Los guerreros de la Virgen
El espíritu guerrero es la condición por excelencia de los seres humanos que siguen el monoteísmo. A este espíritu se contraponen los ritos femeninos de los pueblos paganos que encuentran en el matriarcado la expresión por excelencia de su ideal. El Ser, tal y como lo entendió la metafísica pagana, es la manifestación por excelencia de una realidad femenina que se encarna en la tierra y sigue los ciclos de la naturaleza. No por nada el mundo moderno, hechizado por el naturalismo de la ciencia y el darwinismo, ha ido animalizando poco a poco a los hombres, hasta el punto de convertirlos en un simple apéndice de la materia: el hombre se ve reducido al sexo, al sensualismo y a la glotonería. Se trata simplemente de que su esencia está limitada a los sentidos y, por lo tanto, esta misma acaba por fundirse con la naturaleza, la inmensidad de un todo orgiástico donde el ser es reducido a un átomo sin sentido perdido en la masa. Hoy día reviven por doquier los cultos matriarcales a la Pachamama, a Gaia, a Cibeles y se instaura una vez más una teología femenina.