Macron pone a Francia al borde de una guerra civil
La ola de protestas que recorre Francia debido a la reforma a las pensiones impuesta por el gobierno de Macron, que ha pasado incluso por encima del Parlamento y la voluntad de la mayoría de los franceses, se hace cada vez más y más violenta. Este 23 de marzo se cumplieron nueve días de movilización en contra de la reforma a las pensiones, en estas movilizaciones han participado los sindicatos más importantes del país y se ha calculado que prácticamente 3,5 millones de franceses han salido a la calle en 300 ciudades de todo el país según estimaciones de la Confederación General del Trabajo (CGT). Las manifestaciones más importantes tuvieron lugar en París, Burdeos y Estrasburgo. En París se batieron todos los récords: ¡800.000 parisinos participaron en ella!
Las manifestaciones pronto se convirtieron en enfrentamientos con la policía y esta última terminó utilizando gases lacrimógenos contra los participantes. Los manifestantes de Burdeos terminaron incendiando la puerta del ayuntamiento de la ciudad durante las protestas (1). Tales imágenes del ayuntamiento en llamas dieron la vuelta al mundo y llevaron al The Washington Post exclamar que las “impresionantes imágenes de la entrada del ayuntamiento de Burdeos, con una multitud que clama desde afuera, son muy discentes” (2). En Paris, los manifestantes encendieron botes de basura, quioscos y hasta las puertas de muchas casas. Solo en un día se registraron cerca de mil incendios graves. El Ministro del Interior, Gérald Darmanen, llegó a decir públicamente que “1.500 bandoleros han llegado a París. deambulando libremente con la única intención de atacar a la policía y las oficinas públicas” (1.500 casseurs, manifestement là pour casser du flics et des bâtiments publics). Según el Ministerio del Interior, 123 policías y gendarmes resultaron heridos, siete de ellos en París. Además, 172 manifestantes fueron detenidos, 77 de ellos en la capital. El periódico Süddeutsche Zeitung afirma que la situación “se ha descontrolado totalmente” (3). Según este diario alemán, el 23 de marzo hubo 440 policías heridos y 457 manifestantes detenidos, cifras muy superiores a las que ha dado el Ministerio del Interior francés. Por su parte, The Times dice que “la rabia se ha desbordado en las calles de Francia” (4), aludiendo a los grupos de hombres encapuchados de negro que bloqueaban los camiones de bomberos que intentaban apagar los basureros en llamas. Los medios franceses de refieren a estos encapuchados de negro como pertenecientes al movimiento de izquierda black bloc (5), el cual nació para hacer frente a la violencia policiaca.
El discurso televisado que dio Macron el 22 de marzo no hizo sino aumentar la ira de los manifestantes, pues Macron dijo que “las protestas no tienen legitimidad frente al pueblo que se expresa a través de sus diputados”. Estas palabras enfurecieron a los franceses, especialmente cuando, durante la entrevista, Macron se quitó frente a todos su reloj de mano de 80.000 euros. Ese mismo día varios miembros del partido parlamentaria Francia Insumisa llamaron a los parisinos a llevar a cabo una revolución desde una tribuna improvisada. El llamamiento recibió amplia acogida mientras miles coreaban “¡Revolución, revolución!” (6), mientras tanto, una guillotina improvisada recorría las calles de París en clara referencia a que Macron sufriría el mismo destino de Luis XVI.
Los manifestantes han bloqueado muchas escuelas, universidades, estaciones de metro y aeropuertos durante las protestas. Un claro ejemplo fue la pequeña ciudad de Saint-Sauline (departamento de Deux-Sèvres) donde varios miles de personas pertenecientes al movimiento Bassines non merci, los ecologistas de Earth Rising y la Confederación Campesina se movilizaron en contra de la construcción de un embalse de irrigación en la zona. Las manifestaciones terminaron con más de doscientas personas heridas, quedando una de ellas en coma (7). Alrededor de mil militantes de los black bloc, equipados con escudos y máscaras antigás, atacaron a la policía, lanzándoles piedras y cócteles molotov. La policía fue incapaz de capturar a alguno de ellos. La cadena de televisión TF1 informó que “muchos de estos militantes ultraviolentos proceden de los países vecinos. Su lucha contra las fuerzas del orden abarca toda Europa. Grupos de extrema izquierda alemanes e italianos participan regularmente en esta clase de asaltos”. Un activista ecologista declaró en vivo a esta cadena de televisión que muchos de estos militantes procedían de España, Italia y Nueva Zelanda.
El llamamiento de Mélenchon, líder de la Francia Insumisa, con tal de acabar con la “monarquía presidencial” e instaurar la Sexta República ha llegado incluso a los oídos de los banqueros de la City de Londres. Un artículo del Financial Times, titulado “¿Acaso Francia va camino a la Sexta Republica?”, sostiene que “la Quinta República ha sobrevivido a muchos golpes, pero ha perdido su brillo” debido a que las élites francesas “viven sus vidas activas únicamente dentro de las calles ovaladas de París mientras tratan al resto de Francia como una colonia habitada por sucios campesinos incapaces de asimilar la alta cultura parisina que se les enseña en las escuelas y que votan cada vez que pueden por la extrema derecha o la extrema izquierda” (8). El Financial Times también afirma que la impopular reforma de las pensiones propuesta por Macron “ha aumentado el riesgo de que los franceses sigan el mismo camino que los estadounidenses, británicos e italianos y terminen votando por candidatos populistas. Todo esto llevará a que en el 2027 Marine Le Pen sea elegida presidente de Francia”. Por lo tanto, este periódico al servicio del capital financiero recomienda lo siguiente: “Francia no puede seguir este camino: ha llegado la hora de acabar con la Quinta República, con su presidente todopoderoso, y proclamar una Sexta República con un presidente menos autoritario. Macron podría ser el mejor para llevar a cabo esta tarea”. En otro de sus discursos televisados, Macron volvió a defender la necesidad de retrasar la edad de jubilación por falta de recursos presupuestarios. Los sindicatos acusaron a Macron de “mentiroso” y “faltarle el respeto a la gente”. El líder del Partido Comunista, Fabien Roussel, está convencido de que Macron desea deliberadamente la radicalización de las protestas.
Un simple cálculo hecho a partir del proyecto de reforma demuestra que no se producirán realmente ahorros significativos en el presupuesto nacional. Según las cifras oficiales solo se obtendrán 18.000 millones de euros al año, pero tales cifras son insignificantes si las comparamos con las multimillonarias inversiones de Macron en la energía nuclear (unos 50.000 millones de euros) o el presupuesto de defensa (alrededor de 100.000 millones de euros). Además, el aumento de los intereses debido al endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo oscilará entre 60.000 y 90.000 millones de euros al año (9). El portal financiero Nasdak dice que “el déficit causado por las pensiones también es pequeño en comparación con el coste de las medidas introducidas en respuesta a la crisis provocada por la pandemia (165.000 millones de euros) o la energía (unos 100.000 millones de euros)” (10). Es por esa razón que Alesia Miloradovic, una asesora de la Academia geopolítica de París, dijo a FGC que “la gran mayoría de los franceses sabe que Macron no es más que una marioneta de los fondos de inversión como BlackRock, los cuales han puesto a la economía francesa a su servicio. Es por esa razón que muchos consideran que el actual presidente de Francia sigue las órdenes del globalismo de abolir por completo las pensiones”. El 28 de marzo comenzó una nueva ola de huelgas por todo el país y se augura que será mucho más grande que la anterior. Bruno Retai, líder de los Republicanos, declaró: “En toda Francia, estamos experimentando una tormenta de fuego” (11). Charles Demassier, columnista del periódico Riposte laïque, escribe que el “odio que recorre las calles de París en contra del gobierno de Macron recuerda mucho a una fábula de La Fontaine donde el protagonista ‘trata de estirarse, hincharse e inflarse’ para igualar la antigua gloria de Francia, pero no llega ni siquiera a ocupar una pulgada del abrigo de De Gaulle. Por lo tanto, podemos decir que esto es el preludio de una guerra civil. Lo que ha experimentado hoy París, será el futuro del resto de nosotros pronto…” (12).
Notas:
2. https://www.washingtonpost.com/world/2023/03/23/france-strikes-retirement-age-pension/
3. https://www.sueddeutsche.de/politik/frankreich-rente-proteste-1.5774749
4. https://www.thetimes.co.uk/article/france-strike-pension-reform-macron-protests-march-2023-8nk967fxz
5. https://en.wikipedia.org/wiki/Black_bloc
8. https://www.ft.com/content/b78f2a89-1062-4423-a4ba-fb4cdc56c683
11. https://ripostelaique.com/hier-a-paris-jai-vu-les-preludes-dune-guerre-civile.htm
Fuente: https://www.fondsk.ru/news/2023/03/28/makron-vedet-franciju-k-grazhdanskoj-vojne-58867.html
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera