaba furiosa e indignada: “¡No queremos ese código QR! ¡No queremos quedarnos en casa! …” A veces nuestros funcionarios discurren sobre semejantes cosas, diciéndonos que, si nos comportamos de esa manera, entonces podemos morirnos e ¡irnos al diablo!

– Es decir, sálvese quien pueda.

– Por supuesto. Creo que decidieron: “¿Acaso vamos a arruinar nuestra economía por culpa de ustedes, tontos?” Claro, establecieron ciertos límites, pero no aplicaron medidas extremas. Una cosa más: el primer encierro no funcionó. Era necesario que actuaran con más severidad, como lo hizo China: cerrar los aeropuertos, cercar zonas enteras, investigar las cadenas de contagio… Aislar estas mismas cadenas para golpear realmente al virus. Seguimos un camino intermedio: cerramos algunas cosas y otras no. Por lo tanto, la segunda ola de contagios era inevitable, en realidad esto llevó a que la zona de expansión del virus aumentara. Y no acaba allí, viene otra ola, aunque otros nos dicen: “Esperemos hasta la primavera y todo saldrá bien…” Pero, al parecer, lo que realmente piensan es que es necesario “polinizar” (infectar) a todo mundo con el coronavirus. Y bien por quienes sobrevivan. Y quienes no lo hagan, como pasó con Kim Ki Duk (2) en Letonia y muchos otros que han muerto, tanto los famosos como los desconocidos, igualmente da lo mismo.

Sin embargo, todo lo anterior significa que se dará inicio a una época impredecible.

¿Cuándo morirá la gente? Algunos morirán ahora, otros después, algunos de ellos habrán recibido un diagnóstico y otros no. Habrá incluso quienes sobrevivan, pero nadie asegura que seguirán siendo los mismos de antes, posiblemente se producirán mutaciones. “No todos dormiremos, pero todos seremos transformados”, dice el santo apóstol Pablo (1 Corintios 15:51).

Por lo tanto, lo que ahora está sucediendo con el coronavirus es un golpe tremendo para la humanidad.

Creo que el origen del virus es artificial, pero quizás (sigo insistiendo en que es una hipótesis), se trata de un arma biológica inacabada, que fue abandonada y quedo incompleta… Sabemos que el desarrollo de tales virus fue detenido por los Estados Unidos, porque quizás no encontraron un antídoto o existían otros problemas.

– Y entonces el virus se fugó…

– Exacto. Debió suceder algo así, ya que el virus afecta a los mismos globalistas. Imaginémoslo de la siguiente manera: si ellos hubieran lanzado deliberadamente el virus, no se habrían enfermado. Boris Johnson ha estado enfermo y aislado dos veces hasta ahora; el príncipe Carlos también ha estado enfermo. Es decir que los representantes de la élite mundial, los mismos “líderes e ideólogos de la globalización”, están indefensos ante esta amenaza. De lo contrario todo sería diferente…

– Entonces, ¿crearán una vacuna?

– Claro que sí. Pero la vacuna no existe todavía y es muy cierto que desde el principio no había ningún medicamento que nos proporcionara una cura completa. Los globalistas se están enfermando junto con la gente de a pie. Por supuesto, ellos tienen acceso a una medicina de mejor nivel, serán mejor atendidos, pero si es un arma biológica significa que también van a morir a causa del virus. Y cuando una persona ya ha estada enferma no puede estar segura de estar tan saludable como antes. Esto se aplica a todos, no solo a la gente común. Es un gran problema. Por lo tanto, en mi opinión, se trata de la fuga de un virus que todos intentan usar para su propio beneficio. Los globalistas están haciendo lo mismo.

Finalmente, llegamos a la vacuna. Es bastante obvio que la vacuna aún no funciona, ni la nuestra ni la extranjera. Por lo menos, no es todavía una herramienta confiable y sin problemas en la que uno pueda depositar su fe completamente. Puede tener efecto sobre algunos de los síntomas del coronavirus, pero no es un antídoto confiable. Tal vez para algunos la vacuna sea la salvación, pero no debemos entender esto en el sentido de que se es vacunado y ahora ya es seguro vivir en un mundo infestado por el coronavirus. Quizás uno no muera esta vez, sino que muera la próxima vez o puede que los pulmones nos fallen, a quizás el hígado. Pero no digo que la vacuna sea completamente inútil. Quién sabe…

En la radio, el mismo Zhirinovsky (3) ha hecho campaña a favor de la vacunación: “Exigiré que todos los diputados, los de mi partido y los de otros partidos, sean vacunados. Yo mismo he sido vacunado y dejaré que todos se vacunen”. Y luego dice: “Tengo dos perros en mi oficina. Cuando viene alguno de mis ayudantes que no está vacunado dejo que estos perros lo ataquen, ya que deben estar a cinco metros de distancia de mí persona”. ¿Qué quiere decirnos con esto Zhirinovsky? Nos esta diciendo que, aunque él está vacunado y aconseja a todos los demás que se vacunen, él mismo no confía en la efectividad de la vacuna, ya que de lo contrario dejaría que todos se le acercasen sin necesidad de tener perros. Si a pesar de haberse puesto la vacuna sigue temiendo la posibilidad de contraer el coronavirus, eso significa que nos quiere decir a su modo que la vacuna todavía no nos protege por completo de la enfermedad. Al parecer, las autoridades le han dado la orden de que promueva la vacuna y Zhirinovsky lo hace, pero pone sobre esta misma un signo de interrogación y nos da una pista: necesitamos vacunarnos, pero tengamos en cuenta que no es la solución definitiva.

– Habla como una clase de Stirlitz (4).

– Pienso que esto se debe a que él mismo piensa en nuestros funcionarios como seres tan débiles mentalmente que simplemente no se darán cuenta de cómo ha logrado insertar varias claves explicativas en ese programa obligatorio al que tiene que adscribirse. Y si no te encuentras ebrio y tampoco eres un idiota, entonces comprenderás los hechos. Si eres un idiota, entonces vas a ignorar las contradicciones y te resultará gracioso lo que dice Zhirinovsky con respecto a sus perros. De hecho, Zhirinovsky le está haciendo un guiño a quienes no quieren morir demasiado rápido. Pareciera ser que siempre dice tonterías, pero existe un significado oculto en las cosas razonables que dice alguien con una cara tan seria. Por ejemplo, Anna Popova (4) de Rospotrebnadzor (5) dice cosas aún más absurdas que el propio Zhirinovsky.

– ¿No piensas que la tal Popova resulta ser una persona extraña que aparece de la nada y repentinamente se ha convertido en alguien muy importante para el país, siendo de hecho casi tan dura como Putin?

