AMLO, un operador del gradualismo, ¿hacia la dictadura roja en México?
México vive la peor crisis de su historia. Tan grave es que está a punto de convertirse en una dictadura comunista, al estilo de las de Venezuela, Nicaragua y Chile (con Salvador Allende). La tiranía que construye Andrés Manuel López Obrador día a día se basa en la traición, la mentira, en un aparato represivo integral, en el poder de la delincuencia y en la pasividad social.
La traición
Cuando el 1 de julio de 2018 una parte significativa del electorado acudió a las urnas, lo hizo con el firme propósito de votar en contra del corrupto modelo neoliberal.
El régimen vigente desde el 1 de diciembre de 1982 había entregado casi todo México a las grandes empresas supranacionales a cambio de sumir en la pobreza a la gran mayoría de la población.
El Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) reveló el 15 de mayo de 2018 una serie de datos que evidenciaban la precarización del mercado laboral:
Al terminar 2017, menos de 480 mil personas ganaban más de 10 salarios mínimos; en contraparte, más de 22.1 millones de mexicanos percibían cuando mucho dos salarios mínimos. Además, ese mismo año, más de 3.4 millones trabajaron sin recibir ingreso. (1)
A mes y medio de las elecciones, el IDIC hizo un comparativo demoledor:
Entre el último trimestre del 2012 y el correspondiente del 2017 la ocupación y empleo que paga entre 3 y 5 salarios mínimos disminuyó en 713 mil plazas.
En el mismo periodo de tiempo la ocupación y empleo que paga más de 5 salarios mínimos se contrajo en 1.49 millones. (2)
¿Cuál era la causa de semejante tragedia económica? El IDIC lo exponía de esta manera aquel 15 de mayo de 2018:
En consecuencia, se debe plantear que el verdadero problema de inequidad y pobreza es atribuible a la precariedad del ingreso laboral que a su vez es resultado del entorno adverso que enfrenta la mayor parte de las empresas en México: inseguridad, corrupción, altos costos de energéticos y combustibles, falta de financiamiento, importación ilegal de productos entre otros. (3)
Pues bien, el entonces candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, prometió corregir tales injusticias económicas. Sin embargo, en 18 meses de mandato, lejos de hacerlo, las profundizó. Con la sordidez que le caracteriza, ahora se escuda en la pandemia del Covid-19. El Producto Interno Bruto (PIB) que había crecido a un pobre ritmo del 2.5% anual durante la dictadura neoliberal, terminó el 2019 con un retroceso de (-)0.1%. El coronavirus nada tuvo que ver con eso.
La ineficacia de la Cuarta Transformación ocasionó la pérdida de 130 mil 593 empleos en marzo y 555 mil 247 en abril del presente año. De manera adicional, se redujo el número de patrones inscritos ante el Instituto Mexicano del Seguro Social en 6 mil 689. El IDIC —al que citamos por su alta confiablidad y su rigor metodológico— reveló que en marzo de este año la actividad industrial retrocedió a una tasa anual de 4.9%. Con ésta, se acumularon 18 caídas consecutivas, «una cifra superior a lo registrado en la crisis de 1995 y que igualó lo ocurrido en el 2009». (4)
La traición a la micro, pequeña y mediana empresa comenzó, pues, en el mismo instante en que López Obrador asumió el poder el 1 de diciembre de 2018. Y lo que es más: se acentuó cuando el Covid-19 empezó a golpear a México. El gobierno federal negó apoyos fiscales y financieros a nuestros micro, pequeños y medianos empresarios. Los encerró y dejó el mercado en manos de las empresas grandes y gigantes, en su mayoría extranjeras.
La mentira
Con un discurso burdo y cínico, el presidente dice trabajar para ayudar a los pobres. En cuanto puede, echa en cara a la población que duplicó la ayuda a los adultos mayores (lo cual es una falsedad), que asiste a las personas con discapacidad y que los estudiantes reciben sus becas. También utiliza como capote el tema de los apoyos a los jóvenes que desean capacitarse para obtener un empleo. De manera adicional, distribuye más de dos millones de créditos de 25 mil pesos cada uno entre sus bases electorales.
Por lógica, tales medidas resultaron inefectivas y los daños del Covid-19 serán mayúsculos. La pérdida de empleos pudiera ser de tres millones o más. El «gobierno humanista» dejó sin medicinas a los enfermos de cáncer. Al personal sanitario lo dejó sin protección pese a la propagación del Covid-19.
En otra ocasión hablaremos de su necedad de continuar con las obras del Tren Maya y del Aeropuerto General Felipe Ángeles, a pesar de los cuantiosos daños ambientales que provocarán.
