Venezuela: Anatomía del conflicto

18.08.2024

Para Estados Unidos fue fundamental desde el primer momento cuestionar el proceso electoral, plantear la tesis de la ilegitimidad de los resultados, volver a la política de máxima presión y llevar a su títere a la jefatura del Estado.

Los acontecimientos que se sucedieron en Venezuela tras las elecciones presidenciales no son una acción puntual de la oposición local, apoyada por los países del Occidente colectivo. Deben considerarse como un eslabón más de la cadena, como un intento más de derrocar el poder de los chavistas, que ya han emprendido unos cuantos.

Hay que tener en cuenta que tras la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, el rumbo del país, que Estados Unidos consideraba su patio trasero con un régimen obediente (aunque corrupto), cambió radicalmente. Hugo Chávez fue uno de los primeros líderes de los países que habló de la necesidad de crear un mundo multipolar, e inició profundas reformas en la política interna que despertaron el odio de Washington y de los oligarcas locales centrados en Estados Unidos.

La primera conspiración contra él tuvo lugar en abril de 2002, pero el golpe fracasó, ya que el pueblo salió en defensa del presidente. Durante las elecciones de diciembre de 2006, la oposición intentó promocionar a su candidato, pero la diferencia de votos era demasiado obvia para cantar victoria. Sin embargo, ya en 2007, en un referéndum propuesto por Chávez, la participación fue inferior al 50%.

En octubre de 2012, Chávez volvió a ganar, aunque Estados Unidos apostó por Henrique Capriles. Tras la muerte de Chávez, en marzo de 2013, Nicolás Maduro se convirtió en presidente interino, que luego ganó las elecciones anticipadas. La continuidad del rumbo se había preservado.

En febrero de 2014, estallaron repentinamente en el país disturbios masivos, cuyos organizadores protestaban supuestamente contra la crisis económica. Como reveló más tarde la investigación, en la incitación a los disturbios en las redes sociales participó la conocida empresa Cambridge Analityca, la misma que en 2016 ayudó a Donald Trump a ganar las elecciones estadounidenses con los mismos métodos y recibió el encargo de hacer campaña en el referéndum en Gran Bretaña sobre la salida de la UE.

Desde marzo de 2017 volvieron a iniciarse protestas antigubernamentales en el país, y en agosto de ese año se declaró un alzamiento por parte de un grupo de algunos militares, Entonces Estados Unidos y la UE impusieron nuevas sanciones contra Venezuela.

En mayo de 2018, Maduro fue reelegido, lo que provocó nuevas protestas.

Como vemos, hubo toda una serie de acciones dirigidas al poder político en el país y, al mismo tiempo, se construyó artificialmente una presión económica para empeorar la situación general del país y culpar al gobierno de todo. La fórmula de «salvación» propuesta por el grupo político prooccidental suponía eliminar por completo el legado de la era de Hugo Chávez y devolver a Venezuela a la órbita geopolítica de Estados Unidos.

No fue hasta octubre de 2023 cuando Estados Unidos suavizó las sanciones contra el sector petrolero, gasístico y aurífero de Venezuela en respuesta al acuerdo electoral de 2024 alcanzado entre el Gobierno y la oposición. Nicolás Maduro hizo público este documento pocos días después de las elecciones del 28 de julio, en las que Estados Unidos se comprometió a levantar las sanciones no sólo al oro y al petróleo, sino también a las operaciones bancarias, y a normalizar las relaciones diplomáticas.

Sin embargo, el Departamento de Estado estadounidense reconoció como candidato ganador a Edmundo González Urrutia, a quien habría que mirar con más atención. Acudió a las urnas en lugar de María Carino Machado, a quien no se permitió participar en la campaña electoral debido a una serie de delitos y, en consecuencia, hizo campaña por González. Él mismo es un antiguo diplomático de carrera de edad respetable, por lo que recibió el apodo de «abuelo». Sin embargo, su historial diplomático muestra hechos más siniestros que el banal servicio de un funcionario.

Según los documentos, «el 24 de noviembre de 1976, González Urrutia se incorporó a la Embajada de Venezuela en Estados Unidos en plena ejecución de la Operación Cóndor; allí fue reclutado por la CIA»...» y luego, en julio de 1981, fue trasladado a la Embajada de Venezuela en El Salvador, cuya misión oficial era velar por la seguridad de los ciudadanos. (ii) Sin embargo, en lugar de seguridad, ayudó a organizar sangrientas purgas y represiones: en la década de 1980, trabajó en la embajada de Venezuela en El Salvador con Leopoldo Castillo (en aquel momento embajador) y ellos, junto con la CIA, ayudaron en la Operación Centauro para eliminar a opositores políticos. Formaba parte del plan más amplio de Cóndor para Iberoamérica. En El Salvador, más de 13.000 civiles (iii) fueron asesinados a manos de la junta local con la ayuda de gringos y de personas como Edmundo González.

El propio Leopoldo Castillo estuvo implicado en el asesinato de seis sacerdotes jesuitas y otras dos personas en 1989. Actualmente vive en Miami, está asociado con disidentes de extrema derecha y también es conocido por su participación en la Escuela de las Américas, así como por su cooperación con la CIA. Ahora pide sanciones contra Venezuela. Anteriormente, el ex líder de la oposición Juan Guaidó, que también vive en Estados Unidos, hizo los mismos llamamientos.

En cuanto al programa de la oposición, contiene los siguientes puntos 1) Privatización de la industria petrolera y gasífera; 2) Privatización masiva de propiedades, empresas y servicios públicos; 3) Uso prioritario de los fondos recibidos por esta vía para pagar la deuda pública; 4) Reforma de la Ley Orgánica del Trabajo para «flexibilizar la fuerza laboral»; 5) Supresión del actual sistema de pensiones por «inestable»; 6) Privatización de la educación con la ayuda de «vouchers» o bonos, lo que significa pago de matrículas; 7) Libre uso de todo tipo de divisas; 8) Eliminación de unidades del ejército, como la milicia, y subordinación a las reglas de la «política hemisférica» de Estados Unidos. Obviamente, esto no es sólo capitalismo neoliberal puro y duro, donde la oligarquía siempre se beneficiará, sino también el rechazo de la soberanía del Estado. Probablemente, por esta razón, la oposición perdió, aunque obtuvo bastantes votos.

En cuanto al intento de golpe de Estado, hubo varios elementos clave. Se trata de las tácticas de enjambre callejero de grupos militantes y provocadores para provocar a la policía y las fuerzas de seguridad; el flujo de mensajes falsos y la manipulación en las redes sociales; la presión de Estados Unidos y sus satélites con amenazas contra el gobierno actual.

Con mucho, la más crítica, quizás, fue la violencia callejera, ya que amenazaba la salud y la vida no sólo de los chavistas (por desgracia, hubo muertos entre los activistas y entre los militares), sino también de los ciudadanos de a pie.

Como señaló Fernando Rivero, en la escalada del conflicto participaron grupos paramilitares, que entran dentro de las Directrices sobre Acciones Militares No Tradicionales de 2010 de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos. (iv) La tarea de los curadores occidentales era organizar una guerra civil utilizando a combatientes de la oposición junto con grupos criminales organizados estructurados (SOCG).

Las principales unidades del SOCG en Venezuela están estacionadas en lugares de alta importancia militar estratégica. Estas células se crearon en la Costa Oriental del Lago, en Cabimas y otras zonas del Zulia, cerca de los centros de producción de hidrocarburos, muy importantes para el país. Este grupo opera en zonas adyacentes al complejo petroquímico Ana Maria Campos, así como en oleoductos y gasoductos conectados al complejo refinador de Paraguaná. Asimismo, este grupo intenta afectar tanto al comercio como al contrabando entre Venezuela y Colombia. En el estado Sucre, otro grupo busca controlar la costa y el tránsito de diversas mercancías hacia otros puntos del Caribe.

En Falcón, además de repetir el esquema del estado Sucre, se posicionan en la Sierra de San Luis, habiendo formado recientemente una alianza entre bandas criminales, lo que les permitiría operar en Coro y/o eventualmente tratar de bloquear el acceso terrestre al complejo procesador de Paraguaná. En la cordillera entre los estados Guárico y Miranda, otro SOCG está diseñando un corredor que les permitiría ingresar al Parque Nacional Guatopo y por ende influir en diversas actividades económicas de ciudades como Altagracia de Orituco.

Su influencia puede extenderse a los bloques gasíferos Barbacoas, Tiznado y al Municipio Monagas de Guárico. Este grupo actuará contra el embalse de Camatagua (crucial para el abastecimiento de agua de Caracas), así como contra varios embalses importantes para Miranda y Caracas.

Del mismo modo, buscan instalarse en los centros industriales del país, dada su importancia logística en términos militares y políticos.

En cuanto a Caracas, se desplegaron varios SOCG a su alrededor. En el centro del país, en Aragua y con la perspectiva de una parte del Estado Miranda, los grupos podrían controlar importantes autopistas de gran significación para el país. Dado que en Valencia y en el estado Aragua se encuentran cuarteles militares vitales para la defensa militar de Caracas, es probable que también se planeara un ataque a bases militares con el fin de paralizar la defensa nacional. Justo en la entrada occidental más importante de Caracas, en la cordillera de El Valle, en las inmediaciones del Fuerte Tiuna, se organizó otro grupo delictivo que podría ser utilizado para atacar esta instalación. En Miranda, otro grupo opera en Petare, sus alrededores y, por lo tanto, en las inmediaciones de la principal entrada a Caracas desde el este del país.

Aparentemente, la actividad de estos grupos fue neutralizada, aunque pocos días antes de las elecciones también se denunciaron cruces ilegales de la frontera por parte de mercenarios colombianos para desestabilizar la situación.

En cuanto a la guerra informativa, se desarrolló tanto a través de los principales medios de propaganda occidentales como a través de las redes sociales dentro de Venezuela. Ahora el gobierno del país está tomando medidas contra las redes sociales occidentales, introduciendo restricciones en X (antiguo Twitter) y preparando un proyecto de ley que hará más transparente y seguro el trabajo de las redes sociales. Además de Twitter, se trata de Meta, YouTube y Whatsapp.

Según el presidente Nicolás Maduro, «Whatsapp le dio a los extremistas todas las direcciones de Venezuela, y durante varios meses ellos, con la ayuda de un narcotraficante colombiano, estuvieron preparando una amenaza a la sociedad venezolana para que el pueblo quedara paralizado por el terror»(v).
En la propia Venezuela, tal intervención fue calificada nada menos que de «cibergolpe de Estado», que se planeó junto con disturbios masivos y presiones diplomáticas de los países occidentales.

Luis Brito García señala en este contexto que «el 11 de abril de 2002, la CIA apagó la señal del canal estatal VTV; aisló al presidente Hugo Chávez Frías y asestó el primer golpe del mundo a los medios de comunicación. Ocho meses después, ya generosamente indultados por el presidente, con la ayuda de la empresa norteamericana Intesa, paralizaron informáticamente Pdvsa y detuvieron durante dos meses las operaciones de producción y distribución de la empresa hasta que un grupo de técnicos especialistas del Ministerio de Ciencia y Tecnología pudo reanudarlas. Han transcurrido más de veinte años desde estos ataques; recientemente se han producido dos sabotajes en centrales eléctricas de Nueva Esparta y en la subestación de Ureña, en Táchira, presumiblemente con el objetivo de inutilizar los sistemas de votación.» (vi)

Según el Consejo Nacional Electoral, desde la República de Macedonia del Norte se realizó un ciberataque que saturó las redes con una gran cantidad de tráfico falso para impedir la transferencia de información. Según datos oficiales, desde 2019 hay unidades del Comando Cibernético de Estados Unidos en Macedonia del Norte, que realizan operaciones ofensivas en todo el mundo. (vii)

Sin embargo, a pesar del retraso en la recepción de datos de las mesas electorales, todas las papeletas fueron contadas y la victoria, de una forma u otra, pertenece a Nicolás Maduro, lo que fue confirmado por el Tribunal Supremo, donde todos los candidatos fueron invitados. Sólo faltó Edmundo González, que presumiblemente abandonó Venezuela inmediatamente después de las elecciones para sentarse en el extranjero e incitar desde allí a sus partidarios. La Fiscalía venezolana ya ha abierto causas penales contra él y María Corina Machado. Por no hablar de las más de dos mil personas detenidas durante los disturbios, así como de los organizadores sobre el terreno, que fueron arrestados en caliente.

Cabe recordar que Nicolás Maduro también construyó su campaña sobre el lema «No volverán», que es una versión del famoso lema antifascista «No pasarán», y habló repetidamente de la amenaza de las fuerzas de extrema derecha y del imperialismo estadounidense.

Pero a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por formar una coalición antivenezolana en Iberoamérica, no lo consiguió. Aparte de los propios Estados Unidos, sólo los satélites de Washington como Ecuador, Argentina, Chile y Perú reconocieron a González como «presidente legítimo». Por cierto, debido a esta posición, la propia operación contra Venezuela fue llamada nada menos que «Juan Guaidó 2.0».

El 7 de agosto de 2024, los Gobiernos de Colombia, Brasil y México emitieron un comunicado conjunto en el que exhortan a las personalidades políticas y públicas del país a extremar las precauciones en manifestaciones y actos públicos. Se dice que «expresando una vez más su respeto a la soberanía y voluntad del pueblo venezolano, anuncia que continuarán las negociaciones a alto nivel. Y enfatizan su convicción y confianza en que las soluciones a la actual situación deben provenir de Venezuela», dice el comunicado. El documento concluye con la voluntad de estos países de «apoyar los esfuerzos de diálogo y búsqueda de entendimiento mutuo que contribuyan a la estabilidad política y democrática del país.» (viii)

Ahora es evidente que el golpe fracasó. Poco a poco, el país está volviendo a la vida normal y el gobierno está aprendiendo las lecciones de la traición de Occidente. Rusia, China, Irán y otros estados del club multipolar reconocieron la victoria de Nicolás Maduro y la cooperación en una serie de áreas continuará. En cuestiones de todo el espectro de la seguridad, la experiencia de Venezuela puede ser de interés para Rusia, y nuestras tecnologías son útiles para Venezuela.

Traducción al español para Geopolitika.ru
por el Dr. Enrique Refoyo