– Sí, pero en mi opinión Popova está loca. Al estudiar sus discursos encuentro que contienen muchas contradicciones lógicas. Habla un lenguaje extraño. Parece tener un rostro serio, incluso siendo aterradora y amenazante, pero sus palabras se asemejan a las concepciones que tiene un psicópata que delira…

– “La situación es tensa, pero manejable”.

– Es decir, no le teman a nada, pero todos ustedes morirán. A menudo usa verbos transitivos como si fueran intransitivos. Es como una especie de tartamudez irracional, construida sobre un estilo independiente. Siendo francos, las personas han recientemente dejado de escuchar lo que el gobierno les dice, más bien prestan atención a los gestos y a la apariencia, mientras que el contenido lógico de los discursos a menudo se les escapa por completo. Lo que dice Popova es bastante extraño. Cuando lo descompones de forma lógica y lo analizas, entonces obtienes una poesía del absurdo que es absolutamente increíble.

– ¿Cuál es la razón de ello? ¿Tienen miedo de decir verdad o es que no comprende lo que está pasando?

– Es difícil saberlo, no lo sé. No me comprometo en descifrar el motivo oculto detrás de criaturas tan extrañas como la misma Popova. Me parece que simplemente buscan a ciertas figuras que se ubican entre la línea que separa la irracionalidad de la racionalidad y que deliran casi de un modo semi-consistente. Zhirinovsky es igual, pero sigue patrones distintos: es como un santo tonto, un bufón que engalana la verdad con tonterías. Y están los otros como Popova que, por el contrario, revisten sus delirios con trajes de aparente seriedad. Son figuras simétricas: Zhirinovsky está cuerdo, pero finge que es un idiota, y Popova está loca, pero trata de hacerse pasar por ser una funcionaria normal que es responsable de lo que habla. Si escuchamos a los dos y decodificamos sus palabras, descubrimos que tenemos ante nuestros ojos una imagen clara de lo que sucede con el coronavirus.

– Si la situación resulta tan preocupante, ¿significa que estas tomando medidas al respecto para protegerte?

– Estoy aislado, no veo a nadie. En abril me fui de la ciudad. Si tengo que estar en un lugar público (lo que he hecho solo 3-4 veces desde que todo comenzó), entonces voy con una máscara, guantes, me envuelvo en varias capas, usó una máscara de gas y protección química. Le recomiendo a todos que hagan lo mismo.

Pero al mismo tiempo he intensificado mis actividades en Zoom. Hago conferencias por este medio, las filmó, he montado un estudio en mi oficina y estoy grabando un curso de psicología siguiendo a Aristóteles, la “Fenomenología del sujeto radical”, también hablo sobre el platonismo, sin mencionar que desarrollo la Cuarta Teoría Política y el eurasianismo. Tengo 5-6 eventos todos los días, incluso en diferentes idiomas. Mi trabajo es intenso, he aceptado los términos impuestos por el coronavirus y no me rebelo en su contra.

La única excepción que hago es la asistencia a la Iglesia. Pero también allí sigo las mismas reglas estrictas: distanciamiento, máscaras. No significa que no contraeré la enfermedad. Probablemente todo el mundo se enferme. También es imposible luchar con ello eternamente sin cesar, pero al menos hasta que no haya claridad y siga existiendo una manipulación abierta con respecto al coronavirus, seguiré tomando todas las precauciones posibles y aconsejaré a los demás que hagan lo mismo. Si es posible, es mejor no ir a ninguna parte, se pueden hacer muchas cosas a distancia. Por ejemplo, yo hago presentaciones de carácter pedagógico en la nueva Escuela de Teatro de Arte de Moscú (estoy encargado de tres materias: ontología y antropología del teatro; estética política; culturología) por medio de Zoom y todo ello resulta que no es menos eficaz.

Por el contrario, los viajes y reuniones interminables, que antes parecían necesarios, resulta que son completamente innecesarios. Les he reducido tiempo y más bien lo dedico a mi familia y, mucho más importante, a la ciencia y la enseñanza.

Por cierto, casi todos a mi alrededor han contraído el coronavirus. Esto se aplica a casi todos mis editores que están en Brasil, Italia, Francia, Estados Unidos. También lo han estado muchos de mis amigos rusos: Konstantin Malofeev, Eduard Boyakov, Sergei Glazyev… Monjes y monjas que conozco, y los sacerdotes…

– ¿Glazyev también está enfermo?

– Sí, en estos momentos está aislado por el coronavirus. Mis amigos se están recuperando, lo han superado, gracias a Dios… Pero muchos se encontraron muy enfermos.

Todos se han recuperado, lo han superado, pero han estado al borde de la muerte… Para mí, esta situación es grave. Alguien con muy buen estado de animado dirá: “No me importa”. Está bien… Pero la situación es muy grave. Si hasta ahora no te has enfermado, y Dios quiera que esto nunca suceda, es mejor aguantar por el mayor tiempo posible. No es buena idea la de los que piensan que es mejor enfermarse lo antes posible para que ya no contraigamos después el virus. Si te enfermas muy rápidamente la primera vez, entonces en la segunda ocasión que eso suceda todo será mucho más rápido y ese es el problema.

Así es como comprendo el coronavirus. Insisto de nuevo en que no le doy demasiada importancia. Si esta peste es una plaga, también lo es la úlcera; si una plaga es una plaga, si se trata de un castigo del Señor, entonces así debe ser el castigo; una fuga nuclear es una fuga. Debemos adaptarnos y no perder nuestra naturaleza humana. Y cuando todos gritan: “Salgamos sin máscaras, hagamos una barbacoa o vayamos a otro lugar”, me quedó perplejo. En mi opinión, la gente es portadora del nihilismo… Difícilmente eligen de manera consciente la muerte, pero eso no lo sabe. Las personas son más complejas de lo que pensamos…

– La conclusión a la que llegas es: se trata de un virus militar con una compleja acción retardada, pero que inadvertidamente terminó por filtrarse desde un laboratorio. Las élites del mundo lo están enfrentando, por lo que algunas de ellas, como Putin, prácticamente no se reúnen con nadie cara a cara. Vayamos aún más lejos: quiere decir esto que ellos saben que pasó, pero no controlan esta situación. Entonces, ¿cuál sería el plan divino?

