De la “guerra fría” a la “guerra gris”: más allá de la temperatura y el color
EE.UU. reconoce que un conflicto a gran escala tendría consecuencias inmensas en caso de ocurrir,1 debido a la imposibilidad de evitar que, en un mundo donde las armas han alcanzado un estado monstruoso de desarrollo tecnológico, este se torne irremediablemente atómico, escenario en el cual, el empleo de al menos un centenar de esas armas sería suficiente para crear un invierno nuclear que provocaría una muerte espantosa en breve tiempo a todos los seres humanos que habitan el planeta.2
Pero la forma en que el imperialismo ha perseguido la consecución de sus intereses político militares estratégicos sin recurrir a las armas nucleares, ha implicado siempre la utilización de opciones de uso de la fuerza, que si bien carecen de una detonación instantánea y genocida, a la larga provocan cifras de muertes equivalentes y destrucción de naciones, cuyos sistemas políticos han resultado adversos a los objetivos nacionales de EE.UU. (Ver Libia, Siria, Ucrania, etc.).
Por años, las principales potencias mundiales han pulseado por prevalecer en el escenario estratégico global. Precisamente sin necesidad de armas nucleares, EE.UU. se declaró vencedor de la Guerra Fría, al conseguir el desmantelamiento del socialismo en la URSS y poner fin a una época en que Conflictos de Baja Intensidad3 signaron el ágora política mundial, consiguiendo el retroceso de procesos revolucionarios, los cuales significaban obstáculos a los intereses del imperialismo.
En América, una sola nación resistió tales embates, como piedra en la bota imperial que pretendió cerrar de un pisotón el libro de la historia humana:4Cuba es la mayor evidencia de que no se arribaba entonces al fin de la historia.
Desmoronados los adversarios más poderosos, EE.UU. no tendría necesidad de evitar el uso de las más avanzadas armas y tecnologías bélicas, al no existir el riesgo de que sus potenciales oponentes ofrecieran la tan temida respuesta atómica. La década de los noventa y comienzos del nuevo siglo, fue la época en que los conflictos elevaron su intensidad, y las doctrinas de tierra arrasada, invasión y pacificación de países, ocuparon el sitio privilegiado en el comportamiento político de la principal potencia mundial.
Fue la era de Bush hijo y su tristemente célebre guerra contra el terrorismo, donde los procedimientos de guerra irregular, se limitaron solo a apoyar campañas militares de mayor escala, que involucraron el empleo de tropas regulares y condujeron a extensas ocupaciones de naciones como Irak y Afganistán, de cuyo suelo aún no se retiran totalmente –ni parece probable que lo hagan en un futuro inmediato– las botas imperiales.
Hoy la guerra vuelve a adjetivarse de forma curiosa desde los círculos académicos y las altas esferas del estamento militar de EEUU. El concepto de “Guerra Gris” o “Zona Gris” de los conflictos, ha tomado fuerza y se ha asumido en el discurso5 y la doctrina6 estadounidense, hasta volverse un término frecuente. Pero la variación no es solo de temperatura y color. Detrás de las adjetivaciones existe una realidad contundente, que trasciende lo doctrinal y conceptual, e incide en la forma en que EEUU conduce hoy la guerra y usa la fuerza militar contra terceros, en detrimento de la independencia y autodeterminación de las naciones.
La Guerra No Convencional: el núcleo de la “Zona Gris”
Según un reciente artículo de la Revista especializada Joint Force Quarterly 7entre cuyos autores se encuentra el actual jefe del Comando de Operaciones Especiales de las FFAA de EE.UU., general Joseph Votel, ese país se encuentra entrando a un periodo donde las amenazas y las respuestas a las mismas tendrán lugar en un punto de los conflictos que puede definirse como “Zona Gris”, en el cual, las fuerzas de operaciones especiales resultan la opción a elegir.
En este contexto, según el artículo, resultan prioritarios procedimientos asociados a la Guerra Política y la Guerra No Convencional (GNC), asegurando el cumplimiento de los objetivos nacionales de EE.UU., utilizando todos los recursos de su poderío nacional.
En la llamada “Zona Gris”, según resalta el texto mencionado, las características esenciales de la GNC no difieren de los elementos doctrinales que ya conocemos sobre esta variante del uso de la fuerza:
(1) Su objetivo es desestabilizar a un “régimen” objetivo; (2) los socios locales juegan el papel fundamental; (3) las fuerzas de EE.UU. tiene poca o ninguna presencia en el país; (4) son típicamente de larga duración y requieren una preparación extensiva que se mide en meses o años; (5) requiere de una intensa cooperación interagencias, entre el Departamento de Defensa, elementos subordinados al Departamento de Estado o la CIA; (6) se emplea la guerra política para movilizar, neutralizar, o integrar individuos o grupos desde el nivel táctico hasta el estratégico.
Lo significativo de los enfoques de EE.UU. y en especial de sus fuerzas armadas sobre los escenarios actuales y futuros de los conflictos no es solamente la realidad, alertada con insistencia en estas páginas de Cubadefensa, de que la GNC se ha convertido en la opción primaria de uso de la fuerza para el alcance de los objetivos estratégicos de EE.UU.
Al observar con cautela –por solo citar los tres ejemplos más relevantes– la evolución de los acontecimientos en Siria; la continuidad de las campañas subversivas contra la República Bolivariana de Venezuela y la insistencia en los métodos subversivos contra Cuba, es posible hallar implicaciones más profundas y determinantes, que tienen un impacto directo en las realidades políticas de los pueblos del Sur. Sobre ello volveremos.
Referencias, citas y notas:
1. Estrategia Militar Nacional de los EUA 2015. Junta de Jefes de Estado Mayor, junio 2015.
2. Reflexión de Fidel: La marcha hacia el abismo (2012) Cubadebate. Extraído febrero 18, 2016 de: http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2012/01/05/la-marcha-hacia-el-abismo/#.VsXwH1Z4rUw
3. Confrontación político-militar entre estados contendientes o grupos, sin que constituya una guerra convencional, pero por encima de la competencia pacífica y rutinaria entre estados. Involucra la lucha prolongada de principios e ideología. Su rango abarca desde la subversión hasta el uso de la fuerza armada. Se realiza mediante la combinación de medios, empleando instrumentos políticos, económicos, informacionales y militares. Los conflictos de baja intensidad se localizan generalmente en el tercer mundo, pero contienen implicaciones para la seguridad regional y global (Decisión Directiva de Seguridad Nacional 277 “Política Nacional y Estrategia para Conflictos de Baja Intensidad, junio 1987).
4. A partir de 1989, Francis Fukujama introdujo la teoría del “Fin de la Historia”, a partir del supuesto “triunfo de las democracias liberales”, como efecto de la “caída del comunismo” y el fin de la Guerra Fría. (Tomado de El fin de la Historia y el último hombre, en:https://es.wikipedia.org/wiki/El_fin_de_la_Historia_y_el_último_hombre
5. Statement of General Joseph L. Votel, U.S. Army Commander United States Special Operations Command before the Senate Armed Services Committee, marzo de 2015.
6. En el Libro Blanco “La Zona Gris” del Comando de Operaciones Especiales, publicado en septiembre de 2015 se define como: interacciones competitivas entre o por actores estatales y no estatales que caen entre la dualidad tradicional de la paz y la guerra, y que incluyen intensas actividades en los ámbitos políticos, económicos, informacionales y militares.
7. Joseph L. Votel, Charles T. Cleveland, Charles T. Connett, y Will Irwin (2016) Unconventional Warfare in the Gray Zone. Revista Joint Force Quarterly, Primer Cuarto 2016, p. 101.