Conflicto en Ucrania: cuestiones de geopolítica, identidad y seguridad global

22.03.2022

La operación militar de Rusia en Ucrania que comenzó el 24 de febrero, fue una sorpresa tanto para los ciudadanos de Rusia como para otros estados. Especialmente para los países lejanos que siempre han percibido a Ucrania y Rusia como países vecinos, amigos y hermanos y los turistas que visitaban a Ucrania y Rusia solo pudieron ver residentes hospitalarios.

Debido a esto, surge la disonancia cognitiva: ¿Por qué comenzó este conflicto y quién es el responsable? Intentemos responder a esta pregunta, aunque no será fácil de hacer, dadas las limitaciones técnicas para la publicación.

En los primeros días de la operación, nadie entendía el por qué sucedió esto, con la excepción de las declaraciones oficiales de los líderes rusos sobre la necesidad de desmilitarizar y desnazificar Ucrania. También se dijo que Occidente y la OTAN habían cruzado una línea roja y Rusia se vio obligada a tomar estas medidas, sobre las que había advertido de antemano.

Sin embargo, más de una semana después del estallido de las hostilidades, se conocieron numerosos detalles que nos permiten crear una imagen más completa y comprender los motivos de la decisión de Moscú.

Pero la primera gran crisis en las relaciones entre ambos países se creó a finales de 2004, cuando en Ucrania se produjo la llamada Revolución Naranja y el candidato presidencial pro occidental Viktor Yushchenko cuestionó los resultados electorales.

Fue bajo su gobierno cuando comenzó la glorificación de los ex cómplices de la Alemania nazi y el apoyo de las autoridades a los grupos nacionalistas radicales.

En febrero de 2014, luego de un golpe de estado con el apoyo abierto de los Estados Unidos, se intensificó el rumbo hacia el nazismo y, en realidad, la población de habla rusa fue declarada gente de segunda clase que ni siquiera tiene derecho a hablar su idioma nativo.

Las protestas estallaron en muchas ciudades, desde Odessa, en el sur, hasta Kharkiv, en el noreste. Entonces, se enviaron unidades del ejército y militantes de grupos neonazis para reprimirlas.

Con el estallido de la guerra civil en el sureste y la secesión de Crimea, cuyos habitantes celebraron un referéndum y regresaron a Rusia, se hizo evidente el rumbo hacia el enfrentamiento con la Federación Rusa.Entonces, ¿Por qué comenzaron estas acciones en estos días y por qué Occidente trató de presionar a Rusia para que retirara sus tropas?

Los intentos de Moscú de actuar como mediador para resolver la situación en el sureste llevaron a la firma de los acuerdos de Minsk, según los cuales, Kiev se comprometía a cesar el fuego y resolver las disputas a través de la diplomacia. Sin embargo, esto nunca sucedió.

El territorio de Donbass, donde la población local proclamó la secesión de Ucrania, fue objeto de constantes bombardeos y sus habitantes fueron detenidos, torturados y ejecutados extrajudicialmente por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y grupos paramilitares neonazis que recibieron carta blanca del nuevo liderazgo del país por sus acciones violentas. Esta situación duró hasta la segunda quincena de febrero de este año.

Se sabe que tanto en 2020 como en 2021, las tropas ucranianas concentraron sus fuerzas en el sureste y, en respuesta, Rusia realizó ejercicios cerca de la frontera con Ucrania. A fines de 2021, cuando hubo otra concentración del ejército ucraniano, Rusia también desplegó tropas en la frontera y anunció importantes ejercicios militares.

Y si en 2020, Occidente no reaccionó a las acciones de Rusia, en 2021 comenzaron la histeria diplomática y las acusaciones a Rusia de provocaciones.

El 22 de febrero, los líderes rusos reconocieron la República Popular de Donetsk (DPR) y la República Popular de Lugansk (LPR). El acuerdo mutuo que se firmó de inmediato, incluía la provisión de asistencia militar.

Al mismo tiempo, la parte ucraniana continuó bombardeando ciudades (violando los acuerdos de Minsk), razón por la cual, se anunció una evacuación masiva a Rusia en la RPD y la LPR.

A la madrugada del 24 de febrero, las fuerzas espaciales militares rusas atacaron la infraestructura militar de Ucrania y las columnas comenzaron a avanzar desde varias direcciones. En la mayoría de los puestos de control no encontraron obstáculos, excepto en la sección en el sureste de Ucrania y las fronteras con la RPD y RPL.

