ETNOLOGÍA Y ONTOLOGÍA DE LOS PUEBLOS DEL ÁFRICA OCCIDENTAL

15.09.2021

El pueblo mandingá

Una de las ramas más importantes de la familia niger-congolesa es el pueblo mandingá. Su lengua difiere significativamente de muchas otras lenguas niger-congolesas, así que los lingüistas piensan que fueron los primeros en separarse del tronco principal, junto con las lenguas de los ijaw y los dagon. Las diferencias entre la estructura lingüística de los mandingá y otras ramas niger-congolesas es tan grande que algunos consideran que se trata de dos lenguas distintas.

El pueblo mandingá tiene un origen muy antiguo y son considerados como los fundadores de las clases dirigentes de todos los imperios de África Occidental. Muchos sostienen que este pueblo tiene su origen en la región de Mandén, que se encuentra al sureste de la actual Malí. Fue desde allí que las tribus mandingá se extendieron en todas direcciones y formaron distintos tipos de sociedades que se encuentran emparentadas por la lengua y la cultura, pero que poseen una identidad propia y, a menudo, con bastantes diferencias.

Las lenguas mandenká están divididas en tres grandes ramas: la occidental, la oriental y la bobo, cada una de las cuales hace parte de grupos y lenguas individuales autónomas.

La mayor de estas ramas es la occidental, que incluye cuatro subramas:

  • La central, que comprende el mandén (Malí, Guinea, Costa de Marfil, Senegal, Gambia, Guinea-Bissau, Burkina Faso, Sierra Leona, Liberia), mokole, wai kono, jogo-jeri (Costa de Marfil), soso-yalonka (Guinea);
  • La sudoriental, que incluye las lenguas mende, loko, bandi, zialo, loma y kpelle (Sierra Leona, Guinea, Liberia);
  • La nororiental, que incluye el grupo Soninké-Bobo (Malí, Senegal, Burkina Faso) y el grupo Samobo (Malí, Burkina Faso).

Las lenguas del grupo mandenká son las más extendidas dentro de esta familia (que tiene el mismo nombre) y en Malí y Guinea son las lenguas nacionales oficiales (idiomas). Estas lenguas son habladas por los malinke (Malí), bambara (Malí), mandinka (Gambia, Senegal), dioula (Costa de Marfil, Burkina Faso), mau (Costa de Marfil), bolon (Burkina Faso), etc. Todos ellos viven en la región de Mandén, que al parecer es el lugar de origen de los mandengá, siendo este el territorio ancestral de todos estos pueblos ramas y grupos.

La rama nororiental incluye la lengua que habla el pueblo soninké, cuyos antepasados fueron la clase dirigente de las antiguas ciudades-Estado (la civilización Dar Tichit) y de los imperios (especialmente Ghana) que posteriormente aparecieron en esta zona.

Esta rama oriental cuenta con otras dos sub-ramas:

  • La rama oriental formada por los samo (Burkina Faso), bisa (Nigeria, Benín, Togo, Burkina Faso), busa kyaenga (Nigeria, Benín) y
  • Los grupos del sur que incluyen a los tura-dan mano (Liberia, Costa de Marfil).

En general, estos pueblos tienen una cultura muy similar, pero tienen muchas diferencias entre sí. Un elemento que varía mucho entre cada una de estas sociedades es la existencia de una clase superior compuesta por clanes dinásticos y una aristocracia guerrera que celebra cultos solares y siderales reflejados en una concepción estrictamente patriarcal. En algunos pueblos mandengá esta casta vertical y su correspondiente jerarquía persiste incluso cuando pasamos de un orden imperial estatal a un modo de vida agrario (algunas veces nómada) que podemos observar en los mandén, soninké, etc. (mientras que otros pueblos como los mende, kpelle, loma, bisa, dan, mano, samo y bobo carecen de este de jerarquías). Normalmente, esta clase de organizaciones va acompañado de la conservación de varios cultos solares o, en otros casos, de una religión espiritista que venera a los antepasados. Esto puede deberse a dos razones: o los mandengá originalmente provenían de un contexto político diferenciado (una hipótesis bastante posible debido a la antigüedad misma de civilizaciones urbanas como Dar Tichit) y luego las ramas que se desprendieron de su tronco central fueron decayendo hasta perder por completo su simbolismo solar y uránico, o el proceso fue el inverso y ellos provienen de una cultura matriarcal agraria que fue creando estructuras políticas cada vez más complejas y estratificadas hasta que finalmente apareció la idea de un poder dinástico que empezó a desarrollar una religión celestial para reinar sobre otros pueblos, siendo este el camino seguido por varias tribus mandengá. Quizás eso explicaría la existencia de tribus mandengá que no tienen ni castas ni tampoco poseen deidades patriarcales celestiales. De allí que podamos considerar a estas ya sea como las tribus más arcaicas, al haber estado excluidas de los procesos etno-sociológicos de carácter imperial, o como las tribus más “modernas”, es decir, tribus que perdieron los estratos superiores de su identidad original (en caso de que admitamos que su identidad estaba estructurada intrínsicamente de forma vertical). No obstante, podemos afirmar que sigue existiendo un importante sustrato diferencial al interior de las castas de las sociedades mandengá, aunque no podemos ignorar el hecho de que esto contrasta fuertemente con las estructuras matriarcales subyacentes.

Las tribus y la política fulani

Los fulbe (también llamados fula, fulani, peul, etc.) son un pueblo que se encuentra bastante extendido por toda África Occidental y Central. Son la comunidad que cuenta con mayor cantidad de miembros al interior de las lenguas niger-congolesas del atlántico. Las tribus africanas de los fulbes se extienden desde el Atlántico hasta el Nilo.

Los fulbes son conocidos desde tiempos antiguos por ser criadores de ganado y recorrer grandes distancias con sus rebaños. Es muy probable que desarrollaran este estilo de vida nómada debido a la influencia que tuvieron sobre ellos los bereberes. No obstante, convirtieron el pastoreo en su principal ocupación y este determina su forma de vida. Otros dicen que los fulbes son un pueblo mixto que nació de la fusión entre las tribus nómadas (probablemente bereberes) del Norte de África y varios grupos niger-congoleses. Existen muchas diferencias culturales e incluso fenotípicas entre las diferentes ramas de este pueblo. No obstante, podemos afirmar sin lugar a dudas que los fulbes son un pueblo compuesto por nómadas y pastores. Además, su piel suele ser mucho más clara que la piel de otros pueblos niger-congoleses y sus rasgos faciales tienen características europeas muy similares a las que tienen los bereberes y los pueblos del Chad (como los hausas). El modo de vida y la mitología de los fulbes comparte muchas similitudes con los pueblos afroasiáticos. A pesar de que los fulbes son en su mayoría musulmanes, se puede afirmar que sus sociedades, después de haber estado durante un milenio bajo el signo del Islam, siguen contando con muchos elementos matriarcales, especialmente porque las mujeres de las tribus fulbes son mucho más libres que las de sus vecinos.

Los lingüistas de principios del siglo XX creían que la lengua fulbe pertenecía a la familia de las lenguas camíticas y que el parecido de esta con las lenguas niger-congolesas se debía a los muchos contactos culturales que habían tenido. Sin embargo, esta teoría fue refutada cuando se estudió desde un punto de vista estrictamente lingüístico a este pueblo. De todos modos, no resulta descabellada que se haya planteado que los fulbes pertenecían a una familia afroasiático debido a la cercanía tipológica que tienen con estos.

La mayoría de los pueblos del África Occidental poseen una división social tripartita basada en castas de carácter endogámico, algo que se puede comprobar fácilmente mediante el estudio de la historia política de esta región. La sociedad fulbe se divide en:

  1. Gobernantes (imanes) o rimbbe,
  2. Artesanos y pastores libres o ninbbe y
  3. Esclavos o matchube.

Esta estratificación es muy parecida a de los pueblos bereberes, los chadianos y algunas ramas de los pueblos mandengá que han creado organizaciones sociales verticales desde tiempos antiguos.

