Consecuencias estratégicas y políticas que plantea la desaparición del ARA San Juan
por Miguel Barrios[2]
- INTRODUCCIÓN
La reciente publicación de nuestro trabajo: Causas probables y posibles de la desaparición del submarino ARA San Juan.[3] en varios sitios de reconocido prestigio en temas vinculados a la Estrategia y a la Geopolítica nos ha impulsado a continuar con nuestras investigaciones relacionadas con la pérdida del submarino ARA San Juan.
A la misma la seguimos considerando como: ‘...la tragedia naval más importante de la historia argentina en tiempos de paz. Incluso, considerando la pérdidas sufridas en la Guerra de Malvinas, cobra relevancia en función de los muchos y oscuros puntos de contacto entre esta pérdida y el mencionado conflicto.’
En esta oportunidad nos proponemos tratar de analizar y sintetizar las consecuencias estratégicas y políticas que plantea dicha desaparición.
- SITUACIÓN
Si bien no se han producido mayores novedades en la búsqueda del buque siniestrado, se vienen desenvolviendo sucesivas e impactantes revelaciones periodísticas relacionadas con la misión, circunstancias y otros aspectos vinculados al tema que nos ocupa.
Una importante cantidad de estas revelaciones contienen facsímiles de lo que, aparentemente, constituyen documentos de carácter confidencial y/o secreto emitidos por la Armada de la República Argentina.
Esta cuestión nos plantea varias aspectos a ser analizados. A saber, el propio contenido de lo vertido en esos documentos; pero, también, otros derivadas de lo que consideramos su difusión inapropiada. Ya que se trata de información de carácter secreto y que como tal puede comprometer y/o poner en peligro cuestiones vinculadas con nuestra Defensa Nacional y con nuestras Relaciones Internacionales.
Cabe destacar que las mencionadas consecuencias se extienden más allá de la propia desaparición del buque, ya que abarcan al cúmulo de decisiones adoptadas, especialmente, por el poder ejecutivo nacional, a través de su Ministerio de Defensa, la Armada de la República Argentina y otros actores, como los medios de comunicación social a partir de este hecho. Y que aún continúan en franco desarrollo, enfatizando el carácter provisional de la presente investigación.
- PROBLEMA
Determinar las consecuencias políticas, estratégicas y de política exterior que conlleva la desaparición del ARA San Juan, así como las que se derivan de la difusión de las decisiones que podrían haber conducido a ella.
- CONSECUENCIAS
Las principales consecuencias de la desaparición del ARA San Juan se pueden agrupar en las siguientes:
- Derivadas de la falta de control civil sobre las FFAA:
Constitucionalmente, las FFAA se encuentran sometidas al control civil que ejerce sobre ellas el Presidente de la Nación en su carácter de Comandante en Jefe de ellas. Quien o hace, a través del Ministerio de Defensa en el marco que establece, principalmente, la Ley de Defensa y la Ley de Seguridad Interior.
Doctrinariamente, se basa en la vieja premisa establecida por Carl von Clausewitz de que la política tiene su lógica, mientras que lo militar tienen su propia gramática.[4]
En otras palabras, la Constitución Nacional y las leyes mencionadas establecen lo que se denomina un control civil objetivo sobre la conducción de las FFAA, tanto en tiempos de paz como de guerra.
Decimos objetivo, vale decir basado en cuestiones objetivas como el absoluto profesionalismo de estas fuerzas y su prescindencia, igualmente absoluta, de los vaivenes de la política.
Lo hacemos en contraposición al denominado control subjetivo de las mismas. El que se se basa en la manipulación política de las mismas.[5]
Concretamente, ese control civil se debe materializar mediante diversos instrumentos previstos en la Ley Nro 23.554 de Defensa Nacional[6] que establece un Sistema de Defensa orientado a formular las denominadas políticas de Defensa.
