Darya Dugina - Luchadora por el renacimiento de Rusia y la libertad de Europa
Señoras y señores
Estimados amigos del Instituto Suvorov
Les doy hoy una calurosa bienvenida a otro evento estival. Hoy estamos aquí para tratar asuntos serios. Hoy conmemoramos a Darya Dugina. Darya fue brutalmente asesinada por el servicio secreto ucraniano SBU hace ya más de un año. Hoy sirve para mantener vivo su recuerdo. De quién era Darya, de lo que la distinguía, de lo que hizo. Pero no sólo eso: queremos conmemorar no sólo a Darya Dugina como persona, sino también su misión, lo que aún hoy nos conmueve. Visualicemos simplemente la situación: hoy en día, no sólo se conmemora a Darja en Rusia, donde pereció y donde trabajó principalmente, también se celebran actos en su honor en todo el mundo, sin olvidar también aquí, en Viena, donde queremos conmemorarla hoy. Junto a sus padres, el profesor Alexander Dugin y Natalya Melentyeva, pero por supuesto también para nosotros, porque la misión de Darya no sólo tiene una dimensión rusa, euroasiática, sino también europea. Darja era, por un lado, seguidora del tradicionalismo, pero también de la Cuarta Teoría Política. Como tal, no sólo fue activa en Rusia, sino también en muchos otros países, por ejemplo en Francia. Su lucha estaba dedicada por un lado al renacimiento de Rusia, pero también al renacimiento europeo. Porque ella no era simplemente una activista política dedicada a un partido político concreto, sino que su misión era luchar por la eternidad. No sólo la lucha por la idea cristiana, sino en general la idea de eternidad, el Logos apolíneo y por supuesto también el Logos dionisíaco, precisamente lo que hoy entendemos por la tradición europea. Al mismo tiempo, también era artista y filósofa. Por tanto, en mi breve conferencia me gustaría dedicarme a la misión de Darya, pero también tenemos como invitado a Marco Malaguti, de Italia, del grupo Fuori Perimetro, que hablará de la lucha filosófica de Darja y de lo que la conecta con la filósofa y activista francesa Dominique Venner, pero también mi buen amigo y colega Fabian Stummer dará hoy una conferencia en la que abordará el concepto clave del optimismo escatológico. Así que ya sólo por estos temas de las conferencias pueden ver que la obra de Darya ha abarcado un amplio campo, una gran variedad de temas, una gran variedad de áreas, y hoy queremos conmemorar algunas seleccionadas. Por supuesto, esto también significa que dejaremos hablar a aquellos cuya pena y dolor son mayores, a saber, su padre, el profesor Alexander Dugin, y su madre, Natalya Melentyeva, quienes también se ocuparon de la dimensión filosófica de su obra, pero también de su trabajo en relación con la escatología. Este concepto de optimismo escatológico también es muy importante, especialmente para nosotros los europeos, porque describe nuestra existencia actual, por así decirlo. Una existencia que se expresa en el hecho de que perseveramos en las profundidades del infierno. Experimentamos cada día cómo se destruye nuestra identidad, cómo se ridiculizan nuestras tradiciones, cómo se ridiculiza a Dios y a Jesús, cómo se difuminan, distorsionan y destruyen las dimensiones de lo masculino y lo femenino, todo ello al servicio de una revolución esquizofrénica que se ha apoderado ya de toda nuestra sociedad y se extiende por todos los ámbitos de la vida. Vladimir Putin ha dicho probablemente con razón en este contexto que Occidente es un imperio de la mentira porque pisotea la verdad, que es Dios, y se ha alejado de Él. Así que si consideramos que el infierno es el lugar que más se ha alejado de Dios, entonces sin duda nos quedamos en eso. Pero, ¿cómo puede uno hacer frente a eso? ¿Cómo puede uno sobrellevar el hecho de tener que permanecer en ese infierno todos los días y, sobre todo, luchar contra él? Pues bien, para esto sirve la tesis del optimismo escatológico de Darja, para motivarnos precisamente a seguir luchando, a seguir adelante, a seguir creyendo en Dios, en la santa tradición y en su gracia, a pesar de toda la confusión. Este concepto es importante sobre todo porque nos deja claro que estamos en una guerra espiritual, una guerra de la luz contra las tinieblas, de las huestes de Dios contra las del diablo, la Gran Ramera, el Anticristo. No puede haber neutralidad en esta batalla. A quien decida no tomar partido en esta batalla entre el bien y el mal se le reserva, según Dante Aligheri, el rincón más apartado del infierno. Y es precisamente para esta batalla para la que necesitamos las mejores mentes, como también mencionará Marco en su discurso. Para él, no necesitamos creadores de contenidos, no necesitamos activistas políticos