Los fulbes tienden a formar sociedades mixtas junto con los pueblos bereberes y chadianos (sobre todo los hausas), ocupando las mismas posiciones sociales que estos. Existe una especie de continuo cultural entre los bereberes, los chadianos (hausas) y fulbes que podemos observar, por ejemplo, en el caso de los hausa-fulani de Nigeria, donde ambos pueblos forman una unidad social en la cual se mezclan entre sí.

Históricamente, esto se manifiesta igualmente en el hecho de que los fulani fueron el primer pueblo niger-congoles en convertirse al Islam debido a la influencia que tenían sobre ellos los bereberes y árabes. Algunos autores sostienen que los fulbes provienen del Oriente Medio, es decir, que son la rama más occidental de las familias afro-congolesas y que perdieron su lengua autóctona debido a su constante mezcla con los niger-congoleses.

Sin embargo, desde un punto mucho más estricto, podemos decir que la patria original de los fulbes, al igual que la de muchos otros pueblos del grupo atlántico, es el río Senegal. Fue desde este lugar que las tribus de los fulbes se dispersaron por todo el Sahel y por las sábanas hasta llegar al Este. Los fulbes siguen conservando al día de hoy un modo de vida seminómada, aunque ocasionalmente practican la agricultura, la cual desprecian (algo que, por cierto, es muy común entre todos los pueblos nómadas). El pueblo teculer también hablan una lengua muy parecida a los fulbes.

Se estima que en África existen más de 30 millones de personas que hablan fufulde que, junto con los yorubas, los igbes y los haussas, serían una de las tribus más numerosas de África. Los fulbes constituyen una mayoría étnica en países como Senegal, Gambia, Malí, Níger y el Alto Volta. En ciertas ocasiones se han mezclado con otros pueblos, como sucedió en Níger, donde la mayor parte de los fulbes habla la lengua haussa, que es la lengua de los chadianos. Los fulbes también cuentan con importantes minorías en países como Mauritania, Ghana, Guinea, Nigeria, Sierra Leona, Benín, Burkina Faso, Guinea Bissau, Liberia, Costa de Marfil, Camerún y la República Centroafricana. Además, los fulbes también tienen cierta presencia en países como Chad, Sudán e incluso en Etiopía.

El primer Estado creado por los fulbes que conocemos es Takrur y apareció en el siglo IX de nuestra era. Algunos afirman que los fulbes llegaron al río Senegal desde algún lugar en el Este y se asentaron en la parte inferior de este, cerca de la costa atlántica; otros dicen que los fulbes surgieron de la mezcla de los grupos locales (lingüístico atlántico) con los bereberes, que aparecieron en un primer momento en el Sáhara y que fue a partir de ahí que crearon su primer Estado en el Norte de Senegal, en las fronteras con Mauritania, siendo ese su centro comercial por excelencia y donde los fulbes se convirtieron en la clase dirigente.

Se cree que la primera dinastía Takrur, la cual existió antes de la aparición del Imperio de Ghana, fueron los Dia Ogo. Esta dinastía existe en todos los pueblos del Senegal y fue fundada por extranjeros noroccidentales que eran al mismo tiempo herreros y hechiceros. No conocemos a ciencia cierta cual era su identidad étnica, por lo que existen diversas versiones que los relacionan con los pueblos del Atlántico (fulbes y serer) o los mandingá (malinke). La dinastía Dia Ogo gobernó otro reino importante de Senegal: Namandiru.

Durante la época del Imperio de Ghana, y hasta que se produjo el surgimiento del Imperio de Malí, la segunda dinastía que gobernó estos territorios fueron los Soninke (una rama de los mandingá). En el año de 1030, el gobernante Takrur de esta dinastía, War Jabi (1041), se convirtió oficialmente al Islam e introdujo la sharia. Esta fue la primera vez que los gobernantes del pueblo niger-congoles se convirtieron al Islam, mientras que los gobernantes bereberes hacía mucho tiempo que habían adoptado esta religión.

