El rostro (y el destino) de Europa
Ayer estaba caminando en la plaza de la Victoria, en pleno centro de Atenas, mirando a los policías que intentaban alejar a algunos refugiados o inmigrantes. Los refugiados eran pacíficos. Estaban simplemente sentados en la plaza. “¿Por qué les movéis, no hacen daño a nadie?”, pregunté a los policías, un hombre y una mujer. La mujer respondió “si les dejamos aquí, habrá cientos de ellos en unos minutos”, fue la respuesta. “Ok, pero ellos se reunirán en otro lugar”. “Lo sé”, respondió ella, “pero estas son las órdenes”. “¿A dónde irán?”, continué preguntando. “No tengo ni idea” responde el policía. El hombre me miró más perplejo y confuso. Era incapaz de descifrar la lógica detrás de las órdenes. Y estaba moviendo su cabeza con exasperación sobre el problemas de los refugiados que se enfrentan a Grecia y Grecia se está enfrentando con los refugiados.
En otra esquina de la plaza, una mujer amamantaba a su hijo recién nacido. Y unos cuarenta o más refugiados se están empujando unos a otros para intentar entrar en una furgoneta de solo 10 plazas. En las noticias escucho de otro barco más cogido cerca de la isla de Kos. Ocho personas están desaparecidas, pero parece que a nadie le importa más. El régimen de Erdogan continúa alimentando de mil maneras el flujo de refugiados a Grecia, pidiendo más ayuda financiera e importantes concesiones diplomáticas de Europa, Grecia y Chipre. Berlín, Londres y París fueron capaces y voluntariosas para imponer sanciones contra Rusia cuando Washington lo decidió (!), pero ellos parecen totalmente incapaces o reacios a ejercer cualquier presión a Ankara. Simplemente están rogando a Turquía, poniendo toda la presión para su estado miembro, Grecia. Una vez más, el gobierno de Atenas parece incapaz o reacio a resistir.
Son días lluviosos en Grecia. Miles de refugiados quedan donde pueden, a menudo bajo la lluvia, incluyendo mujeres y niños. Tres mil niños sin acompañantes están entre los refugiados de Idomeni, un paraíso potencial para las mafias, después de que la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM), un semi-protectorado de EEUU-Alemania, decidiera cerrar la frontera. Una mujer en Idomeni dio a luz a su hijo bajo la lluvia. Las primeras enfermedades grabes aparecen entre ellos y el cercano hospital de Kilkis está desmoronándose para enfrentarse a esto.
No solamente las autoridades de la ARYM cerraron la frontera, ellos usaron gas químico dentro del territorio griego adyacente para dispersar a los refugiados que querían cruzar la frontera.
Incluso Albania, un protectorado de EEUU-Turquía, está cerrando sus fronteras con Grecia. 25 años atrás, uno a uno, medio millón de albaneses han encontrado refugio en Grecia, tras el colapso del régimen anterior de allí.
El estado griego hace lo que puede para ayudar a los refugiados en Idomeni, pero no parece ser capaz de hacer mucho, y además, quieren hacerlos retroceder, como ellos parecen aceptar ahora, cada vez más, la “racionalidad” europea. Aldeanos cercanos y voluntarios hacen lo que pueden, pero nadie puede predecir lo que ocurrirá si la situación toma un carácter permanente. Hay algunas ONG e izquierdistas europeos también en Idomeni. Pero todos ellos son claramente insuficientes para ayudar a tanta gente.
¿Qué hace la Unión Europea? El problema de los refugiados ha tenido un impacto económico de 1.000 millones de euros para Grecia. La UE ha proporcionado solo 30 millones hasta ahora. Se planea proporcionar 700 millones más durante los próximos 3 años. Pero este dinero no irá al estado griego, sino a varias ONG internacionales, que tienden a tomar de facto, una pieza más de la soberanía nacional griega, como ya está ocurriendo con los programas de “rescate”.
En la profunda confusión, de todas formas, sobre el problema y cualquier cuestión “nacional” o de “derechos humanos”, el gobierno de Atenas está manteniéndose en retirada. Al mismo tiempo que tales cosas están ocurriendo en torno al país, el “cuarteto” (ex-troika), un grupo de “asesinos económicos”, gobiernan Grecia tras su gobierno, en nombre de los gobiernos europeos, instituciones y del FMI, están reuniendo a los ministros griegos en el hotel Hilton en el centro de Atenas. Ellos discuten cuán grande será la decimotercera reducción consecutiva de las pensiones, entre otras medidas “humanísticas”. Como el sacrifico de su país, por Europa y el FMI continúa, los padres griegos están intentando duramente, hallar una vía para que sus propios hijos abandonen el país.
Ciudadanos de Europa central, norteña y occidental están protestando contra la posibilidad de alojar a los refugiados en sus países. Pero no protestaron cuando la aviación de francesa, británica o de la OTAN estaba bombardeando Libia. O cuando los servicios secretos de esos y otros países estaban ayudando a desarrollar al ISIS en Siria, para deshacerse de Assad. EEUU y los estados de Europa occidental borraban de la tierra grandes partes de oriente medio o contribuían a su destrucción. Ahora se sorprenden con las consecuencias, como los refugiados o el terror. Puede que piensen que Europa es una isla, desde la que puedes bombardear a quien quieras para “proteger sus derechos”, sin soportar cualquier consecuencia.
Ahora, una “mayoría silenciosa” entre ellos, está aceptando la transformación de un país europeo a uno de oriente medio, esperando probablemente que este problema quedará en Grecia y no les afectará. Como por la guerra financiera lanzada contra Grecia, durante seis años, esta “mayoría silenciosa” se levantará cuando llegue a sus países. Pero probablemente será demasiado tarde.
Victoria Nuland, la neoconservadora ayudante del secretario de Estado, ex-portavoz para Hillary Clinton, activamente involucrada en campañas militares contra Yugoslavia, en las guerras de oriente medio, en la revuelta del Maidán y al inicio de la nueva guerra fría, llegó hace algunos días a Idomeni, probablemente para inspeccionar el resultado de las políticas a las que ella tanto ha contribuido. Después de todo ella se debe sentirse satisfecha. Ella parece haber sido buena todo el tiempo cuando ella decía la frase despectiva e infame sobre los europeos durante la crisis ucraniana: “Fuck the EU…” (“Qué le jodan a la UE”).
Atenas, 14 de marzo.