La política, el estado y las relaciones internacionales de Tailandia

30.05.2016

Históricamente, la política tailandesa nunca ha sido similar a los países democráticos occidentales. Muchos eruditos marxistas categorizan a Tailandia bajo la noción marxista del modo asiático de producción dado que la lucha política en Tailandia nunca ha terminado en una victoria permanente de la élite liberal y progresista. La élite de vanguardia que mantiene el estatus quo en el sistema económico y político de Tailandia es conservador y tradicional en su naturaleza. Esta élite controla los grupos de interés y capital más grandes. Mientras un nuevo componente de la élite ha emergido en la forma liberal fuera de los capitalistas chinos, ellos han crecido a través de la acumulación de capital. La política de Tailandia está formada principalmente por una élite conservadora.

El estado tailandés fue y está centrado en torno al sistema burocrático que Fred Rick presentó en su famoso libro, “La modernización de la política burocrática” (1966). La forma más vieja de este estado burocrático estaba apuntado al servicio del absolutismo, pero desde entonces ha evolucionado para servir a una nueva forma de política burocrática que se está moviendo hacia una democracia representativa. Aunque aquellos deseosos de lograr participación política han iniciado la política de masas, los gobiernos previos democráticamente electos, todavía se formaban por partidos de la vanguardia de la élite conservadora tales como el partido Thai Rak Thai, el partido del poder del pueblo, y el actual partido Pheu Thai.

El partido democrático, previamente representaba el lado liberal progresista de la élite, se ha transformado durante las últimas dos décadas en el lado de extrema derecha de la élite de vanguardia, mientras el partido Pheu Thai y sus predecesores encabezan la nueva élite capitalista en términos de gestión más progresista y liberal-capitalista. Desde un punto de vista marxista, el partido Pheu Thai es una alianza entre la élite progresista-liberal, el proletariado, y la clase media-baja que en su mayoría reside en las regiones del norte y noreste. El partido democrático, por otro lado, representa una alianza de la clase media-alta y las élites que residen en su mayoría en Bangkok y la región del sur. En las elecciones de 2011, Pheu Thai obtuvo 269 escaños (48,41% del voto), mientras los demócratas obtuvieron 159 de un total de 500 escaños (35,15% del voto). Comparadas con las elecciones previas de 2007, el Pheu Thai obtuvo 76 escaños más, y el partido democrático perdió 15.

Tales cosas ilustran cómo la alianza de la élite conservadora y la clase media han empezado a perder su hegemonía política frente a la alianza de la élite progresista-liberal, el proletariado y la clase media-baja. Esto ha generado una crisis política en que la vanguardia, la élite conservadora ha se ha comprometido a hacer cualquier cosa para derrocar a la alianza progresista-liberal. Las repercusiones políticas de tales acciones culminaron en la crisis política de 2006, cuando la élite conservadora ganó de nuevo la hegemonía política por medio de un golpe de estado. Esta crisis política también condujo a una crisis de legitimidad muy similar a la descrita por Jurgen Habermas en su libro “Crisis de legitimidad” (1975). Hay varias formas de resentimiento y resistencia atribuidas a esta crisis que ha conducido a que el estado tailandés emplee sus aparatos represivos tales como el ejército, la policía, el sistema judicial y las prisiones en tan amplio modo que aquellos aparatos han empezado a perder su efectividad y legitimidad.

El estado tailandés existe para el beneficio de la élite conservadora de vanguardia en el modo ilustrado por los recientes desarrollos de la teoría marxista del estado capitalista.

El estado tailandés existe para el beneficio de la élite conservadora así como para el Departamento de Propiedad de la Corona (o DPC), los activos pueden producir hasta 2 billones de Baht basados en estimaciones de la prensa extranjera. El DPC es una agencia casi de gobierno, con acceso al presupuesto de gobierno que puede diseñar políticas gubernamentales para facilitar la acumulación de capital. Ejemplos de esta élite conservadora que ha buscado controlar la política estatal en relación con la acumulación de capital, incluye el negocio de la familia Sarasin (que ha sido llamada como “la familia Kennedy” de Tailandia) y la compañía portuaria Tongkah está encabezada por el director de la DPC. Esta es una enorme y poderosa red en Tailandia conocida como “la red monárquica” estudiada por Duncan McCargo en su libro “la red monárquica y la crisis de legitimidad en Tailandia” (2005).

Esta red monárquica es el patronazgo más grande y el sistema como un todo gira en torno al palacio y sus consejos secretos.

En consecuencia, la principal estrategia de las relaciones internacionales de Tailandia está orientada por la élite conservadora y sus capitales y negocios. Aunque algunas políticas puedan fomentar la exportación de bienes y servicios, esto solamente es para recoger más impuestos para la élite conservadora. Históricamente, la principal estrategia de Tailandia en las relaciones internacionales ha sido someterse a las potencias hegemónicas globales. Anterior a la sumisión de Tailandia a los Estados Unidos, la élite de vanguardia tailandesa  se inclinó ante la presión británica y se sometió a Inglaterra por la firma del tratado de Bowring (un tratado de comercio desigual). Tailandia más tarde llegó a someterse de forma esclava a seguir la política exterior de los EEUU en la época del Mariscal de Campo Plaek Phibunsongkhram que envió suministros en ayuda de los EEUU en la guerra de Corea, mientras esperaba ayuda financiera a cambio. El siguiente primer ministro, el mariscal de Campo Sarit Thanarat siguió igual, y la élite conservadora mantuvo la misma política exterior. Esto solamente empezó a cambiar cuando los EEUU perdieron y se retiraron por la guerra de Vietnam. Solo entonces Tailandia reorientó su política exterior hacia China por supervivencia.

Durante la crisis financiera asiática de 1997 incitada por los fondos de cobertura respaldados por EEUU y dirigidos por George Soros, la élite tailandesa fue forzada a girar todavía más hacia China.

Como puede verse, el modo más efectivo de dominar Tailandia es dominar la élite conservadora. Esto es especialmente cierto ahora que un componente de la élite conservadora se enfrenta con un cambio sustancial y la transición próxima hacia un nuevo reino. La política de masas en Tailandia, sin embargo, está todavía en forma embrionaria. El camino de un cambio de régimen hacia una democracia representativa sería altamente impredecible y tedioso, y lejos de ser recomendable.

Sin embargo, otro caso que necesita hacerse es el de la centralidad de la situación de Tailandia y su atracción hacia la dominación extranjera. Tailandia es un país abundante en agricultura que produce enormes cantidades de comida capaces de alimentar a una gran parte del mundo. Los británicos en su día compraban arroz de Tailandia que alimentaba a sus colonias próximas. La localización misma de Tailandia es apropiada para construir plantas de energía o incluso plantas termo-nucleares, pues no hay desastres naturales graves, tales como terremotos o fuertes tormentas. Además, la localización de Tailandia en el centro de Asia minimizaría la pérdida de energía en el tránsito desde las plantas nucleares hacia otros países asiáticos. Es más, Tailandia está ubicada en el ecuador, lo que significa que no se necesita el permiso de organismos internacionales o de otros países para usar su espacio aéreo, su espacio marítimo o su territorio terrestre. Es así también apropiada para la construcción de centros logísticos, tanto comerciales como militares. En términos de transporte estratégico y militar, cualquiera que domine Tailandia, obtendría acceso al océano índico y pacífico, así destruyendo totalmente la política exterior de los EEUU de “contener” a Rusia y China.