El método de análisis estratégico M.E.T.T.T.
El método para el análisis de estrategias y planificación de acontecimientos que en este artículo les voy a presentar, está desarrollado desde el ámbito militar. Su utilidad se encuentra en la simplificación de la realidad, que se concreta en una serie de puntos clave que descubrir y analizar para decidir el curso de acción que se realizará, es decir, que al ser una metodología orientada a la estrategia, la pregunta clave es ¿qué hacer? Por el contrario, las metodologías orientadas a la táctica tendrían su pregunta clave en ¿cómo hacerlo? De modo que la diferencia entre estrategia y táctica radica en lo que quiero hacer (el plan general) y cómo se conseguirá (las acciones concretas).
Así mismo, no importa en qué ámbito usemos esta metodología porque cada uno de sus puntos tienen su reflejo en la realidad. Si en principio no detectan con claridad este uso extensible de una metodología militar al análisis estratégico de problemas civiles, no se preocupen, solamente sigan leyendo este artículo y al final verán las extensas posibilidades de este método. Pues como todo lo nuevo al principio puede ser ininteligible pero la práctica esclarece lo desconocido.
Entrando en la metodología, M.E.T.T.T. es un acrónimo de 5 palabras: Misión, Enemigo, Tropas propias, Terreno, y Tiempo. Cada una de estas, si se piensa en un tablero, por ejemplo de ajedrez, resultará que tenemos nuestras tropas, las tropas enemigas, el terreno en el que nos encontramos, la misión que debemos realizar y el tiempo para llevarla a cabo. En la primera lectura de esta metodología, parece que es una cosa fragmentada, puesto que todos los factores se interconectan mutuamente, y el plan de acción siempre puede cambiar en todos los cinco factores por el cambio en uno de ellos. Así que en la primera lectura, sólo hay que conocer las cinco dimensiones y luego planear a tenor de estas.
1. Misión.
Es la tarea que debemos realizar, tanto si nos fue encomendada como si partió de iniciativa propia. La misión es lo que queremos conseguir, tanto si se trata de ganar una batalla, realizar un proyecto de arquitectura, escribir un libro o lo que sea. En definitiva, la misión es nuestro horizonte.
2. Enemigo.
Es el rival, que en un campo de batalla parece bastante claro que el enemigo se encarna en las tropas enemigas, pero, enemigo es un concepto más amplio. Enemigo son todas aquellas personas que nos impiden realizar la misión porque se encuentran entre nosotros y la misión. Puede ser un ejército rival, una empresa de la competencia, un grupo social que acapara determinados recursos, etc.
3. Tropas propias.
El tercer paso es saber exactamente de cuantas tropas disponemos, o dicho de otro modo, cuales son todos nuestros recursos humanos y materiales que disponemos para realizar la misión y enfrentarnos al enemigo. Las tropas propias no sólo cuentan en número, sino también en la variedad de habilidades que posean. Es decir, saber la cantidad y calidad de nuestras tropas junto con los recursos materiales que tenemos.
4. Terreno.
Este es el marco geográfico en que nos encontramos. Visto desde la guerra, es el territorio en que estamos nosotros y el enemigo. Pero también puede ser una ciudad, un lugar de trabajo, etc. En todo caso, terreno es el ámbito en que nos movemos tanto nosotros como el enemigo, y debemos conocerlo al máximo detalle, tanto los factores que nos dan ventaja o nos la quitan, los factores que pueden retrasarnos o facilitarnos el movimiento. Así, destacan los factores de orografía y climatología, que trasladados a una ciudad, representarían la comodidad de vida y desplazamiento en la ciudad, lo cual es clave para pensar cuales pueden ser los mejores cursos de acción.
