La Sexta Columna
El término “quinta columna”, que apareció en el período de la Guerra Civil Española, es utilizado amplia y activamente en los medios de comunicación internacionales.
La Quinta Columna en el sistema de coordenadas geopolítico
Su significado se define con bastante firmeza también en las circunstancias rusas. Así que el término tiene un marco de significado muy estricto. Pero también es muy útil para cualquier otro país bajo el control indirecto o en el foco de los intereses estadounidenses.
El concepto tiene sentido sólo si es admitimos claramente y sin ambigüedad el enfrentamiento radical entre Rusia, por un lado, y los Estados Unidos y los países de la OTAN, por otro. El enfrentamiento, sin embargo, en contraste con el período soviético, no puede ser descrito en términos ideológicos en tanto que Rusia y los países occidentales son una sociedad democrática con un mercado económico capitalista y una ideología mayoritariamente liberal (individualismo, sociedad civil, libertad de expresión y de movimiento, conciencia, derechos humanos, etc.). Incluso el modelo de confrontación del Cristianismo oriental y occidental, que determina la oposición del Imperio ruso Ortodoxo y, antes, la del Principado de Moscú y la Europa católica-protestante, no es aplicable. Hoy, tanto Rusia como los países occidentales son sociedades seculares. Es por eso que sólo la geopolítica, que considera la historia como un duelo planetario entre las dos civilizaciones del Mar (los países occidentales) y de la Tierra (el Heartland, Rusia), es decir, la Gran Guerra de los Continentes, es adecuada para determinar la verdadera naturaleza de la confrontación. En tal caso, la oposición entre poderes con diferentes denominaciones cristianas, antes de la Revolución de Octubre, y la guerra ideológica entre el socialismo y el capitalismo, y la expansión de la OTAN hacia el Este en los años 90 son diferentes momentos de la más amplia escritura geopolítica que da cuenta de la contradicción permanente entre el Mar, los sistemas de comercio (Cartago, Atenas, el Reino Unido), y la Tierra, la sociedad con valores heroicos (Roma, Esparta, Rusia). Tras el fin de la URSS, la verdadera naturaleza geopolítica de la confrontación se hizo evidente: comenzaba la era de la geopolítica.
La geopolítica divide el espacio y las sociedades en distritos según sus criterios principales: algunas tierras, condados, movimientos políticos y sociales pertenecen a la civilización del Mar, es decir, al mundo occidental, a los imperios de tipo comercial y colonial; los otros son parte de la civilización de la Tierra, los imperios de valores conservadores. Los límites que dividen el espacio político puede que sean congruentes con las fronteras de los países, o puede que los separen según la civilización elegida.
La zona de influencia de los Estados Unidos (América del Norte, la Unión Europea, los regímenes y las estructuras políticas pro-estadounidenses del mundo) es el área del atlantismo, la Civilización del Mar. La Civilización de la Tierra tiene como núcleo principal el espacio ruso (esto es una constante de la geopolítica mundial, como afirmaba el fundador de la disciplina, H. Mackinder: “Quién controla Eurasia, controla todo el mundo”), así como las áreas estratégicas limítrofes. Todas las zonas aledañas se pueden atribuir a la civilización de la Tierra o a la del Mar. Allí funcionan las redes geopolíticas: algunas de ellas, euroasiáticas -es decir, la sociedad y cultura de la Tierra-, tienden la mano hacia Rusia; la otra, la atlantista -es decir, el Mar-, hacia los Estados Unidos y la OTAN. El drama ucraniano demuestra la ley geopolítica: el país tiene su frontera geopolítica exactamente en el medio; en el sureste y en la península de Crimea, la gente tiene una identidad claramente pro-rusa, de la Tierra, eurasiática; en el Oeste y en parte del centro, una pro-estadounidense, atlantista. Es la polaridad geopolítica la que causó el colapso del inmaduro Estado ucraniano en 2014. Después del golpe de Estado, los atlantistas radicales que habían llegado al poder de inmediato tuvieron que hacer frente a la feroz oposición en Crimea y en el Sur-Este que provocó el regreso de Crimea a Rusia y la guerra civil.
Sin embargo, volvamos a la quinta columna en la sociedad rusa. Ahora su naturaleza es más evidente: consiste en aquellos grupos que apoyan la civilización del Mar (Estados Unidos, la OTAN) y se oponen a la identidad dominante históricamente en Rusia, la de la Tierra, la identidad de Eurasia. Esta quinta columna apoyó el colapso de la estructura continental de la Tierra, representada por la Unión Soviética, y luego llegó al poder bajo Yeltsin en los años 90 – cuando Andrei Kozyrev, Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, declaró abiertamente su posición “atlantista”-, y luego estuvo a la cabeza de la élite dominante política, económica y cultural de Rusia hasta el año 2000. El conjunto de su período no podría ser llamado como “quinta columna” en sentido pleno, ya que fue capaz de alcanzar la totalidad del poder y de suprimir a la oposición patriótica. La Quinta Columna y el régimen de los reformadores liberales rusos de la década de 1990 son sinónimos. No obstante, en el contexto geopolítico, en ese momento, la élite dominante rusa no era otra que la Quinta Columna: no trabajaban por el interés nacional, sino como un instrumento de control externo. El centro de toma de decisiones estaba en Occidente, y los liberales de Moscú solamente hacían cumplir sus soluciones, tratando de maximizar los beneficios y las ganancias para sí mismos y sus negocios. Así fue creada la oligarquía rusa, el poder de un pequeño grupo de magnates confiscando, a través de la privatización y la corrupción irresponsable, monopolios estatales enteros: en primer lugar, el ámbito de la energía.
Quinta Columna: de reformadores liberales gobernantes a oposición no sistémica
El capricho más importante del destino para la oligarquía compradora pro-occidental fue la llegada al poder de Vladimir Putin en 2000. Putin detuvo el control externo y comenzó un cuidadoso desplazamiento de los agentes de influencia del poder atlantista más radicales. Desde ese momento, comenzó la creación de la quinta columna como un fenómeno socio-político independiente. Desde la década de 2000 la oposición a Putin estuvo formada por los representantes del atlantismo que habían dominado en la década de 1990 y que habían sido marginados con el inicio del mandato de Putin y el cambio de rumbo hacia la Civilización de la Tierra, el Eurasianismo. Desde ese momento, la “oposición liberal”, compuesta de occidentales, oligarcas caídos en desgracia y rusófobos estrictos comenzó a recordar cada vez más y más a la verdadera Quinta Columna: su lucha contra Putin se hizo más abierta centrándose en los Estados Unidos y los países de la OTAN, descendiendo el apoyo financiero directo y promoviendo los intereses antinacionales de Rusia y de su soberanía a favor de la globalización y el estilo de vida cosmopolita. Lo más importante es que la Quinta Columna geopolítica (a nivel de civilización) comenzó a formarse como una Quinta Columna interna trabajando contra su país en el interior del mismo. Pero el núcleo de esta quinta columna estaba compuesto por quienes, en los años 90, estaban en el centro de la clase política: oligarcas (Gusinsky, Berezovsky, Khodorkovsky), políticos (el ex primer ministro Kasyanov, el ex viceprimer ministro Nemtsov, el ex diputado del Partido en el poder Ryzhkov), gente de los medios de comunicación, del arte y de la cultura. La Quinta Columna de la oposición callejera unió a otras personas importantes, retiradas de la élite política en el período Putin. Sin embargo, lo más importante es que la tipología de la Quinta Columna seguía siendo la misma cuando tenía su propia posición dentro del sistema político, y cuando se presentaba como una oposición radical no sistémica. Por lo tanto, es un doble fenómeno: una Quinta Columna abierta (explícita) que representa la oposición radical anti-Putin, callejera, liberal, pro-occidental, y una Quinta Columna latente (implícita), con los oligarcas, políticos, funcionarios, analistas, expertos, líderes comunitarios, y propietarios de medios de comunicación que han encontrado una manera, aun siendo atlantistas y tan radicales como los radicales anti-Putin, de permanecer dentro del régimen político, siguiendo a Putin y su rumbo patriótico. En el contexto de la geopolítica, ambas son la Quinta Columna en sentido pleno; ambas trabajan para los intereses de los EEUU, la OTAN y los occidentales; ambas siguen los principios del sistema de comercio, del liberalismo, del individualismo, de la globalización, etc .; y ambas se oponen a la identidad original de Rusia, a su “manera especial”, sin considerar su soberanía y el valor de su singularidad civilizacional (más bien, por el contrario, considerándolas como un obstáculo para el progreso y la modernización). Pero en términos de su actitud hacia Putin, sus posiciones difieren considerablemente: algunos de ellos se oponen a él estrictamente, otros, por algunas razones tácticas, encuentran que es necesario apoyarlo e interpretar sus palabras y acciones hacia los intereses atlantistas, a veces incluso saboteando las reformas patrióticas y los pasos dirigidos a fortalecer la soberanía de Rusia. En opinión de Putin, los primeros son sus verdaderos enemigos y los opositores directos de Rusia, que eligieron únicamente el mundo occidental; los otros son sus seguidores, partidarios y colegas, incluso si apuntan a la traición civilizacional y el sabotaje. Geopolíticamente, toda la Quinta Columna, tanto en el poder como en la oposición, es la misma cosa. En términos de política interna, están en lados opuestos: el primer grupo está en contra de Putin, el segundo grupo está con él.