Entonces, ¿Por qué comenzaron estas acciones en estos días y por qué Occidente trató de presionar a Rusia para que retirara sus tropas?

El hecho es que, como confirmó Sergey Naryshkin, jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, las tropas ucranianas, con el apoyo de los instructores de la OTAN, ya estaban preparando una invasión masiva del territorio de la RPD y la RPL que estaba programado para la mañana del 24 de febrero y las acciones de Rusia se adelantaron varias horas a las de Ucrania.

En otras palabras, fue una acción preventiva encaminada a evitar el genocidio de la población civil. Desafortunadamente, el bombardeo de RPD y RPL por parte de Ucrania no pudo evitarse debido a la gran concentración de armas pesadas. Pero también debe tenerse en cuenta a las víctimas de los últimos años: desde 2014, como resultado de las acciones de la parte ucraniana en Donbas, ¡han muerto unas 14 mil personas!

Obviamente, durante los ataques a los centros operativos del comando ucraniano, los instructores de la OTAN que estaban allí también fueron ultimados; esto explica la reacción que siguió de los países de este bloque.

Grandes arsenales de armas y municiones occidentales no solo fueron destruidos durante los ataques de precisión, sino que posteriormente fueron capturados durante las operaciones terrestres. Esto indica que la militarización de Ucrania avanzaba a un ritmo bastante alto.

Además, según la inteligencia rusa, Estados Unidos tenía la intención de ayudar en secreto a Ucrania a desarrollar armas nucleares. Esto significa que las palabras del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, pronunciadas el 20 de febrero de que Ucrania se retiraría del acuerdo sobre el estatus no nuclear no fueron un engaño.

Si a esto le sumamos la presencia de misiles balísticos en el arsenal de Ucrania y los recientes logros en este ámbito, que los políticos ucranianos suelen explicar como la necesidad de “golpear Moscú”, la operación militar rusa parece una defensa preventiva.

Obviamente, esta no fue una decisión del propio Zelensky. El hecho de que es un títere de los Estados Unidos lo demuestra que, por orden de Washington, el contrato con China para la compra de la planta de Motor Sich, donde se fabricaban productos de aviación, fue rescindido previamente.

En los medios estadounidenses y en los sitios web de las autoridades oficiales, se pueden encontrar muchas publicaciones de que Estados Unidos no permitirá que China pueda obtener nuevas tecnologías críticas, incluidas las ucranianas.

Establecer el control de las plantas nucleares en Ucrania (dos de ellas ya están aseguradas por las tropas rusas) también está relacionado con la necesidad de evitar provocaciones y la fuga de cualquier material de las plantas nucleares.

Otro factor importante fue la presencia en Ucrania de una red de laboratorios biológicos (30 unidades), que estaban ubicados en las grandes ciudades de Ucrania y eran administrados por el Pentágono (Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa). Como parte del programa UP-8, en Lviv, Kharkiv, Odessa y Kyiv, se sabe que más de 4.000 militares ucranianos participaron en experimentos con patógenos y virus de combate. Dada la próxima operación en Ucrania, la Embajada de EEUU. eliminó de su sitio webla información sobre el proyecto BIOWEAPON LAB de Ucrania.

Ahora desde Ucrania se pueden escuchar exclamaciones de que no tienen grupos nazis. Sin embargo, los hechos demuestran lo contrario.

Durante la votación en la ONU sobre una resolución que condena la glorificación del nazismo en los últimos años, solo dos países se opusieron: Estados Unidos y Ucrania.

Basta conque en las ciudades de Ucrania, incluida la capital, haya monumentos a criminales nazis como Stepan Bandera y Roman Shukhevych, quienes, como otros ideólogos del nacionalismo ucraniano, hablaron de la superioridad de la “nación ucraniana”- una nación artificial.

La construcción ideológica está dirigida a la oposición, en primer lugar, a los rusos, pero también a otros pueblos que viven en el territorio de Ucrania. Roman Shukhevych fue el comandante adjunto del batallón nazi “Nachtigal” y participó en el exterminio de los judíos de Lvov. Él es dueño de las palabras: “No debemos tener miedo de que la gente nos maldiga por la crueldad. Que se quede la mitad de los cuarenta millones de habitantes de Ucrania, no hay nada terrible en esto.”

