¿Acaba de venderse Trump?
No vamos a andar dándole vueltas, Reince Priebus es parte del Establishment, y Trump acaba de elegirlo para ser su jefe de personal en la administración entrante. Esta selección ya ha causado que algunas personas cuestionen si Trump fue serio alguna vez en el cumplimiento de sus promesas de campaña de "Drain The Swamp" [Drenar el pantano], pero tales preocupaciones al principio del juego están totalmente infundadas y son más alarmistas que cualquier otra cosa. En su primera entrevista posterior a las elecciones con la CBS, Trump abordó directamente estas críticas de frente, diciendo que:
"Todo el mundo es lobbista [de un grupo de presión] allí, ese es el problema con el sistema: el sistema. Ahora mismo, vamos a limpiarlo. Tenemos restricciones sobre el ingreso de dinero extranjero, vamos a poner límites de plazo, con los que mucha gente no está contenta, pero estamos poniendo límites de plazo. Estamos haciendo un montón de cosas para limpiar el sistema. Pero todo el mundo que trabaja para el gobierno, deja luego el gobierno y se convierte en lobbista, en esencia. Quiero decir, el lugar entero es un gran lobbista. Estoy diciendo que conocen el sistema en este momento, pero vamos a eliminarlo. Tienes que eliminarlo gradualmente.
Prestando atención a las palabras del Presidente electo, es evidente que está recurriendo a su característico pragmatismo de hombre de negocios al aceptar la realidad de que debe trabajar con algunos elementos del Antiguo Sistema como parte de su histórica misión de reemplazar al establishment. Los partidarios y los detractores deben moderar por igual su entusiasmo y sus críticas hacia Trump y darse cuenta de que nunca iba a transformar instantáneamente los EE.UU. chasqueando los dedos. Su elección fue revolucionaria porque es la primera vez que se elige a un presidente estadounidense que se dedica a cambiar totalmente todo el statu quo, dándole la vuelta para mejora del americano medio, y la "incorrección política" de Trump y los incesantes ataques contra el "liberalismo" durante la campaña demuestran su compromiso para que esto suceda.
Las apuestas mundiales, en riesgo
Trump quiere "hacer a América grande de nuevo", pero no quiere enviar el sistema entero al colapso mientras lo intenta. La mayoría de la gente recuerda la desastrosa experiencia soviética de finales de los 80, cuando Mikhail Gorbachov estaba tan obsesionado con cambiar el statu quo que inadvertidamente (?) derribó el país entero y desestabilizó la situación global. Trump quiere evitar esa trampa, y todos sus pares del Gran Poder internacional preferirían que se alejara de hacer cualquier cosa que pudiera causar rápidamente la desestabilización incontrolable de los Estados Unidos y la subsiguiente autodestrucción. La razón de esto es clara, y es que para bien o para mal, el resto del mundo sigue dependiendo del dólar como moneda de reserva global y está conectado a la economía estadounidense en diferentes grados.
La retirada repentina de los EE.UU. como un jugador a nivel mundial y el inesperado severo debilitamiento de su economía (ya sea provocado por los disturbios de la contrarrevolución clintoniana y / o por la parálisis de gobierno que algunos republicanos del establishment quieren crear, o por otras causas), seguramente causaría una crisis global en este punto, debido a que las instituciones financieras, monetarias y otras instituciones multipolares alternativas no están todavía en su lugar, o no han madurado completamente hasta el punto de reemplazar instantáneamente el legado estructural de Estados Unidos. Rusia y China preferirían que Estados Unidos se transformara progresivamente del hegemon unipolar en retirada que es actualmente, a una "gran potencia entre iguales" responsable, antes que colapsara repentinamente y arrastrara al mundo entero con él. Esta es también la lógica detrás de por qué no quieren ver tampoco colapsar totalmente a la UE de manera repentina, ya que podría dar lugar a consecuencias menos dramáticas, pero todavía gravemente negativas para estas partes interesadas.