En el artículo 8 se le fijan al sistema de defensa las siguientes responsabilidades:
‘...a) Determinar las hipótesis de conflicto y las que deberán ser retenidas como hipótesis de guerra; b) Elaborar las hipótesis de guerra, estableciendo para cada una de ellas los medios a emplear; c) Formular los planes que posibiliten una adecuada preparación de toda la Nación para el eventual conflicto bélico; d) Elaborar los planes para la conducción de los niveles de Defensa Nacional, correspondientes a la estrategia militar y a la estrategia operacional;...’
Por su parte, en su artículo 14 establece como órgano principal de la misma al Consejo de Seguridad Nacional. El que:
‘...El que estará presidido por el Presidente de la Nación e integrado por el Vicepresidente de la Nación, los Ministros del Gabinete Nacional y el responsable del organismo de mayor nivel de inteligencia. El Ministro de Defensa podrá ser acompañado por el Jefe de Estado Mayor Conjunto y los Jefes de Estado Mayores Generales cuando el Ministro lo considere necesario. Los Presidentes de las Comisiones de Defensa del Senado y de la Cámara de Diputados de la Nación y dos integrantes de dichas Comisiones, uno por el bloque de la mayoría y otro por la primera minoría quedan facultados para integrar el Consejo de Defensa Nacional…’
La extensión de los textos citadas nos ahorran cualquier comentario al respecto. Solo cabe resta resaltar que, hasta donde llega nuestro conocimiento, casi ninguna de las obligaciones que fija la ley se han cumplido.
Por ejemplo, nunca se ha reunido el mencionado Consejo, tampoco se han emitido los documentos principales que establece la ley.
Por otro lado, en el caso concreto de la desaparición del ARA San Juan, las numerosos contradicciones entre las manifestaciones públicas del Sr. Ministro de Defensa relacionadas, tanto con la de los mandos superiores de la Armada como de su vocero oficial,y que no analizaremos por razones de espacio, no hacen más que reforzar esta creencia.
Un viejo aforismo militar reza: que orden que no se controla no sirve. Lo decimos para poner de manifiesto que tampoco hemos podido detectar efectivas medidas de control por parte del Ministerio de Defensa sobre la misión, limitaciones, operaciones del ARA San Juan, en particular, como de la Flota de Mar en su conjunto.
De todo ello, puede concluirse, en forma parcial, que no se ha materializado en forma efectiva el control civil que la ley específica debe ejercitarse sobre las FFAA, al efecto de impartir y controlar las misiones encomendadas al ARA San Juan en área sensible, tanto para la Defensa Nacional como para las Relaciones Internacionales.
- Derivadas del posible incumplimeinto de los Acuerdos de Madrid.
Tal como lo sostuvo Julio César: ‘Está en el vencedor imponer las condiciones de la paz’. Esa máxima la debemos tener en cuenta, pues la República Argentina terminó derrotada de su confrontación con el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda por la posesión de las Islas Malvinas y otras dependencias del Atlántico Sur en junio de 1982.
Pero, fue recién en febrero de 1990 , cuando se firmaron los denominados Acuerdos de Madrid y que se configuran, ad hoc, como un verdadero tratado de paz . Y tal como ya lo habíamos expresado en el artículo anterior:
‘...en su Anexo I, que la República Argentina informaría con 25 días de anticipación a las autoridad militar isleña la presencia de unidades de combate; tales como: buques o aeronaves equipados con sistemas de armas o medios de poder ofensivo o con capacidades de proyección ofensiva…’
En este mismo trabajo, si bien ha sido negado tanto por el Ministro de Defensa como por la Armada Argentina, sostuvimos que era posible que el ARA San Juan, en función de la misión secundaria asignada por su comando superior, podría haber navegado en aguas restringidas y comprendidas en lo especificado en el párrafo anterior.
Nuestra conjetura se ha basado en pruebas documentales suministradas por el propio Ministro Coordinador en su interpelación por parte de la Cámara de Diputados de la Nación y que muestran el facsímil de un mensaje naval en que se le ordena al ARA San Juan patrullar una zona de mar muy pŕoxima a las Islas Malvinas y, por lo tanto, incluida en la zona de navegación restringida.[7]
De haber ocurrido este hecho, colocaría a nuestro país en la comisión del incumplimiento de un acuerdo internacional. Lo que lo haría pasible a una protesta formal por parte de la Gran Bretaña. Y si ello no se ha producido, hasta donde sabemos, podría deberse a aspectos que analizaremos en otro punto de este artículo.