La trampa mortal tendida al Ejército mexicano
Con gran soberbia, López Obrador declaró a La Jornada (su órgano de difusión) que, si pudiera, desaparecería al Ejército y a la Armada de México por sus antecedentes represores
Si por mí fuera, yo desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional, declararía que México es un país pacifista que no necesita Ejército y que la defensa de la nación, en el caso de que fuese necesaria, la haríamos todos. Que el Ejército y la Marina se convertirían en Guardia Nacional para garantizar la seguridad.
LJ: ¿Es deseo o es plan?
AMLO: No lo puedo hacer porque hay resistencias. Una cosa es lo deseable y, otra, lo posible. El paso que dimos fue importante porque la situación era increíble: tenemos 230 mil elementos en el Ejército, 65 mil en la Marina y podían estar asaltando frente a un cuartel y (los militares) no podían meterse porque no lo permitía la Constitución. (5)
Cuando el Diario Oficial de la Federación publicó el 11 de mayo pasado el «Acuerdo por el que se dispone de la Fuerza Armada permanente para llevar a cabo tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria», la oposición clamó que el presidente imitaba la estrategia de su adversario, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa. Esta apreciación, a nuestro juicio, es equivocada. Reproduzcamos dos puntos del documento:
CUARTO. Se instruye al Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana para coordinarse con los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina para definir la forma en que las actividades de la Fuerza Armada permanente complementarán la función de la Guardia Nacional.
QUINTO. Las tareas que realice la Fuerza Armada permanente en cumplimiento del presente instrumento, estarán bajo la supervisión y control del órgano interno de control de la dependencia que corresponda. (6)
Es cierto que el punto quinto dice que las tareas se seguridad pública que realice la Fuerza Armada permanente «estarán bajo la supervisión y control del órgano interno de control de la dependencia que corresponda», o sea, de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y/o de la Secretaría de Marina (SEMAR). Pero…
En el punto cuarto instruye al secretario de Seguridad Pública (hoy, Alfonso Durazo Montaño) a coordinar a los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina a fin de que complementen las tareas de la Guardia Nacional.
En eso está la trampa: la SEDENA y la SEMAR estarán —en la práctica— reguladas, fiscalizadas y subordinadas a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Lo que hizo López Obrador fue preparar la «incorporación» del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada de México a la Guardia Nacional. ¡Lo que declaró a La Jornada el 1 de julio del año pasado!
México, sin el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada quedaría a merced de la Guardia Nacional, manejada al capricho de López Obrador o del sucesor que éste imponga.
El presidente, cual dictador en ciernes, quiere desdibujar —desaparecer es el término más exacto— a nuestras fuerzas armadas. Por eso, al Ejército lo puso a plantar árboles y a construir el aeropuerto de Santa Lucía; y a la Secretaría de Marina la quiere administrando los puertos.
Por eso mismo, ordenó la liberación del hijo del Chapo Guzmán. En su escala de antivalores, es inconcebible que el Ejército tenga poder sobre el capo, por muy encerrado que esté en una cárcel de los Estados Unidos. AMLO puso en ridículo —al menos eso cree él— a nuestro Ejército, pero evidenció sus compromisos ocultos…
Por eso sus atenciones a la mamá del Chapo y su asistencia al cumpleaños del Chapito.
El panorama se torna aún más lúgubre cuando vemos las negras intenciones del presidente en turno:
· Control absoluto del presupuesto federal. (AMLO envió una iniciativa al Congreso en ese sentido el pasado 23 de abril).
· Utilización del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, como órganos terroristas y de persecución.
· Transmutación del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en espía del patrimonio de los ciudadanos (vía una iniciativa del dirigente de Morena, Héctor Ramírez Cuéllar).
· Subordinación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a los dictados del gobierno federal. (¿Recuerdan la iniciativa del diputado de Morena, Miguel Ángel Jáuregui?).
· Manejo de los recursos de las administradoras de fondos para el retiro. (Propuesta de otro diputado federal de Morena, Edelmiro Santiago Santos Díaz).
Podrán decirnos —con razón— que ninguna de estas propuestas totalitarias ha progresado. Es cierto. Pero el peligro existe. Está latente.
El régimen lanzó los «buscapiés» y midió la reacción de la sociedad. Ya tendrá tiempo de acelerar la marcha.
El Maestro Salvador Borrego E. (1915-2018), explicó en octubre de 1989 la manera còmo actúan las dos fuerzas que buscan el gobierno mundial. Una de esas fuerzas lo intentó el siglo pasado por la vía violenta y asesina, la del comunismo. La otra, lo hizo por la vía del gradualismo, de la «democracia».
Borrego lo explicó así en su libro Acción gradual:
Otros partidarios de la Revolución Mundial concibieron una táctica diferente a la violencia del mitin y el motin. En vez de la embestida de las masas usarían la espada de la mente. Formarían revolucionarios pacíficos, ardientes de corazón, pero de cerebro frío y calculador. Se proponían ir gradualmente influyendo en quienes influyen. No necesitaban empezar por las masas. Las metas eran las mismas: cambiar leyes, política, gobiernos, economía, educación, moralidad y religión. (7)
Los estrategas del gradualismo se sirvieron de las guerrillas para pasar del modelo estatista de Echeverría y López Portillo (1970-1982) al modelo neoliberal (1982-2018). Ambos —es conveniente resaltarlo— producen los mismos resultados: concentrar la riqueza en unos cuantos y empobrecer a la mayoría.
Luego, en 1993 y 1994, los gradualistas capitalizaron los asesinatos del cardenal Posadas Ocampo, Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, así como el levantamiento del EZLN, para dar legitimidad a los gobiernos de Salinas, Zedillo y Fox (1988-2000), que —practicamente— entregaron los recursos de la Patria y el valor del trabajo del mexicano a organismos multilaterales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, por citar a dos) y a las grandes corporaciones trasnacionales. México perdió su petróleo, su energía eléctrica, su industria minera, sus aeropuertos, sus autopistas…
Los gradualistas sacaron ventaja de la violencia del narcotráfico, exacerbada desde el gobierno de De la Madrid (1982-1988) para llegar a la inminente despenalización del consumo de drogas. Calderón (2006-2012) y Peña (2012-2018) cumplieron eficazmente con la orden de ensangrentar a México. El gradualismo está detrás del sofisma de que es mejor legalizar las drogas que continuar con el baño de sangre. (Utiliza la misma estructura falaz para despenalizar el aborto: es mejor el aborto seguro —así lo califica, aunque ningún aborto lo es— a que sigan muriendo miles de mujeres cada año en el país).
La metamorfosis de López Obrador se ajusta perfectamente a los parámetros descritos por Borrego ocho años antes de que el tabasqueño asumiera la presidencia nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el 2 de agosto de 1996. AMLO pasó de la toma de los pozos petroleros en Tabasco (febrero de 1996) al candidato del «amor y paz» en la campaña presidencial de 2018. Hoy es el «revolucionario pacífico» y «ardiente de corazón» que necesita el gradualismo.
López Obrador habla de Jesús y saca escapularios y amuletos. Lo hace porque es el político poderoso de «cerebro frío y calculador» que se dispone, una vez más, a «cambiar leyes, política, gobiernos, economía, educación, moralidad y religión». AMLO se dispone a imponer abiertamente su dictadura gracias, también, a que el gradualismo ha llevado a amplios sectores de la sociedad mexicana a una absoluta pasividad intelectual.
En realidad, los premexicanos se sumaron a las filas de los antimexicanos, tal y como atisbó el Maestro Salvador Borrego E. en su América Peligra, cuya primera edición data de 1964 —cuando el actual presidente de México tenía apenas once años—. (8)
Bibliografía y referencias electrónicas
1. Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, A.C. “Precarización laboral: revés salarial, cantidad por calidad”. La Voz de la Industria. (Vol. 6, número 118. [Publicado el martes 15 de mayo de 2018]). Consultado en https://idic.mx/2018/05/15/precarizacion-laboral-reves-salarial-cantidad-por-la-calidad/
2. Íbid
3. Íbid
4. Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, A.C. “2020: el avance en la recesión industrial, su daño estructural”. La Voz de la Industria. (Vol. 8, número 214. [Publicado el martes 12 de mayo de 2020]). Consultado en https://idic.mx/2020/05/12/2020-el-avance-de-la-recesion-industrial-su-dano-estructural/
5. Roberto González Amador, Luis Hernández Navarro, Pedro Miguel, Alonso Urrutia y Miguel Ángel Velázquez. “El pueblo está muy contento con el cambio: AMLO”. La Jornada. (Lunes 1 de julio de 2019, página 2). Consultado en https://www.jornada.com.mx/2019/07/01/politica/002n1pol
6. Secretaría de Gobernación. “Acuerdo por el que se dispone de la Fuerza Armada permanente para llevar a cabo tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria”. Diario Oficial de la Federación. (11 de mayo de 2020). Consultado en https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5593105&fecha=11/05/2020
7. Salvador Borrego E. “Acción gradual”. (1.ª edición [propiedad del autor]). México: 1989, pág. 8
8. Cfr. Salvador Borrego E. “América peligra”. (19.ª edición [propiedad del autor]). México: 1998, pág. 20