Francia: globalismo contra patriotismo
El globalista Emmanuel Macron ha ganado la primera ronda de las elecciones presidenciales en Francia (23,75%). La líder del "Frente Nacional", Marine Le Pen, obtuvo un 21,53%.
La segunda ronda: globalismo contra patriotismo
Los programas de los candidatos son diametralmente opuestos en todas las esferas: de la política a la economía. La líder del "Frente Nacional" declaró desde el principio de su campaña que habla del "nombre del pueblo" y "en el nombre del pueblo" (au nom du peuple es el eslogan de su campaña electoral). El principal procedimiento para asegurar la voluntad del pueblo en el rumbo político del país es el referéndum. Su objetivo es restaurar la grandeza de Francia, restaurar la soberanía en cuatro dimensiones: legislativa, legal, económica y monetaria. En política exterior, se sitúa en las posiciones del realismo y considera que la soberanía del Estado (territorial, legislativa, económica, política, etc.) es el valor más elevado.
El presidente, en su opinión, es el garante de la soberanía. Su euroescepticismo y una evaluación negativa de la pertenencia de Francia a la OTAN y a la UE se corresponden con el ánimo político del pueblo. Marine Le Pen representa hoy a las fuerzas del populismo, del pueblo francés.
Macron representa el modelo político opuesto, el polo político opuesto. Su doctrina es 100% anti-populismo (= programa contra el pueblo). Representa a las élites financieras globales, que no están interesadas en admitir al pueblo en el poder. Su percepción y comprensión del pueblo puede derivarse de los conceptos filosóficos de sus maestros (Jacques Attali, por ejemplo). Los portadores de la ilustración liberal, de la "verdad", son la gente del club globalista (el gobierno mundial), quienes están siempre un paso más cerca de la verdad que los "no ilustrados" (los orígenes de tal concepto están en la filosofía de la Ilustración) .
El pueblo es portador del paradigma arcaico, "antiguo", "regresivo", "anti-progresista". Esto es una especie de carga para avanzar (el nombre del movimiento del Macron "En marche" lo caracteriza como un progresista. Adelante, ¿no hacia atrás? ¿Adelante a qué? ¿A un nuevo futuro, al progreso, a un solo mundo unipolar y no volver a la multipolaridad, al sistema westfaliano, a los estados nacionales y las tradiciones?). En uno de sus discursos, el globalista afirmó que "no hay ninguna cultura francesa, hay cultura en Francia". Además, reveló su pensamiento y agregó que "como no hay cultura francesa, tampoco hay identidad francesa". Para Macron no hay pueblo francés, y no hay ninguna Francia como un país soberano. Él lo ve sólo como una de las muchas partes de un único mundo global del capital que está avanzando hacia un "futuro más brillante". En política exterior, Macron es un partidario constante de la integración europea. Es apoyado por Merkel y los jefes de la UE sólidamente (Junker fue uno de los primeros en felicitar a Macron por su victoria).
Declarándose como un candidato que no es "ni de derecha ni de izquierda", Macron combina hábilmente en su programa los valores políticos izquierdistas (globalización, creencia en el progreso), con los económicos de la derecha (capitalismo).
El fin de la era de la «izquierda» y de la «derecha»
Después de que se anunciaran los resultados electorales, los observadores políticos de BFMTV señalaron que existe un "cuadripartismo" en Francia, y que hay cuatro partidos principales y cuatro tipos de Francia: la Francia de Macron, la Francia de Le Pen, la Francia de Fillon y la Francia de Mélenchon.
En nuestra opinión, este análisis no es correcto. Los resultados de las elecciones demostraron que hay en realidad dos bloques diferentes en Francia: los globalistas franceses (Macron, al que se unió Fillon) y los patriotas franceses (Le Pen y quizá Mélenchón, que aún no se había pronunciado contra Le Pen). Las fuerzas de izquierda y de derecha se han fusionado completamente con el sistema, no hay diferencia entre ellos. El socialista Hamon, que estuvo durante mucho tiempo en contra de la ley El-Khomri, pidió el voto para la persona que presionó a favor de esta ley, Macron.
El candidato republicano Fillon, crítico de Macron, se unió a Macron. Tanto los candidatos de derechas como los de izquierdas se convirtieron en parte del equipo de Macron. La división (partidos de izquierda / derecha) que existió durante varios siglos terminó legítima y legalmente.
Mélenchón, ¿estás con el globalismo o...?
A diferencia de Fillon y Hamon, Mélenchón no pidió a sus partidarios que votaran por Macron o por Le Pen. Hasta ahora, la situación sigue siendo incierta. Melanchón, que a menudo es llamado por la prensa liberal como populista de izquierda, se mantiene cerca de la peligrosa frontera entre el sistema y lo anti-sistema. Por un lado, está en contra de la UE y del globalismo.
Por otra parte, representa las fronteras abiertas y la inmigración. Al combinar la economía de izquierda y la política de izquierda en su programa, Mélenchón puede: 1) acercarse al sistema (pedir el voto en contra de Le Pen), 2) consolidarse con Le Pen sobre la base de su programa económico de izquierda (desarrollado en los últimos años por el asesor de Le Pen, Florian Filippo), o 3) la opción del "voto blanco vacío" en la segunda ronda, lo que teóricamente le dará más ventajas a Le Pen (por su parte, los candidatos de izquierda Poutou y Artaud ya han declarado que pedirán voto en blanco).
La última batalla de Le Pen contra el Sistema
El filósofo Alain De Benoist señaló que Macron es un fenómeno de "consolidación de las élites financieras mundiales" frente a un pueblo que se despierta del sueño político. Macron es un concepto. El concepto del anti-populismo. ¿Cuándo aparece el anti-populismo y cuál es su propósito? El anti-populismo surge como una reacción de las élites a la aparición de la conciencia política entre el pueblo. El pueblo de Francia, bajo la presión de la crisis migratoria, del desempleo y de la inestable situación política interna del país, se dio cuenta de que sus intereses no se tienen en cuenta en las decisiones políticas.
Las élites se basan en su propia lógica, y entre ellas y el pueblo hay un abismo. El pueblo no está de acuerdo con este estado de cosas y comienza una revuelta. El líder de este levantamiento es la Juana de Arco de la Francia moderna: Le Pen. Ella se convirtió en una verdadera amenaza para el sistema ya en 2015, cuando su partido ganó el primer lugar en la primera ronda de las elecciones regionales. Entre las dos rondas, los partidos de izquierda y de derecha llamaron a votar en contra de Le Pen. El sistema vio en Le Pen un peligroso enemigo y competidor.
Macron es lo desarrollado por el laboratorio del globalismo. Está específicamente esculpido para ser la oposición Le Pen. Sus creadores se dieron cuenta de que la población ya no cree en fuerzas políticas de "izquierdas" o de "derechas", y está esperando algo nuevo. Su fotografía mediática es la siguiente: un banquero sonriente de 39 años, un trabajador diligente y, en general, una "persona decente" y un buen marido. Él dice que es el nuevo candidato que quiere el cambio, y que tiene las propuestas para superar la crisis. El sistema lo creó. Fue hecho como la oposición a Le Pen.
Hoy, los medios de comunicación, el sistema judicial y el administrativo están trabajando en contra de Le Pen. Este candidato es una amenaza para el sistema. Siete grandes logias masónicas pidieron votar contra Le Pen, en el centro de París radicales antifascistas y representantes de movimientos financiados por Soros salen a las calles para protestar contra la "extremista" Le Pen, en la prensa vemos publicaciones con títulos tales como: "Si Le Pen se convierte en presidente, Francia estará muerta".
Hoy, el sistema entero está contra Le Pen. Y Le Pen está heróicamente en contra del sistema. Quién sabe, ¿tal vez la fuerza de la protesta del pueblo, su revuelta contra la dictadura de las élites y la tiranía neoliberal, resultará un éxito?