EEUU y China: lucha por el liderazgo en Eurasia

22.05.2017
Deseo de hegemonía

El verdadero significado del "One belt, one way" para China es la expansión económica en Eurasia y la hegemonía económica en el continente. Al mismo tiempo, China está tratando de expandir su zona de influencia mediante la incorporación al proyecto no sólo de Rusia o los países de Asia Central, sino también de los aliados de EE.UU. en Europa y Oriente Medio, incluyendo a Arabia Saudita y otros países del Golfo Pérsico. Pakistán ya está de hecho más controlado por China que por los Estados Unidos.

Los Estados Unidos no se quedan quietos

Estados Unidos está preocupado por la actividad de China. Por otra parte, China adopta una retórica globalista y acusa a Estados Unidos de la apostasía de los ideales liberales del mercado abierto y el libre comercio. El primer viaje extranjero de Donald Trump está diseñado para restaurar el antiguo sistema de relaciones con los aliados y para conciliar los planes de los objetivos de la política exterior.

El factor ruso

La participación rusa en el proyecto chino está relacionada tanto con la inercia del pensamiento en el estilo del "realismo periférico", como con el deseo de maximizar los beneficios de la participación en un nuevo sistema hegemónico y con una debilidad objetiva en el sentido económico. Rusia puede jugar un papel serio en la política global, pero no a expensas del poder económico, sino principalmente debido a una combinación de recursos naturales, poder militar (a menudo sobre bases soviéticas) y su posición estratégica en el corazón de Eurasia. China echa de menos muchos de estos elementos, lo que hace que la alianza de los dos países sea la base del nuevo orden en Eurasia.

Rusia, que es empujada hacia una cooperación más estrecha con China por la agresiva histeria del establishment estadounidense, también está interesada en establecer relaciones con Estados Unidos, buscando por lo menos utilizar el "factor Trump" al menos mínimamente, proporcionando más margen de maniobra en las relaciones con los chinos y los norteamericanos. El hecho de que, a pesar de esta histeria, el presidente de EE.UU. no sólo no se niega a reunirse con los representantes de Rusia (Ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov), sino que también se arriesga dando a Rusia importantes datos de inteligencia, indica que al menos al presidente de los Estados Unidos le gustaría cooperar con Rusia y, si es posible, distanciar a Moscú de Pekín.

El factor de la geopolítica

Sin embargo, la lógica geopolítica del pensamiento de los neoconservadores y de los halcones cercanos a ellos en el Partido Republicano y en la clase dirigente estadounidense en su conjunto, empujará a la política exterior de Estados Unidos en una dirección diferente, antirusa, a pesar de las contradicciones con China.