CAMBIO DE ESTRATEGIA IMPERIALISTA EN SIRIA
30.03.2018
El frente interno, los ejércitos interpuestos, el apoyo del bloque imperialista occidental no han conseguido derrotar al ejército sirio ni deponer a su gobierno. Fracasada esta estrategia, se impone la agresión externa, la intervención directa de los ejércitos imperiales. Esta estrategia requiere lógicamente de renovadas campañas de guerra mediática.
Las recientes amenazas de ataques directos de EE.UU. a contingentes rusos situados en Siria y la convocatoria en el estado español de actos y acciones por organizaciones que utilizan símbolos y consignas de izquierda contra Rusia, forman parte de la nueva estrategia.
Siria es una pieza fundamental en el reordenamiento del Medio Oriente Ampliado, como llamó Brezezinski al plan de destrucción de aquellos países que no se sometieran al Imperio.
El objetivo de este plan es muy claro: control y recolonización de la zona para apropiarse de los recursos y controlar las rutas comerciales. Para llevar esto adelante es necesario el dominio político militar que permita el control económico y esto supone acabar con la soberanía nacional y la vida y cultura misma de los pueblos.
En este Medio Oriente ampliado, el objetivo es mantener la supremacía del eje Israel – Arabia Saudí y para que eso suceda es necesario eliminar a Siria como primer paso para eliminar a Irán.
El proceso se cumple según pautas perfectamente elaboradas y que dieron resultado en otras guerras como Yugoslavia, Afganistan, Irak, Libia, Ucrania, y que empieza por promover una gran agitación interna (según el manual de las revoluciones de colores de Gene Sharp), continúa por infiltrar terroristas y ejércitos mercenarios para derrotar a los gobiernos y utilizar el terrorismo yihadista.
Sin embargo en Siria este plan ha sido derrotado por la resistencia del gobierno, las instituciones y el pueblo que han hecho frente a la invasión exterior. El recrudecimiento de la invasión mercenaria sólo sirvió para que Siria, de acuerdo con el Derecho Internacional solicitara ayuda para defender su soberanía e integridad territorial, ayuda que ha sido suministrada por Rusia, por Irán y las fuerzas de Hezbola. Sin duda el interés ruso es contener la expansión de los ejércitos terroristas hacia sus fronteras, y conocen bien lo que es el terror yihadista que se vivió en Chechenia, Georgia y Afganistán.
Por el contrario, hay que hacer hincapié en que la presencia de tropas, armamento y asesores de EE.UU, Francia, Inglaterra e Israel en Siria no está amparada por el Derecho Internacional y no corresponde a ninguno de los supuestos recogidos en la Carta de Naciones Unidas.
Hoy vemos que la guerra está siendo ganada por el ejército sirio con el apoyo de sus aliados, lo que ha provocado la intervención directa de EEUU. La derrota de los ejércitos terroristas financiados, armados y asesorados por Occidente demuestra que a) el mecanismo de ejércitos interpuestos que se utilizó en la estrategia del “Medio oriente ampliado” deja de ser eficaz y b) pierden parte del control sobre estos ejércitos mercenarios.
En estas condiciones aparece la baza kurda. La inversión de la lucha kurda que pasa de ser una lucha de resistencia, a ser una lucha de agresión para apropiarse de parte del territorio sirio, de acuerdo con los planes de fragmentación del país diseñados por el bloque imperialista occidental. Una vez más las víctimas pasan a ser verdugos, tal y como sucede con el sionismo en el tema de la shoah.
En este contexto, la derrota de los ejércitos mercenarios, interpuestos por occidente, abre la escena para la confrontación de fuerzas equivalentes: Rusia tiene capacidad de respuesta militar y política para poner a EEUU en su sitio.
En Occidente, la intoxicación informativa es inmensa y pretende equiparar a Rusia con EEUU, en una maniobra imposible y cínica que se desarma simplemente con datos sobre la cantidad de bases estadounidenses que hay sembradas en el mundo, la cantidad de países invadidos y la política expansiva y destructiva de las guerras hegemonizadas por EEUU. Rusia no tiene bases militares despegadas por el mundo, no promueve golpes de estado ni cambia gobiernos, no recoloniza el mundo, en suma no es un país imperialista.
En este sentido, es muy importante el papel del estado español. Las bases militares de EEUU -Rota, Morón – tuvieron y tienen un papel fundamental en estas guerras: son bases logísticas, armamento, combustibles, vuelos de bombarderos, etc. España pertenece a la OTAN y tiene ejércitos expedicionarios en muchos países del mundo además de ser la punta de lanza de la guerra informativa e ideológica en todo el mundo hispano hablante. Podemos decir que el Estado español, sus instituciones y su clase política son dependientes y subordinados al interés de la potencia hegemónica: EEUU. Al mismo tiempo, España tiene una relación intensa con el estado sionista y el MOSAD, desde el Ministerio de defensa y las fuerzas de seguridad –armamento, entrenamiento, etc.- y desde el Ministerio de Exteriores se ejerce una política de persecución y acoso a los movimientos de solidaridad con el pueblo palestino.
La estrategia de propaganda es esencial en este cambio de fase. De ahí que sea necesario construir una imagen de apoyo internacional unánime a la agresión directa del imperio. Tanto la derecha como la izquierda acaban confluyendo y para la agresión mediática es fundamental difundir banderas, símbolos y consignas de la izquierda condenando a Rusia.
Los mercenarios de la información y pretendidos intelectuales contratados por los medios son nuestro primer frente de lucha por destapar la verdad.