Volviendo al enfoque principal, no es sólo en términos económico-financiero-monetarios que la autoimplosión de los Estados Unidos tendría un impacto en el resto del mundo, sino también en un sentido de seguridad militar, sobre todo porque las decenas de miles de tropas estadounidenses estacionadas en el extranjero podrían "ir por libre", como la legión checa en la I Guerra Mundial, que contribuyó a la inestabilidad global al vender sus armas y servicios en el mercado negro. En pocas palabras, está en el interés de todos - norteamericanos, rusos, chinos, europeos, y otros - ver que la transición de Trump y la Segunda Revolución Americana se desarrollan de forma tan estable como sea posible, y que el 45 º Presidente no choca demasiado contra el sistema irresponsablemente, llevando sin querer a los Estados Unidos al borde del colapso. Con esta comprensión en mente, las palabras de Trump acerca de la necesidad de "eliminar gradualmente [el pantano]" tienen mucho más sentido, ya que él también se da cuenta de todo lo que está en juego si infantilmente deja de jugar con "todas las reglas" apuntando así a una descomposición sistémica inmediata.
El estado de la cuestión en el pantano
Priebus es el jugador arquetípico del establishment en Washington, aunque es uno de los pocos que se mantuvieron lealmente con Trump durante toda la campaña y cumplió su promesa de ayudar al nominado republicano con apoyo organizativo y de otro tipo. Más importante es que es el presidente del Comité Nacional Republicano y "sabe cómo hacer las cosas" en el Viejo Sistema. Esto es importante para Trump debido a las apuestas globales que están en juego si los republicanos del establishment en el Congreso son cooptados por la contrarrevolución clintoniana, y deciden lanzar a todo el país a un punto muerto político al negarse a acompañar cualquiera de los propuestas legislativas presidenciales. Nadie debe olvidar que aunque los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso, esto no significa que tengan que hacer necesariamente todo lo que Trump quiera que hagan.
La mayoría de las figuras en el poder son parte del mismo establishment que Trump quiere desmantelar y reemplazar, y no hay mucha presión para que hagan lo que él quiere si son "kamikazes políticos" y deciden "sacrificar" sus carreras en orden a paralizar los dos primeros años de pleno control republicano sobre el gobierno. Las elecciones a mitad de mandato no tendrán lugar hasta dentro de 2 años, por lo que los demócratas no tendrán hasta entonces la oportunidad de volver al poder e impulsar un equilibrio legislativo a su favor, razón por la cual tienen que cooptar a los republicanos del establishment (lo que no es una tarea demasiado difícil de hacer), con el fin de hacer imposible para Trump gobernar por otro medio que no sea el Decreto presidencial, al que probablemente no recurrirá tanto como lo hizo Obama para no ser visto como el "dictador fascista" que sus oponentes están desesperadamente pintando.
En una "democracia", estos representantes políticos serían responsables ante las personas que los eligieron y, por lo tanto, serían reacios a ir en contra de los deseos populares pro-Trump y arriesgarse a la derrota la próxima vez que llegara su ciclo electoral, pero en la oligarquía en la que han caído los EE.UU., los oportunistas políticos en el poder tienen una plétora de maneras de salvaguardar sus intereses personales aparte de estar en el cargo. Todo lo que necesitan hacer es ser elegidos una sola vez y un montón de puertas se abren ante ellos, ofreciendo actuaciones de lobbys, oportunidades de inversión y otras recompensas excesivamente bien pagadas por ser parte del club de élite del establishment. Independientemente de que a uno le guste o no, la mayoría de los "compañeros" de partido de Trump satisface este perfil y no está naturalmente atraída para "sacrificar" su propio interés si el establishment y el Viejo Sistema le susurran a sus oídos y le prometen que todo estará bien siempre y cuando participen en la forma "institucionalizada-política" de la contrarrevolución clintoniana, simplemente bloqueando todas las propuestas legislativas de Trump y haciéndole imposible el gobernar.
El poderoso dúo Priebus-Bannon
El desafío al que Trump y el pueblo de los Estados Unidos se enfrentan es el de proporcionar a algunos de estos republicanos del establishment una participación en la Nueva América y progresivamente separarlos del Viejo Sistema y que entren en el Nuevo que se está construyendo. No se sabe en este momento qué tipo de conservaciones se están manteniendo o qué tipo de incentivos (tanto positivos como negativos), se están proponiendo para ayudar con este arduo deber, y nunca podrían revelarse de hecho, pero uno de los mejores "mensajeros" para transmitirlos y el punto de contacto entre la Administración Trump y el establishment republicano es Reince Priebus. Teniendo en cuenta todo lo que se acaba de describir hasta ahora, es muy difícil pensar en alguien más adecuado para esta posición, que es parte de la responsabilidad que conlleva ser el jefe de personal. Si uno es realista, pragmático y sensato, entonces tiene perfecto sentido por qué Priebus fue seleccionado para este papel importante y de alto perfil. Después de todo, Trump no es un dictador y no puede despedir a los representantes del Congreso sólo porque se interponen en su camino, por lo que necesita un "mensajero" que "hable su idioma" y "conozca el sistema" para ayudar al Presidente a obtener lo que quiere y "persuadirlos" para que sigan su voluntad.
Paralelamente, el nombramiento de Stephen Bannon como su principal estratega demuestra que Trump está equilibrando visiblemente entre el Nuevo y el Viejo Sistema, dando más crédito a su afirmación de que quiere "suprimir gradualmente [el pantano]", y demostrando el alto nivel de responsabilidad que está adoptando para hacer esto tan establemente como sea posible (por los riesgos globales en juego expuestos anteriormente). Bannon es el último outsider y solía dirigir Breitbart News antes de unirse a la campaña del candidato republicano durante el verano, y su red ha permanecido siendo tan leal a Trump que se puede contar como una de las razones por las que "Los deplorables" fueron capaces de unirse antes de las históricas elecciones. Los traficantes del miedo que demandan que Trump se ha "vendido" están dando obviamente poco crédito a Bannon y a su influencia ideológica en el presidente y en su base, porque si entiendieran sólo cómo de importante ha sido este hombre en mantener el vínculo entre el candidato y sus partidarios, entonces no brincarían a tales conclusiones ingenuas solamente porque fue "ignorado" como jefe de personal.
La contrarrevolución clintoniana
Algunas de las voces que han surgido en contra de Trump y que han promovido esta narración alegan que es un "vendido" porque está trabajando con republicanos del establishment, aunque no hay a su alrededor otra manera responsable de hacerlo, aparte de convertirse en el "dictador fascista" que los “liberales” “políticamente correctos” "y sus seguidores imaginan se convertirá, y / o triturar todo en los EE.UU. hasta un estado de punto muerto y una parálisis política que corren el riesgo muy real de afectar negativamente al resto del mundo si desembocan en un colapso sistémico repentino de los Estados Unidos. Para darles el beneficio de la duda, la mayor parte de estos individuos son demasiado fanáticos para admitirlo, pero tampoco se puede descartar que una parte desconocida de ellos esté intencionadamente a favor de la contra-revolución clintoniana por su deseo innato de ver fracasar a Trump. Debería ser interesante para los observadores de los medios de masas y las redes sociales señalar que son básicamente los demócratas, los independientes, los votantes de terceros partidos, y los que no votaron, los que están tratando de conseguir que los partidarios de Trump traicionen a su candidato antes incluso de que tenga la oportunidad de gobernar.
No hay "conspiración" en el sentido de que alguna u otra figura nefasta esté coordinando a cada persona que escribe cualquier cosa que sea crítica acerca de Trump, es sólo que Estados Unidos está tan intensamente polarizado ahora que mucha gente está ejerciendo vehementemente su libertad de expresión por iniciativa propia, y haciendo avanzar lo que quiera sea la narración que es importante para ella, como en este caso, el que "Trump se vende". De hecho, esto proporciona un complemento de "derechas" a las narrativas "izquierdistas" - "liberales" propagadas por la contrarrevolución clintoniana, apelando a la parte de su electorado que podría estar demasiado apasionada por el Presidente electo, y que tiene dificultad para entender la estrategia más amplia a largo plazo detrás del hecho de que Trump esté trabajando pragmáticamente con algunos miembros del establishment, y son estas personas las que están más predispuestas a caer en este alarmismo. En cierto sentido, esto tiene fuertes paralelismos con los "súper patriotas" que afirman que Putin "se vendió" simplemente porque no lanzó una invasión de la Ucrania nazi post-Maidan al estilo de la Segunda Guerra Mundial, o debido a su diplomacia pragmática con los EE.UU., la UE, "Israel", Arabia Saudita y otros actores unipolares.