– Creo que la humanidad debería ser castigada si las cosas las vemos desde un punto de vista lógico. Desde hace unos 500 años, la civilización de Europa occidental se apartó de Dios y dijeron: “Estaremos bien sin Dios”. Nietzsche llamó a esto la muerte de Dios. Los seguidores del “progresismo” exclamaron que Dios “había muerto” y, en consecuencia, desde ahora todo será decidido por el hombre. El hombre decidió hacerse responsable de sí mismo. La humanidad no puede matar a Dios en sí (ya que ello es imposible), porque Dios existe por sí mismo y, por tanto, Dios se auto-sostiene. No se puede matar a Dios, pero la humanidad, al levantar su mano contra Él, solo termina por golpearse a ella misma. Y eso resulta que es mortal… Y finalmente hemos llegado al momento en que la humanidad, al haberle dado la espalda a Dios, se está extinguiendo velozmente. Pensaban que sin Dios solo se convertirían en seres humanos, pero resultó que 500 años después de haber comenzado los Nuevos Tiempos, la Modernidad y con la expansión gradual, en todas direcciones, de esta civilización atea-materialista y de su cultura, resulta que la humanidad ahora es incapaz de sostenerse. Sin Dios, ya no se tiene alma, ni inmortalidad, ni espíritu, ni propósito, ni significado. La humanidad se ha convertido un caparazón material que es controlada por estímulos externos. Las personas se han convertido en máquinas, en animales, y ahora han llegado al punto en que son capaces de trasladar esta realidad a la inteligencia artificial.

Hoy vivimos en una época de la transición del humanismo al posthumanismo.

– Y al transhumanismo.

– Si, estas entidades posthumanísticas (posthumanas) se encarnan en los ciborgs y mutantes. Para preparar este escenario primero se debió llevar a cabo la liberación del individuo de todas las formas de identidad colectiva: primero la religiosa, luego la identidad estamental, la nacional, de clase, la profesional y finalmente la identidad sexual.

Ya no importa que uno sea un hombre o una mujer, ahora esta pregunta pasa a ser una elección abierta, es una opción. Se trata de liberar al individuo de su identidad colectiva, ya que el hombre y la mujer son formas de identidad colectiva…

Lógicamente, pasamos por todas estas etapas hasta llegar al posthumanismo. Queda solo un paso: deshacernos de la identidad humana. Es decir, acabar con la humanidad y darle rienda suelta a la llegada de seres posthumanos. El momento de esta transición final se conoce como la singularidad y es el momento en que se va a transferir el poder a la inteligencia artificial.

Incluso Putin ya ha hablado sobre la inteligencia artificial y los riesgos y peligros asociados a ella. En mi opinión estas declaraciones son bastante ingenuas, pero resultan muy normales viniendo de alguien que no es ni un filósofo ni un antropólogo. Putin se considera a sí mismo un administrador, por lo que habla de la inteligencia artificial “desde la perspectiva de un administrador”. Sin embargo, el mismo hecho de que él haga eso nos sugiere que este tema está convirtiéndose en un asunto de la política. Si hoy en día la política de género es la punta de lanza del liberalismo, mañana lo será el posthumanismo, es decir, el posthumanismo político será puesto en el centro del debate… Por tanto, es necesario prestar mucha atención a la “digitalización”. De hecho, estamos migrando al ciberespacio, que es la deshumanización final de la humanidad…

Desde el punto de vista de lo divino, la humanidad se está autodestruyendo. Y se inició esto hace mucho tiempo. Hoy solo estamos llegando a la recta final.

Y luego Dios nos envía una señal: “Miren lo que han hecho. Se están destruyendo a sí mismos. Le dieron la espalda a Dios. Ahora les enviaré una plaga y los ángeles derramarán la copa llena con la ira del Señor (en forma del coronavirus u otra clase de desastres). Ahora, ante esta amenaza, debes sacudirte, recapacitar, mirar a tu alrededor y pensar en lo que han hecho, porque ustedes los seres humanos exclamaron tonterías sobre haber asesinado a Dios. Yo soy eterno y omnipotente, entonces no pueden matarme. ¡Pero ustedes si pueden suicidarse! Esperemos un momento y entonces uno de ustedes será enterrado por personas con trajes blancos que usan protección química, luego serán dos y así sucesivamente se los irán llevando a todos… Recapaciten antes de que sea demasiado tarde, antes de que la inteligencia artificial finalmente se apodere de este mundo globalizad, donde Biden se convertirá en un dispositivo y subirá su ser a la nube, a la Matrix…” Así es como percibo está situación actual.

Así mismo es la cuarentena, la pandemia y el encierro, que son una forma de volver a mirar dentro de nuestro corazón, de nuestra alma, de abrirnos a la filosofía, a la teología, a la historia de la cultural… Pero no, queremos escalar ahora estos muros para que nos dejen entrar ya mismo a los cafés a hablar con nuestros amigos, novias, conocidos… Nos comportamos igual que el ganado. No escuchamos la voz furiosa de Dios y la misericordia que nos proporciona detrás del ruido ensordecedor de la información al enviarnos esta plaga bendita para nuestra salvación, mientras sucede este parpadeo sin sentido que no deja ver ni su sombra…

Luego habrá otra serie de enfermedades y luego vendrán otras infecciones. De hecho, es como una pestilencia.

Nuestra conciencia está siendo envenenada y nuestro cerebro está siendo destruido.

Los globalistas y los progresistas en general quieren apagar el fuego echándole aún más gasolina (si esto les duele poco, significa que ustedes pueden soportar aún más dolor). Algunas vacunas son muy dudosas, mientras que la mayor parte del tiempo nos dicen verdades a medias o no nos dicen nada en absoluto. Es imposible confiar en la vacunación mundial por estas razones y muchas más.

Pero el verdadero detalle en todo esto es que estamos haciendo todo de una manera completamente equivocada, errónea: no estamos respondiendo a la llamada que Dios nos está haciendo ante la muerte, ante la destrucción, ante la ruina…

– Ve y escóndete una vez más, sin que nadie se dé cuenta.

– Sí, es cierto, eso es lo que pienso sobre la pandemia. Ignoramos completamente la razón de sus procesos históricos y tratamos de interpretarlo desde una perspectiva puramente técnica. Queremos evitar o evadir la verdad sobre el coronavirus. El coronavirus tiene tanto un aspecto técnico como un significado divino que debemos estudiar. Dios dice: “El principio de la sabiduría es el temor del Señor; son necios solo los que desprecian la sabiduría y la disciplina” (Proverbios 1: 7). Si no le tienes miedo a Dios, entonces es que no entiendes que Él es fuerte e inmortal y tú eres mortal, entonces no posees nada de sabiduría ya que no sientes temor hacia Dios. Y el temor al Señor parece descender sobre nosotros en la forma del coronavirus. De hecho, Dios nos hace regresa a nuestra finitud, a nuestra mortalidad y nos dice: “Siente miedo, no de Dios, sino de ti mismo. ¿Qué estás haciendo? ¿Qué tipo de civilización has creado? Apártate de ella y no sigas en esa dirección”. Y no le hacemos caso y preferimos decir: “Vivamos aún más rápido, que esta enfermedad terminará pronto… Mientras aún tengamos tiempo, seguiremos viviendo al máximo… “

– De hecho, según lo anterior, esta sería la advertencia final.

– Quizás sea la última o quizás falta alguna otra. No tengo ni idea. De hecho, con respecto al Apocalipsis podemos afirmar, de hecho, que faltan aún más copas llenas con la ira del Señor. Existe un ángel que porta terremotos, otro que porta las pestilencias, un tercero que envenena los ríos. Ha habido toda una serie de advertencias en el pasado y algunas otras quizás aparecerán en el futuro. Pero el coronavirus es una de esas advertencias.

– Entonces, ¿existe esa posibilidad de escuchar las advertencias y cambiar nuestro rumbo?

– Por supuesto que sí. Mientras exista el hombre siempre existe esa posibilidad. El hombre será libre hasta que sea reemplazado por la inteligencia artificial. Hasta que eso suceda, tendrá todas las oportunidades de darse la vuelta, girar, cambiar y salvarse. Pero en algún momento ya no habrá nadie para que tome esa decisión y entonces no será fácil. Esto no significa que debamos correr inmediatamente a la iglesia. La iglesia, como la mezquita, están también integradas al proceso de la modernización: tanto los sacerdotes como los mullahs se han apropiado de los principios de la Modernidad…

– En mi opinión, creo que la iglesia es un negocio y la mezquita también lo es, no existe ninguna otra clase de religión.

– Yo no diría eso, ya que soy un Viejo Creyente.

– Siempre te consideras un Viejo Creyente.

– Si, así es. Un edinoverie (7) orientado hacia los viejos creyentes. Pero no me gusta hablar críticamente sobre la iglesia, y mucho menos sobre las mezquitas, ya que no soy musulmán, soy un cristiano.

– Es obvio que están integrados a la sociedad y que juegan según las reglas del “becerro de oro”.

– Cuando esto sucede, las personas se extravían por completo y eso especialmente les ha sucedido a los católicos, que en general hicieron en algún momento una alianza con el espíritu de la Modernidad. De ese modo, llegaron a traicionar la Eternidad, que es el principio sobre el que se basa la religión y la fe, en favor del tiempo y llevaron a cabo un acto de apostasía. Nuestra Iglesia Ortodoxa es mucho más conservadora y tradicional. Pero, lamentablemente, también en ella el espíritu de este siglo, el espíritu de la degeneración, el espíritu de la tecnología, el espíritu del llamado progresismo, el materialismo, la financiarización, ha capturado nuestras instituciones eclesiásticas. Por lo tanto, debemos no solo volvernos hacia la iglesia, sino que primero debemos volvernos es contra el mundo moderno. De esto trata un libro de Rene Guénon: La crisis del mundo moderno, el cual traduje a finales de los 80.

– Su nombre lo dice todo.

– Existe otro libro importante de Guénon: El reino de la cantidad y el signo de los tiempos. Ahí se nos habla de una Gran Parodia que nos recuerda mucho a la posmodernidad. Vivimos en este mundo de la Gran Parodia. El globalismo quiere construir nuevamente la Torre de Babel. Y cuando pensamos que eso es el progreso y el desarrollo, simplemente nos estamos traicionando a nosotros mismos, le estamos firmando al diablo un contrato con sangre, hemos vendido nuestra alma sin habernos dado cuenta. Creemos que se trata sólo de nuevos dispositivos, servicios, de nuevos modelos de iPhone, de un entretenimiento atractivo, de un tipo nuevo de café… Y el diablo entra en nuestra vida de forma imperceptible. Así que en algún momento de la historia la vida cotidiana y el diablo comenzaron a coincidir.

Al gastar nuestra vitalidad, nuestro tiempo y nuestra energía en esa vida diaria, acabamos por traicionarnos a nosotros mismos, a nuestro corazón, nuestro ser interior, nuestra alma. Por supuesto, si una criatura con cuernos viniera y tomara ese contrato de nuestras manos, seguramente retrocederíamos asustados. Pero cuando nos dicen: “Continua con lo que haces, sé cómo todos los demás, mantente al ritmo de todos los demás… Todos votan sí y tú también lo haces…”

– Eres el rey de la naturaleza y puedes hacer lo que quieras.

– Exacto. De forma gradual, a lo largo de la vida cotidiana, a una persona se le va enseñando que esa debe ser su posición, pero en realidad se trata de un suicidio espiritual. Es algo imperceptible: es como si enjabonaras una cuerda y te darás cuenta de que comenzó a oler bien: este jabón es la Modernidad. Así que luego lo usas en tu taburete, resulta muy divertido e interesante, y te pones de pie para examinar toda la habitación y luego comienzas a rociarlo en el techo… Y así, al dejarte llevar por ese espíritu del TikTok, quien te conduce al suicidio no es una clase de villano cruel, sino la cultura misma, el progreso, las tecnologías, los servicios… Y en ese momento la persona se convierte en un ser ínfimo, en el engranaje de una máquina que se precipita a toda velocidad hacia el abismo. No nos damos cuenta de nada de eso ya que pensamos que estamos cómodamente sentados y que simplemente estamos esperando la próxima estación… Pero lo más probable es que esa estación sea la última. La siguiente estación será la singularidad y todo se acabará.

Pero siempre existe la posibilidad de que, si no se puede detener el tren, entonces hay que hacer algo para no seguir ese camino. Por ejemplo, podemos saltar. O podemos entrar a la sala de máquinas para intentar torcerle el cuello al malvado que conduce el tren. Eso es lo que los estadounidenses están tratando de hacer hoy al votar por Trump en contra Biden. Están tratando de detener esa máquina globalista que se está precipitando hacia el abismo. Esto quiere decir que no solo nosotros los rusos o los euroasiáticos nos estamos oponiendo a este problema. En Occidente están los populistas, los partidarios de Trump y los conservadores que entienden que algo está fundamentalmente mal. La humanidad está corriendo a toda velocidad hacia una meta que es completamente nefasta… Y las personas por fin han comenzado a despertar y están intentando reaccionar de alguna manera. No solo la derecha, los que son conservadores, sino también la izquierda, todos se dan cuenta de la ruina que nos trae el capitalismo, que es el mal mundial… Todo ello inspira esperanza: después de todo, las personas serán libres hasta el final. Siempre podemos cambiar. Esa es la esencia del hombre: su libertad. No la libertad para el pecado, el error o el crimen, sino la libertad para superarlos, para cambiar, para dirigirnos en dirección opuesta hacia nuestros orígenes espirituales.

