Los candidatos a la presidencia de México callan en el tema del crimen
México es un entramado de la delincuencia trasnacional. El país es un actor relevante en la economía internacional delictiva por el doble papel que juega: de facilitador de rutas hacia el principal mercado de drogas y a la vez de proveedor de heroína, cocaína, anfetaminas y mariguana. La delincuencia organizada mexicana está presente en el mundo y en contrapartida lo está la delincuencia internacional en México. Un intecambio revelador de que el crimen puede confluir con todo tipo de hibridaciones entrópicas.
La absorción de la clase política para efectuar ciertos objetivos de dominio territorial en el curso del tiempo, permite a las organizaciones criminales, que son empresas trasnacionales, valerse de esa socia indeseable, de la que va a desprenderse tarde o temprano.
Ese era el tema señalado en uno de los puntos del segundo debate presidencial del domingo 20 de mayo: seguridad fronteriza y combate al crimen trasnacional. Pero tanto los conductores como los candidatos evitaron el tema, a pesar del abrumador impacto de la delincuencia internacional dentro de nuestras fronteras. La razón es que los políticos de México no tienen capacidad para abordarlo, ni los conductores del programa ni los partidos.
Cuando en el debate presidencial, en Tijuana, el 20 de mayo, mencionaron el tema de la seguridad fronteriza, los candidatos sólo declararon buenas intenciones, aunque a lo largo de los tres mil 200 kilómetros de la frontera común pasan prácticamente todos lo que tiene que ver con delincuencia trasnacional: drogas, armas, tráfico de personas con fines de explotación, lavado de dinero, y los terroristas si les diera la gana.
Desde China, llegan a los puertos del Pacífico, sobre todo al de Lázaro Cárdenas, Michoacán, los insumos para las drogas sintéticas. Y por ese mismo puerto salen, bajo la mirada vigilante de las triadas mafiosas, diversos minerales
Por su parte, la mafia japonesa que se dedica al secuestro y traslado clandestino de mujeres hacia las grandes ciudades de ese país, comparte una intensa actividad con el crimen organizado chino en el litoral mexicano del Pacífico.
Localidades convulsionadas
El territorio veracruzano tiende a convertirse en un campo de batalla de cárteles locales que pugnan por el control sobre todo de los puertos y los territorios. Una verdadera pugna geopolítica que señala territorios en los que confluyen actividades e hibridaciones como el flujo de migrantes peruanos y centroamericanos hacia el norte por ese Estado. Con ellos confluirán formando un solo frente animado por las instituciones católicas, las autodefensas y las etnias autonomistas.
Europa oriental y América Latina han sido los puntos de salida de mujeres que son explotadas por la delincuencia organizada en las ciudades mayores de México. Los ejemplos se extienden a diferentes actividades y nacionalidades. Ahora hay que agregar la inminencia de la delincuencia cibernética y la que dispondrá de técnica altamente destructora.
Cuando en el mundo se habla de delincuencia trasnacional, México es referencia obligada. No es así, sin embargo, para los candidatos presidenciales. Su silencio explica la insignificancia real del Estado mexicano ante la actividad de loos grupos. Estos ganan espacio cada día en la medida que el Estado lo pierde. Lo mismo sobre la población. Por eso el conjunto del crimen organizado, siempre cambiante, no es ni puede ser comprendido por una clase política ignorante.
Perder territorio, por ejemplo, es más que ceder ante los cárteles y las organizaciones locales. Es perder deliberadamente espacio de cara a los imperativos del crimen organizado. Es una aceptación tácita de ineptitud ante quienes en última instancia se embolsan las ganancias del negocio ilícito, en México y en el extranjero.
Por eso no dejamos de recomendar a los dirigentes políticos la adopción de métodos científicos como la previsión oportuna o previsión precoz, para preparar un personal al servicio del poder público que le permita negociar con las organizaciones criminales y reducir de tal manera el riesgo de la violencia en la constitución del nuevo poder basado en el crimen organizado, los graduados de las nuevas carreras universitarias y ciertos líderes religiosos.
Si es un tema del que por temor o conveniencia electoral los candidatos no quisieron hablar, en el debate que forma parte de su campaña entonces para qué incluyen en la agenda de sus deslucidas declaraciones el asunto. Así, su comportamiento de avestruz que esconde la cabeza para ignorar los problemas no hubiera quedado en evidencia.
De todas las instituciones y formaciones trasnacionales que hemos mencionado en este apunte, la única susceptible de desintegrarse y desaparecer en el entramado del futuro es la clase política. Hay un síntoma que merece atención para demostrar el escaso aprecio que merece la clase política, en México y de cara al exterior: Ningún temor de resistencia a Estados Unidos existe en este país por la cantidad enorme de armas que cruzan la frontera hacia el sur. Saben que los mexicanos no resistirían a una posible invasión.
Fuentes: geopolitica.ru MQ noticias y wsws.