El problema de la hibris

27.04.2022

Los antiguos griegos consideraban la ὕβρις (Hýbris) de una forma negativa y usaban esta palabra para hablar de una armonía producto del orgullo, la arrogancia y el exceso de confianza en uno mismo.

El politólogo realista Hans Morgenthau solía señalar que el concepto de ὕβρις tenía un sentido bastante especial dentro de la Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides. A diferencia de los neorrealistas, los realistas anglosajones proponen volver a los pensadores clásicos (es decir, a los griegos) y recuperar categorías como “equilibrio de poderes”, “potencia” y “anarquía internacional” para comprender la realidad.

Los realistas sostienen que la ὕβρις fue la causa de la decadencia y la derrota de Atenas, pues fue el declive de la virtud la que terminó por causar la caída de esta polis griega. Según los realistas el autodominio es uno de los fundamentos del poder y el hecho de que no se practique solo puede conducir al desastre. Morgenthau escribió que “la arrogancia que aparece en las tragedias griegas y en Shakespeare la podemos encontrar en figuras históricas conocidas como Alejandro, Napoleón y Hitler”.

El éxito y la embriagues de poder conducen a la ὕβρις y hacen que los líderes de un Estado – y por extensión el Estado mismo – terminen por sobreestimar su capacidad de controlar todo el mundo: es la arrogancia la que dentro de las tragedias griegas conduce al desastre. Los griegos consideraban la ὕβρις como una característica de los Titanes que conducía a los hombres a la perdida de la peripecia – es decir, el agotamiento de la  fortuna – y finalmente a la némesis – el castigo divino –.

No obstante, no es solo el equilibrio del poder el que mantiene a un Estado estable, también lo hacen el orden, la ley y el “nomos” (es decir, la mesura). La falta de mesura y la arrogancia nos conducen a la anomia y esta no puede superarse sin el restablecimiento del orden. Podríamos decir que la tragedia griega nos ayuda a comprender las relaciones internacionales.

Ahora bien, la única superpotencia que hoy en día existe, los Estados Unidos, ha comenzado a ser destruida por su propia “arrogancia”, especialmente debido a su abolición y violación de las leyes escritas y no escritas del derecho internacional (nomos). Esto ha llevado a los estadounidenses no solo a reclamar y conquistar más y más territorios, sino que también los ha impulsado a una confrontación directa con Rusia y China. El actual conflicto en Ucrania es consecuencia directa del declive de los Estados Unidos y es provocado por su propia pérdida de poder. Sin embargo, las tragedias nos recuerdan que es posible exorcizar y purificar estos males, recuperando la sacralidad de la ley y restableciendo el orden y la justicia tal y como es narrado en la tragedia de Antígona de Sófocles: un nuevo orden nace de la tragedia desencadenada por la “legalidad” de un Estado corrupto ὕβρις.

Podemos ir más lejos y subrayar que el titanismo no solo esta caracterizado por el exceso sino también por defender un orden legal injusto que desconoce los límites de las acciones y el pensamiento. Si queremos contrarrestar estos defectos debemos mirar las cosas de forma clara y comprensiva, es decir, mediante una “teoría”.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera