El gran manipulador: Magia y sociedad moderna
La vida y muerte de Ion Culiano
El 21 de mayo de 1991, en la universidad de Chicago, un profesor visitante de religión comparada leyó su conferencia final sobre Gnosticismo. Era un especialista de máximo nivel que trata este tema; uno de los eruditos punteros del Gnosticismo, platonismo y neoplatonismo, hermeticismo, y la historia religiosa secreta y pública de Occidente. Tras intercambiar algunas palabras con un estudiante en relación con su tesis, el científico se marchó. Fue el último momento que sus discípulos le vieron vivo. Unas horas más tarde el cuerpo del profesor fue encontrado en el baño de hombres en el campus de la universidad. Le habían disparado en la cabeza a la luz del día en una de las universidades más grandes de Estados Unidos. Hasta este día no se ha encontrado al asesino. El científico, cuyo cuerpo yacía de mala manera en la letrina, era Ion Culianu.
Era el más famoso pupilo y compatriota de Mircea Eliade, quien, después el profesor confió por testamento el derecho a convertirse en su albacea literario, merece especial atención. Habiendo emigrado desde Rumanía en la década de 1970, finalmente decidió conectarse con la universidad de Chicago, donde trabajó con el gran Eliade. Culianu puso gran atención a la tradición occidental. Parece que siguiendo esta dirección, intentó equilibrar a su profesor, que trataba principalmente con Asia y pueblos “primitivos”. Experimentos de estasis y salida en otros mundos, gnosticismo, dualidad religiosa, la dimensión espiritual del problema del poder, algunas filosofías religiosas occidentales, el lado oculto y sombrío de la tradición occidental, la génesis del fenómeno social y filosófico, que más tarde recibió el nombre de modernidad, se convirtieron en los temas prioritarios de investigación para Culianu.
Culianu fue, como está escrito en su libro “Eros, Magia, y el Asesinato del profesor Culianu”, por su el investigador de su trabajo, Ted Anthony, bien recibido en una serie de organizaciones ocultistas occidentales. Realizó con sus estudiantes varias sesiones mágicas, prescribiéndoles que rechazasen la incredulidad en los fenómenos estudiados de magia y religión. Creyó sinceramente en la sabiduría de los antiguos, buscaba usar los aparatos científicos para penetrar en el corazón del fenómeno de religión y conciencia, pero la aproximación al umbral de los misterios siempre ha sido una cosa peligrosa.
El público liberal se apresuró a echar la culpa de la muerte del científico a la extrema derecha rumana y al servicio de seguridad rumano (que llevaba sin existir ya dos años), que Culianu trató de forma muy poco halagadora. Gradualmente, ésta más que dudosa versión de acontecimientos con motivaciones muy estiradas se ha convertido casi en la principal narrativa. Ciertamente, en términos de crítica del comunismo y el reemplazo de estos con el régimen de Iliescu, Culiano no destaca entre otros disidentes rumanos. Lo mismo puede decirse de su fuerte postura contra la “guardia de hierro” y las preferencias nacionalistas de su profesor, Mircea Eliade. ¿Por qué fue necesario asesinarle? Y ¿fueron los servicios secretos realmente peligrosos de países de Europa del Este caídos en la pobreza, el caos, la corrupción y los conflictos internos? ¿Podría haber sido hecho por la organización (Guardia de Hierro) de la que para 1991 solo quedaba el nombre y un grupo de ancianos pacíficos residentes en España y Argentina?
Culianu podría haber sido asesinado por política, pero una política de muy diferente tipo. Para entender quien podía estar interesado en relación a la muerte de Culianu, debemos recordar otro acontecimiento, esta vez asociado con su profesor. Fue en aquel momento cuando Mircea Eliade estaba escribiendo su libro “Historia de las ideas religiosas”, en que se describe la aparición de la modernidad y el desarrollo religioso de las civilizaciones occidentales desde el siglo XVI hasta el día presente. En su casa de Chicago en 1984, hubo un incendio que destruyó gran parte de las raras fuentes y documentos de este periodo. Nunca se recuperó de la pérdida, y Eliade murió dos años después, sin haber terminado la última cosa de su vida.
Culianu dedicó su vida a la historia secreta de occidente. No hay duda que sabía mucho, y quizá pareció que sabía demasiado. Por tanto, aquellos que no estaban de acuerdo con la versión liberal de los acontecimientos del asesinato de Culianu, ofrecieron un llamamiento a su herencia científica. Es improbable que pronto encontremos la respuesta más probable. Al científico simplemente no se le permitió decir esto, pero puede que sintamos la línea peligrosa a la que el investigador se aproximó. Un ejemplo de esto es un estudio del siguiente tema:
El Gran Manipulador: Poder y Magia
“De vinculis in genere”
En su libro “Eros y Magia en el renacimiento”, Culiano, refiriéndose al trabajo de Giordano Bruno, el famoso científico y mago del siglo XV, revela uno de los secretos de la formación del tipo de sociedad que el fundador del Situacionismo, uno de los ideólogos de la primavera de 1968, el izquierdista inconformista Guy Debord, denominó como “la sociedad del espectáculo”. Este es el concepto de “el gran manipulador”.
