Sudán del Sur y la divergencia Uganda-Kenia

16.09.2016

Potencias regionales están ideando los modos más eficientes para contener el estallido de violencia en Sudán del Sur, pero en el progreso, Uganda y Kenia se han encontrado enfrentadas entre sí, debido a visiones contrapuestas acerca de lo que necesita hacerse. Kenia quiere implementar un embargo de armas inmediato y expandir la operación multilateral (ONU y Unión Africana) que ya está activa sobre el terreno con un mandato fortalecido para intervenir sustancialmente en el conflicto. Esta aproximación es la preferida por Riek Machar, el vicepresidente del país y líder de la oposición. Desde el otro lado, aunque, Uganda está opuesta estrictamente a cualquier embargo de armas, no obstante, ha anunciado que participaría en cualquier mandato multilateral expandido. Esto pueden solo sean relaciones públicas engañosas para la comunidad internacional, aunque, desde que el gobierno aliado de Kampala en Juba ha rechazado al máximo la presencia de cualquier fuerza multilateral más en su territorio. Kampala actualmente tiene fuerzas sobre el terreno que evacúan a sus ciudadanos de la zona de conflicto, e incluso escenificó una intervención unilateral durante el último estallido de guerra civil para apoyar al gobierno. En correspondencia, la posición de Kampala es la preferida por el presidente Salva Kiir.

Planes regionales

Las abruptas divergencias entre las posiciones kenianas y ugandesas sobre Sudán del Sur, especialmente con respecto al tema altamente polémico de un embargo de armas, son debidas a sus intereses geoestratégicos contrapuestos en el país, y también son parte de la extensión sintomática de la rivalidad Kenia-Tanzania dentro de la Comunidad Africana Oriental (CAO). Para hablar sobre el primer punto, Uganda apoyó activamente a Sudán del Sur antes de su independencia porque quería expandir su esfera de influencia en el país y contrarrestar la ayuda de Jartum al Ejército de Resistencia del Señor. Uganda también quiere acceder a los mercados recién creados del país y los recursos naturales, y para este fin envió un ejército de comerciantes a la capital de Juba y está trabajando con la compañía francesa de energía, Total, para idear planes para el conducto energético Sudán del Sur-Uganda. Este último punto también solía estar en línea con los intereses de Kenia, dado que Nairobi imaginaba que los recursos sur sudaneses podrían transitar a través de Uganda en su camino al puerto recién construido por los chinos de Lamu, como parte del proyecto LAPSSET, en correspondencia conectando también con las exportaciones ugandesas de petróleo destinadas a Kenia.

Fastidiando el guión

Sin embargo, los planes infraestructurales que apoyan este proyecto cooperativo regional fueron cambiados espectacularmente, cuando Uganda anunció en abril de 2016 que buscaría exportar sus pozos petrolíferos recientemente descubiertos a través del puerto de Tanga (Tanzania), que a propósito también está financiado por los chinos al igual que Lamu.  Esto recortó drásticamente la viabilidad de la porción del LAPSSET transitando por Uganda y tiene el potencial para hacer peligrar todo el proyecto de conducto energético en general. El portal mediático The Daily Nation de Kenia, informó poco después del anuncio de Uganda que Total “posee plataformas petrolíferas en Congo, Uganda y Sudán del Sur, y estaría interesada en tener todos sus recursos juntos y transportados a través del puerto de Tanga”. Esto significa que el corredor LAPSSET puede perder su esencia original de conducto energético y convertirse en una empresa comercial unida la economía del sector real. Mientras que no hay nada intrínsecamente acerca de que en principio, Nairobi esté contando con incorporar el componente de la energía en este proyecto para enmarcarlo como un megaproyecto regional, pero con estas esperanzas ahora truncadas, Kenia también puede estar volviéndose temerosa sobre la viabilidad de su iniciativa ‘Ferrocarril de Vía Estándar’ (FVE).

Este proyecto transnacional fue apoyado para marchar en paralelo al conducto planeado keniano-ugandés y funcionar como un añadido complementario al LAPSSET, pero después de Kampala, se preveía que fuera al sur y conectase con Ruanda y posiblemente también al oeste con la República Democrática del Congo (RDC). Kigali envió señales mezcladas sobre su compromiso a esta idea, pero probablemente le gustaría estar de acuerdo con ello, si el FVE alcanzaba su frontera con Uganda, con la misma cosa siendo cierta para la RDC. De todas formas, Ruanda está siendo invitada por Tanzania y su propio proyecto de Corredor Central que apunta a conectar el interior del país con el puerto construido por los chinos de Bagamoyo, y se espera naturalmente que naturalmente favorezca a esta ruta mucho más corta y más directa si tuvieran que priorizar una sobre otra. En cuanto a la RDC, también logrará acceso al corredor central a través de la ciudad ruandesa fronteriza de Goma, pero idealmente también preferiría que el FVE conectase con su puerto fluvial nororiental de Kisangani para facilitar un corredor intermodal que cruce el continente entre los océanos atlántico e índico.

Tan ambiciosos como son estos dos planes, aunque, en última instancia todos sean dependientes sobre si el FVE llega hasta Uganda o no llega. Con Uganda inclinándose cada vez más cerca de Tanzania como evidenció su rechazo de la propuesta del puerto de Lamu a favor de Tanga, ahí existe la pequeña posibilidad de que pueda ser presionada para abandonar el FVE a favor del Corredor Central.

¿Un pivote ugandés?

Oficialmente este no es el caso porque Uganda recientemente declaró que está finalmente preparada para firmar un préstamo con China para octubre con el que financiar su porción del proyecto, pero si la historia previa de retrasos y el reciente alejamiento de Kenia con respecto al oleoducto y Sudán del Sur son algún indicio, no puede ser completamente descartado que Kampala pueda ponerse nerviosa y reemplace a su actual socio keniano con su nuevo socio de Tanzania. Dodoma estaría muy emocionada si pudiera extender el Corredor Central por todo el camino hasta Uganda y reemplazar a su rival keniano, pero debería advertirse que cualquier pivote percibido “anti-keniano” por Uganda -que es exactamente lo que llevaría a este punto rechazando o retrasando indefinidamente el FVE cuando se considera el contexto reciente- podría romper involuntariamente la unidad de la CAO y obstruir la planificada federalización de la organización. Tanzania fue históricamente la menos entusiasta del bloque de ahora 6 miembros (Kenia, Uganda, Ruanda, Burundi, Sudán del Sur, y Tanzania) sobre la integración expandida entre ellas, sin embargo está avanzando irónicamente esta idea dicha a través del conducto ugandés y el Corredor Central, aunque todavía está relativamente distante de cualquier cosa que sea abiertamente política tal como la propuesta Federación de África Oriental.

Kampala como el poder en la sombra

Uganda y Kenia han estado tradicionalmente a favor de la federalización y la ven como la continuación lógica de los procesos integradores de la región y de las tendencias globales similares (la UE, la Unión Euroasiática, la SAARC, la comunidad económica ASEAN, y otras), el presidente ugandés, Museveni, se ha jugado su legado para tener esto hecho durante su vida. Si es consciente de ello como si no, su país es el “poder en la sombra” para hacer real este proyecto, dado que Uganda es la única que podría fomentar la estabilidad eterna entre esos dos rivales regionales aparentemente inevitables, enlazándolos en un complejo sistema de interdependencia a través de sus proyectos de infraestructura potencialmente intersectoriales a través de su país. La cosa más sabia que Msueveni podría hacer es intentar maximizar los beneficios de su país desde ambos de sus vecinos costeros más grandes y encontrar un modo de integrar a Uganda en los nexos comerciales de Mombasa (FVE) y Bagamoyo (Corredor Central). Si, en cambio, se posiciona demasiado cerca de los intereses estratégicos de Tanzania mediante el retraso o la cancelación del FVE, concurrente con la posible decisión de Total para abandonar su plan de conducto LAPSSET sur sudanés a favor de concentrar todas sus exportaciones regionales a través de una única línea a Tanga, entonces Kenia incuestionablemente vería esto como una amenaza importante a sus intereses estratégicos  y llegaría a la creencia de que Uganda y Tanzania estaban conspirando para socavarla en la CAO y la planeada federación.

Divide y vencerás

Las consecuencias de la realización tratada, podría ser que Kenia ponga freno a una integración adicional en la CAO y entre en una “guerra fría” con Tanzania, que para este punto Nairobi puede estar convencida que están intentando desbancarla como líder regional. Aunque existan serias cuestiones sobre la forma de federalización hacia la que están trabajando los miembros de la comunidad (no menos importantes de lo que es el tema de la soberanía estatal), la tendencia general parece sugerir que algún tipo integración multilateral más profunda entre todos los miembros de la CAO es el camino de políticas más razonable para mantener competitiva a la región en el mundo globalizado, así que cualquier cosa que interfiera sustancialmente con este desarrollo, debería verse objetivamente como un detrimento para cada estado involucrado. Aunque pueda parecer superficialmente como que China gana de cualquier manera debido a su influencia predominante sobre los puertos de Lamu, Mombasa, Tanga y Bagamoyo, no es necesariamente cierta, dado que la gran visión estratégica de Beijing con “Un Cinturón, Una Ruta” necesita de las armonías regionales entre todos sus socios, no la desconfianza y la sospecha que pudiera desarrollarse entre Kenia y Tanzania en este escenario.

Pensamientos en conclusión

Todos los estados tienen sus intereses nacionales, pero alguna vez la prosecución de tales, sin quererlo puede crear problemas con los socios de un país, como parece estar ocurriendo con las posiciones divergentes de Kenia y Uganda sobre Sudán del Sur y la conmoción keniana de que Tanzania les “robó” el conducto ugandés. En este momento, la última cosa que necesita la CAO ahora mismo son más acciones que contribuyan a la división estratégica de Kenia por un lado y Tanzania y Uganda por otro, pero Total bien puede tomar tal paso si decide poner sus campos petrolíferos sur sudaneses fuera del LAPSSET y redirigirlos a Tanga. Si esto se hace puramente fuera de sus propios auto-intereses o sugerido por los EEUU, probablemente resultará en una agravación del incipiente dilema de seguridad estratégico entre esos dos lados de la CAO, así produciendo una reacción de desconfianza y sospecha que finalmente puede conducir a la resolución de los planes internacionales del FVE y el posible bloqueo keniano de una integración regional más estrecha, y ambas impactarían negativamente sobre la visión global multipolar de China sobre las nuevas Rutas de la Seda interconectadas. No importa la forma que posiblemente tome, hay una posibilidad muy real de que los EEUU estén sopesando sus opciones y deliberando sobre todas las oportunidades que tiene para inflamar indirectamente la división estratégica en África oriental, así abriendo un nuevo frente en la nueva guerra fría y continuando la campaña de agresión asimétrica que está siendo realizada contra los intereses africanos de China.