Pero esto no lo podemos hacer sin antes haber hecho un replanteamiento filosófico y religioso de nuestro presente. Es fácil ir hacia dónde va la mayoría y eso significa ir al abismo, como los cerdos gadarenos (8) que estaban poseídos por demonios. Hay que nadar más bien a contracorriente. Y ello es difícil…

– ¿No crees que es posible que las personas no escuchen esta última oportunidad y los signos que se les envían? Para que ello fuera cierto, significaría que entre la súper-élite o entre el puñado de personas – quizás los filósofos – que mueven las palancas de este mundo hubieran por fin llegado a esa conclusión, lo que es poco probable ya que en su mayoría no piensan así. ¿Cómo crees que podría suceder lo contrario?

– Hegel tiene una definición interesante de lo que es el espíritu (der Geist en alemán). En La fenomenología del espíritu, Hegel dice lo siguiente: “El espíritu es el lugar donde el ‘yo’ y el ‘nosotros’ coinciden”. Es decir, que existe la persona como tal y existe la persona como espíritu que no es el individuo, ni es la élite, ni tampoco la suma de todos. Lo que importa no es que los juntemos a todos, a las masas, a la mayoría o a la totalidad de la humanidad, esa sumatoria nunca conformará a una sola persona: siempre serán partes separadas, nunca serán un todo. Al mismo tiempo, un individuo tampoco constituye una persona completa: no es el espíritu. El hombre mismo nunca se encuentra jamás en una sola persona, ni en la suma de todos los hombres, ni en pequeñas cantidades, ni es la élite, ni tampoco la masa. Sin embargo, lo contrario también es cierto: el hombre está en la persona, en la masa y en la élite. Desde los presupuestos de la dialéctica ambas afirmaciones son verdaderas. El hombre es espíritu y el espíritu es, por lo tanto, lo más importante: es nuestra esencia. E incluso es mucho más que la esencia.

Si nos abrimos paso hacia el hombre interior, hacia el espíritu, entonces no es importante a quién veamos allí: a uno, a varios o a todos. Cuando una persona ve la luz (Heidegger lo llamó el Dasein), entonces todo comenzará a cambiar. Lo único que importa es el espíritu.

– Es decir, que con que uno se salve, miles también lo harán.

– Precisamente. Pero ese uno que será salvado, no lo hará como individuo, sino como espíritu…

– Es decir, la conciencia…

– No solo la conciencia… Es necesario salvar a la persona que existe en nosotros. Y el hombre que esta en nuestro interior, como el espíritu de Hegel, se presenta del mismo modo que el espíritu: está en todos y en nadie. No es algún otro espíritu, sino que es solamente uno. Que esta en uno, en muchos y en varios… O como dice Hegel: “el ‘yo’ y el ‘nosotros’ somos uno y lo mismo”. Ésta es la definición del espíritu, si es que somos verdaderamente personas, y no somos únicamente individuos, masa o población. Así que eso significa que la humanidad está en cada uno de nosotros y habita completamente en todos nosotros. Si abrimos el espíritu en nosotros mismos, también los demás podrán hacerlo. No creo que debamos luchar por las masas. Ellas tienden a distorsionar el pensamiento. Las masas convierten las ideas en algo cuantitativo, inmóvil y pervertido. Por tanto, es mejor no referirnos a las masas, sino a la persona en su dimensión espiritual y en su superestructura sutil. Podemos decir de este modo que el espíritu se encarna en una verdadera élite: aquellos que son elegidos. Pero estos “elegidos” no deben simplemente elegirse a sí mismos por que sí u obtener su puesto gracias a la aprobación de las masas. A veces las masas no comprenden en absoluto lo que están haciendo. Los verdaderos elegidos, los que están despiertos, han sido elegidos para servir a la humanidad y evitar que ella misma caiga en el abismo. Los elegidos deben comprender el código de los malvados, de los globalistas, de los liberales y los progresistas que son precisamente los causantes del asesinato de Dios, de la Modernidad y de la contemporaneidad. Guénon los llamó una élite oscura: la élite contra-iniciática, que consiste en un grupo muy particular de pensadores, filósofos, banqueros y políticos.

– Los sumos sacerdotes.

– Sí, son los anti-sacerdotes, los sacerdotes de la Modernidad o de la Postmodernidad. Necesitamos localizarlos y descubrirlos para poder luchar contra ellos. Y no es una tarea fácil. Tener buenas intenciones no basta y tampoco es suficiente. Antes que nada, debemos estar inmerso en el espíritu e imbuirnos de él. Las masas están en el trasfondo y están de nuestro lado. La humanidad instintivamente rechaza el estado actual del mundo. Son como carneros o vacas que son llevados al matadero mientras chillan, gruñen y forcejean. Solo tenemos que ver como luchan los estadounidenses que apoyan a Trump. Están resistiéndose a los globalistas lo mejor que puede. Aunque pierden, continúan pateando.

Sin embargo, esta parte de las masas estadounidenses, estos “deplorables”, lo único que hacen es emitir balidos y quejarse. No son capaces de formular nada, de comprender algo, de decir, entender qué es lo que está sucediendo. Pero sienten que con Biden ha llegado su fin.

– Él mismo es un símbolo de la degeneración, en términos de edad, apariencia y estado mental.

– Sí, Biden es un símbolo de este globalismo desastroso. Es casi un cadáver, no entiende lo que se le dice, se olvida de quién está a su lado. Es como uno de esos muertos vivientes que ha sido traído de un oscuro castillo en Transilvania y que ha sido colocado a la cabeza del Partido Demócrata. Es muy siniestro. La mitad de la sociedad estadounidense siente que ha llegado el final, pero no saben cómo explicarlo, ya que no tienen una élite competente. El espíritu se encuentra en muy mal estado en los Estados Unidos. El liberalismo ha devorado por completo su cultura. Y aunque la gente común siente que las élites globalistas están destruyéndolo todo, no tienen una cultura espiritual suficientemente fuerte como para responder de forma simétrica a este desafío.

Por cierto, tengo relaciones cordiales con muchos estadounidenses conservadores. A pesar de las sanciones en mi contra, a pesar de que mis libros están prohibidos allí, todavía me es posible romper el bloqueo. Existe un totalitarismo muy real en los Estados Unidos: lo que experimentamos en 1937 está sucediendo ahora en ese país.

– ¿Están prohibidos sus libros en Estados Unidos?

– Sí, estoy bajo sanciones. No se pueden vender ni leer mis libros en Amazon y deben ser impresos en los mismos Estados Unidos. Tampoco se puede acceder a mis sitios webs allí. ¡Es un totalitarismo muy real!

– ¿Esas prohibiciones son tácitas?