Lo sostenido no implica el desconocimiento de los plenos derechos argentinos sobre la Islas Malvinas y otras dependencias del Atlántico Sur, simplemente, es el reconocimiento de una injusta situación de hecho que como tal no puede ser ignorada sin graves consecuencias para ambas partes.
- Derivadas de la difusión de documentos de carácter secreto:
En sucesivos artículos periodísticos, la mayoría de ellos publicados por el periodista Andrés Klipphan en el multimedio Infobae.con[8], vienen poniendo en conocimiento público diversos documentos de carácter confidencial y/o secreto emitidos por la Armada de la República Argentina.
Lo que nos lleva a formularnos los siguientes interrogantes:
1ro Sobre la autenticidad de los mencionados documentos,
2do Sobre el origen de la filtración de ellos,
y 3ro y más importante: sobre las posibles consecuencias de las mencionadas filtraciones.
Del conocimiento que tenemos de las normas que rigen a la escritura militar, los mencionados documentos, lucen como auténticos. Más allá que la propia Armada no ha sostenido lo contrario. En su mayoría se trata de Mensaje Navales (MN) que el Comando de Fuerza de Submarinos (COFS) le envió al submarino durante la navegación de la que nunca regresó.
La fuente más probable de su filtración parece haber sido el juzgado federal de Caleta Olivia, de la Dra. Marta Yáñez, que tiene por objetivo conocer las razones y a los responsables de la desaparición del ARA San Juan. Y al cual toda esa documentación le ha sido remitida por la Armada en cumplimiento de una orden judicial.
Respecto de las posibles consecuencias de las mencionadas filtraciones. Y haciendo abstracción de las legales, pues se trataría, prima facie, de una violación del secreto de Estado.[9] Nos vamos a concentrar en los aspectos concretos que deducimos tienen capacidad de afectar a nuestra Defensa Nacional.
En principio, hay que mencionar que todo mensaje militar de carácter ‘secreto’ es transmitido encriptado mediante un código especial solo conocido por los destinatarios autorizados para hacerlo.
La difusión del texto en claro de un mensaje secreto permite, mediante un sencillo procedimiento de descifrado, deducir la forma de hacerlo con todos los mensajes que hayan usado el mismo procedimiento por parte de terceros países o de organizaciones no autorizadas a recibir el mensaje en cuestión.
Ergo, tal probabilidad de descifrado, exige que el emisor de tales mensajes, vale decir la Armada Argentina, se vea ante la obligación del reemplazo de su sistema de cifrado vigente, en virtud de la pérdida de su eficacia.
Por lo general, aún desconociendo el sistema exacto que emplea nuestra Armada, se pude deducir que el reemplazo de cualquier sistema de cifrado es una actividad, tanto engorrosa como costosa.
Sin mencionar las posibles consecuencias negativas que podrían seguirse para la seguridad nacional y para sus relaciones internacionales derivadas del conocimiento del contenido de los mensajes con instrucciones secretas que cursa una Fuerza militar operando en una zona sensible.
- Derivadas de la falta de control efectivo de los espacios marítimos soberanos en el Atlántico Sur.
La pérdida del ARA San Juan, por sí misma, constituye una grave disminución a las capacidades militares -especialmente navales- de la República Argentina para mantener un efectivo control de sus espacios marítimos, tanto desde el punto de vista militar como del aprovechamiento de los recursos del Mar Argentino, de su ZEE y de su plataforma marítima y, además, del control de los espacios interoceánicos, del pasaje a su sector antártico y del cumplimiento de sus compromisos internacionales en materia de SAR.[10]
Pero, las consecuencias de su pérdida no terminan allí, pues bien bien podrían extenderse a lo siguiente:
1ro Que la mencionada pérdida de capacidad se mantenga a lo largo del tiempo si es que el buque desaparecido no es reemplazado ni son solucionadas las probables causas que llevaron a su desaparición.