5. Tiempo.
¿De cuánto tiempo disponemos? ¿A cada minuto somos más fuertes o somos más débiles? Esas son dos preguntas muy típicas cuando uno piensa en planificación estratégica. Que el tiempo juegue a nuestro favor o en nuestra contra es esencial para saber hasta qué punto debemos apresurarnos en el movimiento, o por contra, debemos realizar labores defensivas. Así mismo, el control del tiempo debe ser el más exhaustivo posible para no desaprovechar ni un minuto, y aún menos cuando el tiempo juega en nuestra contra.
Repasemos las 5 dimensiones.
Como les decía al principio, primero hay que conocer cuáles son las cinco dimensiones de esta metodología y luego hay que trazar el curso de acción que creamos más apropiado en base a todo lo que sabemos de las dimensiones. Tenemos nuestras tropas o equipo de trabajo, y hay que conocer de cuántos medios materiales y humanos disponemos, qué saben hacer, y cómo aprovechar su valía en el terreno en que estamos; además, tenemos que conocer las capacidades y número de las tropas o equipo rival. En este sentido, tenderemos a buscar cuál es la posición sobre el terreno que más ventaja nos confiere frente a todo lo que sabemos del rival. Pero ¿y el tiempo? ¿La posición que ocupamos, nos dará la victoria porque al enemigo le urgirá atacarnos? ¿O será justo lo contrario y nosotros tendremos que apresurarnos al ataque?
La primera tarea de la planificación estrategia es el conocimiento del estado de las 5 dimensiones en el punto cero, o “tiempo cero”. Y a partir de ahí, crear la planificación estrategia que se estime más adecuada, pero siempre actualizarla con las novedades que recibamos, puesto que “tiempo cero” es una referencia de partida, pero todas las dimensiones se pueden mover al mismo tiempo y en direcciones que podemos prever pero no asegurar. Por ello, la reformulación del plan estratégico es inevitable, de hecho es más inevitable cuando nos encontramos con los asuntos de la táctica, con los choques para conseguir cada fase de la planificación estratégica.
Como apuntes finales a este artículo, hay que señalar que la tenencia de tropas o equipos variados son un factor importante, puesto que cada cual nos ofrecerá una habilidad diferente con la que realizar imaginativas operaciones. Otra cosa es que tengamos gente y materiales pero su uso no sirve en la situación en que estemos por las razones que sean. Como tener aviación en un país montañoso, pero a su vez poco combustible, de modo que la ventaja de aviación se convierte en algo innecesario, e incluso costoso por todo el combustible que gastan, pero la pista puede servir para recibir refuerzos o para que el enemigo nos invada por ahí, y así sucesivamente se incluyen las circunstancias que puedan sobrevenir. Como ejemplo civil es como tener gente que sabe escribir muy bien pero las necesidades exigen a oradores que se pongan ante el público que sea y expongan sus planes o ideas.
Finalmente, para terminar este artículo a la par que queda abierto con las incógnitas aquí presentadas sobre el modo de decidir qué plan es el mejor, les expongo una cita de Nicolás Maquiavelo, que en su famoso libro “El Príncipe”, capítulo 14: “Los deberes de un príncipe para con la milicia”, tenemos ésta muy interesante reflexión:
“Filopémenes, príncipe de los aqueos, tenía, entre otros méritos que los historiadores le concedieron, el de que en los tiempos de paz no pensaba sino en las cosas que incumben a la guerra; y cuando iba de paseo […], a menudo se detenía y discurría así con los amigos: “Si el enemigo estuviese en aquella colina y nosotros nos encontrásemos aquí con nuestro ejército, ¿de quién sería la ventaja? ¿Cómo podríamos ir a su encuentro, conservando el orden? Si quisiéramos retirarnos, ¿cómo deberíamos proceder? ¿Y cómo los perseguiríamos, si los que se retirasen fueran ellos?” Y les proponía, mientras caminaba, todos los casos que pueden presentársele a un ejército; escuchaba sus opiniones, emitía la suya y la justificaba. Y gracias a este continuo razonar, nunca, mientras guio a sus ejércitos, pudo surgir accidente alguno para el que no tuviese remedio previsto”.