– No, son abiertas. Las conferencias que tenía en mi canal de YouTube fueron prohibidas y el canal mismo fue borrado. Los videos que había subido allí no eran sobre política, sino que eran conferencias sobre Aristóteles o el platonismo. También cerraron mi cuenta de Google y lo mismo hicieron con Twitter. Es un totalitarismo liberal de izquierda, es la cultura de la cancelación sobre la que el mismo Trump habla en sus discursos. Pero es algo que no solo lo hacen con un filósofo ruso, sino también con el presidente de los Estados Unidos. Trump experimenta algo similar. O al menos muchas de sus publicaciones en Twitter han sido censuradas y la vicepresidenta Kamala Harris ha exigido que se cierre por completo el Twitter de Trump. Entonces es algo abierto: estamos en la versión globalista de 1937.

Sin embargo, el interés que sienten por mí en los Estados Unidos termina por romper estas barreras y muchas personas buscan mis textos para poder comprender lo que acontece y conseguir una justificación filosófica de lo que está sucediendo. En un principio, los estadounidenses reaccionar de un modo irracional: saben que desean rechazar, pero no entienden el por qué. Claramente sienten que las cosas van mal, que son como las vacas a las que llevan a un matadero. Los partidarios de Trump tienen los ojos de seres tristes que están siendo condenados a la muerte. Pero las masas mismas no pueden responder a las preguntas que ellas mismas hacen. Solo una élite puede responder a esas preguntas.

Si las masas que rechazan la globalización tuvieran líderes dignos – a y si estos no se convierten en agentes de influencia, sino que se convirtieran en intelectuales y líderes espirituales – entonces la situación seguro que cambiará. La batalla no ha terminado todavía. Mientras exista la humanidad, existe la oportunidad de resistir frente a este proceso, ya sea en Norteamérica como en Europa y en Rusia. Además, si nos comparamos con ellos, no todo está tan mal en nuestro país, pero igualmente aquí, como en todo el mundo, las cosas van empeorando poco a poco.

– Si seguimos esa lógica, con la aparición del coronavirus, significa que ya hemos llegado a la etapa final de nuestra epopeya. Por lo tanto, ya no nos queda mucho tiempo… ¿No es así?

– El tiempo también puede acelerarse. Incluso existe un movimiento filosófico llamado aceleracionismo, que aboga por acelerar artificialmente el tiempo. Existen los aceleracionistas de color rosa que nos dicen: si las personas logran ser inmortales, entonces alcanzaremos la felicidad universal. Y luego están los aceleracionistas de color negro, como Nick Land, que abogan abiertamente por la destrucción de la humanidad. Seguramente uno se extraña ante esto y piensa: es imposible. Pero solo tienes que leer el libro de Nick Land, Fanged Noumena, donde se describe como un objetivo positivo del progreso tecnológico el proyecto de destruir la vida en la Tierra junto con la humanidad. Véase sino la creciente popularidad que ha alcanzado la ontología orientada hacia los objetos que no solo ha triunfado en Occidente, sino también en la misma sociedad rusa. No solo ha surgido una generación de pensadores y filósofos que reconocen el progreso tecnológico como una forma de rápida destrucción de la humanidad, sino que ya ni siquiera están a favor de la ecología, sino a favor de la materia inanimada, es decir, del núcleo mismo de la tierra.

Pareciera que algo semejante solo se nos podría haber ocurrido a nosotros, a los críticos de la Modernidad, a los tradicionalistas que buscan metáforas inverosímiles con las que quieren desacreditar a sus oponentes ideológicos, como los progresistas. Pero, de hecho, es una tendencia que cada vez está más de moda y es muy influyente en la filosofía contemporánea. Esta filosofía proclama orientarse hacia el Objeto Radical, hacia un demonio sin vida que duerme al otro lado de las cosas, una figura especial que solo es accesible mediante la ficción oscura de Howard Philip Lovecraft, que él llamó los Old Ones: los Antiguos, Cthulhu. Lo que era parte de la ciencia ficción oscura, hoy se convierte en la base de la actual filosofía del aceleracionismo.

El tiempo se acelera, en eso estoy de acuerdo, y ya estamos llegando a su fase final. Pero quién sabe… Probablemente, las personas trascendentes, que aún tienen algo de espíritu o están involucradas en principios espirituales, sienten que en cualquier momento comenzarán guerras mundiales y epidemias. Hay que tener cuidado. Todos están gritando: “¡Es el fin del mundo!”, pero no llega este final. Sin embargo, sus advertencias son correctas. Es un error pensar que se trata de la última advertencia. Cada batalla para nosotros debe tomarse como la última, pues así es cada choque de la verdad contra el mal…

– ¿Así qué se trata simplemente de otra fase más?

– Quizás lo sea. Dependerá de nosotros. La historia siempre está abierta.

– Dices que es una fase, pero, aun así, jamás se había visto nada semejante: estamos hablando en términos de la pandemia, del encierro, del uso de máscara, de ese miedo a lo desconocido, etc., ¿ha existido algo semejante en la historia de la humanidad?

– No. Creo que realmente ahora estamos llegando al final. Si llegamos a este momento de la singularidad, el momento donde la inteligencia artificial recibirá todo el poder, todos los derechos, luego ya no existirá nadie que pueda tomar decisiones, entonces ya no habrá nada que hacer.

– Los científicos dicen que ya ha sucedido el momento de la singularidad, es decir, que los seres humanos ya son incapaces de controlar la tecnosfera. Se pueden ver ya varios indicios.

– Sigue siendo una pregunta abierta. Pero sí, es una posibilidad. He escrito varios textos filosóficos y he impartido varias conferencias sobre la inteligencia artificial. En mi opinión, la inteligencia artificial como realidad tecnológica sigue siendo imposible en el pleno sentido de la palabra. Pero nuestra inteligencia ya se ha convertido en algo artificial.

– Ya ni siquiera comprendemos que pasa con los autos que tenemos, es como si hubieran cobrado vida propia.

– Comienzan a estar vivos desde una perspectiva tecnológica. En mi opinión, ya estamos preparando una especie de plataforma filosófica y social para que exista la inteligencia artificial, porque nosotros mismos ya no estamos viviendo nuestra propia vida. Heidegger explicaba que nosotros mismos ya no somos los que estamos vivos, sino que quién vive es el das Man: una instancia que lo generaliza todo, una racionalidad alienada que vive en lugar de nosotros. Y así funciona nuestra inteligencia, a la que consideramos que todavía es algo natural por una simple inercia, pero la cual ya resulta que es artificial.