2do Que la escandalosa difusión de documentos secretos, sumado a la incapacidad de las autoridades pertinentes para explicarlas dificulte la necesaria reorganización de los organismos afectados por parte de las autoridades, tanto políticas como militares de la Nación.
3ro Que las circunstancias señaladas en el punto anterior permitan la ejecución de campañas de acción psicológica por parte de terceros países con intereses contrapuestos a los propios en el control en el Atlántico Sur y destinadas al menoscabo de las FFAA argentinas y del gobierno que debería conducirlas.
- CONCLUSIONES
Tal como nos lo dice nuestra experiencia, tanto como investigadores como practicantes de la ciencia/arte de la Estrategia: no hay misterio que resista al paso del tiempo. Y tal como lo estamos viendo, cada día que pasa, se reafirman las conclusiones que expresamos en forma provisoria en nuestro primer trabajo.
Hoy las repetimos con más fuerza.
La primera, es que esto es un verdadero cromañón militar que tendrá un cúmulo de consecuencias políticas -tanto nacionales como internacionales-, estratégicas y la segunda, es que nuestro gobierno sigue padeciendo de una improvisación absoluta al seguir conduciendo un tema de tal gravedad con un amateurismo digno de mejor causa.
La memoria de los tripulantes del ARA San Juan, el dolor de sus deudos, las explicaciones que se le deben a la opinión pública en su conjunto y, por sobre todo ello, la custodia de los supremos intereses de nuestra Nación exigen que este tema y todo lo vinculado con el mismo sea tratado con la máxima seriedad.
[2] Doctor en Ciencia Política de la Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina, Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad Tecnológica Intercontinental de Asunción del Paraguay y Director Académico del Diplomado Internacional "Experto en Política y Gestión de la Seguridad" del Instituto Universitario Sudamericano en Montevideo, Uruguay. Es autor de libros reconocidos de Defensa y Seguridad.Ha dictado y dicta seminarios,cursos y conferencias en academias militares y policiales de América del Sur.
[5] Al respecto se puede consultar la obra de Eliot A. Cohen, ‘Las Teorías sobre el
Control Civil’ en el anexo extraído del libro de Eliot A. Cohen, “Supreme Command: Soldiers, Statesmen and Leadership in Wartime.” Ed. The Free Press, Nueva York, 2002. Traducido por Carlos Pissolito y que se encuentra disponible en: https://drive.google.com/drive/folders/0B4_Oajmq32ttTHdQeUMxZGhld3M
[7] Concretamente, cuando el Ministro Coordinador, Marcos Peña, se presentó para ser interpelado por la Cámara de Diputados de la Nación, en la pregunta 456 contesta que la nave tenía asignadas tareas de de inteligencia sobre lo que define como: objetivos materiales secundarios a buques y aeronaves que operan desde las Islas Malvinas. También, entregó, en esa oportunidad, una copia de un mensaje naval emitido por el Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS), en el que consta una enmienda, con la rúbrica de rigor, que lo mandaba a patrullar una zona a solo 30 millas náuticas al Este de la Isla Gran Malvina.
[8] Infobae es un diario digital argentino de actualidad y economía creado en 2002 por el empresario Daniel Hadad. Actualmente es uno de los diario en línea más visitado de Argentina. Fuente: Wikipedia.
[9] Art. 222 del Código Penal: ’Será reprimido con reclusión o prisión de uno (1) a seis (6) años, el que revelare secretos políticos, industriales, tecnológicos o militares concernientes a la seguridad, a los medios de defensa o a las relaciones exteriores de la Nación’.
[10] La Armada Argentina, como autoridad de aplicación del convenio internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo (SAR), tiene como responsabilidad la protección de la vida humana en el mar y la asistencia de las unidades en navegación dentro de la Región de Responsabilidad de Búsqueda y Salvamento. El área comprende aproximadamente 14.716.000 km2, desde la longitud 10º hasta la 70º W y la latitud 38º S hasta el Polo Sur.