“Sexta Columna”: introducción del concepto
Para enfatizar la distinción entre los dos segmentos de la Quinta Columna, es importante introducir el neologismo “Sexta Columna”. Mientras que en el caso de la Quinta Columna, que indicaba que Emilio Mola, el general de Franco, tenía, además de las cuatro columnas principales, un grupo especial de partidarios de Franco controlando el Madrid republicano (que fue llamada la “Quinta”), en este caso el número “seis” no tiene ningún simbolismo. Se ha introducido sólo por conveniencia para el correcto análisis político. Y la Quinta y Sexta columnas pueden ser descritas como los partidarios de la Civilización del Mar dentro de la de la Tierra, es decir, una red de agentes de influencia atlantistas dentro de la Rusia moderna. En términos de sus posiciones fundamentales, prioridades y valores, ambas columnas son prácticamente iguales: tienen un solo ideal, un propietario, un punto de referencia, una ideología, los Estados Unidos, Occidente, la civilización euro-atlantista, el liberalismo, la globalización, la oligarquía financiera global. Pero su relación hacia Putin es fundamentalmente diferente: por lo general, en la sociedad rusa se llama Quinta Columna a la que está abierta y totalmente en contra de Putin, con los EEUU y la OTAN, en contra de Crimea, contra Rusia, en contra de la identidad rusa, contra la soberanía, en contra de la integración euroasiática, contra el retorno de Rusia a la historia como una potencia mundial. Considerándolo desde la escala del país y de la gente, es la traición pura en su fase más franca, aguda; desde la posición de Putin, son sus enemigos evidentes. La Sexta Columna incluye a aquellos que todavía no cuentan con una definición en el diccionario de la ciencia política: sus representantes son pro-Putin y pro-rusos, pero al mismo tiempo pro-liberales, pro-occidentales, dispuestos a que Rusia sea modernizada y occidentalizada, queriendo su globalización e integración en el mundo occidental con los valores y las instituciones europeas, a la espera de que Rusia se convierta en una corporación próspera en el mundo en el que todas las reglas y leyes son establecidas por el mundo occidental global del que Rusia debe convertirse en una parte, y al que está destinado a convertirse tanto como sea posible bajo las circunstancias más dignas y rentables. Las Sextas Columnas no son los enemigos de Putin, son sus partidarios. Si son traidores, esto es correcto no para una escala nacional, sino en una escala de civilización. No atacan a Putin en cada paso patriótico suyo, lo frenan. Si la Quinta Columna cae ferozmente sobre todos los proyectos de Putin, como los Juegos Olímpicos, la Sexta Columna se burla de la Quinta y se siente orgullosa de los Juegos Olímpicos. Pero cuando se trata de la guerra de Crimea, se recomienda parar en los éxitos de las Olimpiadas y no correr un riesgo con la victoria de imagen. Cuando la Quinta Columna organiza una marcha de traidores contra la reunificación con Crimea, la Sexta Columna tratar de apagar la llama del patriotismo, aceptando Crimea como un gasto inevitable, mientras que enfatiza con firmeza que puede suponer un alto precio a pagar, aconsejando entonces estrictamente a Putin calmarse con el sureste de Ucrania, ya que puede poner en peligro los éxitos de Crimea. Cuando las tropas rusas entraron en la República Popular de Donetsk, la Quinta Columna habló acerca de la agresión militar contra la soberanía de los países democráticos de Ucrania , y la Sexta Columna presionó a Putin para detenerse allí y no extender la operación de mantenimiento de la paz en Járkov y en Odessa.
La Sexta Columna y la Quinta Columna están unidas. Así que todos los representantes de la élite política y económica de la década de 1990, expulsados o simplemente despedidos por Putin, son un candidato natural de la Sexta Columna o de la Quinta. Lo más importante es que ambas columnas son parte de la misma red, trabajando geopolíticamente contra Rusia como civilización y en contra de Putin como su líder histórico.
En muchos países europeos se puede encontrar la misma actividad. Cierto grupo que está fuertemente por la política atlantista liberal y la OTAN. Y una Sexta Columna en la que hay orgullo por los “valores europeos” y que explota la imagen de los patriotas, pero que también está conectada con la agenda neoliberal.
La Sexta Columna y la red del CFR en Rusia
Para hacer más precisa la estructura de la Sexta Columna, deben hacerse algunas observaciones. La Quinta y Sexta columnas tienen líderes ligeramente diferentes en los EEUU; la Quinta Columna es apoyada e instruida por las fuerzas imperialistas rusófobas más extremas, promoviendo abiertamente la hegemonía estadounidense. La mayoría de ellos son republicanos neoconservadores (Kristol, Keygan, Nuland, Palin, McCain, etc.), incluso muchos halcones entre los demócratas (como Brzeziński) los respaldan también. La Sexta Columna se basa en una estrategia más flexible del Council on Foreign Relations (CFR), que está listo para encontrar compromisos con Moscú sobre algunas cuestiones, ya que sus miembros creen que Rusia es más fácil de conquistar no por la confrontación directa, sino a través del paso a paso y las conversaciones multi direccionales. Obviamente, los neoconservadores y los miembros del CFR tienen el objetivo común de extender tarde o temprano la dominación global de los EEUU, pero sus medios son diferentes. Así que las Quinta y Sexta columnas rusas trabajan simétricamente como sus comisarios estadounidenses: tienen el objetivo común de derrocar a Putin y privar a Rusia de su soberanía, pero la primera lo alcanza desde abajo, a través de la confrontación directa (la Quinta Columna), y la segunda desde la parte superior, influyendo sobre Putin y tratando con cuidado de reemplazarlo por alguien más aceptable para la oligarquía financiera mundial.
La Sexta Columna, durante la presidencia de Dmitry Medvedev, prácticamente logró alcanzar su deseado objetivo. Brzezinski incluso inspiró a Medvedev para un segundo mandato, con la promesa de reconsiderar su rusofobia. Pero Putin regresó en 2012 destruyendo completamente sus planes, y otro grupo de personas de la Sexta Columna pasó a engrosar la Quinta Columna.
La Sexta Columna: enemigo existencial
¿Qué puede oponerse a las Quinta y Sexta columnas de Rusia salvo el tema de la política mundial, la civilización, la nación, la fuerza histórica? Ahora el gobierno lleva a cabo varias acciones serias para luchar contra la Quinta Columna de absolutos traidores y enemigos de Putin y de su política patriótica. Como los principales controladores de la Sexta Columna, que anteriormente abarcaba una Quinta Columna dentro del Kremlin, fueron derrocados, los controles y las convenciones contra la oposición atlantista radical estaban muertos y enterrados. Putin los llamó abiertamente “traidores nacionales” y de manera eficaz tomó una serie de medidas específicas para localizarlos, incluso en el espacio de la información e Internet. En condiciones de guerra (conflicto en Ucrania) se necesita poco esfuerzo para luchar contra la Quinta Columna: el país, incluida la fuerza de los ministerios y departamentos, sólo requiere de la aplicación estricta de los reglamentos y de las decisiones adoptadas. Sin ningún tipo de patrón en el Kremlin, la Quinta Columna es extremadamente débil e inconsistente. Es eficaz sólo cuando el gobierno tiene sus manos atadas y los ojos cerrados, y durante una crisis de emergencia, catástrofes, etc. Es por eso que ahora la Quinta Columna puede ser identificada, localizada y puesta bajo control. Algunos de sus representantes se escaparán de Rusia, otros se ocultarán, otros pasarán a la Sexta Columna, los más intransigentes serán castigados. Pero es sólo una cuestión técnica. Será algo muy grave sólo si Rusia se debilita fuertemente y afronta desafíos considerables que, sin embargo, no pueden ser descartados. Pero entonces la Quinta Columna se convertirá en tan sólo un grupo de saboteadores, y se llevarán a cabo medidas represivas contra ella. Pero el Kremlin tiene la suficiente voluntad y entendimiento para prevenirlo.
La cuestión más problemática es la Sexta Columna. Su presencia en la élite política y económica de Rusia sigue siendo casi dominante. No aparece apoyando realmente a Putin y sus políticas. Defendiendo enérgicamente los intereses de las corporaciones rusas. No oponiéndose a alguna idea del Presidente. Motiva su posición por los “intereses del gobierno”, por los “recursos limitados”, por el “teniendo en cuenta la situación internacional”, por el “cuidado de la política exterior y de las relaciones económicas con el exterior”, por la “preocupación de la imagen de Rusia”. La Sexta Columna está compuesta por los liberales del sistema, los gestores públicos eficientes, los oligarcas leales, los burócratas ejecutivos, los funcionarios activos, e incluso por algunos “patriotas iluminados”. Putin confía y se apoya en ellos. Su conciencia de actuar de acuerdo con el esquema habitual del sistema operativo atlantista occidental unipolar puede no ser evidente. Ellos son parte de la Civilización del Mar, no sólo por elección personal, sino también debido a las circunstancias. El paradigma comenzó a funcionar en los años 90, y su influencia es todavía muy perceptible en la sociedad rusa, incluso ahora. Influye en la mayor parte de las estructuras económicas, las instituciones educativas y culturales y el estilo de vida contemporáneo ruso. La Rusia moderna es “rusa” sólo relativamente. La Tierra, la identidad de Eurasia se muestra sólo débilmente; el pensamiento extranjero impuso, de hecho, formas de trabajo y normas de vida. Ahora los rusos están bajo la autoridad occidental en un sentido mucho más profundo que con el control directo técnico externo, como lo fue en los años 90. El mundo occidental está dentro de los rusos en todos los sentidos, incluyendo la mente, el análisis, el sistema de relaciones, los significados y valores. La civilización actual no es exactamente rusa, no es el mundo ruso, pero es algo que puede llegar a ser el mundo ruso. Por supuesto, esto tiene razones históricas, e incluso la historia en sí misma requiere que Rusia vuelva a su identidad más profunda – el Renacimiento de Rusia, la primavera rusa. Pero este proceso de restauración espiritual de la Patria, de la esencia rusa, de los orígenes rusos, del destino de Rusia, tiene un enemigo fundamental. Es la Sexta Columna. Está tan acelerada dentro de la élite gobernante que bloquea cualquier iniciativa saludable del presidente ruso. La Sexta Columna continúa estrangulando el renacimiento de Rusia en las esferas política, económica, cultural, educativa, moral, de los valores, de la información. Nos mantiene así en la política y en la transformación social, en las ideas y en las artes. La Sexta Columna traiciona cien veces al día a Putin, enfría el renacimiento, sabotea así reformas patrióticas urgentes y vitales, convierte de nuevo la idea nacional en un simulacro. Si el gobierno ha comenzado la guerra contra la Quinta Columna, la Sexta Columna todavía goza de inmunidad y de libertad. Hoy en día es el mayor obstáculo en Ucrania y en Europa, en la integración de Eurasia, en la política interna. Es invisible, astuta, mezquina, segura de sí misma, profundamente arraigada en las estructuras de poder, siguiendo fielmente el plan occidental. Si Putin no encuentra el valor para luchar contra la Sexta Columna, sus logros trascendentales, su misión histórica, serán demasiado frágiles y reversibles, e incluso efímeros. Putin está ahora ocupado haciendo historia. Pero la misión histórica de revivir Rusia es el principal objeto de odio de la Sexta Columna. Trabaja en interés de la civilización que es la alternativa a la rusa. De hecho, es la misma Quinta Columna sólo que fingiendo ser otra cosa.
Hoy en día la Sexta Columna es el principal enemigo existencial de Rusia. En el mundo de las guerras en red una serpiente tal, introducida en las estructuras de influencia del poder, a menudo se convierte en crucial para destruir los regímenes políticos y derrocar al líder. Ucrania se convirtió en una víctima no sólo por la Quinta Columna del Euromaidán, sino por la Sexta Columna dentro de la administración Yanukovich y el Partido de las Regiones. Los estrategas de Washington están preparando algo similar para Rusia. Una advertencia anticipada proporciona una ventaja. Es posible soportar que los agentes del CFR tomen asientos clave en el gobierno. Pero es posible no soportarlo. Sin embargo el ruso, no sólo el propio Putin, tendrá que pagar por esta paciencia. Pero sus destinos están conectados, Putin se puso del lado del pueblo ruso y esto es irreversible. Su éxito es el éxito del pueblo ruso. Sus fracasos son los fracasos de los rusos.
Sería muy interesante y útil hacer un análisis similar para la Sexta Columna en la UE, los países del Cercano Oriente, América Latina y así sucesivamente.