¿Quién asegurará a Lituania?
El término "seguridad" es muy polifacético, pero la situación geopolítica de hoy nos obliga a pensar en su aspecto militar por encima de todo.
Nuestra atención está completamente absorbida por las noticias sobre las guerras, los conflictos, los ejercicios militares y el aumento de las capacidades de defensa. El lector europeo medio no tiene ninguna posibilidad de evitar o pasar por alto este tipo de noticias cuando se navega a través de canales de noticias y medios de comunicación populares.
La prevista militarización adicional de la región europea y de Rusia representa hoy una amenaza real. Toda una generación de niños europeos está creciendo con la firme creencia de que la guerra se acerca. Nos estamos destruyendo a nosotros mismos con nuestros miedos. Prestamos atención a todo lo concerniente a los militares, descuidando los lados económicos y sociales de la vida. Estamos viviendo un mundo cambiante y nosotros tenemos la culpa.
Vamos a tomar como ejemplo Lituania. Este pequeño país con una rica historia y gente inmensamente amable y abierta, ha pasado en las últimas semanas al ser centro de la atención mundial en relación con los asuntos militares, tales como la rotación de la llegada del ejército de los EEUU, la participación en los ejercicios de la OTAN, el desembarco de los aviones invisibles de EEUU, F-22 Raptor, a la base aérea lituana de Šiauliai, y así una y otra vez.
Se podría llegar a la conclusión de que el único problema grave que afecta a la seguridad de Lituania es su propia y débil capacidad nacional de defensa. De hecho, esta opinión se formó supuestamente por los medios de comunicación nacionales y por periodistas internacionales. El gobierno apoya activamente tales puntos de vista al dar entrevistas y mostrar vehículos militares, aviones y equipo (https://www.youtube.com/watch?v=ayHW-Q8dcNw).
Sin embargo, pocas personas piensan acerca de los efectos de dicha campaña de relaciones públicas. Este aproximación unilateral a la seguridad del Estado plantea preguntas. Atraer la atención sobre el aspecto militar de la seguridad por sí sola no ayudará a las autoridades para garantizar la seguridad del país. Las personas con hambre y enfado pueden transformarse en una fuerza que puede poner todo patas arriba. Hay una gran cantidad de problemas relativos a la seguridad de este país en energía, economía y demografía que hoy no son considerados prioritarios por el gobierno. Por desgracia, durante el período previo a las elecciones, las autoridades hacen todo lo posible para desviar la atención de la gente hacia problemas sociales más "globales". Explotan con éxito la imagen de "defensores de la patria", en lugar de informar sobre la política interior, donde no han tenido ningún tipo de "éxitos".
Los fracasos en la política interna son más que obvios. Según las estadísticas, Lituania hoy es uno de los países más pobres de la UE. Una situación catastrófica prevalece en el campo de la educación, donde los bajos salarios han llevado a la huelga a los profesores de Lituania. La situación en los centros de venta al por menor de Lituania, donde un litro de leche cuesta menos de un litro de agua, ¡es absolutamente absurda! El salario mínimo en Lituania es sólo de 350 euros al mes, el nivel más bajo entre los países bálticos, y los sindicatos lituanos se han visto obligados a organizar acciones de protesta para exigir mejores condiciones de trabajo.
Es más, según las estadísticas, la tasa de desempleo de los jóvenes en Lituania en marzo fue del 14.10%. Los jóvenes continúan saliendo de Lituania en busca de una vida mejor.
En medio de todo esto, el gobierno está listo para recibir a cerca de 1000 soldados de la OTAN. Por un lado, no hay nada malo en ayuda militar adicional. Por otro lado, el país no tiene dinero de sobra para alojar soldados extranjeros. Tales medidas constituyen una grave carga financiera sobre la nación anfitriona. ¿Los ciudadanos realmente piensan que pueden permitirse el mantenimiento de un ejército extranjero cuando hay déficit de cubrir sus propios gastos de vida?
El deterioro de las condiciones de vida es particularmente evidente entre los ciudadanos de a pie. La revuelta pública en contra de los aumentos de precios de los alimentos en Lituania en los últimos días es un indicador de la creciente insatisfacción con la política interna de las autoridades de Lituania, que tratan de no darse cuenta de la "tormenta" social que se acerca, como si nada hubiera sucedido. Puede resultar que precisamente una "explosión social" así, estallará antes de cualquier ataque esperado por parte de Rusia. Los lituanos necesitan confianza en el futuro, además de alimentos y seguridad demográfica así como una sensación de seguridad militar. Deberían tener un gobierno en el que valiera la pena confiar y unas autoridades que consideren sus necesidades y sus deseos. Sólo en tal caso, los lituanos participarán activamente en las campañas electorales y respetarán a su parlamento y a sus líderes. Todavía no está claro quién protegerá Lituania, pero es obvio que los que están obligados actualmente, no la protegen.