La revista de pensamiento Razón Española camino de su número 200… ¡y sin subvenciones!
Uno de los dogmas incuestionables, que no irrebatibles, de lo “políticamente correcto”, afirma que el ejercicio de la razón es “progresista”, ya se mire desde una perspectiva, marxista, post-marxista, radical-progresista, ultrafeminista, etc. De ello se deriva –tanto a nivel académico, como de vulgata mediática y cultural mayoritarias- la percepción generalizada de que hoy sería imposible un pensamiento “de derechas”.
Sin entrar en el debate que en diversos planos suscita la pertinencia –y sus numerosas quiebras- de esa dicotomía ya clásica de derecha/izquierda, bien puede afirmarse que buena parte de los presupuestos en que se apoya el mundo posmoderno, en sus dimensiones más humanas (progreso científico y material, solidaridad y justicia distributiva, respeto a la vida, derechos humanos, ejercicio responsable de la libertad, búsqueda del bienestar…), son incomprensibles sin el impulso, aliento e instrumentos generados por diversas escuelas y autores “de derechas”.
Por otra parte, un simple, modesto y actual hecho material que desmiente tal mito, igualmente de enorme carga simbólica, es la circunstancia de que ya se esté distribuyendo, entre suscriptores, bibliotecas, etc., el número 196, correspondiente a los meses de marzo-abril 2016, de la revista de pensamiento Razón Española.
Nacida en 1983 de la mano de Gonzalo Fernández de la Mora y Mon, uno de los intelectuales españoles más sólidos del siglo XX como impulsor de la doctrina razonalista en la filosofía política, se mantiene como una de las empresas intelectuales más interesantes y persistentes en el escenario del pensamiento en lengua española.
Pero, ¿qué es el razonalismo? Para el abogado radicado en Sevilla Juan Luis Ferrari, en su artículo Las revistas herederas de Acción Española (I), «el razonalismo no es un racionalismo. Mientras el racionalismo se contrapone a fideísmo y empirismo, el razonalismo rechaza el patetismo y el voluntarismo; se trata de la razón frente “a la pasión y a la arbitrariedad”. El razonalismo, a diferencia del racionalismo, arranca del hecho de la existencia de “dosis inmensas de irracionalidad en el comportamiento humano”; pero que, al mismo tiempo, ha de ser la razón la que debe “dominar a las pasiones y a la veleidad"» (II)
Este autor, en su intento de determinación de la naturaleza del proyecto intelectual de Razón Española, escribe que «Se ha pretendido situar la continuidad de Acción Española en la revista de Fernández de la Mora, pero probablemente resulta equivocada tal pretensión, además de sinceramente desmentida por el concernido. Es cierto que Fernández de la Mora quiso desarrollar un proyecto de modernización selectiva del ideario conservador. Pero Vegas, en su tiempo, sólo quiso adaptar metodológica y no doctrinalmente el pensamiento tradicional y aun tradicionalista. A diferencia de lo pretendido por los colaboradores de Verbo, que desde luego sí pueden situarse en esa continuidad, con todos los límites que se quiera, Fernández de la Mora estimaba que ya no podía defenderse in toto el antiguo proyecto de Acción Española: porque tras el Concilio Vaticano II la confesionalidad del Estado ya no era sostenible; y lo mismo ocurría con el monarquismo tradicional, porque la propia dinastía había renunciado a ese modelo político y aceptado el liberalismo constitucional. Lo que todavía resultaba actual en el legado de la revista dirigida por Maeztu era la interpretación menendezpelayana del pasado nacional y la representación corporativa». De este modo, al entender de Ferrari, «Fernández de la Mora fue el único intelectual de la derecha española capaz de reflexionar sobre los fundamentos teóricos y epistemológicos de un nuevo conservadurismo. Se sintió seducido –como antes lo estuvo y no dejó de estarlo por Ortega y Gasset– por el desarrollo teórico del neoliberalismo económico y político de Milton Friedman y Friedrich von Hayek, que se había convertido en la auténtica alternativa al socialismo y a la democracia (…)».
La editora de Razón Española es la Fundación Balmes, que estableciera años antes Federico Silva Muñoz, siendo su finalidad «contribuir -en palabras de Gonzalo Fernández de la Mora- al desarrollo de una concepción del mundo: el humanismo, que es la sustancia racional de la filosofía cristiana». Así, su objetivo no sería «pragmático, sino teórico; no es inmediato, sino mediato; no es político, sino dialéctico». La dirigió hasta su muerte, acaecida el 10 de febrero de 2002. Si aquella circunstancia presagiaba, para algunos, la pronta desaparición de la revista, la realidad ha desmentido tal evento; alcanzando con el que comentamos, su número 196; toda una proeza intelectual y material, y más en unos tiempos de desprecio del pensamiento libre y del ejercicio humano de la razón desde las factorías de lo “políticamente correcto”.
Dirigida en la actualidad por su hijo, Gonzalo Fernández de la Mora y Varela, tamaña trayectoria constituye, en tales circunstancias, un consolidado proyecto intelectual que merece su difusión y reconocimiento.
Con las mismas características materiales que la vieron nacer –una presentación digna y sobria-, el nuevo número mantiene la estructura habitual que alumbrara su primer número.
Así, la “Carta del Editor” presenta y pone en valor los contenidos del presente número.
Le siguen unos breves artículos, publicados en su día, de Gonzalo Fernández de la Mora: “Teoría de la danza”, “Otra ciencia nueva, la cibernética”, y un extraordinario “El problema de la España problemática”; todos ellos rescatados del ABC a lo largo de 1949.
El mayor volumen de su contenido lo ocupan dos “Estudios”: el elaborado por el que fuera europarlamentario europeo por UPyD Fernando Maura titulado “Maura y el nacionalismo: Cataluña” y “La naturaleza anticomunista de la guerra civil. Los demócratas liberales insurrectos de 1936”, escrito por Álvaro Rodríguez Núñez.
El apartado “Notas” recoge 9 textos del máximo interés y actualidad: “España no puede olvidar a Ugarte del Pino”, de Juan Velarde Fuertes”; “La invención del centro”, de Aquilino Duque; “Marruecos como nuevo modelo económico”, de Juan Sánchez Galera; “Unamuno: religioso y político”, de Francisco Sevilla Benito; “Las élites globales y la inmigración”, de Eduardo Arroyo; “El hueco de España”, de Manuel Antonio Orodea; “Hablan de 30.000 desaparecidos y saben que es falso”, por Ceferino Reato; “Los sucesos de Vitoria: un error, un pecado y muchas mentiras”, de Pascual Tamburri; y “En defensa de José Utrera Molina”, por Jaime Alonso.
La sintética y esclarecedora sección “Crónica”, de análisis político actual, corre a cargo de Juan Ignacio Peñalba.
Por último, la sección “Libros” recoge diversas reseñas de relevantes novedades bibliográficas, nacionales y extranjeras, también en idioma alemán, a cargo de los críticos Pascual Tamburri, Carmelo López-Arias, Pedro Fernández Barbadillo, Cristina Negro Konrad, José Luis Orella Martínez Manuel Antonio Orodea y Alfredo Crespo Alcázar.
Una revista y un número que merece un espacio privilegiado en cualquier biblioteca –pública o privada- que se precie. No en vano, otras 25.000 páginas ya publicadas, avalan esta aventura intelectual.
(I) Revista de Historia Aportes, Nº 88, 2015
(II) “Razonalismo y racionalismo”, Razón Española, nº 20, 1986, p. 258-259.
Tribuna del País Vasco