“Dictador” de Egipto, “Demócrata” de Turquía

25.03.2016
  • El odio del presidente turco Erdogan, al presidente egipcio Sisi no trata sobre una elección entre la práctica democrática o el gobierno dictatorial. Es sobre la lucha de Sisi contra los radicales islamistas, que Erdogan adora.
  • Sisi se disculpó por los retrasos en la reconstrucción de iglesias que fueron destruidas por los islamistas en 2013. Él dijo: “Hemos tardado demasiado en arreglar y renovar las iglesias que fueron quemadas. Por favor, acepten nuestras disculpas por lo ocurrido… por los siguientes años no habrá una iglesia o casa que no sea restaurada”.
  • Un total de 1.845 personas en Turquía han sido investigadas, detenidas o perseguidas por “insultar” a Erdogan desde que fue elegido en agosto de 2014.

En teoría, Egipto está gobernada por un antiguo general del ejército que llegó al poder por un golpe de estado. En contraste –y en teoría también- Turquía está gobernada por un líder que tiene el apoyo popular de la mitad de los votantes (un hombre elegido democráticamente). Pero como el oeste (no siempre los líderes occidentales) tienden a resaltar, en letras más fuertes que nunca, que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan es un gobernante tiránico mientras que el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi gana alabanzas.

Erdogan ha declarado varias veces que Sisi es un dictador ilegítimo, una redacción que enviaron las relaciones diplomáticas entre Ankara y el Cairo al más frio hielo. Si Erdogan se preocupara sobre prácticas no democráticas en un país, él reformaría su propio gobierno. En vez de eso, se mantiene intimidando e intimidando. Abiertamente desafía el imperio de la ley, incluyendo una declaración de que no obedecerá los mandatos de la corte constitucional que no le gusten; y haciéndose cargo de las críticas de los medios, el tipo de cosas que cualquier observador esperaría de un “dictador árabe”.

El odio de Erdogan a Sisi no es sobre la elección entre la práctica democrática o el gobierno dictatorial. Es sobre la lucha de Sisi contra con islamistas radicales que Erdogan adora. “Sisi es el líder árabe más racional”, dijo Zvi Mazel, un antiguo embajador israelí en el Cairo, en un discurso el mes pasado. “Sisi está combatiendo al islam radical”.

En los pasados años, los periódicos egipcios han sugerido a menudo que Sisi era falible. Por ejemplo, Al Watan identificó factores que socavaban a Sisi, mencionado notablemente, “la corrupción y el nepotismo”, dos palabras desagradables que pueden, en la “democrática” Turquía, e incluso sin un destinatario, conducir a la detención y juicio torturante.

En 2015, Sisi mencionó a un presentador de televisión el cual dijo que Sisi estaba encontrándose con (la compañía alemana) Siemens y que “él abandonaría Alejandría para ahogarse (en la lluvia)”. Su reacción a esta afirmación fue un simple “esto es indecente”.

En otro discurso, Sisi pidió a la policía que tolerasen a los disidentes. El también pidió perdón a los abogados egipcios después de que uno de ellos fuera asaltado físicamente por un policía.

Cuando los fans del fútbol más duros coreaban contra Mohamed Hussein al-Tantawi, un antiguo jefe del ejército y antiguo ministro de defensa, Sisi telefoneó a un espectáculo de la televisión para defender a Tantawi, en vez de decir a los fiscales que los fans del fútbol son “terroristas” que deberían ser arrestados y juzgados, como ocurriría en Turquía.

En enero, un día después de que un dibujante fuera arrestado por burlarse de él, Sisi dijo que a él no le importan las críticas, y que su trabajo es aplacar a los jóvenes descontentos. El dibujante musulmán Gawish fue liberado sin cargos. Sisi dijo:

“No estoy disgustado con Gawish u otros… Si yo acepto estar en tal posición, debo aguantar todas las consecuencias. No hay tales cosas como que todas las personas estén de acuerdo en algo… Todos los días, 90 millones de personas en Egipto encuentran muchas cosas que les incomodan”.

También en enero, el uso de Sisi de una alfombra roja para su desfile provocó críticas en Egipto. Sin duda, los coches llevando a Sisi y otros oficiales que pusieron la alfombra roja pareció divertido. Muchos comentaristas se burlaron de la extravagancia como el presidente que estaba haciendo un discurso en que advertía que el estado no podría pagar las facturas del agua y la luz para las familias de menos ingresos. Un activista acusó a Sisi de “pisotear el dinero de la gente”. Youssef al-Husseini, un presentador de televisión, preguntó, “¿Cómo podría alcanzar tal nivel de hipocresía por desenrollar alfombras rojas en las calles para un desfile del presidente? ¿No podríamos haber gastado el dinero en comprar mantas para la gente que se congela por el frío?”.

Nada de esto es pensable en la Turquía de Erdogan. Un total de 1845 personas en Turquía han sido investigadas, detenidas o perseguidas por “insultar” a Erdogan desde que fue elegido en agosto de 2014.

Mientras tanto, desde octubre, la mortalidad en los ataques bomba en la capital de Turquía, Ankara, ha alcanzado las 169 víctimas.