La gente que promueve estas advertencias de "miseria y desolación" acerca de por qué este u otro "héroe" "vendió" a sus bases, por lo general sólo están tratando de influir en las mentes del electorado progubernamental para que abandonen a su líder con el fin de promover indirectamente la agenda política del individuo crítico para disminuir el apoyo a este actor. Por lo general, se presentan a sí mismos como ofreciendo una "visión esclarecedora" con el fin de ganarse la confianza del público objetivo, disfrazándose por lo general (o honestamente creyendo ser), un partidario activo o pasivo de antemano para hacer su entrega más eficaz. En el caso de Trump, es por eso que tantos "terceristas", "independientes" o "abstencionistas" están involucrados en este comportamiento, porque suponen que otros los verán como "neutrales", "por encima de la batalla" y / o como "conociendo más", debido a sus decisiones políticas, y por lo tanto obteniendo más confianza entre los republicanos pro-Trump de la que podría obtener cualquier demócrata. Además, ellos hablan en un idioma que podría ser atractivo para un segmento determinado de los votantes de Trump, aunque obviamente el más ingenuo de los ingenuos, porque el presidente electo todavía no ha tenido ni un solo día para gobernar y probar si estos pronósticos son correctos o no.
Conclusión
La crítica constructiva y las variadas previsiones de escenarios que se producen con intenciones positivas son expresiones bienvenidas del pensamiento democrático y pueden ayudar a romper el pensamiento grupal que impide a muchas personas ver la realidad objetiva a su alrededor, pero también hay productos de información convertidos en armas, y subversiones deliberadas que a veces se camuflan con el fin de mezclarse con el discurso legítimo y crear así una Guerra híbrida de múltiples capas y aún más confusa que la que actualmente se está librando. Es obvio que está en marcha una contrarrevolución clintoniana que busca socavar la presidencia Trump para que la Segunda Revolución Americana se detenga y se invierta antes de que tenga la oportunidad de amenazar al establishment y al Viejo Sistema, pero los partidarios de Trump ya son conscientes de esto después de haber resistido con éxito la hasta ahora operación de guerra psicológica más intensa jamás llevada a cabo sobre las mentes de los estadounidenses, durante los 18 meses de la campaña electoral.
La presente operación psicológica de la contrarrevolución clintoniana está preparada para ser tan mala, si no peor, por lo que todos los consumidores de información (especialmente aquellos que apoyan a Trump), deberían atenerse a su juicio y confiar en la discreción que perfeccionaron durante la incesante campaña de ataques de los medios de comunicación contra Trump, para examinar todas y cada una de sus decisiones y sacar sus propias conclusiones acerca de si son "vendidos", o se trata de opciones pragmáticas, teniendo en cuenta las circunstancias predominantes y el personal coyuntural que le tocó como el outsider consumado que de repente se convirtió en el principal responsable de la toma de decisiones en el establishment. De hecho, hay preocupaciones bien intencionadas y legítimas de que Trump podría terminar "vendiéndose" o rindiendo por debajo de lo normal en su hercúlea tarea de "drenar el pantano" y cumplir otras revolucionarias promesas de campaña, y está perfectamente bien plantear preguntas desafiantes siempre que las circunstancias se presenten de forma relevante, pero precipitarse alegando que Trump ya ha fallado irreversiblemente dos meses antes de que empiece a gobernar es intelectualmente deshonesto, y apesta a una agenda política interesada para ayudar a la contrarrevolución clintoniana.