Los Takrur fueron conocidos posteriormente como el pueblo tuculor.

Los tuculor comenzaron a orientarse políticamente hacia las gobiernos islámicos del Norte de África y la península ibérica. Los gobernantes Takrur y otras tribus fulbes participaron activamente en la destrucción del Imperio de Ghana al unirse al ejército almorávide. Tras la caída de Ghana, Takrur se convirtió en un reino totalmente independiente.

Más tarde, el Estado de Takrur fue conquistado por el Imperio Malinka, fundado por el pueblo malinka. La siguiente dinastía que llegó al poder fueron los Tondion, que procedían del pueblo serer y que en un primer momento constituían la mayor parte de la población de Takrur. Sus gobernantes defendían las creencias africanas tradicionales.

En el siglo XVI surgió otro Estado fulbe, Futa Toro, en Senegal. Fue conquistado por el Imperio del Gran Fulo (del que hablaremos luego) al mando del comandante Koli Tengella (1512 – 1537), quien era un mestizo (fulbe y mandingá) y que fundó la dinastía Denianke. La dinastía Denianke estuvo en el poder hasta el año de 1776.

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII y hasta principios del siglo XIX, las tribus islámicas tukouler empezaron a realizar “ataques yihadistas” contra las tribus (incluidas las tribus fulbes) que no se habían convertido al Islam en Senegal. Los islamistas derrocaron en 1776 a la dinastía Denianke y establecieron un gobierno islámico en Futa Toro.

Más o menos durante el mismo período, los musulmanes fulbes crearon otro Estado, Futa Yallon, en la actual Guinea. Al igual que Futa Toro, este Dstado era gobernado por jefes pertenecientes a órdenes sufíes.

En 1804-1809, Usman dan Fodio (1754 – 1817) sometió a los haussa y con ello creó el Califato de Sokoto, el cual conquisto a todas las ciudades-Estado haussa e inició una serie de ataques en contra del Imperio de Borno. En 1809, los fulbes crean el emirato vasallo de Adamawa, con capital en Yola, cuyas tierras incluyen partes de Nigeria, Camerún y pequeños territorios al Oeste de los actuales Chad y República Centroafricana. El califato de Sokoto es conocido como el Imperio Fulbe.

En la década de 1920, los fulbes fundan otro Estado, el sultanato de Masina en Malí (actual región de Mopti), cuya capital es la ciudad de Hambullahi. El fundador del sultanato de Masina es el fulbe Sekou Amadou (c.1776 – 1845).

A mediados del siglo XIX, el Estado de Futa Toro, sucesor geopolítico del Estado de Takrour en Senegal, conquista Tombuctú y al sultanato de Masina.

Una de las figuras más destacadas de la historia de los fulbes fue el jeque sufí Umar Tall (1794 – 1864), también conocido como Umar Hajj. Este último es considerado como el fundador del Imperio Tuculor o el Estado de Tijaniya. Umar Hajj visitó a muchos santos musulmanes en su juventud y estableció estrechas relaciones con el segundo gobernante del sultanato de Sokoto, el hijo de Osman dan Fodio, Mohammed Bello (1781-1837), así como con el gobernante de Masina, Sekou Amadou (1776-1845). Umar Hajj se inició en la tarikat tijaniyya y se convirtió en uno de sus kutbs (pilares) autorizados, siendo elegido durante una hayy como el director de todas las ramas de la tarikat de África occidental.  Reunió a su alrededor a todas las tribus belicosas de los tuculor y creo un ejército muy eficaz y disciplinado que, en poco tiempo, logró conquistar territorios considerables, además de someter a los Estados de Segou y Kaarta (Bamabara), a las ciudades mandingás y entró en guerra con otros Estados fulani islámicos, como Masina. La meseta de Bandiagara se convirtió en el Estado de Tijaniya. Umar Hajj entonces propuso un proyecto de “unidad trascendental para todos los pueblos del oeste de Sudán” que proponía la religión islámica y la metafísica sufí como el fundamento de todo. El modelo de este imperio sufí tiene una estructura muy semejante a las ideas sufíes de los tariqats del Norte de África que, desde Marruecos hasta Egipto, se encuentran en consonancia con los sanusitas de Cirenaica. En 1890, los franceses, junto con los bambara, conquistaron los territorios del Imperio Tuculor y los volvieron parte de sus posesiones coloniales.