El historiador de las religiones examina el libro “De vinculis in genere”. Culianu apunta que el valor de este oscuro libro excede muchos trabajos conocidos sobre teoría política y social. Según su franqueza y suspicacia, es comparable solamente con el “príncipe” de Maquiavelo. Pero si la figura del “príncipe”, un aventurero político y soberano, según anota Culianu, en el mundo moderno está al borde de la extinción, la figura del mago que está en el centro de la concepción de Bruno es el prototipo de los impersonales sistemas mediáticos masivos y mecanismo de lavado de cerebros, que realizan el control oscuro (oculto) sobre las masas en el mundo occidental.
El nombre del libro de Bruno “De vinculis in genere” esta traducido como “sobre los vínculos en general”, y se refiere a la manipulación mágica de individuos y masas para el establecimiento del control remoto sobre la gente, sin importar las estructuras jerárquicas de coerción y castigo del poder directo.
El concepto de enlace “vinculis” está elegido por Bruno no por casualidad. Culianu apunta que Giordano Bruno es en muchos sentidos el sucesor de otro neoplatonista renacentista, Marsilio Ficino, y lleva a un lógico pero inesperado final de la analogía de Eros y la magia emprendida por el fundador de la academia platónica en Florencia. Para Ficino como para Bruno, cualquier magia se basa en Eros, incluyendo la que puede ser denominada como magia de lo social o de lo político. Además, entre la magia y la atracción erótica hay una similitud instrumental; el mago como un amante, apunta el autor, construye una red o trampa alrededor del objeto de su interés. El arte de amar o seducir es estructuralmente similar a la tarea del mago. Ficino usa activamente con respecto de la magia y del hacer el amor, el término “rete” (red), así como palabras tales como, illex, illecebra, y esca, que significan trampa, artimaña, y señuelo.
La tarea del mago es construir una red, conectarla y lograr sus efectos indirectos. Bruno presenta un modelo que se compone de individuos manipulados o masas, y el mago o Gran Manipulador usa activamente las redes y trampas, y otras herramientas de “vínculo”. El prerrequisito más importante para la existencia de tal sistema es el conocimiento de los deseos humanos. Bruno apunta a que la operación de semejante plan requiere sutileza, en cuanto a la tarea del manipulador no está en la propaganda directamente, sino que crea la ilusión de satisfacción de las necesidades y deseos humanos. Debido a esto, necesita saber y anticipar las necesidades, deseos, y expectativas de la sociedad. De lo contrario, ningún “vínculo” puede establecerse entre los individuos y el manipulador.
Culianu dice que el sistema mágico erótico de Bruno apunta a permitir que la herramienta controle a individuos aislados y masas. “Su presuposición fundamental es que existe una gran herramienta para la manipulación – Eros, en el sentido más general de la palabra: Aquello que amamos”. Giordano Bruno reduce todas las pasiones humanas, todos los sentimientos, tanto los bajos como los sublimes, porque la vanidad es el amor del honor, la avaricia es el amor de la riqueza, la envidia es el amor de sí mismo, que no tolera la igualdad e incluso la superioridad de otro. El odio, que Bruno destaca particularmente como una herramienta de monitorización, también es amor, pero con un sentido negativo. La manipulación más exitosa, dice bruno, es factible si es posible inflamar el auto-amor manipulado, Filautía, egoísmo. En el estudio encontramos su descripción de amor como “la relación más exaltada, la más común y la más importante”. En las fórmulas mágicas usadas en el libro de Bruno, el amor es denominado como “el gran demonio” (Daemon Magnus).
Los efectos mágicos sobre la sociedad usando las pasiones humanas, que resultan en el amor, son realizadas a través del contacto indirecto (virtualem seu potentialem), a saber, a través del uso de imágenes visuales y sonidos (herramienta oculta universal), para establecer el control sobre lo visible y lo audible. A través de estas puertas secundarias, el manipulador puede ascender hasta su propósito principal, denominado Porta et praecipuus aditus “puerta principal” y Vinculum vinculorum “enlace de enlaces”: Una fantasía. Debería estar en mente que la imaginación en la edad media se comprendía según las enseñanzas de Aristóteles. La imaginación era pensada para ser un dispositivo, que realiza la función de un mediador entre el cuerpo y el alma, los sentidos y el intelecto. Bajo el nombre de fantasía o sentido interno, transforma el testimonio de los cinco sentidos en los fantasmas, imágenes que pueden entenderse solamente por el alma. El dispositivo de la imaginación es un intérprete que traduce desde el lenguaje de los sentidos en lenguaje de los fantasmas y viceversa.
Las fantasías y la imaginación tienen la ventaja del mundo de los fenómenos visibles y los sentimientos del mismo modo que el alma tiene la ventaja sobre el cuerpo. De manera interesante, Gilbert Durand, el sociólogo francés del siglo XX, llegó a la misma conclusión. Elaboró una probada teoría sociológica, según la que tipos específicos y modos de imaginación, sus estructuras simbólicas y arquetipos predefinen todos los elementos importantes de la esfera social.
Con la comprensión de que hay conexión entre el pneuma universal, la materia particular que forma el aparato de imaginar, y el uso local del poder de Eros, que es una fuerza que conecta esta substancia, es posible lograr la conciencia individual por medio de una reacción particular de imágenes y fantasmas en la medida que en la mayoría de los casos, no es el hombre quien gobierna su imaginación, sino que es su imaginación quien le gobierna.
La conclusión del tratado de Giordano Bruno es que todo es manipulable, y que el amor, como la fuerza que permea el mundo, es la única herramienta posible de manipulación mágica, mientras que la imaginación y el control sobre la imaginación a través de imágenes audio-visuales es una forma de poder. El manipulador crea una red de conexiones basadas en el efecto entre él y la gente diferente, por medio de la que les provoca para actuar según su voluntad. Así, el manipulador es como una araña en el centro de la red de conexiones e interacciones. Es particularmente importante que, según Bruno, el manipulador debe ser absolutamente indiferente a cualquier influencia externa, y por tanto, de cualquier forma de amor incluyendo el amor por la divinidad, la verdad o incluso el mal.
El gran manipulador y la modernidad
El esquema tradicional, clásico y platónico de la organización del estado y la sociedad que fue característico de los estados antiguos y medievales es como una pirámide. El poder está organizado según los méritos jerárquicos de arriba abajo y se produce en un estilo “mandar-obedecer”. Fue contra esta dictadura autoritaria de ideas, contra lo que se rebeló la modernidad en el nombre de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad.
El mundo social, construido alrededor del gran manipulador, es diferente en cuanto a que está organizado a lo largo del principio de conexiones de red en torno al mago anónimo que ejerce control no solamente directo, sino también indirecto e implícito por la subordinación de la imaginación. No mantiene simple propaganda, sino que por el contrario, crea la ilusión de reunir las expectativas y los sentimientos humanos, ejerce el control habilidoso sobre los subordinados por el dominio de la zona de fantasía. Para que el gran manipulador ejerza este poder, es crucial que la gente permanezca susceptible a sus pasiones y que la sociedad se componga de gente que no estén involucrados en una causa común, sino que estén más bien disueltos en grupos y camarillas descoordinadas, egoístas y auto-centradas. En vez de jerarquía, hay una red; en vez de sumisión directa, hay control; y en vez de una causa común, hay egoísmo y ausencia hacia lo divino, reemplazado por la sensualidad desnuda o la indiferencia.
¿Es realmente secular el mundo moderno? Si lo comparamos con el concepto de Culianu de estado organizado por el mago del modelo del Gran Manipulador de Bruno y la sociedad que nos rodea, vemos similitudes sorprendentes. El poder se ejerce a través del control de la imaginación, y la sociedad es una simple red. No es accidental que hoy el concepto de sociedad en red haya emergido y se haya convertido casi de uso común no solamente en la específica comunidad científica, sino también y de forma bastante sorprendente, la sociología moderna usa el mismo lenguaje que el tratado mágico de Bruno.
En el mundo moderno, el control de la imaginación está ejercido por los medios audiovisuales, la televisión, el cine, internet y los videojuegos de realidad virtual, los anuncios ubicuos y atractivos, y el empleo de millones de imágenes. La sociedad moderna es una sociedad en la que reina el culto al egoísmo y la gratificación sensual. Y, si, la energía sexual, es estimulada, redirigida, y manipulada en este sentido, en una sociedad que está permeada con sensualidad y sexualidad, una sociedad que grita sobre sí misma y establece el egoísmo como norma social. Esta es una sociedad de frenesí inexplicable, el triunfo de la corrupción del espíritu y la carne: El cambio total de atención hacia el simple lado carnal de la vida que está racionalizado y lógicamente explicado en la conceptualización de Giordano Bruno.
Así, con buena razón, la sociedad moderna puede denominarse como la sociedad mágica, o la sociedad del Gran Manipulador si conectamos la posición y las conclusiones de Giordano Bruno, los datos de la sociología moderna, y una simple observación de la realidad social circundante. ¿Es esto una coincidencia? Quizá hay una conexión directa entre la actual situación y el trabajo de Giordano Bruno. Puede que el trabajo de Bruno es un síntoma contundente de la trayectoria general del movimiento del espíritu occidental. El hecho que queda, es que esta figura, como filósofo y mago, ha atraído tradicionalmente la atención de todas las organizaciones occidentales, afirmando sus altísimos conocimientos, y también afirmando el poder.