De acuerdo con el servicio de prensa del Presidente de Rusia, "en las negociaciones se discutirán temas de actualidad de la cooperación bilateral en las áreas prioritarias, también se prevé un intercambio de puntos de vista sobre los temas más importantes de la agenda regional y global, en primer lugar sobre el estado y las perspectivas del arreglo palestino-israelí, así como la situación en Siria".
Lo más probable es que, además de la guerra en Siria, donde Rusia juega un papel clave en la solución pacífica, Netanyahu planteará cuestiones acerca del movimiento libanés "Hezbollah", las organizaciones de la resistencia Palestina y el nuevo nivel de las relaciones entre Rusia e Irán.
El hecho de que el acuerdo palestino-israelí se haya añadido en la agenda, habla de un posible cambio en el vector diplomático de Israel en la materia. Anteriormente, los Estados Unidos eran un mediador activo, pero John Kerry ha arruinado por completo las conversaciones debido a la excesiva presión sobre Israel.
Israel mismo no cumple con los acuerdos y continúa construyendo asentamientos en los territorios ocupados, lo que añade al proceso de resolución más tensión todavía.
Además, los Altos del Golán (Siria), donde el día anterior Israel llevó a cabo unas maniobras militares, permanecen ocupados, así como la zona del sur de Líbano, como las famosas Granjas de Shebaa. Debido a esto, el "Hezbollah" libanés lleva a cabo su resistencia contra Israel, e Israel responde con bombardeos sobre territorio libanés y sirio.
El Estado de Israel tiene detalles especificos importantes ya que, a pesar de su aparente poder militar (unas medidas de seguridad sin precedentes, capacidades militares y técnicas, y la posesión de armas nucleares), este país no puede influir de forma independiente en la política regional. Así que Israel necesita la protección de un poder fuerte. Hasta hace poco, este patrón eran los Estados Unidos. Es posible que el caos en el Oriente Medio organizado por el Washington haya cansado a Tel Aviv, que ahora quiera conseguir el apoyo de Rusia, con quien construyó una relación pragmática. Anteriormente, Israel no apoyó las sanciones occidentales contra Moscú. Ciertamente, Rusia puede influir en una serie de procesos relacionados con Israel, pero es improbable que lo haga a costa de rechazar la cooperación y la amistad con los otros socios de la región.