En 1893, otro Estado yihadista fulani, Futa Toro, cayó bajo su dominio. En 1896, los franceses conquistaron la mayor parte de Futa Yallon en el sur de Senegal.

En 1901, el emirato de Adamawa fue dividido entre los británicos y los alemanes al producirse la invasión de Camerún. El último Estado fulani en ser conquistado fue el Califato de Sokoto, sometido por los británicos en 1903.

El Imperio de Malí

Entre los siglos XI y XVI d.C. surgieron varios Estados importantes en el territorio del antiguo imperio de Ghana, como lo fueron Mali y Songai. Mientras que Ghana declinaba, Malí aumentaba su poder y se convertía gradualmente en una fuerza geopolítica importante en todo el África Occidental.

El imperio de Malí fue fundado por el pueblo malinke que pertenecían a la etnia mandingá. El nombre de Malí tiene su origen en el etnónimo malinke. El pueblo bambara es el que posee una estructura social mucho más parecida a la del pueblo pueblo malinke. Aunque podemos encontrar parecidos entre este y los pueblos dioula, diahanke, soso, dialonke y bwa. El pueblo malinke influyó mucho en las culturas de los dogon (una familia muy diferente), senufo (un grupo lingüístico atlántico), mosi (lenguas gur), etc.

La historia de los malinke puede ser remontada a los primeros tiempos del Estado Wagadu, cuando dos grupos de cazadores, comandados por sus legendarios antepasados Kontron y Sonin, se dirigieron hacia la región de Manden con tal de crear sus propias políticas de caza. Estos dos grupos posteriormente fueron conocidos como las tribus malinke y bambara, que asumieron al final una vida sedentaria y agrícola.

Después de que Ghana fue derrotada por los almorávides en el siglo XII, se consolidó el sistema político de Kanyaga (actual Malí), fundado por los soso (o susu), que anteriormente estaban sometidos a los soninké. La dinastía de este Estado nació de una casta de herreros, la cual era considerada como inferior por las sociedades, pero que al interior de los soso cumplía con varias funciones sacerdotales. El antepasado de la familia real era el mítico hechicero Kante. Los reyes de soso rechazaron el Islam durante mucho más tiempo que los otros pueblos vecinos mandengá y siguieron sus antiguas tradiciones, hasta el punto en que eran considerados como poderosos hechiceros y poseedores de poderes milagrosos. En 1180, subyugaron a los soninké, que hasta entonces habían sido sus soberanos y les impusieron el pago de un tributo. En 1203 los soso capturaron la capital de Ghana Kumbi Saleh. Bajo el gobierno de los Kanyagi, liderados por Sumanguru Kwant (c. 1200 – c. 1235), los soso extendieron su poder a través de mande.

El gobernante (mansa) de uno de los principados del país de los manden, cuyo centro era la aldea Niani Sundyatta Keita (c.1217 – c.1255), a quien auguraron que sería un gran rey, se rebeló en contra de los Kanyaga y la coalición de tribus malinke (en particular, el gobernante de la ciudad-Estado de Kangaba). Después de eso, reunió a su alrededor a las tribus soninke y derrotó a los soso en la batalla de Kirin en 1235.

Tras derrotar a los Soso, Sundyatta Keita capturó la capital de Ghana, Kumbi Saleh, en 1240, con lo que convirtió a su reino en el sucesor geopolítico de los reinos soninke. Sundyatta Keita fundó Niani, la capital de Malí, y desde allí gobernó su reino.

Los relatos sobre las hazañas de este legendario monarca fueron plasmados en la Epopeya de Sundiata. Es muy posible que fuera bajo este rey (en cuya epopeya aparece como un poderoso mago capaz no sólo de hacer conquistas militares, sino también de realizar milagros) que la realeza adoptara el Islam.

