La gran doctrina militar actual: Ataques masivos y máxima movilidad
Los componentes de toda estrategia, y no sólo militar, son las acciones defensivas y ofensivas. Es decir, cómo atacar a un enemigo, y cómo defenderse de éste. Pero en las últimas décadas, las estrategias defensivas ya no son tan útiles ¿por qué?
Es una cuestión que atañe entre otras cosas, al blindaje, tanto de vehículos y edificios, como de protección individual. La carrera entre el poder ofensivo y la barrera defensiva parece que se ha decantado totalmente por el poder ofensivo, como demuestran por ejemplo los bombardeos masivos de EEUU contra Serbia en 1999 y contra Irak en 2003 (como ejemplos de últimas guerras entre dos países).
Los planes militares ya no cuentan jamás con operaciones defensivas de atrincherarse o fortificar posiciones, esperando que con ello sea suficiente para repeler al posible enemigo. La potencia de fuego es tan devastadora que un objetivo estático es un objetivo destruido en el acto; además a esto se une la movilidad que dan los diferentes vehículos y transportes terrestres, aéreos y marítimos, para trasvasar fuerzas militares tan rápido como nunca antes en la historia.
En este sentido, los “bunkers” no son más que posiciones limitadas, lo más subterráneas posibles para guardar elementos concretos como archivos, centros de comunicación o habitaciones de seguridad para personal importante. Pero nunca más serán como aquellas fortificaciones de hormigón que todavía se podían ver en 1945.
Los grandes ejércitos del planeta avanzan hacia la potencia de fuego más devastadora y no-nuclear, pues incluso el uso de uranio empobrecido puede ser tácticamente favorable para ganar una batalla pero estratégicamente pernicioso porque envenenará a tus propios soldados (como el caso de los EEUU en Irak durante la segunda guerra del golfo en 2003).
Así que, se busca la dotación en tierra, mar y aire, de una cantidad que parecería exagerada de armamento, pero en realidad todos los mandos militares empiezan a pensar al unísono en la “andanada única”. Básicamente implica que la fase de operaciones más importante está en la selección y devastación de todos los objetivos en la primera andanada, porque una vez reciban tus tropas la andanada enemiga, tal vez no quede fuerza operativa para lanzar un segundo golpe.
Los ataques masivos y la movilidad de tropas se están convirtiendo en la estrategia básica, aunque de momento aplicada de forma limitada en los diferentes conflictos que hay en el mundo, pues a priori, son conflictos entre fuerzas estatales y grupos terroristas, y no entre dos países como tal. Pero en vista de las perspectivas de conflagración mundial actuales, creo que debe tomarse bien en cuenta esta doctrina militar puesto que todos los ejércitos están convergiendo hacia esta tendencia.
La frase aquella de: “No hay mejor defensa que un buen ataque”, nunca ha tenido más sentido en la historia.