que sólo hacen esto por su narcisismo, no necesitamos fraudes con títulos en PNL que en última instancia quieren dejar su huella como políticos. Para él, necesitamos guerreros del espíritu, filósofos. Y eso es exactamente lo que Darja encarnó al final. Este coraje en esta guerra del espíritu, de la noomaquia, tomando esta posición por la eternidad, por Dios y por nuestra tradición sagrada. En una de mis últimas conversaciones con Darja, llegamos a hablar del concepto de katehon, un concepto que en última instancia también tiene una larga historia en Austria, en Viena. Es la idea de que hay que luchar contra las fuerzas de las tinieblas y formar un Aufhalter, que por ejemplo en el Sacro Imperio Romano Germánico tenía que ver con la figura del emperador que debía impedir que el diablo saliera del infierno. Y hoy, en la posmodernidad, también tenemos que lidiar con esta cuestión. ¿Cómo podemos convertirnos en katehon? ¿Cómo podemos luchar contra las fuerzas de las tinieblas? Afortunadamente, existen algunos modelos para ello: Por ejemplo, el diplomático al servicio de los Habsburgo Segismundo von Herberstein, que ya en el siglo XV fundó los estudios rusos modernos y que en su momento luchó en Moscú por forjar una alianza con Rusia contra el Imperio Otomano. Otra figura heroica austriaca en este contexto es el príncipe Eugenio de Saboya, que no sólo luchó contra una Francia que quería convertirse en el hegemón de Europa, sino que también desempeñó un papel decisivo a la hora de rechazar el avance de los otomanos y del Islam en Europa. Pero también podemos citar, por ejemplo, al príncipe Clemens Wenzel von Metternich, el príncipe que no sólo reorganizó el continente, sino que también se atrevió al menos a intentar forjar una alianza antiliberal mundial durante el auge del liberalismo. Todos ellos son modelos a seguir y tienen algo en común: todos eran cristianos. Y precisamente como cristianos ortodoxos tenemos el deber de luchar y resistir a estas fuerzas del mal. Por eso estamos obligados a formar de nuevo un Katehon, que está estrechamente relacionado con esta idea del Imperio Romano. Como cristianos, nuestro deber es seguir a Jesucristo y eso significa sufrir. Sufrir en este infierno en el que se ha convertido Europa. Este proceso puede conducir a la crucifixión, como le ocurrió a Darya, pero no debemos temer esta muerte, porque como cristianos sabemos que irá seguida de la resurrección. En consecuencia, es este optimismo escatológico el que nos guía para morir por nuestros ideales si es necesario, pero también para resucitar y, en última instancia, triunfar sobre las fuerzas de la oscuridad.
Palabras finales
Esto nos lleva a la conclusión de nuestra ceremonia en memoria de Darya Dugina. Agradezco a todos los oradores su trabajo y dedicación. Creo que es importante mantener vivo el recuerdo de Darya. No sólo porque ella nos precedió en sus acciones políticas y escatológicas, sino también porque nos muestra que no hay motivo para el derrotismo en nuestra situación actual, que puede parecer muy confusa, especialmente en Europa. No hay razón para tirar la toalla y decir que todo está perdido y sin esperanza, sino todo lo contrario. Hoy, más que nunca, debemos luchar, debemos hacer la guerra a las fuerzas que nos niegan. Debemos emprender la lucha con las fuerzas del Logos de Cibeles, con el posmodernismo, con el anticristo, si en última instancia también queremos crear un futuro para Europa. Todo ello presupone nuestro compromiso personal. Y podemos hacerlo mejor uniéndonos a esta batalla espiritual, tomando partido en la noomaquia, esta guerra del espíritu. Tomando partido por la eternidad, por lo sagrado, contra la profanación de toda vida, el desencanto del mundo y la virtualización de toda vida. Sólo cuando reconozcamos esto, cuando reconozcamos por qué hay que luchar hoy, pero también por qué merece la pena luchar, podremos seguir el ejemplo de Darya Dugin y vivir según su ejemplo. Porque no sólo es importante recordarla, sino también vivir lo que ella hizo, seguir su ejemplo y, en definitiva, luchar. Hacer la guerra por la eternidad y contra las corrientes que piensan que estamos viviendo el fin de la historia. En este sentido, hago un llamamiento a todas las personas -jóvenes y mayores- comprometidas con estos ideales de eternidad para que se unan a esta guerra, para que luchen por nuestra tradición, para que luchen por Dios y, en última instancia, para que se conviertan en lo que nos distingue de la ideología del cerdo: filósofos, personas capaces de pensar de verdad y de no perderse en la vida cotidiana.
Darya, ¡continuaremos tu misión!
¡La lucha por la liberación de Europa continúa!