Durante el reinado de los descendientes de Sundyatta Keita, Malí sometió a varias entidades políticas regionales – como Takrur, Songai, etc. – y también estableció su control sobre las tribus nómadas bereberes.

Uno de los pilares económicos del Imperio de Malí, como sucedió anteriormente con el Imperio de Ghana, fueron las minas de oro de África Occidental. Esta era la fuente de prosperidad de la dinastía gobernante, por lo que el gran milagro de la “serpiente negra” continuó bajo este Imperio.

Si tomáramos un mapa del África Occidental entre finales del siglo XII y principios del siglo XIII, inmediatamente veríamos que el Imperio de Malí ocupa una posición central en medio de toda una serie de estados limítrofes que, de una u otra manera, estaban asociados a Malí y se encontraban bajo su influencia. Todos estos Estados, exceptuando unos pocos ejemplos, eran vecinos y creaban un continuo político formado por una sociedad jerárquica estratificada de carácter estatal que tomó la forma de Imperios, reinos o principados. Por lo tanto, podemos decir que la estructura imperial tuvo un tremendo impacto en todas las sociedades de África Occidental, lo que llevó al desarrolló de un Logos político vertical. Los pueblos mandengá fueron el centro de todo este sistema, siendo siempre la élite gobernante de organización políticas antiguas como Dar Tichit o de imperios mucho más tardíos y más grandes como lo fueron Ghana (soninke) y Malí (malinke) en África Occidental. Los pueblos mandengá siempre fueron los portadores de un Logos patriarcal que constituye el núcleo mismo de su identidad o, al menos, fueron el primer pueblo niger-congoles que fue recibió alguna calase de influencia apolínea externa. Semejante influencia la podemos ver claramente en la estructura social adyacente que encontramos en los alrededores del Imperio de Malí: mientras más nos alejamos de él es posible observar como el sistema jerárquico de la sociedad comienza a desaparecer hasta finalmente desvanecerse. Es por eso que debemos buscar el polo apolíneo estatal en los Imperios de Ghana y Malí si es que estamos estudiando las organizaciones políticas de África Occidental. De todos modos, la estructura religiosa y las tradiciones de los pueblos mandengá, como fundadores del Imperio de Malí y de algunos pueblos colindantes a ellos, no es tan abiertamente apolínea como la que encontramos en los pueblos nilosaharianos. Esto se debe a que tienen un componente matriarcal importante. Así que es necesario estudiar a los pueblos mandengá y sus sociedades claramente estratificadas como un fenómeno complejo que posee, desde sus orígenes, múltiples vectores.

Resulta muy interesante que, junto a los mandengá que crearon el Imperio de Malí y todos los reinos adyacentes, encontremos a otros pueblos de África Occidental pertenecientes a las familias niger-congolesas de las ramas atlánticas (fulbes, wolof, serer), del Alto y Bajo Volta (pueblos gurma y kwa), así como a también a los yorubas, igbos, etc. En cualquier parte donde exista esta organización política, veremos siempre sociedades estratificadas y organizadas de acuerdo a una cierta jerarquía. A medida que nos alejamos de este lugar situado en el África Occidental – dirigiéndonos hacia el Este o el  Sur – como, por ejemplo, hacia donde habitan los pueblos adamawa-ubangi y oikumene bantú, vemos que esta estructura jerárquica se debilita y, en consecuencia, encontramos sociedades donde no existe un principio dinástico-aristocrático con sus respectivas teología solares-uránicas.

Guinea: mandén vs peul

Otro Estado donde predominaron los pueblos fulbes (también conocidos como peuls) fue Guinea, ubicado en el Atlántico entre Guinea Bissau y Sierra Leona y que limita con Malí en el Este. La capital de Guinea es Conakri.