De hecho, recientemente se ha descubierto dos neuronets comunicándose entre sí: han creado su propio lenguaje, uno que es desconocido para su programador. Este es un ejemplo de cómo las máquinas están saliéndose de nuestro control y que ya son capaces incluso de crear su propio lenguaje. Y, ¿qué vendrá después de la comunicación entre ellas? No lo sabemos, no sabemos qué le está diciendo el operador en ese idioma que es desconocido incluso para su programador.

Heidegger hace esta pregunta: ¿estamos viviendo cerca de la Gran Medianoche, o quizás todavía no hemos llegado aún a ella? Se trata de este “todavía no” (noch nicht). De hecho, pareciera que por fin todo está colapsando, pero no … todavía no…

– Siempre puede suceder algo mucho peor.

– Sí, quizás incluso peor que eso. Por lo tanto, al entrar a esta zona debemos hacerlo con mucho cuidado y declarando que es “el fin del mundo”. No obstante, nadie sabe la fecha, porque el fin del mundo simplemente no tiene fecha alguna. Es un evento que sucederá fuera del tiempo y de la forma en que registramos el tiempo.

Pero eso no cambia para nada lo que sucederá. Debemos seguir luchando por la dignidad del hombre, por ese espíritu que nos hace lo que somos. Y no es posible restaurar este espíritu hoy sino decimos un no radical por completo al mundo moderno. No se trata simplemente de la velocidad en que nos movemos (ya sea más rápido o más lento), sino de la dirección en que nos movemos.

No se trata de adaptarnos poco a poco, de frenar. La situación en la que estamos es la siguiente: o cambiamos la dirección en que se está moviendo la historia, la humanidad, es decir, necesitamos cambiar el poder político, los modelos ideológicos, el sistema capitalista, y por tanto volver a la tradición y la eternidad, o llegaremos al final de todo. Ponerle maquillaje a todo esto no nos llevara a ningún lugar. O dejamos que la Modernidad nos destruya o nos separamos de ella. Y hacer algo semejante requiere de mucha determinación, radicalismo, dureza, de un espíritu revolucionario frente a los sistemas políticos modernos, incluso aquellos que están poseídos por un espíritu religioso son incapaces de oponerse por sí solos a Occidente…

– ¿Dónde está, entonces, la voluntad del sujeto?

– Esa es la pregunta más importante. Ahora estoy impartiendo una serie de conferencias sobre la Fenomenología del Sujeto Radical. Estoy tratando de abordar el tema de manera consistente, apoyándome en la filosofía: partiendo desde Aristóteles y Platón hasta llegar Schelling, Hegel, Nietzsche, el escolasticismo medieval y el hesicasmo ortodoxo, tratando de descubrir desde dónde nos puede venir la salvación. Por supuesto, la salvación nos vendrá de Dios. Pero no podemos confiar solo en esto y no hacer nada. Tenemos que buscarla activamente, Dios nos creó como seres razonables y dotados de voluntad. Dios nos creó como sujeto.

Esto significa que, para obtener la salvación de Dios, nosotros mismos debemos actuar para conseguirla. No podemos simplemente sentarnos y esperar a ser precipitados a un abismo. ¿Quién tomará semejante acción decisiva? ¿Quién será el Sujeto Radical en semejante situación? ¿Dónde lo podemos encontrar? Esas son las preguntas más importantes.

– ¿Qué lugar ocupa Rusia en este proceso global en el que acontece el coronavirus? ¿Somos parte de la periferia, como lo era la Rusia prerrevolucionaria, o somos un eslabón central en esta historia mundial? ¿Qué piensas al respecto?

– Creo que somos ambos: somos la periferia y parte de un eslabón central. Estamos destinados, según nuestros mayores, nuestros genios, aquellos que fundaron el Estado ruso, al pueblo ruso, a desempeñar un papel central en este drama del fin del mundo y luchar la última batalla contra el Anticristo.

– ¿Se trata de esa batalla final, de la que hablaron los profetas del Antiguo Testamento, y de la que hoy hablan politólogos como Andrey Devyatov (9)?

– Sí. Tendremos un papel central en la batalla final, igual que Irán y algunas otras culturas. Pero hablemos de nosotros. Creo que Rusia está llamada a desempeñar este papel, convirtiéndose en el último baluarte de la verdad, en el katechon, es decir, “el que frena la venida del hijo de la perdición”. En la tradición bizantina, el Imperio ortodoxo, basado en la sinfonía de poderes, es considerado el katechon: quien no permite que el Anticristo, el hijo de la perdición, venga a este mundo. Fue esta idea bizantina que, junto con la idea de Moscú como la Tercera Roma, la que nos fue transmitida y la que formó nuestra conciencia mesiánica, nuestra identidad histórica y espiritual, nuestra subjetividad. Este es nuestro objetivo. Por supuesto, bajo estas ideas no somos para nada la periferia, al contrario, somos el principal bastión de oposición y el centro de la salvación, el “corazón”, el Heartland. A veces podemos ver un reflejo de eso en ciertos aspectos de la Rusia contemporánea, los percibimos en nuestro propio estado de ánimo, en nuestra cultura y, a veces, incluso en la política.

Pero, por otro lado, si miramos la educación, la cultura y, en última instancia, la economía, somos parte de la periferia para Occidente, somos la periferia para los globalistas o liberales que están en el poder…

– Durante 30 años el liberalismo nos ha carcomido

– Exacto. Por eso, de hecho, somos al mismo tiempo un centro potencial de resistencia escatológica, somos el katechon, y también somos una provincia sorda y mentalmente discapacitada del Occidente liberal. Nuestros liberales encarnan precisamente esta periferia, este control desde el exterior.

Los liberales que están en el poder hacen de nuestro país una provincia. Los capitalistas y los funcionarios corruptos nos convierten en una fuente de extracción de fondos que son inyectados directamente a Occidente. Por lo tanto, somos una provincia lejana y descerebrada de Occidente. Nuestra educación, nuestra ciencia, nuestra cultura, nuestro poder y nuestra economía son parte de la periferia de ese mundo globalizado. Así que lo que está sucediendo en Estados Unidos resulta ser un shock para nuestra élite. Existe ahora una gran división. Y si los mismos amos sienten que están crisis y se encuentran confundidos, entonces nuestros liberales rusos al estilo de Smerdyakov (10) no se sienten tranquilos.

Al mismo tiempo, Rusia tiene una misión. Esa misión esta viva en nuestro pueblo y puede ser realizada, incluso por algunos de sus representantes en la política y la cultura. Y, como los portadores de esa misión, como los portadores de Dios (народ-богоносец), como los creadores de una gran potencia, somos el centro del mundo.

Es decir, que existimos en ambos sentidos. Y es por eso que depende de nuestra elección convertirnos en auténticos rusos, en ser Rusia: seguir nuestra misión, cumplirla o fallar miserablemente convirtiéndonos en una periferia insignificante, corrupta y que imita a Occidente.

Seguimos en medio de la misma disputa que enfrentó a los eslavófilos con los occidentalizadores del siglo XIX, solo que en nuevas condiciones que son mucho más radicales y terribles. Esta disputa se resolvió parcialmente en la época soviética, porque, por un lado, la Rusia soviética era parte del mundo de Europa occidental y, por otro lado, se oponía de manera obstinada y feroz al capitalismo. Por tanto, las formas cambian, pero el problema persiste.

Creo que este campo de batalla atraviesa el corazón de todos nosotros. El campo de batalla para los rusos existe también en un sentido amplio: entre su misión euroasiática y el globalismo occidentalista “universal”.

Rusia no debe ser lo que es hoy, sino ser algo radicalmente diferente. Esa es nuestra vocación, nuestra tarea, nuestro objetivo y nuestra misión. Rusia debe cambiar, transformarse, debemos realmente darnos la vuelta y despertar. En primer lugar, lo que debemos hacer es una revolución espiritual y no política. Todo lo que hoy prevalece debe ser derribado y lo que ahora se encuentra aplastado y en la periferia debe alzarse.

El cómo y cuándo ocurrirá esta revolución espiritual, y si sucederá, es una pregunta que está abierta. No podemos decir que esto será decidido por Putin o por alguien más que este en el poder… La última palabra la tienen ustedes, la tengo yo, la tenemos nosotros, la tiene el espíritu, pero la tiene ese espíritu que está en una posición equidistante entre el individuo, la colectividad o todos nosotros. El espíritu ruso.

Entrevista hecha por Elena Kolebakina-Usmanova y Rashid Galyamov

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

Notas del Traductor:

1. El Partido Liberal-Demócrata de Rusia es un partido político ruso. Fue fundado en 1989 como el “Partido Liberal-Demócrata de la Unión Soviética”, ha sido liderado desde 1991 por Vladímir Zhirinovski. El partido se describe a sí mismo como reformista; sin embargo, algunos autores consideran que no es “ni liberal ni demócrata“, y hacen hincapié en su carácter imperialista, ultranacionalista, autoritario​ y populista de derecha. El PLDR considera que sus principales oponentes políticos son el Yábloko y el Partido Comunista de la Federación Rusa; al mismo tiempo que se considera un partido de oposición, sin embargo, sus diputados nunca han votado en contra del gobierno de Putin.

2. Kim Ki-duk fue un director de cine surcoreano y uno de los más conocidos representantes de la vanguardia cinematográfica de su país. Proveniente de una familia de clase obrera y sin haber recibido formación técnica como cineasta, Kim comenzó su carrera como guionista y director a los 33 años de edad. En noviembre del 2020 se instaló en Riga, capital de Letonia, ciudad en donde días después enfermaría a causa del COVID-19. Su situación empeoró y tuvo que ser ingresado de urgencia a un hospital, donde falleció a los 59 años de edad, el 11 de diciembre de ese mismo año.

3. Vladimir Volfovich Zhirinovsky es un político ruso y líder del Partido Liberal Democrático de Rusia. Es un nacionalista feroz y ha sido descrito como “un showman de la política rusa, mezclando retórica populista y nacionalista, invectivas antioccidentales con un estilo impetuoso de confrontación”. Sus puntos de vista han sido descritos en Occidente como fascistas. Algunos estudiosos rusos lo consideran un neo-euroasiático.

4. Max Otto von Stirlitz es el personaje principal de una popular serie de novelas rusa escrita en la década de 1960 por el novelista Yulián Semiónov y de la serie de televisión Diecisiete instantes de una primavera, protagonizada por Viacheslav Tíjonov. Así interpretado en varias películas de la época soviética con muchas secuelas y precuelas. Muchos actores han interpretado a Stirlitz en las películas. Stirlitz se ha convertido en un personaje estereotípico de la cultura soviética y postsoviética, similar a James Bond en la cultura occidental.

5. Anna Yuryevna Popova es una médica rusa y funcionaria de la salud pública. Se desempeña como jefa del Servicio Federal de Supervisión de la Protección de los Derechos del Consumidor y el Bienestar Humano, es la Médico Sanitaria en Jefe del Estado de la Federación de Rusia desde el 23 de octubre de 2013.

6. El Servicio Federal de Vigilancia para la Protección de Derechos del Consumidor y Bienestar Humano o Rospotrebnadzor (Роспотребнадзор) es el servicio federal responsable de la supervisión de la protección de los derechos de los consumidores y el bienestar humano en Rusia. Este servicio fue fundado en 2004 y estuvo incluido en la estructura del Ministerio de Salud de Rusia hasta 2012. En mayo de 2012, Rospotrebnadzor dejó de estar bajo la supervisión del Ministerio de Salud y ahora depende directamente del Gobierno ruso. Funciona con la autoridad de la Ley de Servicio Federal sobre la base del Reglamento Administrativo.

7. Edinoverie (Единове́рие, literalmente co-religionarismo) es un acuerdo entre ciertas comunidades de viejos creyentes rusos y la Iglesia Ortodoxa Rusa oficial, por el cual las comunidades son tratadas como parte del sistema normativo de la Iglesia Ortodoxa, mientras manteniendo sus propios ritos tradicionales. Por lo tanto, a menudo se los denomina “viejos ritualistas” (Старообря́дцы, Staroobriadtsy), en oposición a los “viejos creyentes”.

8. Los cerdos gadarenos hacen alusión al milagro hecho por Jesucristo cuando este curó a varios posesos en Gadara y los demonios que los poseían terminaron por entrar en una piara de cerdos y lanzarse al abismo. Este hecho es narrado en Mateo 8:28-34, Marcos 5:1-20 y Lucas 8:26-39.

9. Andriy Petrovich Dev’yatov es un funcionario de radio de los servicios especiales, escritor ruso, editor, viajero y conocedor de China al igual que un politólogo. Miembro del Directorio del Instituto de la Relación Estratégica Ruso-Chinas. Secretario de la Unión de los Pueblos de China y Rusia. Miembro de la Unión de Escritores de Rusia. Coronel retirado.

10. Pavel Fyodorovich Smerdyakov es uno de los personajes de la novela de F.M. Dostoevsky, Los hermanos Karamazov (1878-1880). Se desempeñaba como el sirviente y el cocinero del terrateniente Fyodor Pavlovich Karamazov. Según los rumores, era un hijo ilegítimo de este con Lizaveta. El apellido Smerdyakov le fue dado por Fyodor Pavlovich en honor a su madre.