Los seguidores actuales del neonazismo ucraniano continúan ahora con la misma política. Son estos batallones neonazis los que plantean un grave problema y son el principal objetivo de la desnazificación.

Utilizan como escudo humano no solo a los ciudadanos ucranianos, sino también a los extranjeros (en su mayoría estudiantes), impidiéndoles salir por los corredores humanitarios.

Minan carreteras y objetos civiles y llevan a cabo provocaciones contra los militares rusos. En las ciudades ya liberadas se dificulta la distribución de ayuda humanitaria a la población.

Y, por supuesto, supervisan estrictamente que los políticos ucranianos prolonguen el proceso de negociación el mayor tiempo posible y los que ofrecen opciones alternativas son eliminados físicamente.

El 5 de marzo, Denis Kireev, miembro del grupo negociador de Ucrania, fue asesinado en Kiev cerca del Tribunal Pechersky. El Servicio de Seguridad de Ucrania, que fue acusado de matar al político, dijo que no estuvo involucrado en su muerte. Quizás están en lo cierto.

Después de todo, el día anterior en Kiev comenzaron sin ningún control a distribuir armas pequeñas a todos aquellos que lo deseen.

De las cárceles fueron liberados los presos, a quienes también se les entregaron armas. Se iniciaron actos de saqueo y asesinatos de civiles.

Los grupos armados, sin la preparación y coordinación adecuada, comenzaron a dispararse entre sí y Kiev se sumergió en el terror sangriento del bandolerismo.

Cabe agregar que Kireev poseía información valiosa sobre las conexiones financieras de las autoridades ucranianas y los llamados batallones de voluntarios que consisten en neonazis. Por lo tanto, también podría ser eliminado debido a la posesión de información importante.Rusia está lista a ayudar a otros países a liberarse del yugo de la dominación occidental para formar juntos un nuevo orden multipolar más justo, sin nazismo e ideologías antihumanas.

Agregamos que ahora en Ucrania hay especialistas de compañías militares privadas occidentales que protegen a los políticos y oligarcas clave, pero también pueden usarse para actos tan sucios como matar figuras no deseadas.

En general, en Ucrania se está desarrollando una guerra híbrida, cuyos cimientos se han forjado en Occidente durante muchos años.

Una extraña mezcla de militares profesionales, estructuras militarizadas neonazis, parte de la población engañada, que se llamó Unidades territoriales de autodefensa y distribuyó armas, ex prisioneros, mercenarios extranjeros: todos se oponen al ejército ruso y, en el camino, están comprometidos en saqueos, robos y terror a la población local.

A esto le sumamos una enorme cantidad de fakes, desinformación y propaganda en los medios occidentales, así como nuevos paquetes de sanciones contra Rusia, que ya han llevado al desmoronamiento de la economía global.

Sin embargo, nadie debe hacerse la ilusión de que Rusia logrará su objetivo de desnazificación y desmilitarización de Ucrania, porque tendrían que pagar un alto precio por esto.

Pero una vez que Rusia (la Unión Soviética) ya pagó por la liberación de Europa del fascismo, al parecer, ha llegado el momento de nuevas víctimas. Por la estupidez de los países europeos, la instigación de los Estados Unidos y las acciones agresivas del liderazgo ucraniano. Y cuanto antes entienda esto Ucrania (así como los amos del régimen ucraniano en Occidente), mejor será para el mundo entero. Pero, sobre todo, para la propia Ucrania.

El 5 de marzo, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que si el liderazgo de Ucrania no cumple con las demandas de Rusia, el futuro del Estado ucraniano será cuestionado.

Es seguro decir que las futuras relaciones de Rusia con Occidente nunca serán las mismas que antes. En cierta medida, se puede decir que, por un lado, con sus provocaciones, Estados Unidos logró dañar las relaciones entre Rusia y la UE, pero por otro lado, también significa que el tiempo de la hegemonía occidental ha terminado.

Ahora Rusia reactivará diligentemente su economía y tecnología, sin la influencia de Occidente e imponiéndoles sus propias reglas de juego.

Y Rusia está lista a ayudar a otros países a liberarse del yugo de la dominación occidental para formar juntos un nuevo orden multipolar más justo, sin nazismo e ideologías antihumanas similares y la crisis actual en Ucrania es un paso complejo y difícil hacia ese futuro.