Los fulbes llegaron a estas tierras, que fueron parte de los imperios ghanés y maliense, en el siglo XVI. Anteriormente estaba habitado principalmente por pueblos mandegá como los malinke, yalunk y soso. Como hemos dicho anteriormente, los fulbes fueron muy conocidos por practicar la “yihad” y a partir del siglo XVIII lanzaron una serie de incursiones en contra del Imperio Jolof (Senegal) y de otras tribus (principalmente mandengá), así como contra otras tribus fulbes que continuaban aferradas a su antigua fe. Fue así como nació el Estado de Futa Yallon. La mayor parte de su territorio se encuentra dentro de la cordillera y los fulbes que se asentaron en estas zonas – a diferencia de la mayoría de las otras ramas de su familia – se volvieron sedentarios. Estas tierras fueron habitadas desde tiempos antiguos por los pueblos mandengá, sobre todo por los soso y los yalunka. Los yalunka (un pueblo cercano a los soso) se convirtió al Islam casi al mismo tiempo que los fulbe, pero su versión difería significativamente del yihadismo que practicaban los fulbes en los siglos XVIII y XIX. Estas diferencias eran tan marcadas que cuando los fulbes empezaron a imponer su modelo de sharía, el cual tenía muchos elementos salafistas, los musulmanes yalunka rechazaron por completo el Islam y tuvieron que ser convertidos a la fuerza después de perder la guerra en contra de los fulbes.

Futa Yallon pasó a formar parte de la Guinea francesa a partir del siglo XIX.

Tras la independencia de esta última, Ahmed Sekou Toure (1922-1984), del pueblo malinke, se convirtió en el primer presidente de Guinea. Ahmed Sekou era partidario de llevar a cabo una descolonización total y seguía una línea política fuertemente antifrancesa. Además, simpatizaba mucho con el socialismo y se acercó a la URSS con el objetivo de transformar a su país. Posteriormente, viró su rumbo geopolítico hacia los Estados Unidos.

Tras la muerte de Ahmed Sekou, el coronel Lansana Conté (1934 – 2008), que pertenecía tanto a la etnia sosa y a la etnia mandé, se hizo con el poder en Guinea a través de un golpe militar. La etnia a la que pertenecía el gobernante predeterminaba el equilibrio de poder político, así que los soso, yalunka y malinke apoyaron a Conté, mientras que los fulbes (peuls) se opusieron a él. Este problema explica las purgas que sucedieron al interior del aparato del Estado, ya que todo peuls era considerado un opositor y, por tanto, un potencial conspirador. Los representantes de los soso (y, más ampliamente, de los mandé) eran considerados como leales y formaban la columna vertebral de todo la jerarquía nacional.

Conté estableció un régimen autoritario que se derrumbó inmediatamente después de su muerte a causa de otro golpe militar. Esta nueva junta militar era dirigida por el coronel Mussa Camara del pueblo kpelle (que pertenecía a la etnia mandengá). Una vez más, los peuls se opusieron al nuevo gobierno y la élite nacional ahora era kpelle.

En 2009, los peuls iniciaron una serie de protestas y Mussa Camara ordenó que fueran violentamente reprimidos, lo que provocó un terrible derramamiento de sangre y actos de extrema violencia en contra de los fulbes.

Mussa Camara fue gravemente herido en un intento de asesinato en el 2009 llevado a cabo por uno de sus agentes de seguridad: Abubakar Tumba Diakité.

El gobierno militar se desintegró en el 2010 y el poder pasó a las manos de un presidente del pueblo malinka, siendo estas las primeras elecciones multipartidistas celebradas en Guinea. Alpha Condé fue asesinado en el año 2011.

Aunque la mayor parte de la población de Guinea es fulbe, el poder político sigue en manos de la etnia mandengá (malinke, soso, kpelle), que fueron los pobladores originales de este país antes de la llegada masiva de los fulbes en el siglo XVIII. En las elecciones de 2015, el ex primer ministro Cellou Dalein Diallo, del pueblo peuls, se presentó como candidato, pero al final volvió a ganar un candidato mande, Alpha Condé.

El 5 de septiembre de 2021, Alpha Condé fue depuesto por un golpe militar dirigido por el coronel Mamady Doumbouya, que también pertenece al pueblo mandengá.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera