Muchos expertos consideran que esta visita de Rodrigo Duterte a China es una señal de la revisión de las contradicciones que se han acumulado entre los dos países durante la última década. La más importante de ellas es la disputa territorial sobre las islas en el Mar del Sur de China.
Un tema crucial es el acuerdo sobre las bases militares que Estados Unidos firmó con el predecesor de Duterte, Benigno Aquino. De acuerdo con ello, el ejército estadounidense tiene acceso a las bases navales y una base militar terrestre, lo que fortaleció significativamente la posición de Washington en la región. Pero la política de independencia de Duterte puede poner fin a estos acuerdos.
En los últimos años, ha habido en la región una tendencia hacia un debilitamiento significativo de la posición estadounidense. Los esfuerzos diplomáticos de Beijing están destinados a conseguir que los aliados tradicionales se alejen de la esfera de influencia de Washington. A estos éxitos tambien se le atribuye la considerable mejoría en las relaciones entre Pekín y Bangkok, así como un posible avance en las negociaciones entre Rodrigo Duterte y Xi Jinping.