Doctrina neoconservadora amenaza relaciones internacionales

Rusia está molesta porque Washington, ha destruido los lazos de confianza formados durante la era Reagan-Gorbachov entre las dos potencias nucleares más importantes del mundo, la confianza que se había eliminado la amenaza de Armagedón nuclear. Rusos de todos los niveles se han quedado boquiabiertos ante la incesante corriente de propaganda que sale de los medios de comunicación occidentales y de Washington. El esfuerzo de Washington para demonizar al presidente ruso, Vladimir Putin, ha fortalecido el apoyo del pueblo ruso a él. Putin tiene el índice de aprobación más alto jamás alcanzado por ningún líder.

La destrucción imprudente e irresponsable de la confianza alcanzada por Reagan y Gorbachov que está cometiendo Washington, ha resucitado la posibilidad de resurrección de la guerra nuclear de la tumba donde Reagan y Gorbachov la enterraron. De nuevo, como en la Guerra Fría, el fantasma de un Armagedón nuclear echa sombra sobre la tierra.

¿Por qué Washington hace revivir la amenaza de aniquilación del mundo? ¿Por qué esta amenaza contra toda la humanidad recibe el apoyo de la mayoría del Congreso de Estados Unidos, la totalidad de los medios de comunicación presstituistas, los académicos y los miembros de los tanques de pensamientos en los EE.UU.?

Intenté responder a estas preguntas durante la conferencia. Usted puede leer los discursos que pronuncié los días 25 y 26 de febrero. Pero primero usted debe entender lo que significa la guerra nuclear. Y esto es lo que aprenderá aquí.

“La amenaza que representa la ideología neoconservadora de hegemonía estadounidense para las Relaciones Internacionales”, discurso pronunciado el 25 de Febrero de 2015 por Paul Craig Roberts durante el 70̊ aniversario de la Conferencia de Yalta, que tenía como los anfitriones la Academia Rusa de Ciencias y el Instituto estatal de Relaciones Internacionales de Moscú:

Colegas

Lo que yo propongo en esta conferencia es que las dificultades actuales en el orden internacional no están relacionadas con conferencia de Yalta y sus consecuencias, sino que tienen raíz en el auge de la ideología neoconservadora en la era postsoviética y su influencia en la política exterior de Washington.

El colapso de la Unión Soviética eliminó la única barrera que existía ante el poder de Washington para actuar de forma unilateral en el extranjero. En aquel momento, parecía que China tardaría medio siglo por delante para convertirse en un poder. De repente, Estados Unidos se dio cuenta de que era el único poder o mejor dicho la “única superpotencia del mundo”. Los neoconservadores proclamaron “el fin de la historia”.

El Capitalismo democrático estadounidense

Con la expresión “el fin de la historia”, los neoconservadores querían dar a entender que la competencia entre los sistemas sociales, económicos y políticos había llegado a su fin. La historia había elegido “el capitalismo democrático estadounidense”. Ya era la responsabilidad de Washington ejercer la hegemonía que le había otorgado la historia sobre el mundo y llevarlo hacia la elección de la historia; el capitalismo democrático estadounidense.

En otras palabras, Marx se ha equivocado. El futuro no pertenece al proletariado sino a Washington.

La ideología neoconservadora pone a Estados Unidos en la privilegiada situación de ser el país excepcional, y el pueblo estadounidense adquiere el distinguido estatus de “el pueblo indispensable”.

El hecho de que un país sea “el país excepcional”, significa que todos los demás países no son excepcionales. Si un pueblo es “indispensable”, pues otros pueblos son prescindibles. Hemos visto esta postura durante 14 años de las guerras lanzadas por Washington en el Oriente Medio. Estas guerras han dejado no solo los países arruinados, sino además a millones de muertos, mutilados y desplazados. Sin embargo, Washington continúa hablando de su compromiso para proteger los países más pequeños ante la agresión de los países más grandes. La explicación de esta hipocresía es que Washington no ve su propia agresión como tal, sino como el cumplimiento de la Historia.

Es exactamente lo mismo que hemos visto en la actitud de Washington hacia Rusia; rechaza los intereses nacionales de Rusia y su respuesta ante la Diplomacia rusa es solo posturas propagandistas.

La ideología neoconservadora quiere que Washington mantenga su estatus Uni-poder, pues este es necesario para la hegemonía de Washington y el propósito de la Historia.

La doctrina neoconservadora de la supremacía mundial ha sido descrita de forma clara y concisa por Paul Wolfowitz, un neoconservador que ha ocupado numerosos altos cargos: secretario adjunto de Defensa, director de política territorial del departamento de Estado de Estados Unidos, el secretario adjunto de Estado, embajador del país en Indonesia, el subsecretario de Defensa para Política, el subsecretario de Defensa y el presidente del Banco Mundial.

En 1992, Paul Wolfowitz, declaró la doctrina neoconservadora de la supremacía mundial estadounidense:

“Nuestro primer objetivo es prevenir el resurgimiento de un nuevo rival que represente una amenaza parecida a la planteada anteriormente por la Unión Soviética, tanto en el territorio de la antigua Unión Soviética como en cualquier otro lugar. Esta es la base de nuestra nueva estrategia de defensa regional y requiere esfuerzo nuestro para evitar que una potencia hostil domine una región cuyos recursos, bajo un control consolidado, serán suficientes para generar energía global”.

Para mayor claridad, un “poder hostil” es un país con una política independiente (Rusia, China, Irán).

Esta declaración audaz se convirtió en el manifiesto del imperialismo estadounidense en el establecimiento tradicional de la política exterior de este país. El documento fue reescrito con el fin de suavizar la obvia afirmación de la supremacía sin cambiar la intención. Estos documentos están disponibles en línea, y usted puede consultarlos si quiere.

Suavizar el lenguaje, permitió a los neoconservadores elevar el nivel de la dominación política exterior. Los neoconservadores son responsables de los ataques del régimen de Clinton contra Yugoslavia y Serbia. Los neoconservadores, especialmente Paul Wolfowitz, son responsables de la invasión del régimen de George W. Bush a Irak. Los neoconservadores son responsables por el derrocamiento y asesinato de Gaddafi en Libia, el asalto a Siria, la propaganda contra Irán, los ataques con aviones no tripulados en Pakistán y Yemen, las revoluciones de color en antiguas repúblicas soviéticas, el golpe de Estado en Ucrania, y la demonización de Vladimir Putin.

Un nuevo Pearl Harbor

Algunos estadounidenses reflexivos sospechan que los neoconservadores son responsables de los atentados de 11s, pues el evento proporcionó a los neoconservadores un “nuevo Pearl Harbor” según el cual sus documentos demostraron la necesidad de que la hegemonía mundial lanzara una guerra en el Oriente Medio. El 11s condujo directamente y de inmediato a la invasión de Afganistán, donde Washington ha estado luchando desde 2001. Por la fecha, los neoconservadores controlaban todas las posiciones importantes del gobierno que eran necesarios para llevar a cabo un ataque de “bandera falsa”.

La subsecretaria neoconservadora de Estado, Victoria Nuland, que está casada con otro neoconservador, Robert Kagan, fue quien implementó y supervisó golpe de Estado de Washington en Ucrania y eligió el nuevo gobierno.

Los neoconservadores están altamente organizados, bien financiados, cuentan con el apoyo de la prensa escrita y la televisión, el respaldo de la sección militar y el de seguridad de Estados Unidos y el lobby de régimen de Israel. No hay ningún poder que actué de contrapeso a su influencia en la Diplomacia de Estados Unidos.

La doctrina neoconservadora va más allá de la doctrina Brzezinski, que hablaba de apoyar a los disidentes dentro del imperio soviético como modo de desestabilizar al país. A pesar de su carácter provocador, la doctrina Brzezinski tiene las mismas características de una doctrina de política de gran potencia y de contención. No es una doctrina de la hegemonía mundial de EE.UU.

Mientras los neoconservadores estaban ocupados durante una década lanzando guerras en Oriente Medio, creando un Comando de EE.UU. en África, organizando revoluciones de color, saliendo de los tratados de desarme, rodeando a Rusia con bases militares, y “pivoteando en Asia” para rodear a China con nuevas bases aéreas y navales, Vladimir Putin convirtió a Rusia en una competencia económica y militar y estableció con éxito una política exterior independiente.

¿Cómo empezó el ataque contra Rusia?

Cuando la Diplomacia rusa bloqueó la invasión planificada de Washington a Siria, los neoconservadores se dieron cuenta de que habían fallado el “primer objetivo” de la doctrina Wolfowitz y habían permitido “el resurgimiento de un nuevo rival. . . en el territorio de la antigua Unión Soviética”, con el poder de bloquear la acción unilateral de Washington.

Fue entonces cuando empezó el ataque a Rusia. Washington había gastado 5 milmillones de dólares durante más de una década para crear organizaciones no gubernamentales (ONGs) en Ucrania e instruir políticos títeres ucranianos. Las ONGs fueron convocadas para salir a las calles. Los nacionalistas extremistas y los elementos nazis fueron utilizados para inducir el país a la violencia, y el Gobierno ucraniano democráticamente elegido fue derrocado. La conversación interceptada entre Victoria Nuland y el embajador de Estados Unidos en Kiev, en la que los dos agentes de Washington eligen los miembros del nuevo gobierno de Ucrania, es bien conocida.

Si la información que ha llegado recientemente a mí desde Armenia y Kirguistán es correcta, Washington ha financiado ONGs para ejercer la misma política en Armenia y las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central. Si la información es correcta, Rusia puede esperar más “revoluciones de color” o golpes de Estado en otros territorios de la antigua Unión Soviética. Y tal vez China se enfrente a una amenaza similar en Uyghurstan.

El conflicto en Ucrania a menudo se llama una “guerra civil”. Esto es incorrecto. Una guerra civil es cuando dos grupos luchan por el control del país mientras las repúblicas del este y el sur de Ucrania están luchando una guerra de secesión por su libertad.

Washington habría sido feliz si su golpe de Estado en Ucrania habría podido desalojar a Rusia desde su base naval en el Mar Negro, ya que esto habría sido un importante logro militar. Sin embargo, de momento se contenta con que la “crisis de Ucrania” que orquestó, ha facilitado la demonización de Vladimir Putin, permitiendo así que las sanciones económicas afectaran las relaciones económicas y políticas entre Rusia y Europa. Las sanciones han mantenido a Europa en la órbita de Washington.

Washington no tiene interés alguno en resolver la situación de Ucrania. La situación se puede arreglar diplomáticamente sólo si Europa puede alcanzar la suficiente soberanía sobre su política exterior para actuar en sus propios intereses en lugar de los de Washington.

La doctrina neoconservadora de la hegemonía mundial es una amenaza a la soberanía de todos los países. La doctrina exige sumisión al liderazgo de Washington y actuar según los fines que sigue este. Los gobiernos independientes son objeto de desestabilización. El régimen de Obama derrocó al Gobierno reformista en Honduras y actualmente está trabajando para desestabilizar la situación en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina, y muy probablemente también en Armenia y las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central.

Yalta y sus consecuencias tienen que ver con rivalidad de los grandes poderes. Pero en la doctrina neoconservadora, sólo hay un Gran Poder. No existe el otro, y no lo puede existir.

Por lo tanto, a menos que surja una política exterior moderna en Washington y desplace a los neoconservadores, el futuro será lleno de conflictos.

Sería un error estratégico descartar la ideología neoconservadora por ser poco realista. La doctrina no es realista, pero es la fuerza dirigente de la política exterior de Estados Unidos y es capaz de producir una guerra mundial.

Rusia y China están en desventaja en su conflicto con la hegemonía de Washington. El éxito de la propaganda estadounidense durante la Guerra Fría, las grandes diferencias entre los niveles de vida en los EE.UU. y los de territorios comunistas, la opresión política de los gobiernos comunistas, a veces brutal, y el colapso soviético han creado virtudes inexistentes para los Estados Unidos en la mente de muchas personas. Y como inglés es el idioma mundial y los medios occidentales son cooperativos, Washington es capaz de controlar explicaciones independientemente de los hechos. La capacidad de Washington de ser el agresor y culpar a la víctima le alienta a más agresiones.